ANTONIO MARTÍN ORTIZ: junio 2009
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
PINCHA EN UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:

1) Spanish Riding School Vienna
2) Spanische Hofreitschule
3) Beliebte Annen-Polka
4) Best Equestrian Art School of Europe 251107.
Ejercicios de doma de caballos

lunes, 29 de junio de 2009

EL MODELO DE MAESTRO SEGÚN MARCO FABIO QUINTILIANO

Marcus Fabius Quintilianus, nacido en Calagurris (Calahorra) en torno al 39 y muerto en Roma en torno al 95 dC, era un hispano Romano que se dedicó a la pedagogía y al arte de enseñar Latín. Escribió una “Institutio Oratoria” (Institución Oratoria), en la que definía cómo debían ser las diferentes etapas de la enseñanza para recuperar la grandeza de la Lengua Latina de cien años antes.

En el Libro Segundo, Capítulo II, nos habla de cómo deberían ser los maestros de escuela. Como podemos comprobar, es un tipo de maestro muy diferente a aquél de que nos hablaba Marcial en:


◄◄◄◄ De las costumbres y obligaciones del maestro ►►►►
Luego que el niño llegue a ser capaz de los conocimientos de la retórica, será entregado a los maestros de esta facultad: cuyas costumbres convendrá examinar lo primero de todo. Y la causa de no haber tocado hasta ahora este punto, no es porque no se haya de poner igual cuidado en examinar la conducta de los demás maestros, como dije en el primer libro, sino porque la edad del discípulo nos obliga a hablar de esto. Pues cuando entra el niño en poder de estos maestros, ya es crecidito, y persevera en el mismo estudio ya joven: y así debe ponerse mayor esmero, para que la conducta irreprensible del maestro preserve de todo daño a los años tiernos, y su circunspección le contenga, para que no se haga desenvuelto, si es de genio avieso y bravo. Porque no basta que el maestro sea muy comedido en todo, sino que debe contener a sus discípulos con el rigor de la enseñanza.
Lo primero de todo el maestro revístase de la naturaleza de padre, considerando que les sucede en el oficio de los que le han entregado sus hijos. No tenga vicio ninguno, ni lo consienta en sus discípulos. Sea serio, pero no desapacible; afable, sin chocarrería: para que lo primero no lo haga odioso, y lo segundo despreciable. Hable a menudo de la virtud y honestidad; pues cuantos más documentos dé, tanto más ahorrará el castigo. Ni sea iracundo, ni haga la vista gorda en lo que pide enmienda: sufrido en el trabajo; constante en la tarea, pero no desmesurado. Responda con agrado a las preguntas de los unos, y a otros pregúntelos por sí mismo. En alabar los aciertos de los discípulos no sea escaso ni prolijo; lo uno engendra hastío al trabajo, lo otro confianza para no trabajar. Corrija los defectos sin acrimonia ni palabras afrentosas. Esto hace que muchos abandonen el estudio, el ver que se les reprende, como si se les aborreciese. Dé cada día a sus discípulos alguno o algunos documentos, para que los mediten a sus solas. Pues aunque la lección de los autores les suministrará abundantes ejemplos para la imitación, la viva voz, como dicen, mueve más: principalmente la del maestro, a quien los discípulos bien educados aman y veneran. Pues no se puede ponderar con cuánto más gusto imitamos a aquéllos a quienes estimamos.

De ninguna manera debe permitirse a los niños la licencia, que hay en las más escuelas, de levantarse de su puesto, ni de dar saltos, cuando a alguno se le alaba; antes aun los jóvenes, cuando oyeren las alabanzas, las aprobarán, pero con moderación. De aquí nacerá, que el discípulo estará como pendiente del juicio del maestro, juzgando que ha obrado bien, sólo cuando el maestro diese su aprobación. Pero la costumbre, que algunos llaman humanidad, de aplaudir a alguno por cualquier cosa, es muy reprensible a la verdad; pues no sólo es ajena de la seriedad de una escuela y propia de los teatros, sino la más contraria de los estudios. Porque tendrán por ocioso el esmerarse en el trabajo, al ver que por cualquier cosa que hagan, han de ser aplaudidos. Tanto los que oyen, como el que declama, deben mirar al maestro, para conocer lo que él aprueba o desaprueba: con lo que adquirirán facilidad con la composición, y discernimiento con el continuo oír. Mas al presente vemos que no solamente al fin de cada cláusula se levantan los discípulos, para aplaudir al que recita, sino que corren y dan palmoteos y voces descompasadas. Esto lo practican los unos con los otros; y en esto consiste el buen suceso de la declamación. De aquí nace el orgullo y vana esperanza que conciben de su saber; en tal forma que, empavonados ya con aquella vocería de sus condiscípulos, si las alabanzas del maestro son moderadas, forman mal juicio de él. Aun cuando los mismos maestros declaman, hagan que los discípulos le oigan con atención y modestia; porque la censura de lo que el maestro compone, no la ha de esperar de los discípulos, sino éstos del maestro. Si es posible, debe observar con toda atención qué cosas alaba cada uno y cómo las alaba; y alégrese de que lo bueno merezca la aprobación, no tanto por respeto suyo, cuanto por señal de discernimiento en los que lo alaban.



