ANTONIO MARTÍN ORTIZ: NO ES SUFICIENTE CON QUE LA MUJER DE CÉSAR SEA HONRADA: TAMBIÉN DEBE PARECERLO
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
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sábado, 6 de octubre de 2012

NO ES SUFICIENTE CON QUE
LA MUJER DE CÉSAR SEA HONRADA:
TAMBIÉN DEBE PARECERLO


Villa de los Misterios, Pompeya

VARIVM ET MVTABILE SEMPER FEMINA
Varium et mutabile semper femina
(Vergilius, Aeneis, IV, 569-70)
La mujer es siempre una cosa cambiante y mutante
 
http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lsante01/Vergilius/ver_ae04.html
http://sdelbiombo.blogia.com/2011/060801-pequeno-curso-de-pintura-romana-en-la-villa-de-los-misterios.-pompeya.-2-el-cuar.php


Pompeia, a daughter of Quintus Pompeius Rufus, a son of a former consul, and Cornelia, the daughter of the Roman dictator Lucius Cornelius Sulla, was the second wife of Julius Caesar
Pompeya, hija de Quinto Pompeyo, Esposa de Cayo César
Según la historia, Julio César se divorció de Pompeya Sila el 62 aC., cuando él era Pontifex Maximus, algunos años antes de  obtener el poder absoluto, porque ella asistió a unos “Saturnalia”, exactamente las fiestas de la Bona Dea, una especie de orgía sexual que se permitían las damas romanas de la Aristocracia en algunas oportunidades, a las que también asistiría P. Clodio, disfrazado de mujer, en un intento por yacer con Pompeya Sila.

Anunciado el divorcio, es decir, el repudio, las más conspicuas matronas del patriarcado romano pidieron a Julio César la anulación de su divorcio, ya que su esposa, Pompeya, había asistido sólo como espectadora y no había cometido acto alguno deshonesto. Julio César contestó:

“La mujer de César no sólo debe ser honrada, sino además parecerlo”.

Desde entonces, parafraseando a Julio César, cuando una persona cae bajo la duda de haber cometido un acto sospechoso, aún cuando no esté comprobada la realidad del mismo, se dice:

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/mas-otorgo-400000-euros-ayudas-fundacion-su-esposa-20120925

Veamos ahora lo que dicen las fuentes clásicas.

Llamado [Julio César] como testigo contra P. Clodio, acusado de sacrilegio y convicto de adulterio con su esposa Pompeya, aseguró no haber descubierto nada, a pesar de que su madre Aurelia y su hermana Julia habían declarado a los jueces toda la verdad: y, como se le preguntaba por qué, pues, había repudiado a Pompeya, contestó: 


Es necesario que los míos estén tan exentos de sospecha como de crimen.
Cayo Suetonio Tranquilo, Vidas de los Doce Césares , El Divino Julio,  LXXIV

In Publium Clodium Pompeiae uxoris suae adulterum atque eadem de causa pollutarum caerimoniarum reum testis citatus negauit se quicquam comperisse, quamuis et mater Aurelia et soror Iulia apud eosdem iudices omnia ex fide rettulissent; interrogatusque cur igitur repudiasset uxorem: 

Quoniam, inquit, meos tam suspicione quam crimine iudico carere oportere.

Caius Suetonius Tranquillus, De vita Caesarum libri : Diuus Iulius, LXXIV

Appelé en témoignage contre Publius Clodius, qui était à la fois accusé de sacrilège et convaincu d'adultère avec Pompeia, sa femme, il affirma ne rien savoir, quoique sa mère Aurélia et sa soeur Julie eussent fidèlement déclaré aux mêmes juges toute la vérité; et comme on lui demandait pourquoi donc il avait répudié Pompeia: 

"C'est, dit-il, parce que je veux que les miens soient aussi exempts de soupçon que de crime».


Ὁ δὲ Καῖσαρ ἀπεπέμψατο μὲν εὐθὺς τὴν Πομπηΐαν, μάρτυς δὲ πρὸς τὴν δίκην κληθείς οὐδὲν ἔφη τῶν λεγομένων κατὰ τοῦ Κλωδίου γιγνώσκειν. Ὡς δὲ τοῦ λόγου παραδόξου φανέντος ὁ κατήγορος ἠρώτησε, ‘πῶς οὖν ἀπεπέμψω τὴν γυναῖκα;

"‘ὃτι,’ ἔφη, ‘τὴν ἐμὴν ἠξίουν μηδὲ ὑπονοηθῆναι".

