ANTONIO MARTÍN ORTIZ: mayo 2009
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
PINCHA EN UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:

1) Spanish Riding School Vienna
2) Spanische Hofreitschule
3) Beliebte Annen-Polka
4) Best Equestrian Art School of Europe 251107.
Ejercicios de doma de caballos

viernes, 29 de mayo de 2009

EPIGRAMAS DE MARCIAL (I): HERMES, UN GLADIADOR ADMIRABLE

Marco Valerio Marcial nació en Bílbilis (Bámbola, junto a Calatayud), el año 40 dC. De allí, como cualquier hispano que quisiese adquirir una cultura adecuada, emigró a Roma, donde pasó el resto de su vida, muriendo al año 104. Tuvo una vida bohemia, dedicándose a escribir pequeños poemas, Los Epigramas, en los que hacía relucir los vicios, y a veces también las virtudes, de la Sociedad Romana de su tiempo y también de individuos en particular. Sus epigramas son mordaces y atrevidos muchos. Solía leerlos, antes de publicarlos, en reuniones de sociedad, en cenas y comidas.
Aquí tenéis uno dedicado a un famoso gladiador llamado Hermes.


Hermes, delicia marcial del siglo;
Hermes, instruido en todas las armas;
Hermes, gladiador y maestro de gladiadores;
Hermes, confusión y terror de su propio gimnasio;
Hermes, el único al que teme Helios;
Hermes, el único ante el que sucumbe Advolante;
Hermes, que sabe vencer sin herir;
Hermes, sustituto de sí mismo;
Hermes, riqueza de los que alquilan
............ sus localidades;
Hermes, preocupación y cuidado
............ de las esposas de los gladiadores;
Hermes, soberbio por su lanza guerrera;
Hermes, amenazador con el tridente marino;
Hermes, temible con su casco
............ de penacho lánguido;
Hermes, gloria de Marte universal;
Hermes, que lo es todo solo y tres veces único

(Marcial, Epigramas, Libro V, XXIV)
(Traducción de José Guillén)

Hermes Martia saeculi uoluptas,
Hermes omnibus eruditus armis,
Hermes et gladiator et magister,
Hermes turba sui tremorque ludi,
Hermes, quem timet Helius, sed unum,
Hermes, cui cadit Aduolans, sed uni,
Hermes uincere nec ferire doctus,
Hermes subpositicius sibi ipse,
Hermes diuitiae locariorum,
Hermes cura laborque ludiarum,
Hermes belligera superbus hasta,
Hermes aequoreo minax tridente,
Hermes casside languida timendus,
Hermes gloria Martis uniuersi,
Hermes omnia solus et ter unus.



Recibo un comentario de mi amiga Elena Pascual, Elena Clásica, Ἑλένη que, por su elegancia y estilo, es una perfecta continuación del epigrama de Marcial. Aquí lo tenéis:

Mi querido Antonio:

La fuerza que no hiere,
la valentía de los músculos de truenos,
la belleza a la que teme el propio Sol...

Es maravilloso Marcial con un epigrama que llega a nuestros días, como si leyéramos el periódico reciente.

La virtud de la elección y de la variedad a la que asistimos en tu dulce bitácora clásica nos hace estremecer sumiéndonos en una soñada vivencia de realidad.

Ya parece que temamos la actuación de Hermes:
quien se siente esposa temerosa ante sus brazos,
quien se siente emocionado espectador,
quien se siente doncella orgullosa y admirada,
quien aplicado pupilo,
quien incrédulo comparsa,

¿Qué siente el propio Hermes, sustituto de sí mismo?
¿Qué sol brillaba cuando alumbraba la piel del inmenso gladiador?

¿Qué estrellas observaba?
¿Cuáles observas tú que así nos sorprendes y alumbras?

Eres un mortal imprescindible, ¿o acaso no eres mortal?

