ANTONIO MARTÍN ORTIZ: FVROR EQVARVM... VENTO GRAVIDAE [EL FUROR AMOROSO DE LAS YEGUAS... PREÑADAS POR EL VIENTO] (VIRGILIO, GEÓRGICAS, III, 266, 274)
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
PINCHA EN UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:

1) Spanish Riding School Vienna
2) Spanische Hofreitschule
3) Beliebte Annen-Polka
4) Best Equestrian Art School of Europe 251107.
Ejercicios de doma de caballos

sábado, 6 de marzo de 2010

FVROR EQVARVM... VENTO GRAVIDAE
[EL FUROR AMOROSO DE LAS YEGUAS... PREÑADAS POR EL VIENTO
]
(VIRGILIO, GEÓRGICAS, III, 266, 274)


Amigas lectoras y lectores: si tienen la paciencia de leerse este escrito, y, si no, también, les aconsejo que lean el comentario sólido, bien estructurado, sensato, y, en definitiva, soberbio, que hace mi amigo Carlos Hernández, Chacien. Es el primero que hay. No se arrepentirán.
Yeguas galopantes
(Imagen tomada de Soledad Sánchez Mulas, que dedica un poema a este tema)


Venus y Eros

Comentaba yo hace unos días el verso de Virgilio (Geórgicas, III, 244)

Amor omnibus idem
El amor es el mismo para todos

Y describía el furor, la furia amorosa, la fuerza erótica, la locura, que se apodera de todos los seres vivientes en aras a la reproducción y perpetuación de la especie.

La tal reflexión tuvo un enorme éxito, si nos atenemos a los comentarios recibidos y las lecturas hechas por los internautas. Me ha parecido que el tema tiene mucho interés, y es éste el motivo por el que continúo con el mismo tema, ofreciéndoos los versos de Virgilio que siguen. Sigue inmediatamente, después del texto ofrecido en la anterior reflexión:

Scilicet ante omnis furor est insignis equarum
(Geórgicas, III, 266).
Es, sin duda, el furor amoroso de las yeguas el más sensible de todos.

Y más adelante:

Et saepe, sine ullis coniugiis, [equae] uento grauidae (mirabile dictu),... saxa per... diffugiunt
(Geórgicas, III, 274-6).


Y muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas], fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo), huyen por los peñascos.


Tiziano: Sísifo (Museo del Prado)

(Sísifo era padre de Glauco, que criaba yeguas antropófagas en Potnias, cerca de Tebas, en Beocia)

No hay mejor comentario que dar el texto de Virgilio, entero:

Es, sin duda, el furor amoroso de las yeguas el más sensible de todos. Esta disposición se la concedió Venus misma, cuando las cuadrigas de Potnias despedazaron con sus quijadas los miembros de Glauco [Hijo de Sísifo, criador de yeguas a las que alimentaba con carne humana, en Potnias, cerca de Tebas. Para tenerlas más ligeras, las apartaba de los machos, para que no se apareasen, por lo que Venus les infundió una especie de locura que las llevó a despedazar a su propio dueño]. El amor las lleva al otro lado de los montes Gárgaros y tras las aguas del sonoroso Ascanio; escalan las montañas y cruzan a nado los ríos y, al punto que la llama penetró en sus ávidas médulas, sobre todo en primavera, porque en la primavera vuelve a los huesos el calor, vueltas todas ellas de cara al Céfiro, se están sobre las rocas altas y reciben dentro de sí los suaves vientos.

Y muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas] fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo) huyen por los peñascos y picachos y por encajonados valles, no adonde tú, Euro, naces, ni adonde sale el sol, sino hacia el Bóreas y el Cauro, o allí donde nace el sombrío Austro y entristece el cielo con su lluvioso frío. Es entonces cuando un veneno viscoso, que los pastores con exacto nombre llaman hipómanes, se destila de su ingle; el hipómanes, que con frecuencia recogieron las malvadas madrastras y lo mezclaron con hierbas, pronunciando maléficos conjuros
(Geórgicas, III, 266-283).
(Traducción de Tomás de la Ascensión Recio García y Arturo Soler Ruiz, BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 141, EDITORIAL GREDOS, MADRID, 1990).


Observaciones:
Cita Virgilio los vientos: Céfiro (del Oeste), Euro (del Sureste), Bóreas (del Norte). Cauro (del Noroeste), y Austro (del Sur).

Había una antigua creencia de que las yeguas podían quedar preñadas por el viento. La leyenda es mencionada por varios autores antiguos: Homero, Columela, Plinio el Viejo, Lactancio, San Agustín, además del ya citado Virgilio.