No apruebo que los niños estén sentados entre los jóvenes. Porque aunque un hombre tal, cual debe ser el maestro por la suficiencia y costumbres, pueda tener a raya a los jóvenes, con todo eso deben los tiernos separarse de los que son crecidos; y no sólo debe evitar cualquier acción indecorosa, sino aun la sospecha de ella. He tenido por conveniente dar este aviso sólo de paso; porque si el maestro y los discípulos carecen aún de los menores vicios, ocioso es el advertir esto. Y si alguno, cuando toma maestro, no huye de lo que es manifiestamente vicio, entienda, que cuanto vamos a decir para la utilidad de la juventud, es ocioso sin esto.

(Traducción de Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/24616141101038942754491/p0000002.htm#I_27_

◄◄ De moribus et officiis praeceptoris ►►

[1] Ergo cum ad eas in studiis uires peruenerit puer ut quae prima esse praecepta rhetorum diximus mente consequi possit, tradendus eius artis magistris erit. Quorum in primis inspici mores oportebit: [2] quod ego non idcirco potissimum in hac parte tractare sum adgressus quia non in ceteris quoque doctoribus idem hoc examinandum quam diligentissime putem, sicut testatus sum libro priore, sed quod magis necessariam eius rei mentionem facit aetas ipsa discentium. [3] Nam et adulti fere pueri ad hos praeceptores transferuntur et apud eos iuuenes etiam facti perseuerant, ideoque maior adhibenda tum cura est, ut et teneriores annos ab iniuria sanctitas docentis custodiat et ferociores a licentia grauitas deterreat. [4] Neque uero sat est summam praestare abstinentiam, nisi disciplinae seueritate conuenientium quoque ad se mores adstrinxerit.

Sumat igitur ante omnia parentis erga discipulos suos animum, ac succedere se in eorum locum a quibus sibi liberi tradantur existimet. [5] Ipse nec habeat uitia nec ferat. Non austeritas eius tristis, non dissoluta sit comitas, ne inde odium, hinc contemptus oriatur. Plurimus ei de honesto ac bono sermo sit: nam quo saepius monuerit, hoc rarius castigabit; minime iracundus, nec tamen eorum quae emendanda erunt dissimulator, simplex in docendo, patiens laboris, adsiduus potius quam inmodicus. [6] Interrogantibus libenter respondeat, non interrogantes percontetur ultro. In laudandis discipulorum dictionibus nec malignus nec effusus, quia res altera taedium laboris, altera securitatem parit. [7] In emendando quae corrigenda erunt non acerbus minimeque contumeliosus; nam id quidem multos a proposito studendi fugat, quod quidam sic obiurgant quasi oderint. [8] Ipse aliquid, immo multa cotidie dicat quae secum auditores referant. Licet enim satis exemplorum ad imitandum ex lectione suppeditet, tamen uiua illa, ut dicitur, uox alit plenius, praecipueque praeceptoris quem discipuli, si modo recte sunt instituti, et amant et uerentur. Vix autem dici potest quanto libentius imitemur eos quibus fauemus.

