ANTONIO MARTÍN ORTIZ: EL HORACIANO PARTO DE LAS MONTAÑAS:"PARTVRIENT MONTES" SE PONDRÁN DE PARTO LAS MONTAÑAS
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

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Ejercicios de doma de caballos

viernes, 5 de noviembre de 2010

EL HORACIANO
PARTO DE LAS MONTAÑAS:

"PARTVRIENT MONTES"
SE PONDRÁN DE PARTO LAS MONTAÑAS



RATÓN DOMÉSTICO Mus Musculus

Horatius ?
(Museum of Fine Arts Boston)



Q. Horatius Flaccus [Horacio] (65- 8 aC.) escribió alrededor del 15 aC. el De arte poetica liber, Ars poetica o Epistula ad Pisones. Son 476 versos hexámetros, en los que nos da consejos sensatos sobre cómo componer una obra, sin caer en los defectos que suelen abundar en muchos escritores poco experimentados. Ha sido, y es, la más importante obra de referencia para atenerse a los Cánones Clásicos. Es un pozo de Sabiduría. Vds. recordarán que yo me la aprendí de memoria, en Latín por supuesto, en edad temprana, a los 14/15 años, la obra en cuestión, toda entera.

Hoy les propongo para su lectura el fragmento del que procede la expresión El parto de las montañas. Viene a decir el poeta que a uno no se le tiene que escapar la fuerza por la boca, como apunta el dicho popular, y que no hay que ser demasiado exagerado a la hora de prometer, ni de comenzar, sino todo lo contrario. La obra debe ir in crescendo, para que no se frustren falsas expectativas. Pone el ejemplo de aquel osado escritor de temas épicos que se atrevió a cantar de nuevo La Guerra de Troya, tema que hacía ya muchos siglos que había sido tratado por Homero de forma definitiva e insuperable con La Ilíada.

Nec sic incipies, ut scriptor cyclicus olim:
"Fortunam Priami cantabo et nobile bellum".
Quid dignum tanto feret hic promissor hiatu?
Parturient montes, nascetur ridiculus mus.
(Horatius, Ars Poetica, 136-9)

Ni comenzarás así, como un escritor épico en otro tiempo:
"Voy a cantar el destino de Príamo y la Guerra de héroes".
¡Qué nos va a traer este bocazas, digno de una apertura tan grande?
Se pondrán de parto las montañas, nacerá un ridículo ratón.



MULAHACÉN EN SIERRA NEVADA

Bien entendu, tu ne commenceras pas, comme jadis le poète cyclique: "Je chanterai la destinée de Priam et la guerre fameuse..." Comment tenir une promesse faite d'une voix si éclatante? La montagne va accoucher d'une ridicule petite souris.
(Traducción francesa)

Ni has de empezar diciendo
Como el otro poeta adocenado:
Cantar del celebrado
Príamo la fortuna y guerra emprendo.
¿Qué saldrá, al fin, de esta arrogante oferta
Pregonada con tanta boca abierta?



And don’t start like the old writer of epic cycles:
‘Of Priam’s fate I’ll sing, and the greatest of Wars.’
What could he produce to match his opening promise?
Mountains will labour: what’s born? A ridiculous mouse!
(Translated by A. S. Kline © 2005. All Rights Reserved)
TREVÉLEZ Y SIERRA NEVADA


10 comentarios:

Fernando dijo...

Querido amigo Antonio Ortiz. Te agradezco tu noticia de que lees mis poesías. Yo debo decirte que leo siempre tus entradas. Sin embargo no me siento muy preoarado para poder hacer algún comentario a tus entradas que merezca la pena. Aprovecho la oportunidad para decirte que algún día te contaré la semejanza que creo tienen nuestras vidas, por caminos y circunstancias distintas pero espiritualmente convergentes. Un fuerte abrazo. Fernando Jiménez-Ontiveros.

RITMO RANCIO dijo...

Estimado D. Antonio: Le dejamos este comentario, que a su vez, dejamos en nuestro blog.

- D. Antonio: Un verdadero placer contar con su amistad y su presencia en este nuestro espacio.
Sus atinadas observaciones, nos estimulan a continuar e intentar perfeccionar los contenidos de este blog. Tendremos en cuenta las fuentes que nos cita, que indudablemente enriquecerán las futuras aportaciones.
Seria un placer "complementar", como usted bien dice,en otras entregas.
Un armónico saludo musical.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Fernando,

Traslado al lugar que le corresponde el comentario que te hice anoche sobre el perro Argos. Quiero añadir que puedes comentar en mi espacio lo que creas conveniente, y no te sientas cohibido, porque a ti te sobra categoría, inspiración, y altura, para comentar lo que quieras y donde quieras. Lo único que tienes que hacer, para quedar bien, es simplemente decir lo que piensas, porque tus pensamientos vuelan a gran altura. Veo que ya estás investigando el autor del poema, por el comentario que has hecho en el blog que te indiqué. Ya me intriga eso de saber que nuestras vidas son convergentes: ahora estoy en ascuas, esperando que me cuentes lo que quieras contarme.