Un estudio serio del tema lo podéis encontrar en:

http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1060


(Noticias de la Universidad Autónoma de Madrid, en la página 7).

El hipómanes, de ἵππος [híppos] (caballo) y μαίνομαι [máinomai] (volverse loco), es palabra muy usada en la magia antigua, con la que se designa tanto el producto viscoso que emanaba de las ingles de las yeguas, como una excrecencia en la frente de las crías recién nacidas, y que las yeguas, todavía calenturientas, devoraban con ardor.

Cuando uno ve la imagen de esas yeguas galopantes, las que aparecen en la imagen tomada de Soledad Sánchez Mulas, alegres, rítmicamente corriendo al son de la música, la que sea, al son del viento y el canto de los pájaros, tiende uno, y tiendo yo también, a creerse que la locura del AMOR, el FVROR del que habla Virgilio, es real, y que el impulso de esos nobles animales, que algunas veces podríamos envidiar, es un regalo de la divinidad misma, de la diosa Venus, por lo menos
.


Virgilio, en Las Geórgicas, describe a los seres vivientes todos, animados por el instinto de conservación de la especie, al que indistintamente llama amor y furor [furor, furia, locura]. Parece ser que son precisamente las yeguas, entre el resto de los animales, las que tienen más desarrollado ese instinto e impulso para aparearse y, en consecuencia, para garantizar la supervivencia de la especie. En ellas no había ocurrido, como en ninguna otra especie del mundo animal, a excepción de la de los humanos, esa separación, no sabría yo decir si buena o mala, impuesta por la Cultura y la Civilización, esa separación entre el instinto de conservación de la especie (furor, libido) y el amor, tal como se entiende corrientemente.

Elena Pascual, con su poético e inspirado blog, Elena Clásica, Ἑλένη, viene haciendo unos comentarios aquí que, por su elegancia, inspiración y autonomía, tienen derecho a vida propia, por lo que es un placer para mí incorporar también aquí el que en su momento hizo a una primera redacción de este escrito.


“Cuando la fuerza de los instintos es reprimida, ésta celebra su coraje y vuela arrastrando a su paso todo obstáculo. Sean maravillosas las yeguas, sea ante todo celebrado el amor y la búsqueda de las delicias: ¿qué sería, pues, del ser viviente, si no se dejara trascender y purificar por la exquisitez?


Las yeguas se proyectarían a las esferas, si ello fuera necesario: ¿qué impiden, pues, los ríos, las ásperas montañas? Que Sísifo siga con su piedra a cuestas, pues no parece tan terrible este peso como la privación del amor, más terrible será encontrar despedazado a Glauco, pero Venus y la locura primaveral no perdonan.

Una vez más la energía indómita, la transparencia del amor, entraron por todos los resquicios y llenaron este espacio, una vez más el travieso Cupido está presente y nos muestra traviesillo sus flechas como quien desconoce el objeto que porta.

Alabado sea Virgilio mil veces por el furor retratado, y que este blog siga inundando de amor y belleza cada momento, pues entonces hasta el mismo Sisifo será un feliz "empujapiedras".

Este espacio es un encanto y la mano sabia de quien lo guía con fuerza, encanto y armonía: características que conmueven mi ánimo con palabras latinas.

Muchas gracias por tu dedicación y amabilidad,
Antonio Querido.
Un besito.
Ἑλένη (Gracias mil veces)”


Texto Latino con algunas modificaciones de grafia:

Scilicet ante omnis furor est insignis equarum;
et mentem Venus ipsa dedit, quo tempore Glauci
Potniades malis membra absumpsere quadrigae.
Illas ducit amor trans Gargara transque sonantem
Ascanium; superant montis et flumina tranant.
Continuoque auidis ubi subdita flamma medullis
(uere magis, quia uere calor redit ossibus), illae
ore omnes uersae in Zephyrum stant rupibus altis,
exceptantque leuis auras, et saepe sine ullis
coniugiis uento grauidae (mirabile dictu)
saxa per et scopulos et depressas conuallis
diffugiunt, non, Eure, tuos neque solis ad ortus,
in Borean Caurumque, aut unde nigerrimus Auster
nascitur et pluuio contristat frigore caelum.
Hic demum, hippomanes uero quod nomine dicunt
pastores, lentum destillat ab inguine uirus,
hippomanes, quod saepe malae legere nouercae
miscueruntque herbas et non innoxia uerba.