[9] Minime uero permittenda pueris, ut fit apud plerosque, adsurgendi exultandique in laudando licentia: quin etiam iuuenum modicum esse, cum audient, testimonium debet. Ita fiet ut ex iudicio praeceptoris discipulus pendeat, atque id se dixisse recte quod ab eo probabitur credat. [10] Illa uero uitiosissima, quae iam humanitas uocatur, inuicem qualiacumque laudandi cum est indecora et theatralis et seuere institutis scholis aliena, tum studiorum perniciosissima hostis: superuacua enim uidentur cura ac labor parata quidquid effuderint laude. [11] Vultum igitur praeceptoris intueri tam qui audiunt debent quam ipse qui dicit: ita enim probanda atque improbanda discernent; sic stilo facultas continget, auditione iudicium. [12] At nunc proni atque succincti ad omnem clausulam non exsurgunt modo uerum etiam excurrunt et cum indecora exultatione conclamant. Id mutuum est et ibi declamationis fortuna. Hinc tumor et uana de se persuasio usque adeo ut illo condiscipulorum tumultu inflati, si parum a praeceptore laudentur, ipsi de illo male sentiant. [13] Sed se quoque praeceptores intente ac modeste audiri uelint: non enim iudicio discipulorum dicere debet magister, sed discipulus magistri. Quin, si fieri potest, intendendus animus in hoc quoque, ut perspiciat quae quisque et quo modo laudet, et placere quae bene dicet non suo magis quam eorum nomine delectetur qui recte iudicabunt.

[14] Pueros adulescentibus permixtos sedere non placet mihi. Nam etiamsi uir talis qualem esse oportet studiis moribusque praepositum modestam habere potest etiam iuuentutem, tamen uel infirmitas a robustioribus separanda est, et carendum non solum crimine turpitudinis uerum etiam suspicione. [15] Haec notanda breuiter existimaui. Nam ut absit ab ultimis uitiis ipse ac schola ne praecipiendum quidem credo. Ac si quis est qui flagitia manifesta in eligendo filii praeceptore non uitet, iam hinc sciat cetera quoque, quae ad utilitatem iuuentutis componere conamur, esse sibi hac parte omissa superuacua.

miércoles, 24 de junio de 2009

EPIGRAMAS DE MARCIAL (IV): EL SUJETADOR





Se ve que había una Romana con una delantera descomunal. Marcial, atento a todos los detalles, le dedica un par de epigramas.



◄◄◄◄◄◄ EL SUJETADOR ►►►►►►

Podías sujetarte el pecho con una piel de toro, 

pues esa piel no da cabida a tus tetas.
(Marcial, XIV, LXVI)

◄◄◄ SUJETADOR PECTORAL ►►►

Sujetador, comprime los pezones crecientes de mi amada, 
para que haya algo que coja y tape mi mano.
(Marcial, XIV, CXXXIV)




◄◄◄◄◄◄ Mamillare ►►►►►►

Taurino poteras pectus constringere tergo:

Nam pellis mammas non capit ista tuas.


◄◄◄◄ ..►►►►

◄◄◄◄◄◄ Fascia pectoralis►►►►►►

Fascia, crescentes dominae compesce papillas,
ut sit quod capiat nostra tegatque manus.

Nuestra amiga Elena Pascual, que tiene un blog de lo más exquisito, lleno de inspiración poética y sabrosas palabras, ha dejado un comentario en el que relaciona todo: lo de antes y lo de ahora, lo intemporal y la cotidianeidad de la Roma Antigua. Es un texto tan lleno de poesía y bien escribir que, como ya viene siendo habitual, merece ocupar un lugar de primer orden juntos a estos breves epigramas de Marcial.

Muchas gracias, querida Ἑλένη

Antonio

“Mi querido Antonio:

La imagen realista, oronda, opulenta, de tan exuberante romana parece hacer volver los ojos a nuestro insigne poeta, que tan descarado se muestra al hablar de la piel de toro que sustituya a la de esta figura matronil o dirigiéndose al sostén que comprima tan libertaria figura.

Pues, una vez más, la imagen de vida que se extiende por este universo es la de los personajes auténticos de Roma que pasean, observan complacidos, o dirigen palabras picantes a las romanas que así cimbrean amplias caderas y generosos senos.

La vida de nuestros padres en el tiempo, no son libros muertos ni declinaciones y gramática, sino la del fulgor de unos ojos que entienden el universo reflejado en el escote espléndido de una voluptuosa mujer.

