ANTONIO MARTÍN ORTIZ: DE PADRE A PA: UN EJEMPLO DE DEGENERACIÓN DEL LENGUAJE COMO SÍNTOMA DE UNA DEGENERACIÓN DE LOS VALORES TRADICIONALES
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

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domingo, 5 de febrero de 2012

DE PADRE A PA:
UN EJEMPLO DE DEGENERACIÓN
DEL LENGUAJE
COMO SÍNTOMA DE UNA DEGENERACIÓN
DE LOS VALORES TRADICIONALES


Dicen los que saben mucho de esto, los Lingüistas, los Filósofos,  y los Psiquiatras, que el Lenguaje conforma la Realidad, y que, si pensamos, lo hacemos en forma de palabras. Sólo los Genios van más allá de esta forma de ver el mundo y pueden percibir cosas que no se pueden expresar con el Lenguaje, pero el común de los mortales tenemos que conformarnos sólo con la herramienta del Lenguaje para configurar nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestra cosmovisión.

Si uno se mueve por la RED, está expuesto a encontrarse con múltiples textos que no tienen interés alguno, y que, para más INRI, adolecen de una mínima calidad literaria; pero, de cuando en cuando, uno se tropieza con textos de alto valor y enormes cualidades, tanto por el contenido como por la forma.

Esto es lo que me pasó a mí hace ya algunos días, cuando me encontré con un texto, redactado y publicado por vez primera por Germán de la Cruz Carrizales, el Viernes, 29  de Abril de 2011,  en Blogs de "El Siglo", y difundido también, el día 1 de Febrero de 2012, a las 10:06, por Doña Fina Duque Acosta, compartiéndolo
en su FaceBook.


El texto hace un análisis exhaustivo de la degeneración de la autoridad del padre, en relación a los hijos, estudiando cómo ha ido evolucionando y degenerándose la palabra Padre en las relaciones familiares.

Lo dejo aquí, tal cual, con su permiso, para que cada uno juzgue y piense: Queda bien patente que la degeneración del Lenguaje va pareja con la degeneración de los valores existentes en nuestra Sociedad.

¿Padre, Papá y Papi?

Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el Cuarto Mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de Educación: Nadie se sentaba a la mesa antes que el padre, nadie hablaba sin permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa si el padre no se había levantado antes: por algo era el padre.

La madre fue siempre el eje sentimental de la casa, el padre siempre la autoridad suprema.

Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en papá. El mero sustantivo era ya una derrota. Padre es una palabra sólida, rocosa, imponente; papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero; da demasiada confianza. Además, con el uso de papá, el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el papá era el padre.

A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle los dientes con una trompada, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a la casa y a organizar bailes y bebidas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban en voz baja: Bueno, por lo menos tranquiliza saber que están tomándose unos tragos en casa y no en quién sabe dónde.

El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa.

Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Era, en fin, un tipo querido: lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado.

Y entonces vino papi. Papi es un invento reciente de los últimos 20 ó 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta ni se le pregunta nada. Simplemente se le notifica. Papi, me llevo el coche, dame para gasolina. Le ordenan que se vaya al cine con mami, mientras los hijos están de fiesta. Lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos: ¡Papi, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan!

No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo.

Yo estoy aterrado: después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos, mis nietas han empezado a llamarme "pa"..........!!!

CREO QUE QUIEREN DECIR:
¡¡¿¿PA'QUÉ SIRVES??!!


Don Emilio Calatayud, Juez de Menores de Granada, trata el mismo tema, desde el ámbito judicial. Resumiendo su posición, podemos decir que el padre no puede convertirse en colega ni amigo de su hijo, porque, si sucede esto, su hijo se queda huérfano de padre. Os propongo que escuchéis las dos partes de una de sus múltiples conferencias. Se puede hablar más alto, pero no más claro.

Felicidades y enhorabuena al Juez Don Emilio Calatayud.

23 comentarios:

Chacien dijo...

En mi humilde opinión, amigo Antonio, es radicalmente falso que sólo las mentes privilegiadas puedan "percibir cosas que no se pueden expresar con el Lenguaje". ¿Donde dejaríamos, entonces, la tan traída y proverbial intuición femenina, cualquier intuición, en general?

Yo le sé poner, como de cosa que me resulta familiar, el ejemplo de la poesía, en donde, si hay algo que distingue al poeta del que no lo es, no consiste en que el poeta sea capaz de percibir nada distinto, sino en su capacidad de expresarlo por medio del lenguaje poético; de hecho, generalmente no es que el poeta descubra nada nuevo al lector de poesía, sino que el lector de poesía es capaz de reconocerse en un poema, precisamente porque lo que allí se dice ya lo había sentido él con anterioridad. Todos tenemos la capacidad de percibir, de sentir, de emocionarnos, y, si bien es verdad que no todas las personas poseemos el mismo grado de sensibilidad, no es menos cierto que una sensibilidad más sutil o desarrollada no implica una mayor capacidad para poder expresarse. Son muchos, innumerables, los que sienten, pero muy pocos, en comparación, los que aciertan a expresar con palabras dichos sentimientos. Todos, incluidos los "genios" como usted los llama, sucumbimos con diversa frecuencia ante lo inefable, lo que ocurre es que algunos tienen la fortuna de vencer y poder expresarlo (no siempre) y otros no.