Ταῦτα οἱ μὲν οὕτω φρονοῦντα τὸν Καίσαρα λέγουσιν εἰπεῖν, οἱ δὲ τῷδήμῳ χαριζόμενον ὡρμημένῳ σῴζειν τὸν Κλώδιον.

Ἁποφεύγει δ᾽ οὖν τὸ ἔγκλημα τῶν πλείστων δικαστῶν συγκεχυμένοις τοῖς γράμμασι τὰς γνώμας ἀποδόντων, ὅπως μήτε παρακινδυνεύσωσιν ἐν τοῖς πολλοῖς καταψηφισάμενοι μήτε ἀπολύσαντες ἀδοξήσωσι παρὰ τοῖς ἀρίστοις.
Plutarch. Plutarch's Lives. with an English Translation by. Bernadotte Perrin. 
Cambridge, MA. Harvard University Press. London. William Heinemann Ltd. 1919.

En cuanto a César, al punto repudió a Pompeya; pero, llamado a ser testigo en la causa, dijo que nada sabía de lo que se imputaba a Clodio. Como, sorprendido el acusador con una declaración tan extraña, le preguntase por qué había repudiado a su mujer:

“Porque quiero- dijo- que de mi mujer ni siquiera se tenga sospecha”.
 
Unos dicen que César dio esta respuesta porque realmente pensaba de aquel modo, y otros, que quiso con ella congraciarse con el pueblo, al que veía empeñado en salvar a Clodio.
 
Fue, pues,  [Clodio] absuelto de aquel crimen, habiendo dado con confusión sus votos los más de los jueces, para no exponerse al furor de la muchedumbre si condenaban, ni incurrir en el odio de los buenos si absolvían.

Marco Tulio Cicerón
Foto: Leo con asombro e incredulidad lo siguiente:
 
“Caesaris uxor non satis honeste, etiam ut videretur” 
(la esposa del césar no solo debe ser honesta, también debe parecerlo).
 http://aleon.wordpress.com/2012/09/26/la-caridad-bien-entendida-comienza-por-casa-2/
 
Es en un artículo en el que se habla de la esposa de Mas, el President de la Generalitat. No es esto lo que me interesa, sino el abuso y mal uso que se hace últimamente de frases Latinas. Mal hechas y mal citadas. 

Ni me consta que la tal frase exista, ni es correcta, caso de existir, ni es buena la traducción de la supuesta frase, ni es correcto el Castellano, pues habría que escribir “La”, en lugar de “la”, César” y no “césar”, y “sólo” en vez de “solo”. 

Según la historia, Julio César se divorció de Pompeya Sila al poco tiempo de obtener el poder absoluto, porque ella asistió a unos “Saturnalia”, orgía sexual que se permitían las damas romanas de la Aristocracia en algunas oportunidades, a las que también asistiría Clodio, disfrazado de mujer. 

Anunciado el divorcio, las más conspicuas matronas del patriarcado romano pidieron a Julio César la revocatoria de su divorcio, ya que su esposa, Pompeya, había asistido sólo como espectadora y no había cometido algún acto deshonesto. Julio César contestó:
 
“La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino además parecerlo”. 

Desde entonces, parafraseando a Julio César, cuando una persona cae bajo la duda de haber cometido un acto sospechoso, aún cuando no esté comprobada la realidad del mismo, se dice “no sólo hay que ser sino parecer”.
 http://www.elperiodico.com.gt/es/20120818/opinion/216643/
 
Veamos ahora las fuentes clásicas.
 
In Publium Clodium Pompeiae uxoris suae adulterum atque eadem de causa pollutarum caerimoniarum reum testis citatus negauit se quicquam comperisse, quamuis et mater Aurelia et soror Iulia apud eosdem iudices omnia ex fide rettulissent; interrogatusque, cur igitur repudiasset uxorem: quoniam, inquit, meos tam suspicione quam crimine iudico carere oportere.
 Caius Suetonius Tranquillus, De vita Caesarum libri : Diuus Iulius, LXXIV
 http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lspost02/Suetonius/sue_vc01.html
 
Appelé en témoignage contre Publius Clodius, qui était à la fois accusé de sacrilège et convaincu d'adultère avec Pompeia, sa femme, il affirma ne rien savoir, quoique sa mère Aurélia et sa soeur Julie eussent fidèlement déclaré aux mêmes juges toute la vérité; et comme on lui demandait pourquoi donc il avait répudié Pompeia: "C'est, dit-il, parce que je veux que les miens soient aussi exempts de soupçon que de crime». 
http://remacle.org/bloodwolf/historiens/suetone/cesar.htm
 