El descaro y la osadía de la comparación con la piel de toro presentan un código retórico tan cálido, una inmediatez en la imagen, una representación tan vívida, que realmente nos llevan a la composición de la hermosa en nuestra mente, a la imaginación de la Roma clásica hecha un hervidero de ojos, piropos, deseos y sueños.

La gracia de las pinturas y esculturas de elegantes protuberancias, la misma imagen del toro, vida y calor, nos presentan el latín vivo, la poesía sentida, la recitada por el cuerpo y el alma.

Esto es enseñar, tú eres la figura del profesor insigne con el que aprendes disfrutando, pues tú amas a Horacio y nos enseñas a amarlo sin darnos cuenta de ello, pues tú nos llevas al mundo vivo de los clásicos desde las palabras de Marcial, pues nos paseamos por las miradas de veinte siglos atrás. Pues este blog es la maravilla de Roma, de la poesía, del arte y de la vida.

Maestro, una vez más, gracias.
Tu admiradora Ἑλένη











viernes, 19 de junio de 2009

EL PAJARITO DE LESBIA (O DE CATULO)




Gayo Valerio Catulo (87-54 aC)



Gayo Valerio Catulo nació en Verona, en la Galia Transpadana. Pertenecía a una familia acaudalada e influyente. Su padre era amigo de César, al que Catulo, sin embargo, despreciaba. Estudió en Roma, donde pasó largas temporadas, hasta que se estableció allí en el 62 aC, introduciéndose pronto en los ambientes de la nobleza. Quizá se afincó en Roma siguiendo a Clodia, la esposa del gobernador de la Galia Cisalpina. Clodia era una mujer de gran belleza y extremada desenvoltura que inspiró en Catulo una violenta pasión y un amargo desengaño de los que extrajo inspiración para sus versos, en los que la canta bajo el pseudónimo de Lesbia. Catulo era uno más, quizá el más joven, de los amantes de Clodia. La colección de sus poemas, que el propio poeta dedicó a su amigo Cornelio Nepote (el historiador), nos ha llegado bajo el título de “Catulli Veronensis liber”, y consta de 116 composiciones de diversa extensión, destacando las que relatan su azarosa relación con su amada Lesbia, un pseudónimo para Clodia, en honor a Safo de Lesbos, muy admirada por Catulo, y arremeten contra sus rivales. Catulo se revela como un verdadero maestro tanto para la expresión de lo más íntimo como para el improperio más grosero.

Los poemas de Catulo se recitaban en público y, claro, Catulo no podía aludir a Clodia, que era una mujer casada e influyente, siendo él uno más de sus amantes, quizá el más joven. Por eso adoptó el pseudónimo de Lesbia, en honor a Safo de Lesbos, a la que admiraba, y porque Lesbia encajaba en un verso perfectamente en lugar de Clodia.

A Lesbia se le murió un pajarito que tenía y se puso muy triste. El problema de algunos latinistas es si el tal pajarito, el gorrión, era un auténtico pajarito, o era una metáfora para referirse a algo con lo que Lesbia gustaba de entretenerse. Vamos, que el pajarito podría ser tanto de Lesbia, como de Catulo.



Aquí tenéis el poema. Juzgad vosotros mismos.




¡Llorad vosotros, Venus y Cupidos,

y todos los hombres sensibles!

Ha muerto el pajarito de mi amada,

el pajarito, delicia de mi amada,

a quien quería más que a sus propios ojos:

era dulce como la miel, conocía a su

dueña como una hija a su madre

y no se separaba de su regazo,

sino que, saltando de aquí para allá,

solamente a su dueña piaba.

Ahora va por un camino tenebroso

hacia un lugar de donde nadie regresa.

¡Enhoramala vosotras, malditas tinieblas

del Orco, que devoráis todas las cosas bellas:

me habéis robado a mi bello pajarito!

¡Qué desgracia, que ahora por tu culpa,

pobre pajarito, los ojos de mi amada

están rojos e hinchados de llorar.

(Catulo, Poema III)

(Trad. de A. Ramírez de Verger)

http://www.catulo.com/003.shtml


Lugete, o Veneres Cupidinesque

et quantumst hominum uenustiorum!

Passer mortuus est meae puellae,

passer, deliciae meae puellae,

quem plus illa oculis suis amabat:

nam mellitus erat suamque norat

ipsam tam bene quam puella matrem

nec sese a gremio illius mouebat,

sed circumsiliens modo huc modo illuc

ad solam dominam usque pipiabat.