Tu admiradora Ἑλένη

Muchas gracias y toda mi admiración por ti, querida Elena

Antonio

domingo, 24 de mayo de 2009

ELENA CLÁSICA: Nítidas pasiones de esculturas humanas


Elena Pascual, que tiene un dominio de la Lengua Castellana precioso y preciso, nos alegra la vida y nos la enriquece con un blog, Elena Clásica, que rebosa de inspiración poética, imágenes atractivas y sugerentes, y todo un quehacer que es como el producto y el resultado de esa inspiración que la desborda, y del sentimiento sano y profundo que manifiesta en todo lo que hace.

Ha tenido, en su última entrada, la delicadeza y la ternura de dedicarme su buena prosa y su inspirado verso, acompañado todo ello de esa imagen de Pompeya, del dios Océano, y de Helena de Troya, que, cierto es, tanto me atraen y me gustan.

Ha hecho una estupenda descripción de mi persona y forma de pensar y actuar, dejando bien transparentes los sentimientos y pensamientos que circulan por mi interior. Ha acertado en todo. Como siempre y como es habitual en ella.

No estoy yo del todo seguro de que me merezca tal honor, pero, viniendo de ella, bienvenido sea, y no voy a ser yo el que me quite méritos a mí mismo, no sea que me pase como a aquel Erisicton de “Las Metamorfosis” de Ovidio que, una vez que el Hambre se apoderó de él, por castigo de Ceres, terminó comiéndose a sí mismo.

Dejar aquí constancia de ese cariño y esa amistad tan sincera que siento por Elena Pascual, Elena Clásica, Ἑλένη, es mi forma de agradecerle un detalle tan bien recibido por mí.

Muchas gracias, querida Elena, y que los dioses y las diosas todas te protejan y te acompañen, y que las Musas, hijas las nueve de Zeus, sigan inspirándote.

Remito a los lectores al espacio de Elena, porque de buen seguro que pasarán un rato muy agradable y muy agradecido.

Antonio Martín Ortiz

Poema dedicado con todo cariño a
Antonio Martín Ortiz.

Esconde una sorpresa en acrósticos.

Alargaré brazos de lluvia
nítidas pasiones de esculturas humanas,
tomos de sabiduría dolorosa,
órganos impasibles de amor inmortal,
nubes de dioses enamorados
in mites ventos...
oleadas de calor en el cuerpo,


mansamente en medio de la noche
articularé palabras de cisnes,
risas de ninfas en los bosques
tenderé invocaciones a dioses protectores,
insinuaré gestos de mortal enamorada,
navegaré buscando la mano seductora.


ortigas de palabras dolorosas
rondas de transformaciones,
tálamo desgarrado,
indicado lecho desbordante
zarandeo cósmico, infalible.

Firmado, Elena Pascual

domingo, 17 de mayo de 2009

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (y V): Se consuma la locura de Mirra y nace el árbol.

A mismo tiempo que este relato, mi gran amiga, Soledad Sánchez M., en su “locus amoenus”, publica un exuberante, apasionado, erótico y sensual poema sobre la locura y el desenfreno de Mirra. Pinchad aquí para gozarlo

Llevo unos días contándoos EL NACIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA MIRRA. Recapitulemos lo ya dicho en los cuatro capítulos anteriores.


Pigmalión, en Chipre, ha hecho una estatua de marfil blanco. Es su ideal de mujer. Afrodita, ante el amor que siente Pigmalión por la estatua, hace que ésta cobre vida: se convierte en mujer de carne y hueso. Hubo tálamo nupcial, hubo matrimonio. De esa unión nace una hija de nombre Pafos. De esa hija nace un niño, de nombre Cíniras. Cíniras, a su vez, tiene una hija llamada Mirra. Mirra se enamora apasionadamente de su padre Cíniras, pero su amor no es un amor propio de una hija a un padre, es un amor como el que le puede tener una mujer a un hombre, un amor apasionado. Mirra está ahora atormentada por el sentimiento y la pasión que siente por su padre, porque es antinatural. Es una cosa horrible. Está hablando y meditando Mirra consigo misma. Angustiada Mirra, decide suicidarse, atándose la garganta con un lazo. Al darse cuenta la nodriza de lo que Mirra iba a hacer, le desata el lazo y lo hace trizas, muy a pesar de Mirra todo ello. Sin entender nada de sus intenciones, se dirige a Mirra, hablándole.