Ὁ δὲ Καῖσαρ ἀπεπέμψατο μὲν εὐθὺς τὴν Πομπηΐαν, μάρτυς δὲ πρὸς τὴν δίκην κληθείς οὐδὲν ἔφη τῶν λεγομένων κατὰ τοῦ Κλωδίου γιγνώσκειν. Ὡς δὲ τοῦ λόγου παραδόξου φανέντος ὁ κατήγορος ἠρώτησε, ‘πῶς οὖν ἀπεπέμψω τὴν γυναῖκα;’ ‘ὃτι,’ ἔφη, ‘τὴν ἐμὴν ἠξίουν μηδὲ ὑπονοηθῆναι.’ 
Ταῦτα οἱ μὲν οὕτω φρονοῦντα τὸν Καίσαρα λέγουσιν εἰπεῖν, οἱ δὲ τῷδήμῳ χαριζόμενον ὡρμημένῳ σῴζειν τὸν Κλώδιον.
 Ἁποφεύγει δ᾽ οὖν τὸ ἔγκλημα τῶν πλείστων δικαστῶν συγκεχυμένοις τοῖς γράμμασι τὰς γνώμας ἀποδόντων, ὅπως μήτε παρακινδυνεύσωσιν ἐν τοῖς πολλοῖς καταψηφισάμενοι μήτε ἀπολύσαντες ἀδοξήσωσι παρὰ τοῖς ἀρίστοις.
 Plutarch. Plutarch's Lives. with an English Translation by. Bernadotte Perrin. Cambridge, MA. Harvard University Press. London. William Heinemann Ltd. 1919. 7.
 http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A2008.01.0130%3Achapter%3D10%3Asection%3D6
 http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A2008.01.0130%3Achapter%3D10%3Asection%3D7
 
En cuanto a César, al punto, repudió a Pompeya; pero, llamado a ser testigo en la causa, dijo que nada sabía de lo que se imputaba a Clodio. Como, sorprendido el acusador con una declaración tan extraña, le preguntase por qué había repudiado a su mujer: 

“Porque quiero- dijo- que de mi mujer ni siquiera se tenga sospecha”. 

Unos dicen que César dio esta respuesta porque realmente pensaba de aquel modo, y otros, que quiso en ella congraciarse con el pueblo, al que veía empeñado en salvar a Clodio. 

Fue, pues, absuelto de aquel crimen, habiendo dado con confusión sus votos los más de los jueces, para no exponerse al furor de la muchedumbre si condenaban, ni incurrir en el odio de los buenos si absolvían.
 http://es.wikisource.org/wiki/Vidas_paralelas:_Julio_C%C3%A9sar
Julio César
 

M. TVLLI CICERONIS EPISTVLAE AD ATTICVM, I. XVI (16)
[Roma, Junio/Julio, 61 aC.]

Así pues, si me preguntas la causa de la absolución, para que vuelva yo ya a lo primero, te contestaré que fue  la necesidad de dinero de los jueces y su falta de honradez.
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.02.0008%3Abook%3D1%3Aletter%3D16%3Asection%3D2

21 comentarios:

maestro 1989 dijo...

¿Qué pasa por ahí arriba con la Independencia?.
¿Es que sois "dependientes"?.

Chacien dijo...

Sin querer entrar en lo particular del asunto que nos propones, es decir, dejando a un lado el caso concreto y sus implicaciones políticas: si César tuvo estas u otras motivaciones, me quedo con el valor universal de la propuesta y me declaro conforme con su utilidad y sentido moral.

Nada más leer la frase me vino al pensamiento uno de los exemplos de El Conde Lucanor, el nº XLVI, cuyo título reza:

DE LO QUE CONTESÇIÓ A UN FILÓSOFO QUE POR OCASIÓN ENTRÓ EN UNA CALLE DO MORAVAN MALAS MUGERES

Aunque, como puede leerse en la conclusión del texto citado, creo que conviene añadir a la frase de Julio César (de manera que quede resaltada) una sutil distinción entre lo que es malo para la fama y aquello que perjudica la salud y bienestar de nuestra conciencia:

"Et devedes saber que en las cosas que tañen a la fama, que tanto aprovecha o enpeçe lo que las gentes tienen et dizen como lo que es verdat en sí; mas cuanto para Dios et para’l alma non aprovecha nin enpeçe sinon las obras que el omne faze et a cuál entención son fechas".