Yegua Fabiola


Venus de Milo

18 comentarios:

Chacien dijo...

En mi opinión, estimado amigo, esa furia, ese furor, ese impulso, ese instinto para garantizar la conservación de la especie es algo que aún compartimos con el resto de animales, pues animales somos que nacemos, crecemos, nos desarrollamos y morimos según leyes comunes a todas las especies. Esto es una obviedad; aunque no viene mal recordarlo de vez en cuando como cura de esa soberbia que a menudo nos lleva a sentirnos tan superiores como para olvidar nuestro origen y semejanza. Precisamente ahora estoy leyendo los ensayos de Montaigne y, en uno de ellos, la Apología de Ramón Sibiuda, se detiene el gran filósofo y ensayista en la comparación del hombre con los animales poniendo muy en duda la supuesta superioridad nuestra (citando, precisamente, a su querido Virgilio y a las Geórgicas en referencia a las guerras entre abejas) con numerosas citas y ejemplos según es su estilo.

Ya ve que hasta este punto parece ser que estamos de acuerdo. Lo que ya no puedo compartir, lo que acaso más nos diferencia a usted y a mí, es el apasionado entusiasmo con que defiende ese instinto, ese furor amoroso que como animales no podemos del todo soslayar y que, por ello mismo, no es lo que nos distingue como humanos (insisto en el valor de lo que nos distingue y afirmo que es algo bello y prodigioso). Sepa usted que yo no sabría decir si ese instinto animal es bueno o malo porque por mediación de ese instinto hay felices parejas que tienen descendencia, pero por ese mismo instinto también se llega a los mayores crímenes y atropellos cuando, por ejemplo, se viola y se mata sólo para satisfacerlo. Del mismo modo la separación entre ese instinto y el amor como se entiende corrientemente no me parece ni bueno ni malo ni todo lo contrario: todo dependerá del uso que hagamos de ello, del provecho que saquemos y del modo en que respetemos a nuestro entorno.

El amor netamente espiritual, ajeno por completo al furor reproductivo, puede llevar al hombre (o a la mujer) a experimentar auténticos éxtasis (por no decir orgasmos) de placer para el espíritu. ¿A usted no le gusta la música de Bach? ¿No siente amor por Bach? Y ¿qué tiene que ver Bach con el instinto reproductivo? El amor por Bach, el éxtasis, la maravilla que se puede sentir al oír su música, dígame ¿es algo bueno o es algo malo? ¿Es algo impuesto por la Cultura y la Civilización o es un regalo de la Cultura y la Civilización?

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos, Chacien,

Gratamente impresionado por la alta calidad y sólida estructura del comentario que ha tenido a bien hacer en mi última exposición, la referente al instinto reproductor de las yeguas, me ha parecido necesario y justo hacer una referencia a él debajo del título del mismo, con enlace al comentario mismo y a su propio blog.

En su momento recibirá Vd. el comentario correspondiente, que no será para contradecirlo, sino todo lo contrario, para suscribir yo también sus ideas, que me parecen impecables.

Reciba todo mi agradecimiento y un cordial saludo,

Antonio Martín Ortiz

elena clásica dijo...

Mi queridísimo Antonio:

Volvemos a encontrarnos una entrada dedicada al Amor, qué belleza volver a este tema, a la furia del hipómanes, al enfado de Venus cuando las yeguas son apartadas de los machos en la satisfacción de sus instintos "amorosos". Y, es que este Glauco, quiere forzar a la propia naturaleza, quiere pervertirla, ignorar el instinto y el "amor" que tanto necesitaban las yeguas. Su castigo no será menos terrible, y es que, parecen decirnos los Clásicos, a la Naturaleza no se le debe faltar, y no hay que jugar con los dioses, pero, ¿qué se creía Glauco? ¿Qué tendría las yeguas más ligeras y más "desenamoradas" del mundo para su propio beneficio? "Ay, Glauco, Glauco, con Venus no se juega, es que no tuviste suficiente ejemplo con el destino de tu padre Sísifo, condenado a empujar una piedra en la subida de una montaña, para la eternidad? Ah, la soberbia de Glauco, qué buena lección para los humanos.
El hecho es que la naturaleza se impone, por supuesto, y de manera mágica es el propio viento el que a veces las fecunda, mi lectura es que el instinto amoroso es el elemento insoslayable que anida en todos los seres vivos, que forma parte de nuestra esencia, y por más que queramos evitarlo, esquivarlo, siempre estará presente, y ello viene simbolizado por el viento, pues simbólicamente el viento nos rodea, nos aporta el oxígeno para nuestra respiración (tan necesaria como el amor), y de una manera inesperada acaba realizando la pasión, que se está evitando de otro modo más natural, más cercano a la esencia de las yeguas en este caso: antes de llegar hasta la presencia de sus semejantes machos, el propio viento se ocupará de satisfacerlas y nacerá de ellas el hipómanes.