La hábil nodriza descubre las inquietudes y deseos de Mirra y, aprovechando unos días de abstinencia obligada por parte de su padre, por celebrarse las fiestas de Ceres, lleva a cabo todos los preparativos, engaños incluidos, para que lo espantoso de que hablaba Ovidio al principio se consume.


Prosigue Ovidio (Metamorfosis, X, 446-518)



“Era el momento en que todo está en silencio, y entre los Triones (la Osa Mayor) había el Boyero (otra constelación junto a la Osa Mayor) hecho girar la carrera invirtiendo la lanza. Ella se encamina a realizar su atentado; la áurea luna huye del cielo, negras nubes ocultan las estrellas que se esconden; la noche está privada de su propio fuego; tú, Ícaro, eres el primero en ocultar el rostro, y también Erígone, consagrada por su piadoso amor a su padre.


Por tres veces tropezaron sus pies dándole así una señal de que debía renunciar, por tres veces un búho siniestro emitió su augurio con su canto de muerte: ella seguía andando, sin embargo, y las tinieblas y la negra noche disminuyen su vergüenza; con la mano izquierda coge la de la nodriza; la otra tantea el invisible camino. Ya toca el umbral del tálamo, ya abre las puertas, ya se desliza dentro; pero las corvas se le doblaban haciéndole temblar las rodillas, y se le escapa el color y la sangre, y, conforme avanza, la abandona el valor. Y, en cuanto más cerca se encuentra de su crimen, más se espanta y se arrepiente de su audacia, y quisiera poder retirarse sin ser reconocida. Mientras duda, la mano anciana tira de ella hacia dentro, y, una vez llegada al lecho, en el momento de entregarla, dijo: “Tómala, Cíniras, tuya es”, y unió los cuerpos malditos.


Recibe el padre sus propias entrañas en lecho impuro, y atenúa el miedo de la virgen, y la anima mientras ella está despavorida. Quizá, en nombre de su edad, también la llamó “hija”, y ella lo llamó “padre”, para que el crimen no careciese ni aún de nombres. Llena de su padre, salió del tálamo, y lleva en el vientre execrable impíos gérmenes, y es vehículo de una concepción criminal. La noche siguiente repite la fechoría, y no habría límite en ella, mas, al fin, Cíniras, ansioso de conocer quién es su amante después de tanto estar juntos, hizo traer luz y vio el crimen, así como a su hija, y, sin que el dolor le dejara proferir palabra, saca su espada refulgente de la vaina que tenía colgada; Mirra huye, y las tinieblas y la protección de la ciega noche la libran de la muerte, y, después de vagar por los anchos campos, abandonó la Arabia fecunda en palmeras y los labrantíos de Panquea, y anduvo errante durante nueve cuernos de la luna en retorno (es decir, nueve meses), y, al cabo, se detuvo agotada en la tierra de los Sabeos (en Arabia), y ya apenas podía con la carga de su vientre.


Entonces, sin saber qué pedir a los dioses, y, entre el temor a la muerte y el odio a la vida, hilvanó las siguientes plegarias:


“Oh divinidades, si existís alguna que deis acogida a los que confiesan, he merecido un espantoso suplicio y no lo rehúso, pero, para que yo no ofenda a los vivos con mi supervivencia, ni a los difuntos con mi muerte, arrojadme de ambos reinos, y, haciéndome cambiar de forma, negadme tanto la vida como la muerte”.


Hay una divinidad que da acogida a los que confiesan: en todo caso su última petición tuvo dioses que la atendieran. Pues, mientras ella hablaba, la tierra vino a cubrirle las piernas, se le rompen las uñas, y por ellas se extiende una raíz atravesada, fundamento de su largo tronco, los huesos cobran dureza, y, mientras su médula sigue ocupando la región central, la sangre se convierte en savia, los brazos en grandes ramas, los dedos en pequeñas, y la piel se le endurece en calidad de corteza. Y ya el árbol que la va invadiendo le había apretado el grávido vientre y sepultado el pecho, y estaba a punto de taparle el cuello: no soportó ella la espera, y, saliendo al encuentro de la madera que se le acercaba, se hundió en ella y sumergió en la corteza el rostro. Y aunque ella perdió, a la vez que el cuerpo, sus antiguos sentidos, llora, sin embargo, y del árbol manan tibias gotas. También sus lágrimas tienen calidad, y la mirra que destila el tronco conserva el nombre de su dueña y ninguna época dejará de celebrarla.