Obviamente, Julio César era un personaje público y debía priorizar ese aspecto de su personalidad; yo, sin embargo, como simple ser humano, situó en primer término mi buena conciencia, aunque me cuide en lo posible, o en la medida de lo que parece razonable, de las buenas apariencias, entre otras cosas, porque no olvido el Exemplo del filósofo que hace ya varios lustros me proporcionó, con la lectura de su obra célebre, el ilustre Don Juan Manuel.

Saludos muy afectuosos.

P MPilaR dijo...

Y pienso , luego no sé ni si existo, ¿qué ha la mujer de extraño
que solo a su causa carguen
sospechas y desengaños?
Me da que ya los césares rezumaban
'ma(r)chismo', jejeje...
Eso, con los aires de secesión que se respiran, dan otro brillo singular al panorama. Dónde vas a poner!

Un abrazo, Antonio

P MPilaR dijo...

No sé si el comentario entró o se diluyó por el éter.
Es así que, pensando por no saber si ni existo, decía de los césares cuánto celo y gobernanza desplegaron hacia la mujer y su (de ellos) moral.
Y te lo decía en unos endecasílabos, que he olvidado.
Ovidio, para retenerlo en la mesilla de noche por si catecismo no surgiera.
Sigo aprendiendo cabe tu blog...
Un abrazo, Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo mío, Carlos Hernández,

Muy interesante el texto que nos regalas de El Conde Lucanor, en el que queda ben claro que la mayoría de las veces es más importante lo que se dice que lo que se hizo . Voy a ñadir ahora unos datos que me llevan a pensar que realmente algo hubo entre Pompeya y Clodio, según nos confirma Cicerón en su carta a Ático, que he incluido en el texto, y en la que se dice que los jueces fueron sensibles al dinero y faltos de rigor.  No obstante, no podemos olvidar que los sucesos objeto del posible adulterio ocurrieron en el 62, cuando ya existía una enemistad manifiesta entre Clodio y Cierón, que intervino en el juicio, atacando duramente a Clodio. Posteriormente, el año 53, Clodio fue asesinado por los secuaces de Milón, que fue defendido por Cicerón en su discurso Pro Milone, siendo condenado Milón, que tuvo que exiliarse de Roma.

Particularmente pienso yo que sí hubo adulterio entre Pompeya y Clodio: lo que pasa es que, si eso quedaba claro, la posición de César hubiera quedado debilitada, y, en ese caso, con un simple repudio a Pompeya, ho hubiera sido suficiente.

Cuentan la fuentes antiguas que, en el juicio por Milón,  Cicerón pronunció una “oratiuncula”, una especie de “discursillo”, porque perdió los nervios, dado el ambiente de alboroto y presión que rodeaba al tribunal. No obstante, el discurso que nos ha llegado a nosotros es uno de los mejores de Cicerón, porque Cicerón, avergonzado del discurso que pronunció, cuando volvió a su casa, redactó el que le habría gustado pronunciar, que es el que nos ha llegado a nosotros.

Resumo a continuación los datos históricos que complementan lo que acabo de decir.

Te envío un afectuoso abrazo, amigo mío, Carlos.

Antonio

No obstante, en diciembre de 62 aC., el escándalo de los misterios de Bona Dea supuso una brecha en la relación entre Cicerón y Clodio. Vestido como una mujer (ya que no se permitía la presencia de hombres en este tipo de misterios), Clodio entró en la casa de Julio César, en ese momento Pontifex Maximus, cuando los misterios se estaban aún celebrando, presididos por Pompeya Sila, la esposa de César. En ese momento se especuló con que Clodio se había disfrazado así para intrigar con Pompeya Sila, la esposa de César, con quien tendría una relación. Fue descubierto y llevado a juicio, pero evitó la condena sobornando al jurado. Las violentas declaraciones públicas que hiciera Cicerón durante el juicio debieron originar el odio de Clodio hacia el orador, incitándolo a buscar pronta venganza.