Respecto al tema principar, he de decir que valoro como uno de los pilares de la educación el respeto a los mayores, no sólo a los padres, aunque a estos con mayor motivo, por supuesto. Se podría hablar mucho sobre el trato que se está dando a los mayores en la sociedad actual, pero sería abundar en lo que todos conocemos: la falta de respeto y consideración generalizados.

Se me ocurre plantear una pregunta: si la educación es un bien que no surge espontáneamente, si es algo que se adquiere, si es algo que se aprende, ¿quién educa a los más jóvenes en una sociedad donde el maestro ha de lidiar con grupos de 25 o más alumnos por clase, donde ambos progenitores trabajan para pagar la hipoteca de la casa y no tienen ni tiempo material ni ganas de dedicarse a algo que requiere el cuidado y supervisión constantes por parte de algún adulto, entiéndase, "educado"? ¿Habrá que confiar en la inspiración divina para que insufle, como en un soplo, ciertos valores a los vástagos de nuestras familias?

Un abrazo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos, Chacien,

Como siempre, su comentario refleja una capacidad de análisis y de expresión que no está al alcance de todos los humanos, ni mucho menos. Vd. afina más de lo que es habitual en este mundo actual, en el que los valores, muchas veces, ya casi ni existen. Lo que pasa con los jóvenes en general, con las debidas excepciones, que siempre las hay, creo es es más causado por el ambiente general de nuestra Sociedad, que por la incapacidad, o el desinterés, de los padres y docentes, en hacer bien su trabajo. Es que, tanto unos como otros, tienen muchas circunstancias en contra: las modas, los Mass Media, etc…, pero ahí tenemos la Realidad que nos ha tocado vivir, con las consiguientes consecuencias.

Mire Vd., por ejemplo, las noticias que están saliendo ahora por los medios masivos de comunicación: el desprecio que siente la famosa tenista Arantxa Sánchez Vicario por sus padres: mientras todo iba viento en popa, sus padres eran sus protectores. Ahora, cuando el dinero y sospechosos intereses han entrado en juego, el respeto y el amor a sus padres se ha convertido en algo devaluado. Es que las circunstancias cambian con los tiempos y la situación personal de cada uno.

El cuanto al uso de la palabra Genio y su valoración, me mantengo en lo dicho, y todo ello sin discrepar con Vd., porque en ella incluyo al poeta, al creador, al auténtico hacedor de poesía y lector de ella, excluyendo, por supuesto, a multitud de autodenominados escritores que aparecen en publicaciones varias, incluidas las de Internet, que se creen que escribir una poesía es redactar un texto cualquiera en Word y publicarlo en renglones centrados.

Por supuesto que éste no es su caso, amigo Carlos, y, conociendo su capacidad para escribir poesía y escudriñar el sentido de un poema escrito por otro, tiene Vd. que permitirme que lo incluya en la categoría de los Genios. Eso es a lo que me refería y lo que pienso, sin que valgan ahora innecesarias modestias por parte suya, si es que Vd. opta por renunciar a este calificativo.

Mire Vd., Don Carlos: su padre, Don Serapio, es un Genio en lo suyo, y Vd. también, Don Carlos, es un Genio, por la parte que le toca.

Piense Vd. que digo lo que pienso y no me entretengo en panegíricos innecesarios e improcedentes.

Le envío mi admiración y un gran abrazo.

Antonio

Chacien dijo...

Querido amigo, todo depende del auténtico significado que le demos a la palabra "genio". Le pongo un ejemplo: cuando el periodismo era una profesión de mayor prestigio que en la actualidad, en nuestro país era frecuente que un periodista o un presentador, como persona instruida, se refiriera a un genio de la música al nombrar a Mozart, Bach, Beethoven, etc.; hoy en día le aplican ese calificativo a cualquier musiquillo de tres al cuarto que se haya destacado por algo y tenga cierto grado de popularidad. Quiero decir que el término está devaluado, porque, si en virtud de la ligereza con que aplicamos según que calificativos cualquiera puede ser eso mismo, se pierde la principal cualidad de la excelencia, esto es, la excepcionalidad. ¿Se imagina un campo de trébol donde todos tuvieran cuatro hojas?, pues no tendría ninguna gracia el hecho de ver uno.

Escuche los telediarios; si un gato ha sido atropellado, eso es una tragedia; si un vehículo se sale de la calzada y se incendia y se ven cuatro hierros retorcidos, eso es un espectáculo dantesco, y lo dice alguien que probablemente no ha visto a Dante ni en pintura. No quisiera ofenderle, pero, en mi opinión, hay ciertos calificativos que convendría usar con más mesura para que no pierdan todo su valor; reservarlos sólo para las ocasiones en que no exista otra palabra que los pueda sustituir, así, en su momento podremos otorgarlos convenientemente, como una medalla o distinción que se otorgan en razón de un mérito particular, pero que no valdrían nada si son concedidas a docenas o puñados, un día sí y otro también, a cualquiera y por cualquier motivo.

Le agradezco los calificativos, también en nombre de mi padre, por lo que tienen de simpatía y estimación, pero valoro más el seguimiento que nos hace y el simple hecho de que lea lo que escribo con la suficiente atención para percibir cualquier errata o hacer alusión a algún detalle que le haya llamado la atención o dando pruebas de haber profundizado en la comprensión del texto. Las palabras de encomio, al fin y al cabo, son humo; lo otro son hechos que implican un mínimo esfuerzo por su parte, lo cual, no se ofenda, me parece mucho más de agradecer.

Un abrazo nuevamente, y ya sabe que cuenta con toda nuestra estimación.

elena clásica dijo...