Mas la criatura concebida en el pecado había crecido debajo del tronco y buscaba camino por donde, abandonando a su madre, pudiera situarse en el exterior: en mitad del árbol se comba hacia fuera el grávido vientre. La carga produce a la madre una tensión; pero sus dolores carecen de palabras para expresarse, y no puede invocar a Lucina (diosa de los alumbramientos) la voz de la parturienta. Sin embargo, su apariencia es la de una mujer que está en trance de dar a luz, y el árbol se inclina y profiere frecuentes quejidos, y se humedece con las lágrimas que le caen. Junto a las ramas doloridas se detuvo Lucina propicia, le puso las manos encima y pronunció palabras que producen el parto: el árbol se resquebraja, y, una vez hendida la corteza, hace salir su carga viva, y un niño da un vagido; las Náyades lo colocaron sobre la blanda hierba y lo ungieron con las lágrimas de su madre. Hasta la Envidia habría alabado su belleza; pues, como se pintan en un cuadro los cuerpos de los desnudos Amores, así era, pero, para que el atavío no establezca diferencias, añádele al uno o quítale al otro la ligera aljaba”.


(Traducción, con algunos retoques de puntuación, de Antonio Ruiz de Elvira)



Y ya tenemos a Adonis, que acababa de nacer, pero esto es ya otra historia.



Texto Latino:



Tempus erat, quo cuncta silent, interque triones
flexerat obliquo plaustrum temone Bootes:
ad facinus uenit illa suum; fugit aurea caelo
luna, tegunt nigrae latitantia sidera nubes;

450
nox caret igne suo; primus tegis, Icare, uultus,
Erigoneque pio sacrata parentis amore.
Ter pedis offensi signo est reuocata, ter omen
funereus bubo letali carmine fecit:
it tamen, et tenebrae minuunt noxque atra pudorem;

455
nutricisque manum laeua tenet, altera motu
caecum iter explorat. thalami iam limina tangit,
iamque fores aperit, iam ducitur intus: at illi
poplite succiduo genua intremuere, fugitque
et color et sanguis, animusque relinquit euntem.

460
Quoque suo propior sceleri est, magis horret, et ausi
paenitet, et uellet non cognita posse reuerti.
cunctantem longaeua manu deducit et alto
admotam lecto cum traderet "accipe," dixit,
"ista tua est, Cinyra" deuotaque corpora iunxit.

465
Accipit obsceno genitor sua uiscera lecto
uirgineosque metus leuat hortaturque timentem.
forsitan aetatis quoque nomine "filia" dixit,
dixit et illa "pater," sceleri ne nomina desint.
plena patris thalamis excedit et inpia diro

470
semina fert utero conceptaque crimina portat.
Postera nox facinus geminat, nec finis in illa est,
cum tandem Cinyras, auidus cognoscere amantem
post tot concubitus, inlato lumine uidit
et scelus et natam uerbisque dolore retentis

475
pendenti nitidum uagina deripit ensem.
Myrrha fugit: tenebrisque et caecae munere noctis
intercepta neci est latosque uagata per agros
palmiferos Arabas Panchaeaque rura relinquit
perque nouem errauit redeuntis cornua lunae,

480
cum tandem terra requieuit fessa Sabaea;
uixque uteri portabat onus. tum nescia uoti
atque inter mortisque metus et taedia uitae
est tales conplexa preces: "o siqua patetis
numina confessis, merui nec triste recuso

485
supplicium, sed ne uiolem uiuosque superstes
mortuaque exstinctos, ambobus pellite regnis
mutataeque mihi uitamque necemque negate!"
numen confessis aliquod patet: ultima certe
uota suos habuere deos. nam crura loquentis

490
terra superuenit, ruptosque obliqua per ungues
porrigitur radix, longi firmamina trunci,
ossaque robur agunt, mediaque manente medulla
sanguis it in sucos, in magnos bracchia ramos,
in paruos digiti, duratur cortice pellis.