En el año 53 aC., mientras Milón era candidato al consulado y Clodio aspiraba al proconsulado, ambos rivales reunieron sus bandas, que se enfrentaron en las calles de Roma, retrasándose así las elecciones. Finalmente, el 18 de enero del 52 aC., Clodio fue asesinado cerca de Bovillae, en un enfrentamiento con los hombres de Milón, en la vía Appia. Sus enfurecidos seguidores establecieron su pira funeraria delante de la Curia e incendiaron  el propio edificio senatorial. Milón fue acusado de asesinato por Apio Clodio Pulcro, el Mayor y el Menor, los dos hijos de Cayo Clodio Pulcro; Apio Clodio Pulcro no parece haber tomado parte en el juicio. Torpemente defendido por Cicerón en su Pro Milone, Milón debió exiliarse.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Muchas gracias, María Pilar por tu comentario, que tiene desparpajo y gracia. Ya se sabe, ya lo sabemos, que los Romanos en general y los Césares en particular eran más machistas que nadie, pero ¿qué le vamos a hacer? Uno no puede cambiar la historia. Podemos hablar también de las mujeres Romanas, muchas de las cuales los tenían bien puestos y eran las dueñas de sus casas, teniendo al marido sometido en muchos aspectos, porque LAS CASAS ERAN EL DOMINIO DE LAS MUJERES, LO MISMO QUE LA CALLE Y LA PLAZA PÚBLICA LO ERA DE LOS HOMBRES.
A ver si tu mente recuerda esos versos de Ovidio y nos los recuerdas, que nos interesan a todos.
Te envío un gran abrazo, amiga mía.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...


Amigo mío, maestro 1989

Creo que Vd. pide demasiado. Si quiere saber la situación política de Catalunya, cómprese algún periódico y vea las televisiones, porque Vd., en cuyo perfil no aparece ningún dato, quiere que yo me desnude y le manifieste lo que pienso en mi interior en temas tan delicados como la situación política que estamos viviendo. Con el debido respeto, le digo que no lo voy a hacer, porque, si lo hiciera, sería yo como una especie de prostituta que gratuitamente se exhibiría en un escaparate, cosa que, evidentemente, no voy a hacer.

Le envío un afectuoso saludo,

Antonio

Natàlia Tàrraco dijo...

Amigo del alma, me pillas de mal talante, sucede, disculpas.

Me pregunto si los romanos no leían el pasado fuera de su contexto, como nos sucede a nosotros, sin embargo opinaron, en latín claro, del pasado, incluso del muy lejano. Igual que hacemos nosotros, ellos eran anacrónicos. Por más que nos esforcemos, por más que seamos (no es mi caso) eruditos, por mucho que nos zambullimos en aquellos tiempos desde cierta "prespectiva", los pies los tenemos en el hoy. No sé qué diría Julio de nuestras disquisiciones, no sé qué dirían los galos de las de Julio en sus guerras, o los griegos o romanos de lo que dice, por un decir, Indro Montanelli...¿un frívolo? Depende del punto de vista de los galos en Julio, o de griegos y romanos, en Montanelli u otros autores después de sus épocas.
Para sentirnos en sus huesos tendríamos de haber nacido en su tiempo, lo cual anularía este comentario y muchos otros. Lo cual resulta enojoso y deprimente, puesto que significaría que cualquier lectura sobre el pasado no puede ser tomada como verídica desde ningún punto de vista. Visto ésto, ni caso, opinamos, opinaban, decían sobre el ayer, ellos, nosotros,todos los que han querido opinar. ¿¿¿Rigor científico??? Otro dilema cuestionable, que se aplicaría a todo y digo todo, análisis, siempre rebatible.

Julio de los Julios no era ejemplo de virtudes, mujeriego, lógico, era hombre y la mujer ¿por qué quejarse? estaba con la pata quebrada en su casa, eso sí, mater familias, llaves en mano,el marido a lo público. Sus palabras me suenas a discurso lleno de eufemismos muy astutos, cosa que vendría de lejos, un discurso político de cara a la galería, nada nuevo, total, la mujer estaba por así decirlo, fuera de juego.
Volvemos a aquello de...!cuidado! eran los tiempos. A ese paso aún estaríamos en Altamira ¿No se admiten críticas a la historia?
La mujer romana, por lo menos accedía al divorcio, después a la dote, a contar con posesiones, al aborto y...a gozar en secreto de bellos esclavos, gladiadores como la que encontraron en Pompeya.
Pero...ella ha de parecer, más que ser, virtuosa. En la edad media ya quisieran las mujeres tamaños desparpajos, cada cosa en su contexto, jeje.
Podemos recrearnos en bellísimos textos latinos, debemos hacerlo. Sin embargo, así lo siento, no podemos dejar de mirar atrás, no con ira, pero sí desde cierta crítica, de este modo hemos avanzado, por un decir las mujeres desde entonces. No todo lo pasado fue mejor, aprendemos de los errores y los aciertos, y leemos, imposible de evitar, desde parámetros actuales. De alguna manera, ellos, ellas, no eran ni somos tan distintos, el discurso de Julio aún funciona, aquí tenemos, ahora la vigencia del pasado.