Qui nunc it per iter tenebricosumilluc,

unde negant redire quemquam.

At uobis male sit, malae tenebrae

Orci, quae omnia bella deuoratis:

tam bellum mihi passerem abstulistis.

o factum male, o miselle passer,

tua nunc opera meae puellae

flendo turgiduli rubent ocelli.




Elena Pascual, Ἑλένη, con su blog Elena Clásica, ha dejado un comentario tan sabroso y tan profundo de este poema, que no puedo abstenerme de publicarlo aquí, en primera página. Muchas gracias, amiga Elena, por tu sabiduría y tu penetrante comprensión del mundo poético.
Antonio, uno de tus admiradores.
"Mi querido Antonio:
Gracias, gracias mil veces por esta entrada sobre Catulo y por este poema, seguramente uno de los más bellos de su colección y también de toda la historia de la literatura.
Ese delicioso pajarito sea quizás el dulce gorrión que nos ofreces, sea quizás otra especie de dulzura más mundana. La ambigüedad que nos explicas es especialmente arrebatadora, pues la vemos reflejada en las manos y en el dolor de Lesbia que así llora la perdida de su adorado ¿pajarito?
La metáfora que podamos alcanzar a vislumbrar refleja ese violento amor del que nos hablas y cómo esta terrible mujer había encandilado al poeta de Verona. La última estrofa por su desgarro bien pudiera ser la venganza disimulada a su amada Lesbia ante la colección de amantes que ella tenía en su haber.
Es Lesbia la que parece asumir la exclamación hacia las tinieblas del Orco, en un grito del poeta que parece pretender decididamente alejarse de ella.
Así pues, reitera su aseveración en esos ojos hinchados y enrojecidos que no tendrán el cariño, labios de Catulo, reflejado en un vuelo amoroso hacia los párpados.
Y es que la propia afirmación, el tono vehemente, la imaginación del rostro congestionado parecen desmentir la metonímica huida definitiva del pajarito hacia el oscuro reino del Hades, pues en él también mora el amor por obra y gracia de la bella y tenebrosa Proserpina que ocupa su corazón.
La imprecación con la que se abre el extraordinario poema dirigida hacia Venus y Cupido nos conmueve, pues el amor del de Verona rasga sus fibras íntimas, y en todos los lectores se apoya, sin vislumbrar quizás, en tan vívido momento de agitada pasión, la repercusión que podían representar sus palabras a través de los siglos hacia aquéllos que creemos tener un alma sensible hacia la poesía.
Sigamos llorando todos los que amamos el amor, todos los que amamos la poesía y tan preciosa gracia encontramos en los presentes y actuales, ¡actuales! versos de Catulo.
Maravillosa y artística exposición, como es habitual desde la mente del sabio, de nuestro Antonio.
Recibe todo mi entusiasmo, un besazo.Ἑλένη"




domingo, 14 de junio de 2009

CATULO: POEMA XXXIX. EGNACIO, UN CELTÍBERO MALEDUCADO

Egnacio, un Celtíbero excesivamente adicto a la risa

Tenemos documentado por varios autores greco-latinos que los Celtíberos de la Hispania Romana tenían la costumbre de lavarse los dientes con los propios orines. Son éstos un buen desinfectante. Yo mismo he visto en zonas rurales que la gente, cuando se hace una herida y no tiene alcohol a mano, recurre a los propios orines para utilizarlos como desinfectante.

Un Celtíbero de la Hispania Romana, de nombre Egnacio, tenía la estúpida costumbre de reírse a diestro y siniestro, procediese o no procediese, tanto en situaciones alegres como en circunstancias luctuosas o dramáticas, para tener la oportunidad de exhibir sus blanqueados dientes. El poeta Romano Cayo Valerio Catulo (87-54 aC) le dedica un poema dándole una buena lección de urbanidad.