Te envío otro gran abrazo

Antonio

Amigo Fernando,

Este poema sobre Argos, el perro de Ulises, que nos remite a la ODISEA de Homero, es precioso. Yo tampoco sé cuál es el autor. La única referencia que he encontrado es su publicación en un blog el 28 de Junio de 2007, que puedes consultar pinchando aquí.



Llevo algún tiempo sin hacer comentarios en tu blog, aunque te sigo y te leo habitualmente. Admiro tu poesía y tu sensibilidad.


Te envío un gran abrazo, amigo Fernando.


Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigos de RITMO RANCIO,

Hace muy poco que descubrí su espacio, y tengo que repetirles que me encanta. A partir de ahora lo visitaré con frecuencia, y es bien seguro que de ese intercambio todos saldremos enriquecidos.

Recibid todos un afectuoso saludo,

Antonio

elena clásica dijo...

Mi querido Antonio:

Nuestros Clásicos... qué gusto volver sobre sus palabras, siempre actuales, vivas, llenas de sensatez, de conocimiento, de sabiduría, de experiencia, de la gran Literatura sentida: leída y escrita.
He aquí al gigante Horacio. Sí, bien conoces esa "Epistula ad Pisones", aún debe palpitar tu encuentro con Horacio en el Seminario en el que vuestras almas se comunicaron a través de "Ars Poetica".

Sea pues, así como dice Horacio, que las palabras hueras, soberbias, preñadas de vacío no tengan lugar pues precederán sin más al parto de un ratoncillo. Sino de poemas y relatos, que se introducen por sí solos, como el de la dulce viuda y el intelectual enamorado del rostro de una mujer más allá de sus libros.

Sea pues con la sencillez de los grandes que nos ofrecen la verdad y la dignidad de la Literatura y de la vida, como la encontramos aquí, en tu mágica y encantada bitácora.

Siempre es un placer volver a Horacio y disfrutar de su aplicación práctica en este blog.

Recibe, mi querido amigo, un gran abrazo de tu admiradora Ἑλένη.

Chacien dijo...

Estupendo consejo y muy digno de tener en cuenta, porque, en efecto, en literatura no caben baladronadas, sino la obra cabal, completa y bien culminada; lo cual, aun así, a menudo es insuficiente y precisa de una sanción que sólo otorga la posteridad.

Me parece que un escritor no puede ser "bocazas" ni aun teniendo la obra acabada y contando con el aplauso y beneplácito del público coetáneo, pues cualquiera que esté familiarizado con los testimonios y documentos del pasado, sin recurrir necesariamente a la "Historia" con mayúsculas, hallará numerosos casos en que la notoriedad ha sido en verdad efímera, resultando por ello que de autor y obra en su tiempo muy alabados no ha quedado ni rastro (o un rastro muy atenuado) en el afamado libro, antes aludido, de la posteridad. En conclusión: error es abrir la bocaza para decir "yo haré", pero aun es imprudencia abrirla desmesuradamente para afirmar "yo he hecho", pues nadie está presente en el momento de recibir la sanción definitiva que sólo el tiempo puede otorgar. Así pues, al hombre prudente le cuadra ser modesto, aunque de suyo sea ambicioso y en su fuero interno sueñe con cualquier posibilidad, habida cuenta y si es consciente de que el juicio definitivo sobre su obra ha de verse por fuerza aplazado hasta muchísimos años después de que, como ser humano, haya dejado de existir. Y no vale aparentar falsa modestia de cara a la galería, sino que esta reflexión ha de hacerla cualquier "creador" o artista, si es sensato, a solas y para sí.

Le felicito por esta aportación y no puedo ocultarle que, para mi gusto personal, este tipo de entradas, donde nos regala con algún texto clásico de contenido enriquecedor, gozan, singularmente, de mi mayor aprecio.

Un saludo afectuoso.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,

Muy enternecedor es tu comentario a los versos de Horacio que os he presentado. Al mismo tiempo, tus palabras rezuman cariño y ternura hacia mi persona, sentimientos que son recíprocos, porque son los que emergen de mi alma cuando te leo a ti, lo que tú creas, cuando comentas algo, o cuando nos regalas algo nuevo, como esa pantera báquica que acabas de publicar.

No sabemos quiénes eran esos Pisones a los que Horacio dedica su Ars Poetica, pero de buen seguro que Horacio estaba pensando, cuando redactó su obra, que en el mundo aparecerían personas de tu categoría, que sacarían buen provecho de lo que él, de una forma más que sensata, se disponía a transmitirnos.

Te envío un enorme abrazo, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos Hernández, Chacien,

Me ha encantado su comentario sobre la moderación y modestia que se nos debería imponer a todos. Leyendo su comentario, me parece que estoy leyendo al mismo Horacio, como si su comentario fuese una exégesis de los versos que yo cité. Refleja Vd. en su comentario toda una forma de ser, que yo comparto en su totalidad: en efecto, no hay que dejarse llevar por la soberbia, no sea que el ego, como diría un Argentino, se le infle a uno de tal forma que reviente.