Mi querido Antonio:

Absolutamente brillante el texto escrito por don Germán de la Cruz Carrizales y del que disfrutamos en esta entrada, junto con el comentario que nos ofreces y el que aporta nuestro amigo don Carlos Hernández, Chacien.
Se abren varios temas interesantes. Me ha gustado mucho lo que dice don Carlos sobre la imposibilidad de los maestros y progenitores para educar a los más jóvenes como se merecen y como necesita la sociedad. Entramos en una contradicción que produce sus caóticos frutos. suscribo absolutamente estas palabras.

En cuanto al tema de la degeneración del lenguaje pareja a la degeneración de los valores éticos y morales de la sociedad, me descubro ante tu capacidad observadora recogida de forma clara y sintética, querido Antonio.

Y aquí entramos en un tema muy, muy querido por mí, que es la relación entre el pensamiento y el lenguaje. ¿Qué es antes? ¿Podría existir el pensamiento sin lenguaje? No parece que sea así. Por tanto, bien lo sabía Humboldt, cuánto más compleja sea la lengua más complejo podrá llegar a ser el pensamiento.
Las sociedades más avanzadas nos dejan testimonio de un sistema lingüístico enormemente complejo.

Qué puedo yo decir ante un Maestro de las lenguas clásicas. Los casos del latín, del griego, que se perpetúan en algunas lenguas actuales, como el alemán, y que otras han heredado a través del uso de las preposiciones, dan fe de la posibilidad abstracta del pensamiento. La subordinación, la filosofía nacen de un lenguaje que permita la abstracción, como un juego laberíntico, como si nos sumergiéramos en "El Aleph" de Borges.
Por tanto la realidad llega hasta donde pueda llegar el lenguaje. Un punto crucial en esta relación intrínseca entre ambos conceptos lo desempeña Nietzsche, pues nuestro filósofo busca un método para superar la limitación del lenguaje. El pensamiento puede llegar más allá, parece querer mostrarno. Así, entraríamos en la metáfora, en el simbolismo tan intrincado, extremadamente complejo de sus obras.

Ciertamente, en todo caso, la degradación de la lengua solo ha de traer un descenso en el peldaño de los valores morales. El uso afortunado de la lengua así como la firmeza en la educación no están reñidos nunca con el cariño y el afecto, al contrario van tan unidos como el lenguaje y la realidad.

Fascinante esta entrada pues abre un sinfín de comentarios.

Querido Antonio, te envío un beso gigante. Tu admiradora Ἑλένη.

César dijo...

D. Antonio, tenía un gran comentario (grande por lo extenso) a su entrada, pero al intentar dejarle la dirección aquella de la crítica del libro del Sr. Francés y debido a mi proverbial ineptitud para estos menesteres he conseguido perderla. Recuerdo haber escrito qué gran aula nos presenta usted y qué agudos los comentarios.
Con más tiempo tal vez me atreva a reconstruirla. Le dejo aquella dirección que me pedía, no me he olvidado.

http://nuncaestardesilachicallega.blogspot.com/2010/07/balas-de-carmin-de-alfredo-garcia.html

César dijo...

D. Antonio, qué interesante aula ha dispuesto usted. Qué agudos comentarios! He de confesar que incluso me siento aludido cuando usted comenta que poesía no es disponer líneas de palabras cuya terminación coincida; D. Ramiro de Dospechos se ha revuelto en su tumba al leerlo, pero asiente. D. Carlos lo ha manifestado de una manera clara: todos podemos percibir la belleza de las cosas, pero muy pocos pueden describirla y conmovernos al hacerlo. Los elegidos necesitan apenas tres vocablos para embellecer el pensamiento mientras que nosotros, he aquí la prueba, pataleamos y nos peleamos con las palabras para manifestar un sencillo pensamiento.
También coincido con D. Carlos en su apreciación de que los adjetivos pierden su valor cuando los utilizamos en exceso. Algunas palabras deberían llevar candado que sólo abriríamos en fiestas muy de guardar.
"La degradación del lenguaje sólo ha de traer un descenso en los valores morales", dice Dña Helena.
Y así parece, aunque no se pueda demostrar la causa-efecto.

Y ahora el tema de los hijos-padres, ay!
La degradación paulatina de la educación se debe sin duda a la inversión de los valores; antaño uno de los valores más cotizados era la buena educación que no siempre corría paralela con el saber enciclopédico. Las madres se encargaban de ello de generación en generación. Hemos pasado de considerar los valores humanos como lo más importante a dejarlos en un lugar menor en favor de los bienes terrenales. Favorecido todo ello por la mollicie y el estado del bienestar que ha hecho que pensemos que jamás vamos a necesitar de los demás. Educamos a los hijos para que aprendan a ganar dinero, no para que sean felices y disfruten de lo que hacen. Y no añadiré nada más porque nada de lo que pueda decir supera lo que que aquí se dijo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Carlos,

Coincido con Vd. en el sentido de que hoy día, en los Mass Media, muchas veces se utiliza la palabra Genio a la ligera. Ya no es el caso de que algún entrevistador se lo aplique a alguien que le da porrazos a una guitarra, o a alguien que escribe ripiazos: lo que a mí me horroriza es cuando alguien empieza sus palabras diciendo.. Porque nosotros, los artistas… Eso es de un Narcisismo de lo más repelente.