Besitos y reitero disculpas, me pillas bullanguera.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Natàlia,

Leo tu comentario y quedo perplejo, del todo, tanto por el contenido como por la forma del pensamiento expresado. Da la sensación de que yo me dedico a defender a los Romanos y a dejar por buena la situación de las Romanas, cuando yo lo que hago, o por lo menos lo intento, es dejar constancia de mis pobres conocimientos de un mundo y una forma de vivir que existió y que, mal que no nos guste, no podemos cambiar.

Como sucede con todo, hubo aspectos buenos y también los hubo indeseables y repugnantes. Desde luego que nadie va a poner en duda el hecho de que cualquier proceso de imponer allí donde sea una Nueva Civilización es un proceso violento, que nadie puede aprobar, porque suele ser producto de la Guerra, y la Guerra, por definición, es siempre indeseable; pero también debe aceptarse que esa Civilización que nos fue impuesta aportó algunos valores positivos, valores que yo no voy a destacar ahora, por considerarlo innecesario e impropio, y, además, porque son valores que tú conoces perfectamente.

Entre líneas creo leer en tu comentario una especie de desprecio hacia la Lengua que utilizaron esos conquistadores que fueron los Romanos. Tú vas a convenir conmigo en que todas las Lenguas son un instrumento de comunicación y no una finalidad en sí misma. Lo bueno o lo malo procede del uso que se haga de ella: un buen cuchillo sirve lo mismo para cortar un buen jamón que para cortar una cabeza. En consecuencia, el mérito o el demérito no depende de la herramienta, sino del uso que se haga de ella.

Citas a Indro Montanelli. Tengo que recordarte que, como Historiador, tiene un rigor y un mérito prácticamente nulos: lo suyo no es la investigación seria y rigurosa, sino el Periodismo de masas. Yo prefiero a Christian Matthias Theodor Mommsen (Garding, 30 de noviembre de 1817 – Charlottenburg, 1 de noviembre de 1903) y a Konstantín Fedótovich Kovaliov (Константин Федотович Ковалёв) (Mingrélskaya, 20 de mayo de 1913 - 16 de febrero de 1995), por citar sólo a los que más me gustan.

Y luego viene el tema siempre recurrente de la marginación de la mujer a lo largo de la Historia. Es y ha sido así, y eso no lo podemos cambiar: lo único que podemos hacer es seguir luchando para que este tipo de discriminación no vuelva a repetirse nunca más.

Y luego la descalificación general de todos los hombres y mujeres Romanos. Pues tampoco se trata de eso, porque en todas partes se han cocido y se cuecen habas. Pasa, o pasó, como ahora: que de todo hay, y ha habido, en la viña del Señor. Lo que yo veo más claro y más evidente es que no podemos, ni debemos, convertirnos en esclavos de nadie, ni de nada, de ningún dios, ni de ninguna ideología, ni del Coliseo Romano, construido por esclavos, ni de las Cuevas de Altamira, perforadas y pintadas seguramente también por la clase más desfavorecida. Tampoco fue Pericles el que construyó los edificiosmonumentales de Atenas, sino, como siempre, los esclavos correspondientes.

Que tengas un buen día, amiga mía.

Antonio

Natàlia Tàrraco dijo...

Amigo Antonio, veo y lo lamento profundamente, que se me ha malinterpretado. ¿Cómo vas a dudar de mi amor por el mundo clásico, el romano, más que ninguno?
Una cosa es sentir respeto, amor por la lengua latina que es la que hablamos, de la que venimos, junto con el griego, otra es no poder criticar aspectos de aquella civilización que me enamora.
Todo es relativo, se puede leer narrativa histórica y leer a Mommsen a Winckelmann (tema arte) a Robin Lane Fox, a Duby y Michelle Perrot (tema mujer) incluso a los que tocan el tema desde el periodismo de masas con toques irónicos, et, et, existen variados puntos de vista a la hora de abordarla, desde los géneros todos y todos respectables.
De ningún modo quise ofenderte, ni soñarlo, no iba contra tí nada de lo que dije, sabes que disfruto y aprendo mucho contigo, iba por la frase en sí..."la mujer del César..." et, ese sentimiento moralista y con segundas me irritó, no pude evitarlo, dentro y fuera de su contexto.
Las guerras, la esclavitud, la injustícia social, el tema ¿manido? de la mujer, nos dispararían a mil conjeturas y a mil aseveraciones que doy por lógicas.
Lo que yo quería decir o preguntar es si se puede hacer una lectura crítica del pasado, lo mismo que acepto una interpretación novelada, es más, me dedico a ello modestamente.
Los pintores de Altamira tenían el status más alto de su clan, eran chamanes capaces de "plasmar" en los muros el espíritu de la natura animal, era mágia y el mago capaz de transmitir ese ritual considerado un ser superior.