Egnacio, por tener blancos los dientes,
sonríe continuamente en todas partes.
Si se acerca al banquillo de un acusado,
cuando el orador provoca el llanto,
él sonríe.
Si hay lamentos
junto a la pira de un buen hijo,
cuando la madre, desolada,
llora a su único hijo,
él sonríe.
Sea lo que sea,
dondequiera que sea,
ocurra lo que ocurra,
él sonríe:
tiene esa enfermedad ni elegante,
según creo, ni educada.
Por eso, tengo el deber
de darte un consejo, buen Egnacio.
Si fueses de la Urbe, o sabino, o tiburtino,
o un ahorrador umbro, o un obeso etrusco,
o un lanuvino moreno y de buenos dientes,
o traspadano
(para mentar también a los míos),
o quienquiera que sea
que se lava los dientes aseadamente,
ni aun así querría yo que tú sonrieras
continuamente en todas partes:
pues no hay cosa más estúpida
que una risa estúpida.
Pero, eres celtíbero:
en tierra celtíbera,
con lo que cada cual meó,
con eso suele frotarse por la mañana
los dientes y las rojas encías,
de modo que,
cuanto más limpios están
esos vuestros dientes,
más cantidad de meado
proclamarán que tú has bebido.
(Traducción de Rosario González Galicia)
http://www.babab.com/biblioteca/books/rosario_gonzalez.pdf
Egnatius, quod candidos habet dentes,
renidet usque quaque. Si ad rei uentum est
subsellium, cum orator excitat fletum,
renidet ille. Si ad pii rogum fili
lugetur, orba cum flet unicum mater,
renidet ille. Quicquid est, ubicumque est,
quodcumque agit, renidet. Hunc habet morbum
neque elegantem, ut arbitror, neque urbanum.
Quare monendum est te mihi, bone Egnati.
Si urbanus esses aut Sabinus aut Tiburs
aut parcus Vmber aut obesus Etruscus
aut Lanuuinus ater atque dentatus
aut Transpadanus, ut meos quoque attingam,
aut quilubet, qui puriter lauit dentes,
tamen renidere usque quaque te nollem:
nam risu inepto res ineptior nulla est.
Nunc Celtiber es: Celtiberia in terra,
quod quisque minxit, hoc sibi solet mane
dentem atque russam defricare gingiuam,
ut quo iste uester expolitior dens est,
hoc te amplius bibisse praedicet loti.

martes, 9 de junio de 2009

EPIGRAMAS DE MARCIAL (III): CLITO, UN INDIVIDUO AL QUE LE GUSTAN LOS REGALOS

Clito celebra su cumpleaños muchas veces al año: Una estrategia para recibir regalos abundantes.
Para pedir, Clito, un regalo y exigirlo,
naces ocho veces en un año
y sólo tres o cuatro calendas (1), creo,
no las consideras cumpleaños.
Aunque tienes un rostro más liso
que los cantos rodados de un árido litoral,
aunque tienes un pelo más negro
que una mora a punto de caer,
aunque con tus mollas temblonas
superas a las plumas
o a la masa del queso recién cuajado
y la hinchazón te inflama unas tetillas
como las que una muchacha virgen
guarda para su marido,
tú a mí, Clito, me pareces ya un viejo.
Y es que,
¿quién creería que fueron tan numerosos
los cumpleaños de Príamo o de Néstor? (2)
Ten de una vez vergüenza
y medida para tus rapiñas.
Y, si sigues burlándote
y no tienes ya bastante
con nacer una vez al año,
te consideraré, Clito,
como no nacido ni siquiera una vez (3).

(Traducción de José Guillén)

(1) Las calendas eran el día primero de cada mes
(2) Príamo y Néstor son ejemplos tópicos de longevidad
(3) Es decir, considerará que no existe y no le hará jamás ningún regalo. Considerar a alguien "homo non natus", “hombre no nacido”, valía tanto como para nosotros considerarlo
“un don nadie”.

Vt poscas, Clyte, munus exigasque,
uno nasceris octiens in anno
et solas, puto, tresue quattuorue
non natalicias habes Kalendas.
Sit uultus tibi leuior licebit
tritis litoris aridi lapillis.
Sit moro coma nigrior caduco,
uincas mollitia tremente plumas
aut massam modo lactis alligati,
et talis tumor excitet papillas,
qualis cruda uiro puella seruat,
tu nobis, Clyte, iam senex uideris:
Tam multos quis enim fuisse credat
natalis Priamiue Nestorisue?
Sit tandem pudor et modus rapinis.
Quod si ludis adhuc semelque nasci
uno iam tibi non sat est in anno,
natum te, Clyte, nec semel putabo.