En cuanto a la palabra Genio, coincido con Vd. en que sólo hay que aplicarla en casos excepcionales. Claro, casos de éstos sólo se dan dos o tres en cada siglo, pero, partiendo de la base de que desde el subnormal o el oligofrénico hasta el Genio hay un buen tramo, cuando uno está por encima de la Media, de lo que consideraríamos normal, normalillo, no tiene por qué haber problema alguno en aplicarle la palabra Genio o genial a alguien que sobrepasa con creces el nivel de la mayoría.

Vayamos ahora a los casos concretos: Vd. navega por Internet, al igual que yo, y conoce perfectamente que los hay de osados que se autoatribuyen el calificativo de Poeta, Escritor, Novelista, o cosas por estilo, cuando lo que escriben está vacío de pensamientos y deforme en la expresión. Evidentemente que Vd. pertenece al grupo de los más exigentes, y sus escritos están en la línea de la perfección formal y la densidad de pensamiento e ideas. En este sentido está Vd. por encima de la Media, y en el mismo sentido puede reconocérsele el calificativo de genial, por la excepcionalidad de sus escritos.

Otro ejemplo: ¿Cuántos hombres conoce Vd., con una formación académica prácticamente inexistente, por no haber pisado, seguramente, ni Institutos ni Universidades, que tengan la categoría humana y artística de su padre, formado en la Universidad de la vida?

Creo que Vd. y yo, en el fondo, coincidimos. Lo que pasa es que yo tengo cierta tendencia a abusar de algunas palabras, y, como buen andaluz, a pecar de cierta exageración a la hora de emitir juicios que creo que se corresponden con la Realidad.

Aprovecho la oportunidad para enviarles mi reconocimiento y un abrazo a Vd., y también a su padre, Don Serapio.

Antonio

Isabel Barceló Chico dijo...

Esta entrada ha dado pie a una interesante discusión. También yo creo que no hay pensamiento sin lenguaje y que, cuanto más se empobrezca éste, más se empobrecerá aquel.

En cuanto a la degradación de la palabra (o del concepto) "padre" que plantea el autor del texto que nos has propuesto creo que también merece alguna reflexión.
Yo no he cumplido las 7 décadas de las que habla, pero desde luego a mi padre lo llamaba papá y te aseguro que nadie se levantaba de la mesa sin su permiso ni le faltó jamás autoridad. No le hablábamos de usted, pero sí le teníamos un enorme respeto que, a veces, estaba también teñido de temor (a que se enfadase, o a que nos riñera o castigara).

En mi experiencia como madre, puedo decir también que el uso de apelativos cariñosos de/a los hijos no implican, necesariamente, falta de autoridad o de respeto.

No niego que el lenguaje pueda tener una relación más o menos directa con la consideración y respeto que hijos y padres de deben mutuamente. Más importante me parece, sin embargo, la dejación que han hecho muchos padres respecto a su deber de educar. Ha habido al menos una generación (quizá sean más) que han renunciado a ser padres para convertirse en "colegas" de los hijos: ese ha sido su profundo error, porque al no enseñarles qué papel corresponde a los padres y cual a los hijos, dónde están los límites en relación con los demás, han maleducado gravemente a sus retoños y éstos, desafortunadamente, maleducarán también a los suyos.

No comparto, por otra parte, la idea de que el hecho de que los varones compartan las tareas domésticas haya contribuido a su falta de autoridad. La autoridad es una cualidad moral, creo yo, y se adquiere por el propio comportamiento ético y social, no por las actividades externas. Creo que un padre que respeta a su esposa, que comparte con ella muchas responsabilidades, entre ellas las del cuidado del hogar y de la prole, difícilmente puede ser calificado por ello persona de escasa o nula autoridad. Al contrario, pueden ser ejemplos a seguir para que esta sociedad sea menos injusta de lo que es hasta ahora en materia de igualdad entre los sexos.

Esto lo aclaro, sobre todo, para que no haya confusión: que nadie vaya a creer a estas alturas que para recuperar la autoridad paterna los padres hayan de dejar de comprar el pan. A cada cosa, lo suyo.

Estaría bien que los padres aprendieran a ser padres, empezando por decir la palabra "no", que es la más educativa.

Saludos cordiales, querido amigo.

Chacien dijo...

Sí que se le nota un poquito la ascendencia andaluza, amigo Antonio, sí que es un poquito exaherao, sobre todo cuando se trata de contentar a los amigos; pero bueno, los que le conocemos ya sabemos a qué atenernos y no nos lo tomamos muy en serio, asumiendo que es producto de su juvenil entusiasmo e inagotable generosidad.

Por lo que voy viendo, el sentir es bastante unánime por lo que respecta al tema que nos ha propuesto. Singularmente, aparte de lo bueno que he leído en el resto de comentarios, coincido con don César en destacar el papel que tradicionalmente han desempeñado las madres en la educación de los hijos, independientemente del grado de cultura y del nivel intelectual de las familias. Indudablemente, el amor y la abnegación con que las mujeres llevaban a cabo esta labor implicaba cierto sacrificio, ciertas limitaciones en cuanto a sus perspectivas, lo cual no siempre era bien reconocido y estimado, pese a ser una tarea importantísima, que, como ocurre con cualquier otro bien, se acaba notando, como ahora, sólo cuando lo echamos en falta.

Nuevamente, un gran abrazo.

PACO HIDALGO dijo...