Me ha gustado mucho el comentario de Chacien, pero por otro lado, opino que el amor espiritual, el que podemos experimentar escuchando música o admirando una pintura, o leyendo a Virgilio, es algo distinto de este "amor-pasión" inquebrantable en la existencia del ser humano y de cualquiera de los seres vivos.

El instinto, el furor amoroso es la primavera de la vida, en definitiva, la que si no intentamos ahogar, anida en nosotros gratuitamente, como un don, y mejor será alabar a la bella Venus por habérnosla proporcionado y no contradecirla más allá de su sabiduría. ¡Honra a Venus!

Tengo que decir que estoy disfrutando mucho con los comentarios que se están suscitando en estos temas, tanto el del amor sensual versus amor espiritual, como en la entrada anterior el del estudio etimológico. Las aportaciones de los comentaristas han creado un foro de reflexión y de preguntas, muy especial.

Por supuesto, querido Maestro, es más que agradecimiento lo que siento por el comentario que recibí hacia mi poema "Desaparece fantasma", pues la mención de la brujería en "El asno de oro de Apuleyo" me ha apasionado.

Es un placer aprender tanto y disfrutar con la pasión que hacia los Clásicos aquí respiramos.

Mi querido Antonio, un beso gigante de tu admiradora Ἑλένη.

Chacien dijo...

Amigo Antonio,

En tanto me mantengo a la espera de lo que tenga que decir en referencia a mi anterior comentario, permítame que me dirija, por alusiones, a su querida amiga Elena Clásica:

Es muy cierto, Elena, que el amor espiritual que podemos experimentar escuchando música o admirando una pintura es distinto del "amor-pasión", es más, yo diría que cada amor tiene su propio sello y una cierta autonomía que se deriva del hecho de que cada sujeto u objeto que suscita nuestro amor también es distinto. En el caso del amor entre seres humanos llegaría aún más lejos, hasta el punto de afirmar que un amor auténtico entre dos personas es algo singularísimo, como una joya única e irrepetible (porque va ligado a una persona en concreto y cada persona es única) y, por consiguiente, jamás podrían darse dos amores idénticos.

Partiendo de esta premisa he de decir que he utilizado el ejemplo de Bach porque en ese momento se me vino a la mano y lo consideré, atendiendo a los gustos del Maestro, adecuado a mi argumentación. No obstante, se me ocurre otro ejemplo, muy a mano también, ciertamente, porque se halla en la base sobre la que edifico mi último post, que acaso tenga mucho que ver con el "amor-pasión" pero con un altísimo componente de espiritualidad y, por lo tanto, de esa humanidad que, según la tesis planteada, nos hace diferentes a los animales (ojo, que no digo mejores ni peores) y nos distingue de ellos. Dicha espiritualidad nos hace capaces de amar más "humanamente"; lo cual, en mi opinión, no hace más que enriquecer nuestras posibilidades puesto que nada impide que sigamos amando "animalmente".

Tenemos a Dante Alighieri enamorado de Beatriz Portinari con un amor que por su trascendencia y elevación espiritual ha dado lugar a una de las obras cumbres de la literatura universal (eso sin contar con la Vita Nuova) y por el otro el furor amoroso de las yeguas de Virgilio, amor sensual versus amor espiritual, y yo sólo pretendo sacar una lanza, al hilo de la exposición de nuestro amigo Antonio, en favor de lo que nos distingue como humanos en el amor, algo tan complejo y multiforme que resulta imposible de abarcar, pero que está ahí y no podemos obviarlo; sin negar la plana al inigualable Virgilio (que no se contradice al plantear, en otro lugar, el amor humanísimo de Dido por Eneas) pero un pelín disconforme con nuestro entrañable Antonio por el lugar en que deja al amor "humano" en su exposición.

Un afectuoso saludo para ambos.

elena clásica dijo...

Mi querido Antonio:

Sin duda lo mejor de mi poema lo pones tú en mi comentario, pues una vez más esa interpretación profunda y llena de conocimiento hacen de él un texto más completo del que nació, y tú, como Maestro que eres le aportas belleza. Gracias, muy especialmente en este caso, pues parece que el "parto" también es valedero para el propio poema.
De corazón, gracias, querido Maestro, por las explicaciones del mundo clásico y el análisis del contenido.