Amigo, reitero mi amor por la Roma antigua, y a través de tus entradas he aprendido muchísimo, espero seguir haciéndolo de corazón profundizando en los textos, seguir disminuyendo mi ignorancia.
Perdona si te he molestado, no era en absoluto nada personal, lo siento de veras.
Que la semana te sea propicia, amigo.



ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga mía del alma, Natàlia,

No te preocupes lo más mínimo por el comentario que te envié, porque, si alguien ha entendido mal lo escrito, ése he sido yo, pero, como ambos somos seres racionales y dialogantes, el entuerto se ha solucionado satisfactoriamente mediante eso que nos enseñaron los Clásicos, que es el diálogo. En ningún momento he dudado de tu valoración y tu aprecio por el Mundo Clásico, aún sabiendo tú y yo que hay muchas cosas que son censurables en esa Civilización que tanto admiramos, como no podía ser de otra forma, porque, como bien dijo alguien, Nihil ex omni parte perfectum [Nada es perfecto en todas sus partes].

Me satisface enormemente esa capacidad tuya para encajar un comentario algo subido de tono como fue el mío, pero también estoy en posición de entender que fui yo el que no supo leer bien lo que tú, de una forma rápida, expresaste, poniendo todo el énfasis de que disponías, cosa que tampoco debería haberme extrañado, porque te conozco como una mujer que expresa sus sentimientos con una vehemencia digna del mejor de los discursos de Cicerón o de Demóstenes.

Por mi parte todo está solucionado ya y cada cosa está en su sitio:
Nuestra amistad tiene la solidez que siempre ha tenido, y que nunca ha dejado de tener.

Creo, para finalizar, que ambos hemos practicado lo que dejó escrito el gran poeta Latino Nevio:

Libera lingua loquemur Ludis Liberalibus.
[En una lengua libre hablaremos en los Juegos Liberales (= los dedicados a Líber (Dioniso, Baco)]
[En una llengua lliure parlarem en els Jocs Liberals (= els dedicats a Líber (Dionisos, Baccus)]


http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lsante03/Naevius/nae_pall.html


Cn. Naevius (Circa 270 - Circa 201 aC.)
http://ma-planete.com/blog/view/id_22223/title_Dionysos-Bacchus/


Te envío, amiga mía, un gran y sincero abrazo.

Antonio

Isabel Barceló Chico dijo...

Creo que fue Carcopino, el gran estudioso de Roma, quien recogía en una biografía suya sobre Julio César, que le costó divorciarse de Pompeya porque le tenía afecto. En la novela corta que escribí al respecto en mi blog, de algún modo reflejaba ese afecto. Creo que César se divorció de ella (y no lo hizo de inmediato) porque su propia dignidad como varón y pater familias quedaba empañada por esa sospecha de un engaño burdo. Me pregunto si muchos varones y/o muchas mujeres hoy en día soportarían bien el que todo el mundo supiera o pensara que su pareja lo engañaba con otra persona. Al dolor por la traición me parece a mí que se añade el dolor social por la vergüenza.
En una persona de la relevancia política de César esa situación se hubiera convertido en un arma arrojadiza contra él, un motivo de burla que afectaría a su dignitas. No pretendo justificar ese divorcio sino más bien comprender las razones que le llevaron a él, cuando incluso sentía afecto por esa esposa. Cierto que César fue mujeriego, pero no un hombre que rompiera sus matrimonios.
En cuanto a Pompeya, no estoy tan segura de que lo traicionara con Clodio, sino más bien que llevaban un juego frívolo por lo demás bastante extendido entre la juventud de la aristocracia romana, como Clodio, Marco Antonio y otros jóvenes de su edad, cuya rebeldía se manifestaba en una constante transgresión de las normas. En fin, esta es mi opinión que no tiene más valor que el haber reflexionado sobre ese asunto para novelar sobre él.
Un abrazo, querido amigo, siempre trayendo asuntos tan interesantes.

Natàlia Tàrraco dijo...

No sabes cuánto me alegro amigo mío.
Nunca he pensado que pudiera existir entre tú y yo malos rollos ni malentendidos, así que no se hable más.
Espero con impaciencia tus entradas, me ilustro y disfruto, a veces, jejeje, !cómo soy!, me suelto el pelo, pero sin mala intención.
Un beso cariñoso.

PACO HIDALGO dijo...