Don Antonio; totalmente de acuerdo con el artículo de El siglo: un padre es un padre, no puede ser un colega, no puede consentir según que cosas con los hijos, la tolerancia no quiere decir laissez faire total con los hijos. Nadie dijo que ser padre (o madre) era fácil. Y el mayor legado que un padre puede y debe dejarle a un hijo es una buena educación, no la permisividad absoluto y un libertinaje escandaloso; eso no es ser buen padre, por mucho que sea la costumbre universal generalizada. Tampoco un profesor puede ser el amiguito del alumno, de ninguna manera, hasta donde vamos a llegar...
En fin, estoy de acuerdo que la misma relajación del lenguaje (Padre-Papá), acaba relajando las costumbres y normas sociales, degenerándolas y corrompiéndolas
Es mi opinión.
Que tenga una gran semana.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena Pascual, Elena Clásica, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,

Poco puedo yo añadir a lo que tú dices y genialmente comentas: sólo mostrar mi conformidad, mi aquiescencia, y total simpatía con lo que dices. Es, desde luego, una gtran satisfacción comprobar cómo personas de tu categoría y tus conocimientos comparten las mismas ideas que uno. Aparece de una forma persistente tu admiración por Wilhelm von Humboldt, el gran Gigante del estudio de las Lenguas y uno de los fundadores de la universidad de Berlín, que todavía conserva su nombre.

Y es que, cuando uno se apoya en los más grandes genios que han existido, no necesita uno recurrir a muchos, porque los Grandes de verdad casi lo han dicho todo, y, como bien dices, a Wilhelm von Humboldt se puede, y se debe, recurrir siempre, cuando uno habla de las Lenguas y su significación.

No voy a extenderme en este comentario, ni debo hacerlo, porque cualquier cosa que dijese sólo sería parafrasear y confirmar lo que ya has dicho tú, y es bien cierto que la claridad y contundencia con la que hablas no necesita de exégesis alguna: tu dominio de la Lengua en general y de la nuestra en particular es más que generoso y clarividente. Sólo unas palabras para agradecerte el énfasis, el entusiasmo, y los conocimientos que derrochas en todas tus intervenciones.

Como lo que nos une es la amistad auténtica, te envío un abrazo enorme, gigante. Si no fuera así, y aún siéndolo, a tus pies, Mi Querida Elena. El brillo que este espacio tiene se debe en buena parte a tus magníficas y soberbias intervenciones, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Cesar,

Muchas gracias por sus palabras y por el enlace al libro de Don Alfredo, Balas de Carmín, que paso seguidamente a leer, y, seguramente, alimentar mi inteligencia y renovar mi buen ánimo y disposición para con él. Seguro que encontraré en su reseña abundantes motivos de humor y de admiración. También tengo pendiente darme un paseo por D. Ramiro de Dospechos, al que considero un escritor de primera línea, aunque, la verdad, me quedan algunas cosas por leer de él. Y es que uno no puede estar en todo, y menos cuando se trata de escritores prolíficos como es Vd. Estos últimos días me he entretenido bastante con Nunca es tarde si la chica llega, que es un espacio que me llega al alma, por tratarse en él temas intrascendentes en apariencia, pero de forma solemne, es decir, sublime, como le corresponde a un gallego de pura raza y sangre céltica.

Ya me está Vd. soltando la caballería, haciendo costado al lado de Don Carlos, y me está Vd. llamando exagerado. ¿Qué le amos a hacer? No es que yo sea exagerado, es que convivo con seres excepcionales, entre los que se encuentra Vd., y ése es el motivo por el que tengo que recurrir a vocablos grandilocuentes, porque son necesarios.

Ya veo que en el tema de la relación padres-hijos coincidimos en todo Vd. y yo: claro, es para mí todo un orgullo y satisfacción coincidir con una eminencia como Vd. Es así, amigo Don Cesar, y no me venga Vd., ahora con falsas e innecesarias modestias. Échele un vistazo a los dos vídeos que he incluido ahora, los del Juez de Menores de Granada, Dom Emilio Calatayud, y podrá comprobar que también hay otra eminencia que coincide con nosotros. Será por algo, y ese algo es que tenemos todas las cartas para convencernos de que tenemos razón.

Y, como sé que Vd. es el más grande entendido en vinos que hay en España, ahí va esa frase de Karl Jaspers, tomada de su libro sobre Nietzsche:

El valor de la producido no tiene nada que ver con la forma como se ha producido y el hecho de que un orador se haya bebido una botella de vino para pronunciar un buen discurso no le quita mérito al discurso.

Que Vd. lo disfrute, Don Cesar. Le envío un abrazo.

Antonio

Ramon Torné Teixidó dijo...

No només queda "pa", hi ha altres diminutius, com "profe", "compi" etc. que són ben usuals.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Isabel Barceló,

Contesto, en lo que puedo y sé, a tu extenso y sesudo comentario. Yo creo que el hecho de llamar de o de Vd. a los padres va en relación al lenguaje coloquial de la región de cada uno. En Andalucía siempre les hemos llamado de , tanto al padre como a la madre, mientras que en Extremadura, por ejemplo, se les llama de Vd., y siempre conllevan las dos formas un profundo respeto. El problema está en cuando se cambia del Vd. al tú. Es en el cambio en el que se muestra la devaluación de la palabra. Si alguien le ha llamado de Vd. a los padres y, de repente, empieza a llamarlos de tú, es que algo pasa,

Si les echas un vitazo a los dos vídeos que he incluido, al final, del Juez de Granada, el Sr. Calatayud, comprobarás que, como exquisitamente dice él, un padre no puede ser ni el colega ni el amigo de su hijo, porque entonces el hijo se quedaría sin padre, se convertiría en un huérfano, a expensas de haber ganado un colega o amigo más. Hasta aquí todos de acuerdo.