Vuelvo a este foro maravilloso de comentarios sobre el furor del amor y el amor espiritual, y ante todo, tengo que expresar la felicidad que siento de encontrarme inmersa en un espacio de intercambio de opiniones, donde cada vez aprendo más y disfruto con la pasión por la literatura y el mundo clásico por parte de todos los que en él participan.

Muy en especial tengo que agradecerle a Chacien la maravillosa exposición sobre el amor espiritual, profundamente hermosa que hace, y que haya intervenido otra vez a propósito de mi comentario.

Querido Chacien, me parece que tus palabras son una joya sobre el amor espiritual, y creo que estoy profundamente de acuerdo con tus razonamientos, sin duda el amor humano puede trascender el furor de la pasión, alcanzando un amor profundamente espiritual, de una elevación cuasi mística.

Quizás Humboldt me vuelva a dar una lección, como afortunadamente lo hace todos los días, pues tus palabras son la inspiración misma.
Sí creo, por otro lado, ya que está abierto este foro de debate tan extraordinario, que, a veces, el amor o la furia amorosa de las yeguas en obras clásicas simboliza un amor más profundo, de hecho Virgilio alude al término "amor". Así como en las "Metamorfosis" de Ovidio algunos personajes humanos se transforman en animales o en seres vegetales, constelaciones ... conservando también la esencia del amor que sintió en su vida humana, o bien que los dioses sintieron hacia él.

Creo que el tema abre muchas posibilidades y estoy disfrutando de la lectura de las misma enormentente gracias al planteamiento de mi querido Antonio y a la aportación de amigos, como Chacien.

Muchas gracias a ambos y mi beso gigante de admiración.
Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Encantadora tertulia en torno al amor, y tan sesuda que no me atrevo a meter baza. Entiendo, no obstante, que el amor, o mejor, la pasión a la que se refiere Virgilio tiene esa finalidad instintiva de asegurar la reproducción de la especie. De ese instinto no puede librarse nadie. Ahora bien, en tanto seres civilizados o producto de la cultura, los humanos sabemos y debemos utilizar ese instinto de forma que no vulnere las normas de la ética. Así, la agresión sexual en todas sus formas es absolutamente rechazable y no tiene ninguna justificación. Instinto y amor son dos cosas distintas, creo yo, y la segunda está en condiciones de moderar la primera. Cuando algunos individuos no son capaces de controlarse y vulneran la norma fundamental del consentimiento del otro/a, no merecen ser considerados humanos.

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio
Aunque pudiera tratarse de una falsa impresión, parece que el quid de la questión se halla en si
el amor humano y animal, se diferencian entre sí tanto, que pueden considerarse de clases distintas.El texto de
Virgilio amigo Antonio, que has resaltado magníficamente, sobre el «furor amoroso de las yeguas»
unido al «amor omnibus idem» y que los has presentado de tal manera, que nos hemos visto obligados a preguntarnos
si el amor es único, aunque pueda presentarse de distintas maneras, en formas sutiles, más múltiple que la Trinidad y con innumerables
más misterios. Este amor que Virgilio despliega en nuestros corazones, a través de la pulsión de
sus versos:«El amor las lleva al otro lado de los montes Gárgaros y tras las aguas del sonoroso Ascanio; escalan
las montañas y cruzan a nado los ríos y, al punto que la llama penetró en sus ávidas médulas, sobre todo en primavera,
porque en la primavera vuelve a los huesos el calor, vueltas todas ellas de cara al Céfiro, se están sobre las rocas altas
y reciben dentro de sí los suaves vientos». La fuerza poética que emanan estos versos, sin duda alguna, los hace verdaderos.
Las yeguas son consideradas en la oda, las representantes canónicas del furor amoroso, de la expresión más alta del amor y
por ello están, deben estar y ser dignas de la admiración humana. Un humano, Virgilio, nos lo dice y nos lo muestra a
través de sus versos. ¿Y dónde puede encajar el amor platónico y el amor místico de los seres humanos? Yo lo ignoro,
como ignoro tantas cosas, pero los amores platónicos y los amores místicos, son amores ideales, que se construyen y
que deifican a un ser o a una idea. ¿Los tienen los animales? Yo no diría que no, no sería tajante en este sentido.
Es posible ver similitudes entre los transportes amorosos de San Juan de la Cruz (y no es rebajarlos, ya que son
una maravilla cultural y poética) con la devoción de Argos hacia Ulises. Para mí es más fácil derivar del texto de
Virgilio, de esa impresión causada por el poeta, de lo que es el amor en las yeguas «de un amor puro o en sí»,
cualquier «grado» de amor distinto, sea humano o animal, que del texto de «La noche oscura» de San Juan de la Cruz.
Me es más fácil ir de «forma natural», sin escorzos del pensamiento, del amor de las yeguas al amor místico,
pero necesito la cultura para ir del amor místico al de las yeguas. La cultura que también me marca en el
sentido de que yo se lo que Darwin opinaba: «Que la diferencia entre la inteligencia animal y humana, es de grado, no de clase».
La cultura así mismo me marca en el sentido de considerar algunos sofisticados rituales de apareamiento de
los animales, como similares a muchas «expresiones amorosas» de los seres humanos. Por mi parte yo desearía
hacer hincapié en una cosa y es que si no existe un deslinde en el amor animal (que abarcaría el de los humanos),
esto no implica ninguna disminución del estatus que a nosotros mismos nos hemos dado, puesto que el
igualarnos con los animales no rebaja en nada a los seres humanos. Vendría a ser nuestra situación correcta.
Probablemente entre el amor de las yeguas, cantado en las odas de Virgilio, hay diferencias de grado, no de clase,
con el amor de nuestros maravillosos amores platónicos, místicos, filiales y con nuestros amores a los saberes y al arte.
Como este tema se ha comentado por todos y de una manera resplandeciente por elena clásica y Chacien, hay que
hacer un auténtico esfuerzo para intentar estar a su altura ya que prácticamente no han dejado ni el menor resquicio,
para emitir una opinión que ellos no hayan tratado, con la suficiente propiedad.
Ahora querido amigo Antonio, la coda, te toca a ti, a no ser que vuelvas a poner la música en marcha.
Un abrazo, querido amigo Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigos todos y amigas del alma,