Ay, don Antonio, que frase más cierta; cuánto tenemos que aprender de los clásicos. Aunque no tengo mucho tiempo por exceso de trabajo, y he tardado mucho en visitarlo, pero espero que no se repita. Que tenga un gran día.

P MPilaR dijo...

De tanto en tanto me pierdo por estos edenes, o quasi, lingúisticos clásicos y con el ingrediente, no menor cosa, de los diáolgos sugerentes a tres, cuatro bandas, Natàlia,Isabel, Hidalgo, Carlos.
Sigo dándole vueltas a la cabeza por aquello de que hasta el divorcio es inveción del hombre-hombre.
Por la cuenta que le ha traído tradicionalmente.
Un abrazo

carmen dijo...

Creo que entre SER y PARECER debe haber coherencia. No por "el qué dirán" sino porque es bueno para nuestro desarrollo personal.

Me encanta aprender de todos! Soy una ignorante de lo vuestro
Un abrazo de vuelta, Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga mía, Isabel Barceló,

Tan acertada y coherente como siempre en tu comentario, que comparto en su totalidad. Muy interesante lo que nos dices de la honradez de Pompeya, y la vida extraviada de Julio César, Marco Antonio y otros muchos jóvenes de la época, la llamada juventud dorada, a la que acompañaban tintes afeminados como puede ser, desde el punto de vista Romano, el excesivo cuidado de la apariencia física, llegándose a depilar en muchos casos y perfumándose, cosa que era habitual entre las mujeres.

Me hablas de una publicación en tu Blog sobre el poco probable adulterio de Pompeya. No he conseguido localizarla. Si me das el enlace completo, tendré un gran placer en leerlo.

Entretanto, te deseo que te lo pases de maravilla en Roma, y que tus alumnos sepan dejarse imbuir de tus sólidos y profundos conocimientos de la Realidad de la Roma de entonces.

Entretanto, te envío un afectuoso saludo, desde esta maltrecha España, que demasiados intentan hacer saltar por los aires, sobre todo en la tierra que tanto quiero, y que es Catalunya.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Natàlia,

Todo está aclarado y no queda ningún malentendido entre nosotros, y ello me complace en grado máximo. Nunca supuse en ti el más mínimo deseo de ofender o de resultar inapropiada. Seguramente que fui yo el que malinterpretó algunas de tus palabras. Yo también disfruto y aprendo mucho leyéndote: si en algunos casos no comento nada, es que tu velocidad y energía a la hora de escribir son superiores a mi capacidad de asimilación, porque siempre tú me ganas en velocidad y actividad. No obstante, sigo al día todos tus escritos. Tú eres como un torrente a la hora de escribir, cosa que te sitúa en gran altura.

Por ahora, te envío un afectuoso saludo.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Paco,

Muchas gracias por su visita. Ya entiendo yo que su dedicación a dar las mejores clases de Arte que uno puede imaginarse le quitan tiempo para dedicarse a actividades más lúdicas, aunque menos productivas. De todas formas, ya sabe Vd. que su visita a este espacio es un lujo que dignifica esta estancia. Yo también lo visito a Vd. con asiduidad, aunque no siempre deje la huella de mi presencia.

Le dejo un afectuoso saludo, amigo Profesor.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga María Pilar,

Ya lo comprueba Vd.: casi todo ha sido inventado por el hombre, incluso algunas cosas buenas, pero tenga Vd. en cuenta que el hombre solo es incapaz de todo, porque siempre, al lado de un hombre que se considere con algo de valor, hay una mujer, que es como el motor que lo mueve todo. Que sepa Vd. que me interesan mucho sus aportaciones musicales.

Y ahora la voy a contradecir: en la Roma Clásica, el hombre no inventó el divorcio porque existía el repudium (acto por parte del hombre de rechazar a una mujer). Era entonces cuando la mujer ejercía el diuortium (etimológicamente, acción de irse, de marcharse). Ya lo ve Vd.; los hombres tenían la posibilidad de repudium, y las mujeres tenían impuesto el diuortium.

Le envío un gran abrazo, amiga mía.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Carmen,

Totalmente de acuerdo en que entre HABER y PARECER tiene quye haber una sintonía y una concordancia, porque, en caso contrario, no nos queda más que la hipocresía y la falsedad. Te deseo lo mejor del mundo y espero que las cosas, todas, te vayan bien, y que retomes tu habitual ritmo de ediciones en el Blog, para que todos podamos enriquecernos con tus lúcidos pensamientos.

Te envío un gran abrazo,

Antonio