495
Iamque grauem crescens uterum perstrinxerat arbor
pectoraque obruerat collumque operire parabat:
non tulit illa moram uenientique obuia ligno
subsedit mersitque suos in cortice uultus.
quae quamquam amisit ueteres cum corpore sensus,

500
flet tamen, et tepidae manant ex arbore guttae.
est honor et lacrimis, stillataque cortice murra
nomen erile tenet nulloque tacebitur aeuo.
At male conceptus sub robore creuerat infans
quaerebatque uiam, qua se genetrice relicta

505
exsereret; media grauidus tumet arbore uenter.
tendit onus matrem; neque habent sua uerba dolores,
nec Lucina potest parientis uoce uocari.
nitenti tamen est similis curuataque crebros
dat gemitus arbor lacrimisque cadentibus umet.

510
Constitit ad ramos mitis Lucina dolentes
admouitque manus et uerba puerpera dixit:
arbor agit rimas et fissa cortice uiuum
reddit onus, uagitque puer; quem mollibus herbis
naides inpositum lacrimis unxere parentis.

515
Laudaret faciem Liuor quoque; qualia namque
corpora nudorum tabula pinguntur Amorum,
Talis erat, sed, ne faciat discrimina cultus,
aut huic adde leues, aut illis deme pharetras.



Mi amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Ἑλένη,
viene haciendo, a lo que yo escribo, unos comentarios que, por su profundidad, su inspiración, su contundencia y sus insinuaciones, son como un broche de oro a todo lo escrito. No puedo abstenerme, contando con su aprobación, de traspasar, a primera página, su exquisito comentario, que ennoblece y da significado completo a todo lo escrito. Aquí tenéis el último que ha escrito:


Mi querido Antonio:

No había redención para Mirra; aunque los negros augurios y las sombras la advirtieran, tenía que caer en su incestuosa pasión.

Después de tu mágica aportación, divinos retoques, aladas palabras, danzantes pinturas: los árboles se suman al llanto de Mirra, los bosques aúllan desde lo más profundo de todas las raíces, los cielos extienden su manto negro. Un poco de compasión de los dioses:

Propicia Lucina, atiende a sus dolores y la asiste (gigante la pintura del árbol alumbrando).

¿Qué terroríficos hilos tejieron la vida de Mirra y esbozaron su locura? ¿Qué ardoroso y temible dios enciende tan alborotada llama en el corazón de esta joven? ¿Qué hado funesto le impidió poner fin a sus propios días, su sufrimiento...?

He aquí la poesía: qué grande es este blog, qué grande eres, Antonio, qué entrelazados troncos de sapiencia alumbran, cual Lucina espléndida, las palabras de Ovidio a la lumbre absoluta.

Al fin, nació Adonis, el hermoso, qué jabalí furioso se vislumbra en el camino...

Qué vida tan intensa en este hogar, en el encuentro de un encantador sofá frente a la chimenea de tu magia. Antonio, mago, sólo puedo decirte cuán maravilloso eres.

Me han encantado los comentarios previos y suscribo la reflexión de Dilman.

No puedo agradecerte lo suficiente la majestuosidad poética que me ofreces en mi blog y con la que tan íntimamente te fusionas.
Simplemente : gracias.Ἑλένη


Muchas gracias, amiga del alma, y un beso,
Antonio


IMÁGENES TOMADAS DE:
Ouidius Naso – Edition
Virgil Solis, Ed. 1581
http://www.latein-pagina.de/

sábado, 16 de mayo de 2009

PARA TODAS ELLAS, LAS QUE SE FUERON, Y LAS QUE ESTÁN

PARA TODAS ELLAS, LAS QUE SE FUERON, Y LAS QUE ESTÁN

Para Cecilia y Gracia, para Inés y Maite, para Ana y Sole, para Míriam e Irene, para Mary y Espe, para Simona y Rosario, para Núria.