Es muy diáfana y pedagógica esa forma que Vd. tiene de expresarse, haciendo más uso de los verbos en pasado que en futuro. Como Vd. dice, siempre es preferible el yo hice al yo haré. Es cuestión de Realismo.

En cuanto a la preferencia que Vd. tiene por las publicaciones en las que aporto algo de los Clásicos, por encima de las que son producto de mi corta capacidad, pues, eso, que tengo que decirle que la suya es una reacción normal, reacción que yo comparto en su totalidad. Es totalmente normal que Vd. sienta mucha más admiración por unos versos de Horacio que por unas líneas salidas de mi pluma, con la única intención de que los lectores se aparten un poco de la grandiosidad de la Tragedia de la Vida y pongan su punto de mira en las cosas más cotidianas, más pequeñas, pero, en definitiva, más importantes para todos, porque son cosas que todos las compartimos.

Reciba mi agradecimiento sincero y un afectuoso saludo,

Antonio

Chacien dijo...

Por favor, amigo Antonio, no se sienta usted herido en su amor propio. Mi preferencia por la literatura de los clásicos (dejando aparte su calidad incuestionable reafirmada desde hace cientos de años por esa posteridad a la que aludía en mi comentario) se basa en una razón muy práctica y concreta: la natural tendencia que tenemos todos de preferir un bien cuanto más raro y escaso se ofrece a nuestros ojos.

No debe minusvalorar usted la singular aportación que hace, y más en los tiempos que corren, al acercarnos esos clásicos griegos y latinos aportando el texto original. Para mí es una delicia mantener de forma amena y constructiva un contacto tan directo con la lengua de donde procede casi todo lo que yo soy, pues casi todo lo que soy se lo debo a mi lengua materna, el castellano, y usted sabe cuánto debe el castellano (y las demás lenguas romance) a la lengua de Horacio, Cicerón, etc... El griego, también lo sabe, queda del todo fuera de mi alcance, pero el latín, aunque estoy bastante lejos de dominarlo (como tampoco ignora), sí conozco lo suficiente para, en alguna medida poderlo disfrutar.

Textos de creación que pongan su punto de mira en las cosas cotidianas, como usted dice, los hay a decenas, miles y miles diría yo, en esta red de redes que no parece conocer límites ni fronteras. ¿Cuántas páginas, sin embargo, se pueden encontrar (teniendo el castellano como idioma vehicular) que nos aporten el lujo de codearnos con los clásicos en su idioma original? Con el universal retroceso de las humanidades que venimos padeciendo ¿no sería usted un guía, un paladín, un defensor y un garante de la justicia y la cultura humanística frente al abandono y la degeneración imperantes?

Insisto en la excelencia de su aportación humanística y en la escasez de iniciativas similares para justificar mi preferencia por los textos clásicos, lo cual no obsta para que lea con atención todo lo que usted publica, que ya es más de lo que suelo hacer habitualmente con textos que pongan su punto de mira en las cosas cotidianas.

Un afectuoso saludo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos Hernández, Chacien,

¿Cómo voy yo a sentirme herido en mi amor propio por unas palabras que me diga Vd.? Vd. es un hombre cabal, leal, sincero, auténtico, y de su pluma (o teclado), lo mismo que de su boca, sólo pueden salir palabras sensatas. Tiene Vd. toda la razón del mundo y yo le agradezco esa confianza que me tiene al dirigirse a mí. También tengo que agradecerle que haga Vd. manifiesto el interés que pueden tener estas pinceladas sobre los Clásicos que yo dejo caer en mi blog: la verdad es que no me había percatado de que pudieran tener tanto interés. Pasa con eso como con la salud: cuando uno la tiene, no la valora, y es cuando uno ve que peligra, que se da cuenta de lo importante que es.

Por supuesto que tomo nota de sus recomendaciones y en el futuro estaré más al tanto de su fina observación, haciendo llegar a los lectores aquellas cosas que yo considere que no les fueron impartidas en sus años de Enseñanza o lo fueron de forma poco atractiva.

Sobre mis escritos personales le diré que, como a todo el mundo, a mí, de cuando en cuando, se me sube un poco el ego, que diría un Argentino, y me creo en la posibilidad de escribir algo que sólo me pertenece a mí. Y llego a tener la osadía de pensar que eso le puede interesar a alguien. ¿Qué le vamos a hacer? Humanos somos todos, y eso significa que no somos perfectos.

En este sentido yo tengo una desventaja sobre otros: si, después de un texto de Virgilio o de Horacio, pongo uno mío, estoy jugando siempre en campo contrario y, por supuesto, dispuesto a perder. Sería como si un enano se pusiese al lado de un gigante.

Reciba Vd. todo mi agradecimiento por sus comentarios, y un afectuoso abrazo.

Antonio