Nuestra amiga Elena Pascual, que tiene una inspiración exuberante y extraordinaria, tal como queda reflejada en su blog, Elena Clásica, ha hecho un comentario a este epigrama de Marcial que tiene la categoría de auténtico poema, del que con toda seguridad Marcial estaría orgulloso. Es un complemento digno al epigrama de Marcial, motivo por el que me veo en la obligación y el placer de publicarlo aquí, como complemento indispensable a
lo que yo escribí.
Muchas gracias y todo mi cariño hacia ti, querida Elena.
Antonio


“Clito niño:
pequeño caprichoso,
¿Cómo prospera tu ansía
de carrillos infantiles?
¿Cómo creerán los vecinos
que alguna Parca tejiera
más despacio esos cabellos
de elevado viento negro?
¿Cómo creerán tus amigos
el tejido deslumbrante de
tantos lirios ahorrados?
Clito niño:
no ofendas, pues, a los dioses
de alma eterna,
con años no concedidos.
No ofendas a tus mayores,
de sonrisa bonachona.
No nos pretendas burlar,
que no mereces derroche.
Clito, niño, mira al cielo
y aprende de los rebeldes
que tan jóvenes cayeron,
engañados por su audacia,
sin recordar el oráculo
de muchas divinas mancias.
Clito niño:
escucha,
muslos apretados,
corazón engreído,
pequeño caprichoso.
Clito niño:
si el hijo de Príamo
fue arrastrado por el suelo,
no te creas embaucador,
pues ya el divino Aquiles,
piernas de león,
te muestre su escudo
de lumíneo resplandor".


Firmado: Elena Pascual



domingo, 7 de junio de 2009

CENTÓN, AL ESTILO DE AUSONIO, CON UN POEMA DE ELENA PASCUAL

Décimo Magno Ausonio, que vivió en el siglo IV dC., escribió un Centón Nupcial, un texto de lo más procaz y atrevido que se haya escrito jamás, acoplando adecuadamente hemistiquios de los versos de Virgilio. El sentido que les da Ausonio es el de un texto muy crudo, cuando los versos de Virgilio los podemos calificar todos, sin excepción, casi de virginales, y se podrían poner en la boca de la más cándida doncella.

Pinchando aquí, podéis acceder al poema original de Elena Pascual. Creo que vale la pena.

SENSACIONES ERÓTICAS

(Recreación sobre “VÍSCERAS PALPITANTES DE PLANTA CARNÍVORA”)

La seda de mis medias
en mis piernas.
Mis manos fermentadas
de tu sudor.
Mis labios heridos y llagados
de besarte con deseo.
Mis brazos deseosos
de abrazarte.
Tu rojo santuario
donde se esconde toda tu libido.
El traje del armario viejo
que me quité la primera vez que me visitaste.
Vísceras palpitantes de planta carnívora
de deseo incontenido.
Mi pupila dilatada de mirarte,
signo claro de mi excitación.
Mis uñas pintadas de ardor forjado,
para serte más atractiva.
Crisoles, mosaicos aljamiados,
cubriendo mi cuerpo al desnudo.
La fuente frente al puerto,
que eres tú, mi destino.
La barca estremecida con reflejos de sol escondido,
porque el mismo Sol nos envidia.
Las tiendas de regalos,
que todos eran para ti.
Mis brazos, mis orejas,
abrazándote y susurrando.
Mi cuerpo en los cristales
de las lágrimas cristalizadas, lágrimas de ternura.
La brisa paseando por las piernas,
por las mías cruzándose con las tuyas.
El olor de adormidera,
que se desprendía de tu cuerpo y del mío.
Los paseos de extranjeros,
cuando nosotros lo éramos todo el uno para la otra.

Seda, manos, labios,
ojos, duendes, flores
deseos y sonrisas...
todo esto y todo lo demás,
para ti.
Antonio Martín Ortiz

lunes, 1 de junio de 2009

EPIGRAMAS DE MARCIAL (II): UN MAESTRO ROMANO, COMO LOS DE ANTES: DURO Y GRITÓN

Los maestros romanos, a finales del siglo I dC. daban clases a grupos de alumnos que, por un precio determinado, iban a sus escuelas a recibir las clases correspondientes. Ya no eran usuales esos pedagogos que se dedicaban, también por un precio, a un solo alumno, al que acompañaban en todos sus quehaceres. Los maestros eran duros, gritones, severos, y los alumnos parece que tampoco estaban demasiado dispuestos a escucharlos.Eran muy madrugadores, costumbre bastante habitual entre los Romanos que tenían obligaciones para el día siguiente.
Griterío de una escuela antes de rayar el alba

¿Qué tienes tú que ver con nosotros,
criminal maestro de escuela,
persona odiosa para niños y niñas?