Que sirva de homenaje para todas las mujeres que vivieron una vida dura, que sufrieron y lucharon por ellas mismas, por los suyos.. muchas de las cuales no están hoy aquí (Gracia, Cecilia, Inés, Maite...)

Que sirva de homenaje para todas las mujeres que luchan hoy por un sueño, que siguen adelante a pesar de todo, que no se dejan abatir por el miedo o el dolor. Bien resueltas, todas, para plantarle cara a la vida. Y para las y los que se acercan a leer mis palabras: podéis tomar el regalo para vuestro blog, en homenaje a vuestras mujeresmás queridas.

Cortésmente escrito y dedicado con amor por Soledad Sánchez M.

CECILIA


CECILIA


Nunca hubiera querido volver de esta manera. El verano llegó con la promesa del mar y el sol brillante... pasó en un suspiro azul y trajo un nefasto Septiembre en el que se resquebrajó mi corazón. Mi madre enfermó, así, de pronto, como si no fuese el inicio de una catástrofe. Y falleció el día 8 de Noviembre. Ahora estoy recogiendo los pedacitos de mi corazón, ayudada por mi marido, mis hijas, mis hermanas, mis sobrinos, mi amiga Teresa, mi tía Antonia... y trato de seguir adelante, como si no fuese el inicio de otra etapa de mi vida, más opaca, en la que me faltan sus dos manos, suaves y arrugadas.Nunca hubiera querido volver de esta manera, pero ya estoy aquí. Y os agradezco a todos vuestra preocupación y os pido perdón por mi silencio involuntario.Estoy aquí otra vez, y volveré a entregaros mis palabras, con mis manos abiertas.Mi madre se llamaba Cecilia, y se nos ha ido con la misma sencillez con la que vivió.Le encantaban las rosas.R.I.P.


(Redactado por Soledad Sánchez M., un jueves 13 de Noviembre, en la soledad angustiosa de la tragedia que acababa de vivir, con la esperanza de que la vida debía seguir)

sábado, 9 de mayo de 2009

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (IV): la vieja y canosa nodriza le prepara el escenario para acometer algo monstruoso y repugnante

Llevo unos días contándoos EL NACIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA MIRRA. Recapitulemos lo ya dicho en los tres capítulos anteriores.
Pigmalión, en Chipre, ha hecho una estatua de marfil blanco. Es su ideal de mujer. Afrodita, ante el amor que siente Pigmalión por la estatua, hace que ésta cobre vida: se convierte en mujer de carne y hueso. Hubo tálamo nupcial, hubo matrimonio. De esa unión nace una hija de nombre Pafos. De esa hija nace un niño, de nombre Cíniras. Cíniras, a su vez, tiene una hija llamada Mirra. Mirra se enamora apasionadamente de su padre Cíniras, pero su amor no es un amor propio de una hija a un padre, es un amor como el que le puede tener una mujer a un hombre, un amor apasionado. Mirra está ahora atormentada por el sentimiento y la pasión que siente por su padre, porque es antinatural. Es una cosa horrible. Está hablando y meditando Mirra consigo misma. Angustiada Mirra, decide suicidarse, atándose la garganta con un lazo. Al darse cuenta la nodriza de lo que Mirra iba a hacer, le desata el lazo y lo hace trizas, muy a pesar de Mirra todo ello. Sin entender nada de sus intenciones, se dirige a Mirra, hablándole.
Prosigue Ovidio (Metamorfosis, X, 395-445)

“Cuéntame” le dice, “y deja que yo te preste mi ayuda; mi vejez no es inútil. Si se trata de locura, tengo a una mujer que puede curarla con su canto y sus hierbas (una hechicera); si alguien te ha hecho maleficio, se te purificará con ritos mágicos; si es cólera de los dioses, es cólera que puede aplacarse con sacrificios. ¿Qué otra cosa puedo imaginar? Por lo menos tu fortuna y tu casa están a salvo y en normalidad: viven tu madre y tu padre”. Mirra, al oír “padre”, profirió un suspiro que venía de lo más profundo del pecho; pero la nodriza todavía no sospecha iniquidad alguna, aunque sí presiente algún amor, y, firme en su propósito, le pide que le confíe lo que quiera que sea, y acoge en su regazo de anciana a la joven que no cesa de llorar, y, abrazándole así los miembros con su débiles brazos, le dice: “Ya me he dado cuenta: estás enamorada. También en eso (abandona el temor) te va a ser útil mi servicial adhesión, y nunca tu padre se enterará”.