Comparto contigo la idea de que, en demasiados casos, los padres han delegado la función de ser padres en otros, como pueden ser los Profesores o los Maestros, como si para ser padre o madre fuese suficiente únicamente el acto íntimo de la procreación. Comparto igualmente que las tareas domésticas las puede, y las debe, hacer lo mismo la madre que el padre: tampoco es de registro lo que sucede en algunos casos, en los que el padre es una especie de mayordomo o intendente que hace todas las tareas domésticas, mientras la madre se dedica a otras actividades consideradas más intelectuales, porque una cosa es compartir, y otra muy distinta es ser un subordinado o esclavo más.

Quizá haya que tener en cuenta, en este último aspecto, el hecho de que el autor del texto se ubica en México, y, como de todos es sabido, la liberación y equiparación de la mujer al hombre, en México y demás países americanos de habla hispana,  no es la misma que en Europa, y todavía les queda un buen camino por recorrer.

Veo, con satisfacción, amiga Isabel que, en lo fundamental y esencial, coincidimos en todo.

Te envío un gran abrazo.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Paco,

Como era de esperar, su comentario es equilibrado, coherente, y lúcido. Amplía Vd. el territorio, incluyendo la devaluación del Profesor o Enseñante, que, en el peor de los casos, puede que sufra Vd. en propia carne, como todos. No obstante, casi estoy seguro de que esa devaluación de la palabra Profesor en la Enseñanza a Vd. no le afecta, porque, conociéndolo un poco, puede uno estar seguro de que sus alumnos le tienen que tener un respeto y un afecto que más de uno envidiaría.

Y tampoco hay que exagerar las cosas, porque también sabemos todos que esa degradación de la que hablamos tampoco es general. Como en todas las circunstancias, siempre hay las excepciones de rigor, las que confirman la regla, y hemos de convenir todos en que todavía quedan, gracias a Dios, una buena cantidad de jóvenes adolescentes que siguen los caminos rectos del respeto ante los mayores, antes los padres y madres, ante los profesores.

Le invito a que le eche un vistazo a esos vídeos, que seguramente conoce, en los que vemos a un Sr. Juez de Granada, andaluz como Vd., y como yo, que tiene una clarividencia, que es una maravilla.

Le envío un afectuoso saludo, y le deseo toda la felicidad del mundo, incluido el éxito total en sus clases.

Antonio

Aristos Veyrud dijo...

Amigo Antonio importante tema el de su publicación presente. La relación valor/pensamiento necesariamente termina involucrando el valor ético. Y ya sabemos por la historia que la moral es tan voluble como todas las demás cualidades humanas. Los cambios acelerados que la tecnología ha impuesto a las sociedades tanto desarrolladas como a las pobres, afectan sus bases religiosas y de comportamiento social. La información cada vez es más directa y llega desde los principales centros de creación de valor a una velocidad que es imposible procesarla o cuestionarla en el tiempo prudencial. Nos vemos avocados por no decir obligados a tragarla entera, cuando prácticamente ya ha intoxicado y es difícil purgarla. Las estructuras y programas académicos no se corresponden con estos vertiginosos cambios y de ahí surgen cantidades de conflictos que no se alcanzan a solventar en su momento preciso. Los niños y jóvenes cuyos padres por las razones que sean no pueden estar con ellos el 90% del año tienen un tutor moral sustituto en los medios de comunicación como la televisión, cine, internet, video juegos, pandillas, etc todos ellos con un denominador común: no tienen la más mínima responsabilidad ni afecto con esos niños y esos jóvenes, así es, especialmente afecto. Dichos programas están basados en incentivar la satisfacción y felicidad basada en el consumo y en el entretenimiento que considera una diversión la desvalorización y el irrespeto de lo humano y fundamentalmente el acriticismo.

El articulista es mexicano y se refiere a un sector de la población mexicana. México tiene un total de 114 millones de personas, de las cuales unos 30 millones viven en la total opulencia, con todos los avances de la civilización a la mano y de sobra. Un segmento de la población que en promedio en su adolescencia hablan mínimo dos idiomas, con acceso a las mejores universidades de su país o a las que escojan en el mundo si les da la gana de estudiar y lo que sea, con un equipo de nanas, profesores, tutores, psicólogos, bueno por educación y bienestar no se pueden quejar. Luego está el sector de los menos ricos y de los altos empleados del sector público y privado que tampoco se pueden quejar. Después están los que creo enmarca el escritor del artículo. Por último quedan los cerca de 50 millones de pobres que ya están en otra realidad muy distinta. Que con padre o sin tienen que enfrentarse como sea al hambre de cada día, trabajando como esclavos de las grandes corporaciones o de las peligrosas organizaciones criminales o rebuscando su sobrevivencia. Con ellos ningún padre tiene la culpa de haberlos educado en la pobreza.

Aristos Veyrud dijo...