Todavía los gallos crestados (1) no han roto el silencio:
ya estás tronando con tu espantoso griterío y tus azotes.

Así de pesados resuenan los bronces
al ser golpeados los yunques,
cuando un artesano acopla a un abogado
en mitad de su caballo (2);

más suave suena enloquecido
el griterío en el gran anfiteatro,
cuando el gentío anima a su parmulario (3)
que está venciendo.

Los vecinos te pedimos poder dormir,
no para toda la noche,
pues velar es soportable,
desvelarse es insoportable.

Deja irse a tus alumnos. ¿Quieres, charlatán,
cobrar por callar lo que cobras por gritar?

(Marcial, Epigramas, Libro IX, LXVIII)

1) Sabido es que los pollos no cantan hasta que no echan la cresta, atributo del individuo adulto, el gallo.
(2) Esto es, cuando se está montando la estatua ecuestre de un abogado
(3) Luchaban los parmularios, armados con un escudo pequeño, una “parma”, contra los reciarios, que llevaban una red. Domiciano, Emperador del momento, se inclinaba por los primeros, aunque rara vez triunfaban. Por ello su victoria era más celebrada.

Quid tibi nobiscum est, ludi scelerate magister,
inuisum pueris uirginibusque caput?
Nondum cristati rupere silentia galli:
murmure iam saeuo uerberibusque tonas.
Tam graue percussis incudibus aera resultant,
causidicum medio cum faber aptat equo;
mitior in magno clamor furit amphitheatro,
uincenti parmae cum sua turba fauet.
Vicini somnum - non tota nocte - rogamus:
nam uigilare leue est, peruigilare graue est.
Discipulos dimitte tuos. Vis, garrule, quantum
accipis ut clames, accipere ut taceas?

Como ya viene siendo habitual, mi amiga Elena Pascual, Elena Clásica, Ἑλένη, viene haciendo unos comentarios tan impresionantes y tan profundos en su análisis, que no puedo abstenerme de publicarlos aquí, como complemento indispensable para saborear bien el texto original. Este espacio ya parece más suyo que mío. Muchas gracias, querida Elena.
Antonio

“Mi querido Antonio:

¡Este maestro era de los que daban miedo!

Ciertamente parece que nos hubiéramos trasladado a la antigua Roma con los actuales versos de Marcial. Los adjetivos calificativos empleados: "criminal", "odiosa", "espantoso", "pesados", "golpeados", "enloquecido", "charlatán". Los sustantivos: "griterio", "azotes", "bronces","yunques",
"griterío",
"parmulario". Los verbos, ¿cómo no?: "han roto", "están tronando", "resuenan", "ser golpeados", "suena", "está venciendo", Los paralelismos antitéticos elocuentes: "velar es soportable, desvelarse es insoportable", o el demoledor "cobrar por callar lo que cobras por gritar". Las comparaciones audaces: "más suave suena enloquecido el griterío en el gran anfiteatro".

Los campos semánticos que se enfrentan desde diversas categorías morfológicas realzan con una fuerza prodigiosa la figura odiosa del maestro y el esvalimiento no tanto de los niños cuanto del resto de la sociedad; se mencionan incluso los vecinos, que ven la figura del maestro como un proscrito desde las leyes morales y el buen orden.
¡Prodigio de epigrama!

Una belleza de entrada con nuestro viaje espiritual a la Roma del gran anfiteatro, donde parece que estamos viendo a los parmularios, denodado esfuerzo, provocando el griterío, que resuena a través del tiempo y nos hace vislumbrar a los arrojados luchadores de broncínea piel. Las estatuas, carne viva...

Gracias, gracias por este viaje, por conocer en esta serie fantástica sobre los epigramas de Marcial, detalles sobre la sociedad y la vida cotidiana de los que somos nosotros mismos.

Maestro, pero como dice Soledad, dulce y prodigioso maestro: mi reconocimiento y admiración.
Un abrazo.

Ἑλένη”