Dio un salto escapándosele del regazo enloquecida, y, oprimiendo el lecho con el rostro, dice: “Márchate, te lo suplico, y respeta mi desventurada vergüenza”. A los apremios de la nodriza contesta: “Márchate o deja de preguntar cuál es el motivo de mi pesar. Es un crimen lo que te esfuerzas en saber”.


Se espanta la anciana, le tiende las manos que tiemblan de años y de miedo, y cae suplicante a los pies de su pupila, y unas veces le habla con mimo, otras la asusta y amenaza con delatar, si no la hace su cómplice, el lazo y la tentativa de suicidio, y le promete sus servicios a favor de su amor, si se lo confía.


Hizo ella emerger su cabeza, y con un torrente de lágrimas inundó el pecho de la nodriza, y muchas veces intentó confesar, y muchas veces reprimió la voz, y se cubrió con la ropa el rostro lleno de rubor, y dijo: “¡Oh, madre feliz por su esposo!”. No dijo más y gimió. Un temblor le entró a la nodriza en los huesos (pues lo comprendió todo), y las blancas canas se le erizaron en toda la superficie de su cabeza, que se puso hórrida de tiesos cabellos, y añadió muchas exhortaciones a que se arrancase, si podía, el infernal amor; más la doncella, que sabe que las advertencias que le están haciendo no son desleales, está, sin embargo, resuelta a morir, si no llega a disfrutar de su amor. “Vive”, le dice la nodriza, “disfrutarás de tu…”, y, no atreviéndose a decir “padre”, enmudeció, y confirma su promesa haciendo mediar al cielo.


Celebraban las señoras piadosas las fiestas anuales de Ceres, esas fiestas en las que, cubriéndose los cuerpos con ropas blanquísimas, ofrecen, como primicia de sus cosechas, guirnaldas formadas por espigas entrelazadas, y durante nueve noches consideran ilícito el amor y todo contacto con hombres. En aquella multitud se encuentra Cencreide (la esposa de Cíniras), la regia esposa, que participa en los ocultos ritos. Y así, mientras el lecho está vacío de la esposa legítima, la nodriza, perversamente servicial, consigue abordar a Cíniras, que estaba bien bebido, y, bajo un nombre falso, le comunica un amor verdadero, y ensalza la belleza de la enamorada. Preguntada por los años de la joven, contesta: “Es de la misma edad que Mirra”.


Una vez que se le ordenó que la llevara, y, al volver a la residencia de Mirra, dijo a ésta: “Alégrate, pupila mía: hemos vencido”. La desdichada joven no experimenta una felicidad que ocupe todo su corazón, y su alma se entristece de presentimientos, pero se alegra aún así: tan grande es la contradicción que hay en sus sentimientos. (Traducción, con algunos retoques, de Antonio Ruiz de Elvira).







"Dic" inquit "opemque
me sine ferre tibi: non est mea pigra senectus.
Seu furor est, habeo, quae carmine sanet et herbis;
siue aliquis nocuit, magico lustrabere ritu;
ira deum siue est, sacris placabilis ira.