En cuanto a lo de genio a veces es difícil detectar al genio en tiempo real sobre todo cuando este se desempeña dentro de la estética. Grandes músicos, pintores, poetas, escritores, actores en fin… que en su tiempo no fueron tenidos en cuenta ni por la crítica, ni por el público, solo al pasar los años y a veces los siglos es que se les reconoce su importancia. Sin ir muy lejos Gabriel García Márquez cuando presentó su novela Cien años de soledad a una importante editorial mexicana le dijeron que no valía la pena, en su defecto publicaron la novela “La isla de los hombres solos” del escritor costarricense José León Sánchez quien fue considerado por muchos en este país como un tarado y un idiota, pues resulta que la novela del tarado ha sido traducida a más de 60 idiomas con elogios del mismo García Márquez quien decidió probar con sus cien años de soledad con una editorial argentina y los resultados fueron muy diferentes.
Como dice usted hay proliferación de todo tipo de escritos y autodenominados, no solo en la red sino también en las grandes editoriales, periódicos y revistas especializadas, considero positivo este ejercicio así se preste a la vanidad de muchos, lo que resulta a la larga inocuo pues quien decide en últimas instancia es la misma historia quien apartará lo superfluo de lo esencial y necesario. Es casi una ley natural que de cada cierto número de miles de practicantes de un arte solo unos cuantos se destacarán. De diez mil estudiantes de violín si mucho 15 o 20 serán virtuosos y así con todas las demás artes, pero esos miles que no logran la cúspide son más que necesarios para el proceso de despunte de los destacados. También sucede que muchos se inician en un arte y al comienzo no muestran ni de lejos que nacieron para eso, pero al transcurrir el tiempo y a fuerza de constancia y pasión se convierten en gigantes de lo que antes no se les daba.
Saludos amigo Antonio!!!

César dijo...

D. Antonio, usted me multiplica por dos con sus halagos: uno que no se lo cree y otro a quien le gustaría creérselo. Contestaré brevemente a la dulce crítica realizada por usted en tono andaluz: efectivamente "Nuncaestardesilachicallega" ha querido ser siempre un espacio sin pretensiones, entre otras cosas porque mi talla intelectual se encuentra en el perceptil 99. Es decir, como la de casi todo el pueblo llano. Por otra parte ya la vida es lo suficientemente seria como para no tomársela un poco a broma. En cuanto al vino, esa chulería que a veces me gasto, lo explica con meridiana claridad D. Ramiro de Dospechos: "...es tan entendido en vinos, que con solo ver el vaso sabe si es blanco o es tinto."
Por eso de cuando en cuando me paso por este espacio para que alguien me diga, chavalote, no te lo creas, eres humano. Quiero sí homenajear (este es el post adecuado) a un genio de mi familia, él sí que lo es, mi hijo que aún llamándome papá y tratándonos ambos con cierta camaradería jamás me ha faltado al respeto, jamás me ha defraudado.
Deportista, modelo, músico autodidacta, escritor y ávido lector de cinco libros al mes, oposita y aún no ha podido demostrar su valía. Rezo todos los días a todos los dioses para que no caiga en La rueda de Hermman Heesse.
Le recuerdo, querido profesor, que una mentira repetida mil veces no se transforma en verdad. Así que como César que soy nunca olvido que soy un mísero humano.
Mis respetuosos saludos.

Javier dijo...

Algo de cierto parece haber en el dualismo pensamiento/lenguaje, Antonio, porque, a menudo, lo que no nombramos no existe, carece de entidad, y eso procede de nuestro más agónico atavismo. Jugando con los sentidos, tampoco parece tener existencia lo que no vemos, por más que sepamos que no es así. Entra en juego un complejo mecanismo de razonamiento autodefensivo que inhibe cualquier provocación que atente nuestra integridad.

En este proceso, la degradación del lenguaje, de las palabras, precede (o quizá va pareja) a la degradación-denigración del objeto del término, y aunque sociólogos y psicólogos estarán sin duda en contra, creo que efectivamente así sucede, de modo que cuando queremos o deseamos infringir daño emocional a alguien, sólo tenemos que buscar las palabras adecuadas, que con frecuencia suelen ser diminutivos o despectivos del vocablo original (nada diré de la poderosa arma que el lenguaje fue y es en manos de regímenes totalitarios).

En este proceso, lo que interesa más es la degradación no ya del individuo referenciado en tales términos, sino la de todo el grupo, el conjunto humano, la sociedad entera que a estos abismos se asoma. Haciendo un ejercicio de trasposición, si cambiamos la figura del padre por la del profesor, del don fulano se pasó al interpelativo fulano, luego al desdeñoso fulanito, y ahora simplemente a eh, tú. Esta rápida transición en la relación entre profesor y alumno, en la que algunos (tontos o bienintencionados, o ambas cosas a la vez) quieren ver un avance social claro y evidente, más paréceme a mí no sólo relajación de los buenos usos y costumbres necesarios para el correcto diálogo entre diferentes (¿o alguien piensa realmente que un profesor puede ser colega de sus alumnos?), sino la disolución del sistema todo. De modo que, a lo mejor, deberíamos avanzar en la construcción de uno nuevo. Eso sí, tras desmontar ordenadamente el vigente.

Un abrazo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Efectivament, amic Ramon, la degeneració del llenguatge afecta tothom. Passar de Sr. Professor, a Professor, Profe, Tío, Tu..., Escolta... és la conseqüència de la degeneració dels valors i el respecte.

Jo he passat per la següent evolució: Don Antonio, Sr. Martín, Sr. Professor, Professor, Profe,Tio, Tu, Escolta....

Tota una meravella!

T’envio una solidària salutació, amic Ramon.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Cesar,

Comparto con Vd. esa pretensión de ser como la mayoría de los hombres, no como las mujeres, que, por definición, siempre son mejores y más listas que los de nuestro género, como bien reza en el cabezal de este espacio. Por otra parte tengo que recordarle que esa pretensión suya y mía no son nuevas, ni somos originales en ello, porque ya el gran Horacio (Odas, II, X,5) hablaba de la Aurea mediocritas [Medianía dorada, áurea], como el sistema de pensamiento y de vida más apropiado para ser feliz: el no distinguirse por ninguno de los extremos, ni por abajo ni por arriba.