Carlos Hernández, Chacien; Elena Pascual, Elena Clásica; Isabel Barceló, Isabel Romana; Ar Lor;

Estos versos de Virgilio que yo he puesto a vuestra disposición están provocando una serie de comentarios y matizaciones de tal calidad y tan sólidos, tan bien argumentados, desde diferentes puntos de vista, que me es muy difícil estar a vuestra altura y responder de la forma adecuada a cada uno de ellos de forma individual, dado el alto nivel conseguido y la extensión de los mismos.

Os pido ahora un poco de paciencia y comprensión, porque estoy en ello, y tengo la firme intención de responder adecuadamente, si lo consigo, a todos ellos, uno por uno, cuando tenga preparada una argumentación adecuada a tanto nivel y tal amplitud de conocimientos. Para ello necesito algún tiempo.

Entretanto, os dejo patente y manifiesto mi más sincero agradecimiento por el interés demostrado, y os hago expresión de lo que pienso: aquí hay algo de lo que todos nos estamos beneficiando, y es que todos estamos aprendiendo mucho de las aportaciones de los demás, y nos estamos enriqueciendo enormemente con todas y cada una de las contribuciones.

Creo, es decir, estoy seguro, que, al final, todos seremos mucho más ilustrados y estaremos muy satisfechos de la aportación hecha por los otros. Puedo asegurar que, en mi caso, de eso no hay duda ninguna.

Recibid todos y todas mi más sincero agradecimiento y satisfacción.

Antonio

Iojanan dijo...

Maravilloso encuentro en esta tarde de viernes que merecerá releer todas y cada una de las aportaciones varias veces con el fin de empaparme. Y sin aportar, soy el que más beneficio sacaré, todos y cada uno de los comentarios leídos son editoriales. Gracias.

Aristos Veyrud dijo...

Preciosa y el viento.
...Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
*
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra el
viento, furioso, muerde.
F.García Lorca.

"El amor el más hermoso de los inmortales"
Naturalmente el amor no se limita al celo o al sexo, aunque en esto del amor se dan definiciones o pareceres desde los muy simples a los más complejos.
Ha sido desde la poesía que el amor ha dado su más amplia aparición por medio de la palabra al pensamiento.
Poesía y amor, cause y corriente. El ser humano como poeta desarrolla un estado alterado de conciencia similar a los estados de celo alcanzando capacidades sublimes máximas, aumento de sensibilidad y agudeza de pensamiento que le permiten percibir mucho más allá de los estados ordinarios de conciencia. Es mediante los sentidos que se perciben los 5 elementos físicos siendo uno de estos el aire y su movimiento el viento. La historia de la poesía está llena de ejemplos y uno que es reiterativo es la relación de la feminidad y el viento, recordemos una famosa foto de Marilyn Monroe cuando el viento levanta su falda.
Amor verso y viento una triada que sustenta la esencia de lo humano en universo de sentimiento.
Saludos amigo Antonio!!!