400
Quid rear ulterius? certe fortuna domusque
sospes et in cursu est: uiuunt genetrixque paterque."

Myrrha patre audito suspiria duxit ab imo
pectore; nec nutrix etiamnum concipit ullum
mente nefas aliquemque tamen praesentit amorem;

405
propositique tenax, quodcumque est, orat, ut ipsi
indicet, et gremio lacrimantem tollit anili
atque ita conplectens infirmis membra lacertis
"sensimus," inquit "amas! et in hoc mea (pone timorem!)
sedulitas erit apta tibi, nec sentiet umquam

410
hoc pater." Exiluit gremio furibunda torumque
ore premens "discede, precor, miseroque pudori
parce!" ait; instanti "discede, aut desine" dixit
"quaerere, quid doleam! scelus est, quod scire laboras."
Horret anus tremulasque manus annisque metuque

415
tendit et ante pedes supplex procumbit alumnae
et modo blanditur, modo, si non conscia fiat,
terret et indicium laquei coeptaeque minatur
mortis et officium commisso spondet amori.
Extulit illa caput lacrimisque inpleuit obortis

420
pectora nutricis conataque saepe fateri
saepe tenet uocem pudibundaque uestibus ora
texit et "o" dixit "felicem coniuge matrem!"
hactenus, et gemuit. gelidus nutricis in artus
ossaque (sensit enim) penetrat tremor, albaque toto

425
uertice canities rigidis stetit hirta capillis,
multaque, ut excuteret diros, si posset, amores,
addidit. at uirgo scit se non falsa moneri;
certa mori tamen est, si non potiatur amore.
"Uiue," ait haec, "potiere tuo" – et, non ausa "parente"

430
dicere, conticuit promissaque numine firmat.
Festa piae Cereris celebrabant annua matres
illa, quibus niuea uelatae corpora ueste
primitias frugum dant spicea serta suarum
perque nouem noctes uenerem tactusque uiriles

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in uetitis numerant: turba Cenchreis in illa
regis adest coniunx arcanaque sacra frequentat.
ergo legitima uacuus dum coniuge lectus,
nacta grauem uino Cinyran male sedula nutrix,
nomine mentito ueros exponit amores

440
et faciem laudat; quaesitis uirginis annis
"par" ait "est Myrrhae." quam postquam adducere iussa est
utque domum rediit, "gaude, mea" dixit "alumna:
uicimus!" infelix non toto pectore sentit
laetitiam uirgo, praesagaque pectora maerent,

445
sed tamen et gaudet: tanta est discordia mentis.





IMÁGENES TOMADAS DE:
Ouidius Naso – Edition
Virgil Solis, Ed. 1581

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Ya viene siendo habitual, de un tiempo acá, que mi gran amiga, Elena Pascual, Ἑλένη, que tiene un blog exuberante de inspiración, ELENA CLÁSICA, ponga, con sus comentarios, una especie de broche de oro a lo que yo escribo. Aquí tenéis, en primera página, que es lo procedente y correcto, el comentario que me ha hecho: pura poesía e inspiración de altos vuelos.

"Deambulo como posesa por este blog, llevada de imágenes, cuerdas infalibles, preludios de Bach, senos enajenados, diosecillos embaucadores, efigies transidas de aparente severidad, pero melancólica mirada ante tus retoques.
Y es que la vida se vislumbra: hojas primaverales, esferas de emoción, contenidas lágrimas, ¿qué hará Mirra, por qué su pecho está desolado de negros presentimientos? ¿Por qué ese terrible cielo planea sobre su juventud y hermosura? ¿Por qué el tálamo nupcial no ha de tener otra respuesta que la terrible...? ¿Dónde habita Venus, qué flechas forjadas en dolor dispara Cupido?¿Qué opinaría aquel ancestral Pigmalión cuya pasión transmutó a la estatua y conmovió a la hermosa diosa?
Contradicción y pasiones en nuestro mundo de mortales, y, sin embargo, vemos a los dioses mirarnos desde este espacio, tal es la fuerza artística de tu expresión, querido Antonio.
No sé cómo agradecer tu dedicación y tu erudición, en las que encuentro acogida. Es un honor tener una cabida en este espacio ardiente y rojo, donde las estatuas aman y lloran y donde los personajes arquetípicos que han hecho nacer la literatura nos abruman con sus pasiones, como amigos que nos hacen conmover.Con toda la pasión literaria y artística que nos une, recibe un caluroso abrazo, un admirativo saludo a Sibyla y mi beso para Baucis.Ἑλένη (galaxias de agradecimiento, cada día soy un poquito más clásica, gracias a ti)".