Enhorabuena por su hijo, respetuoso con Vd., y seguramente con todos los demás: en efecto, el hecho de que lo llame papá no es un mal indicio en él, sino todo lo contrario, señal de cariño y respeto juntos, porque todo enunciado general tiene, como bien sabemos, sus correspondientes excepciones.

Lo felicito desde aquí, Don Cesar, por ese hijo suyo que, por lo que me dice, tiene todas las de ganar, aunque aún no haya conseguido salvar la valla de la correspondiente oposición. No soy yo el más indicado para dar consejos, y mucho menos a Vd., que es un hombre cabal y sensato, pero voy a hacer una excepción y le voy a regalar un hemistiquio de Virgilio (Eneida, X, 284):

Audentis Fortuna iuuat.
[La Fortuna ayuda a los osados, a los audaces]

Le ruego que le traslade a su hijo, de parte mía, estas palabras de Virgilio, y le inste a que siga opositando, porque, como ya nos anticipó el poeta Latino, el que la persigue la consigue; o, si no, que se tome como lema el enunciado de su Blog,el de Vd., Don Cesar:

Nunca es tarde si la chica llega.

Pues igual: Nunca es tarde porque la oposición la ganará.

Le envío un abrazo vinero para Vd., y mi admiración y mis mejores deseos para su hijo.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Profesor Don Javier,

Es Vd. una inteligencia superior, y ello se demuestra, entre otras cosas, en que cada palabra que escribe es como un pensamiento inscrito en mármol, por la contundencia y la fuerza expresiva que imprime en sus palabras. Efectivamente, lo que no percibimos por los sentidos sencillamente no existe, o, por lo menos, no existe para nosotros, que diría el gran Protágoras, el Sofista Griego.

Totalmente de acuerdo con Vd.en la interpretación que nos dal del insulto como forma de degradar a alguien, o de la deformación de una palabra para desmejorar el objeto o idea a que apunta. Su razonamiento es impecable, y no creo que haya lingüista alguno que, siendo riguroso, se atreva a contradecirlo.

Impecable su interpretación del lenguaje en los Regímenes totalitarios, sean de Izquierdas o de Derechas, que da lo mismo. Ahí tenemos al propio Augusto, para no salirme del terreno que me es más conocido, que, ejerciendo un Régimen totalitario, con un Senado que era pura pantomima, cosa que Vd. sabe mucho mejor que yo, se hacía llamar a sí mismo Primus Inter. Pares [ElPrimero entre iguales]. ¡Y una mierda! Que le diría cualquier sabio analfabeto o cateto de mi pueblo.

Todos los que nos hemos dedicado a la docencia llevamos en nuestro cuerpo, y en nuestra alma, la herida, o las heridas, que hemos recibido al ver cómo nuestro status se degradaba a la par que se degradaba la fórmula que los alumnos utilizaban para dirigirse a nosotros. ¿Qué le voy a decir yo? De todos es bien sabido que esos presuntos –aquí sí es necesario ese vocablo tan utilizado- alumnos y alumnas han enviado a muchos profesores y profesoras suyas al Psiquiatra o a la Calle, por no recordar a los que han sido enviados a los Juzgados por una denuncia sin base alguna. Si las cosas no cambian algo, ¡la que nos espera!.

Le envío un abrazo solidario, amigo mío, Profesor Don Javier.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Aristos Veyrud,

Como siempre, y a ello ya estoy acostumbrado, sus comentarios no se acotan en la anécdota y lo superficial, sino que vuelan por encima de todo, y, con la suficiente perspectiva, analizan los fenómenos en su conjunto, y desde una visión global. Sus conocimientos sobre América Latina, que superan con creces las de cualquier Europeo, nos demuestran que nosotros, losEuropeos, muchas veces pecamos de ingenuos y poco rigurosos, al valorar las circunstancias de lo que sucede en América, del Sur, Central, y también del Norte.

Muy interesante ese análisis que nos regala sobre la Realidad Social de México que, desde España, tendemos a englobar en un solo grupo social, cuando la Realidad es que son muy variopintos los mundos en los que se mueven nuestros hermanos de México, al igual que otros de los diferentes países con los que compartimos Lengua y tradiciones.

Tengo la sensación de que Vd. pone mayor interés y énfasis pedagógico cuando escribe comentarios en otras bitácoras que cuando lo hace en las suyas propias, y eso lo engrandece a Vd. y le da categoría porque cuida más las casas ajenas que la suya propia.

Y es que tengo que reconocer que sus comentarios, todos, son más que concienzudos y meditados, bien meditados, de forma que es imposible, por innecesario, comentarlos o hacer la exégesis de los mismos, porque son lo suficientemente claros en las ideas y exactos en la forma, sin que haya lugar a contradecirle en nada, puesto que Vd. argumenta de forma cabal, como es, por otra parte, propio de alguien que se mueve con facilidad en el terreno del pensamiento más lógico y empírico.

Este espacio se enorgullece y recobra calidad al recibir sus comentarios, motivo por el que, como es de justica y educación, le estoy más que agradecido.

Le envío un afectuoso saludo, amigo Aristos [Ἅριστος: El Mejor].

Antonio