Aristos Veyrud dijo...

Primero para felicitarte por el regalo de los dioses a este mundo, la hija de la hija de tu hermana.
Segundo porque tu labor de bloguero se fortalece y ya es un trampolín de pensamiento y cultural que muchos disfrutamos.
Tercero por tus atentos comentarios en mis sitios que aprecio y siempre tengo en cuenta.
Saludos Maestro!!!

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Dilman,

Tengo que darte las gracias por varios motivos: el primero, por ser de más actualidad, es la delicadeza que has tenido en ofrecernos esa hermosa poesía de F. García Lorca en honor a la recién nacida Carla, que nos ha llenado a todos de alegría. Como habrás podido comprobar, ya está instalada en la columna lateral, en lugar de privilegio.

En segundo lugar tengo que manifestarte mi profunda admiración por ese comentario tan atinado y tan profundo, al mismo tiempo que transparente, que haces sobre el tema que estamos ahora, entre todos, tratando en mi espacio. Cuando uno tiene amplios conocimientos, como es tu caso, ello queda transparente y diáfano al transmitir ideas y pensamientos que son capaces de hacer la síntesis de lo que aparentemente es imposible de unificar. Tú has conseguido volar alto, y desde una perspectiva amplia, has sabido aunar amor, sexos, evolución, instinto de conservación y todo lo demás.

Cuando te pones a escribir, uno, o por lo menos yo, tiene la impresión de que está leyendo a un Presocrático, por el rigor y la clarividencia de lo que expresas, y la forma de expresarlo.

Queda para más tarde, cuando tenga mis pensamientos suficientemente esclarecidos, dedicar una ENTRADA a comentar todas las soberbias opiniones que están apareciendo en ésta, vuestra casa, en forma de comentarios a lo que yo, desde mis humildes, pero apasionados, conocimientos, he intentado exponer.

Recibe mi más profunda admiración, mi sincera amistad, y también mi agradecimiento.

Antonio

Natàlia Tàrraco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Natàlia Tàrraco dijo...

No me atrevo casi, a opinar después de tan exquisitas, ricas y erudidas entradas. Admirada estoy.
Sin embargo lo hago, aún a riesgo de poner letras sencillas.
Me conmueve Virgilio, en sus descripciones de la sensualidad animal de las yeguas, veo un canto a Eros aquel que también nos hiere a hombres y mujeres. ¿Qué hay de obsceno o malo en el placer sexual? Que no, simple reproducción de la especie. Animales gozan y seres humanos lo mismo, con alegría, con imaginación, con sueños y con pasión, más nosotros y nosotras que las bestias, que al pensar le damos una riqueza diversa, múltiple, de infinitos tonos, al sexo. En el misticismo existe una encubierta pasión, íntima, extrema, entre el dolor y el amor.
El flujo hipómanes, excita a las bellísimas yeguas, el perfume de la piel nos atrae, la natura creó esos néctares sin malícia, límpidos, sin mezquindades.
Pienso que al troyano Héctor le llamaban "domador de caballos" que a las yeguas no las domaba, no se dejaban y a los machos se acercaban desde las peñas trotando, cuando querían o Virgilio las citaba o Homero o... a ellas misma la citaba deseo.

"OMNIA VINCIT AMOR, ET NOS CEDAMVS AMORI" Bucólicas, 2, 17.
A él nos entregamos en todas sus infinitas vertientes.

Gracias amigas y amigos, gracias Chacien, delicada Elena,Isabel elegante, gracias siempre amable Antonio, en esta tu casa corren vientos con aroma a letras eternas, exquisitas, también fragancias a flores, vientos y brisas de melodías, imagenes de dulcísima vida nueva, !felicidades!
Ahora la crin de yegua se extiende galopando !cuanta belleza! cuantas cosas aquí aprendo. Salve y un bsito a todos y todas.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Un poco tarde... pero absolutamente impresionada. Primero por el bellisimo post que Antonio nos ha regalado.
Y despues, por todos y cada uno de los comentarios que han dejado nuestros maravillosos contertulios.
Cada uno aporta una mirada, un matiz, una apreciacion, y todas juntas conforman un mosaico bellisimo dedicado a Eros.
Mi mirada es poetica y humana. Y feliz.
Poder aunar el sentimiento amoroso, espiritual, con el deseo y la pasion. Obviamente en el marco del respeto que siempre deben compartir dos personas adultas.
Imagino esta union como un bello paisaje en el que nada sobra. Poder asomarse a un acantilado, cuyo fondo se desconoce, o disfrutar de la caricia de la fresca hierba bajo los pies, en una inmensa pradera. Sentir los rayos del sol o las puntiagudas gotas de lluvia que te estremecen.
Amar al otro en un mismo ambito de sueños y deseos, pero sentir tambien la urgencia de la pura necesidad fisica, del contacto de la piel del amado. Saberse y saberlo dentro de uno mismo, en el espiritu y en la belleza de la carne.
Si se me permite la expresion, sudor y aliento. Sudor carnal y corporal en la entrega fisica y necesaria, como un balsamo para el cuerpo. Pero tambien aliento. Aliento de un alma sobre otra, necesario para levantarse cada mañana y afrontar los retos cotidianos.
Honestamente, entiendo que ambos extremos deben unirse con frecuencia para que una relacion de pareja sea fructifera y feliz. Despues, cada persona, o mejor cada pareja, marcan un ritmo, o una pauta, en la que puede predominar uno u otro.
Y desde luego, el deseo de felicidad pasa tambien por las situaciones sencillas, por los instintos, por la pura piel contra piel, para revigorizar el deseo espiritual por el ser amado.

Os agradezco a todos vuestras aportaciones a este APASIONANTE tema. Es una bella forma de aprender.


(Lamento este comentario sin tildes, pero mi ordenador ha perdido la funcion de esa tecla).

Un fuerte abrazo para todos.

S.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Soledad,

Me ha encantado tu comentario, aunque sea sin tildes, porque tú has sido capaz de aunar todo lo que aparentemente pudiera parecer que está separado. Desde tu punto de vista, con expresión sensible y clara, nos muestras al amado unido con la amada y a la amada unida con el amado, y todo ello como debe ser, en cuerpo y alma.

Tú, querida Soledad, con tu habilidad para escribir, y con tu sensibilidad exquisita a flor de piel, has sido capaz de situarnos en el mejor mundo de los que existen, que es éste, nuestro mundo, el de cada día, el de las pequeñas cosas, el de la convivencia diaria.

Palabras como las tuyas sólo pueden salir de quien está en perfecto equilibrio consigo misma y con quienes la rodean y consiguen la Felicidad al unísono.

Siempre es un placer leerte, tanto cuando te expresas en verso como cuando te expresas en prosa. O quizá habría que decir simplemente cuando te expresas, porque todo lo que tú escribes es poesía, y, cuando no adoptas la forma del verso, lo haces en prosa poética.

Una maravilla de comentario. De verdad.

Te envío un tierno abrazo,

Antonio

carmen dijo...

Así, con sólo los "pensares " que llevo en la mochila, digo:

Somos espíritus encarnados, y el amor es carne y encarnación, siempre. La complejidad en unidad ingtegrada que somos hace que si nos hacen daño en la carne nos hagan daño en nuestra persona, y que si nos aman espiritualmente, esa espiritualidad está traspasada de carne. No somos ángeles, no somos animales, somos humanos, y la consciencia es lo que nos eleva y nos trae problemas, pero es así.

La consciencia, el darnos cuenta, fundamenta la libertad, y la libertad fundamenta el amor. Y el amor es el sentido de nuestro vivir, tanto en lo que nos dice San Pablo en la epístola a los corintios, como en todo el placer que eso conlleva.
Un beso y mi admiración por todos los escritos, empezando por el tuyo, ANTONIO

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Carmen,

Precisa y preciosa descripción la que haces del ser humano en tu comentario a mi

FVROR EQVARVM... VENTO GRAVIDAE
[EL FUROR AMOROSO DE LAS YEGUAS... PREÑADAS POR EL VIENTO]
(VIRGILIO, GEÓRGICAS, III, 266, 274)
.

La comparto en su totalidad. Opino igual que tú: se puede ser simplemente animal, también ángel en exclusiva. Nosotros somos ambas cosas a la vez: en eso está nuestra riqueza, en la conjunción de cuerpo y alma en perfecta armonía.

Te ruego disculpes que últimamente no comente tus artículos, que siempre leo, porque llevo unos días bastante ajetreado. Dentro de pocos días volveré a mi habitual asiduidad para comentar tu siempre bien atinados artículos.

Un abrazo,

Antonio