En ese afán por citar frases Latinas, hay una que, de forma insistente, se cita mal, pero que mal. Mucha gente, a la ligera, dice:
Veni, vidi, *vinci.
Pues no es así. Debe ser:
Veni, vidi, vici (Correcta, pero poco clásica)
Veni, uidi, uici (La que habría escrito César, de escribirla él)
Veni, uidi, uici es una locución latina empleada por el general y cónsul Romano Julio César en 47 a. C., al dirigirse al Senado Romano, describiendo su victoria reciente sobre Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela.
El lacónico comentario - traducido «llegué, vi, vencí» - a la vez proclamaba la totalidad de la victoria de César y sirvió para recordar al Senado su destreza militar (César se encontraba inmerso en una Guerra Civil contra Pompeyo). Alternativamente, el comentario se puede ver como una expresión del desdén de César para el Senado Patricio (Optimates), que, tradicionalmente, representaba el grupo más poderoso de la Res Publica Romana.
Veni, uidi, uici son la primera persona del pretérito perfecto de los verbos en Latín uenire, uidere , uincere.
XXXVII [1] Confectis bellis quinquiens triumphauit, post deuictum Scipionem quater eodem mense, sed interiectis diebus, et rursus semel post superatos Pompei liberos. Primum et excellentissimum triumphum egit Gallicum, sequentem Alexandrinum, deinde Ponticum, huic proximum Africanum, nouissimum Hispaniensem, diuerso quemque apparatu et instrumento. [2] Gallici triumphi die Velabrum praeteruehens paene curru excussus est axe diffracto ascenditque Capitolium ad lumina quadraginta elephantis dextra sinistraque lychnuchos gestantibus. Pontico triumpho inter pompae fercula trium uerborum praetulit titulum VENI VIDI VICI non acta belli significantem sicut ceteris, sed celeriter confecti notam.
C. Suetonius Tranquillus [Circa 50 -170 dC.], De vita Caesarum libri VIII :
Liber Primus, Diuus Iulius
Traducción al Castellano, con algunas modificaciones
XXXVII. Concluidas las guerras, disfrutó cinco veces de los honores del triunfo, cuatro en el mismo mes, después de la victoria sobre Escipión y con algunos días de intervalo, y la quinta después de la derrota de los hijos de Pompeyo. Su primero y más esclarecido triunfo fue sobre la Galia, después el de Alejandría, el del Ponto, el de África, y en último lugar, el de España, y siempre con fausto y aparato diferentes. En su triunfo sobre la Galia, cuando pasaba por el Velabro, fue casi despedido del carro a consecuencia de haberse roto el eje; subió luego al Capitolio a la luz de las antorchas, que, encerradas en linternas, eran llevadas por cuarenta elefantes alineados a derecha e izquierda. Cuando celebró su victoria sobre el Ponto, se advertía entre los demás ornamentos triunfales un cartel con las palabras VENI, VIDI, VICI (llegué, vi, vencí), que no expresaba, como las demás inscripciones, los acontecimientos de la guerra, sino su rapidez.
33 comentarios:
VENI, VIDI, VICI...o aquella otra:
ALEA IACTA EST (¿está bien escrita?)
Amigo del alma, siempre me han parecido dos frases de más "chulescas" de la história, la segunda un aviso de golpe militar a los OPTIMATES, !cuidadito! que tengo las legiones fuera de la Ciudad, en el Campo de Marte, el Pomerium, o sea a dos pasos.
La primera que citas, más de lo mismo tras vencer en el Ponto, durante el Triunfo...bien clarita expuesta.
Ya avisaba Julio sin irse por las ramas. De estas frases aquellos IDVS.
Me encanta repasar y requerepasar la história romana, aprendo de tus citas y no termino !salve!
Lleva mucha razón Natalia cuando afirma que las frases de Cesar son algo chulescas; a mí también me lo parecen, en especial la segunda que ella cita, cuando atraviesa el Rubicón con las tropas. Y es que Cesar si algo tenía era seguridad en sí mismo.
Por otro lado, yo también he visto múltiples veces la frase mal escrito y no sé si recuerdo hablerla leído bien, pero para eso están estas maravillas de espacios como el suyo, para ilustrarnos a los profanos.
En otro orden de cosas, agradezco enormemente que haya enlazado mi modesto álbum de fotos de Picasa; Intentaba hacer una buena colección de fotos mitológicas, pero el tiempo y lo ingente de labor, han hecho que lo tenga algo abandonado y algo desordenado. Puede que lo retome este verano y, entonces, acuda al enlace tan bueno que me dejó.
Feliz semana, don Antonio.
Amiga Natàlia,
Muy acertada la frase que citas y el contexto histórico. Ahí va lo que le cantaban los soldados triunfantes, tras la Guerra de las Galias, a César:
Gallias Caesar subegit, Nicomedes Caesarem:
ecce Caesar nunc triumphat qui subegit Gallias,
Nicomedes non triumphat qui subegit Caesarem.
César sometió a las Galias, Nicomedes a César:
he aquí que ahora recibe el triunfo el que sometió a las Galias,
Nicomedes, el que "sometió" a César, no recibe el triunfo.
Es que los soldados de César eran muy atrevidos y lo acusaban de todo, bromeando: de ser el marido de todas las Romanas, hasta ser la esposa de todos los Romanos. También, como vemos aquí, de dejarse someter (Entiéndase: sodomizar) por un hombre.
Un abrazo, amiga Natàlia, tan atenta siempre a todo, y situando cada cosa en su contexto
C. Suetonius Tranquillus, De uita Caesarum libri VIII, Diuus Iulius, XL, 4
Jejeje, algo escuché del Nicomedes, ese pirata pata palo que raptó al guapito y adolescente César, eso dicen los legionarios deslenguados, y que conoció varón.
De aquellos lances, limpieza del mediterráneo pirata a su cargo y de Pompeyo, claro !ave! César, novio de Roma.
Entre tú y yo ¿no será un "bulo" del republicanote Suetonio?
Abrazos esperando más madera (la del amigo tallista, desde luego) o mejor dicho, más citas, versos, múscicas, chanzas y puyas, bellezas.
Estimado Maestro Antonio, sin duda esta frase mostraba el desdén de Julio Cesar en el senado, bien cara le iba a costar la frasecita de marras, no tanto porque estuviera exenta de razón sino más bien porque les estaba dando una buena lección de estrategia militar, el gran escritor lacónico, el historiógrafo.
El resto es historia, ya sabemos su trágico final. Seguro que resonaba aún en la conciencia de los traidores.
Mucha envidia había ya por esos siglos.
Me encanta aprender contigo, un abrazo.
-
Tomo nota de su advertencia, amigo Antonio, para no caer en el común error si me viera en el caso de tener que citar esta frase latina; aunque en referencia a mí mismo lo veo poco probable porque, generalmente, los modestos logros que consigo, cuando consigo alguno (como supongo que le sucede a la mayoría), suelen ser más bien fruto del tesón y del esfuerzo y distan mucho del simple llegar y hacerse con el triunfo.
Por otra parte, fuera o no Julio César el que discurrió la famosa frase, ejemplo insuperable de concisión y expresividad, parece digna de su reconocida elocuencia, tanto al mando de sus tropas, al arengarlas (pese a las bromas que usted cita, se sabe que gozaba de un crédito sin parangón entre sus soldados), como en su faceta de cronista e historiador. El ilustre Montaigne, buen conocedor de los clásicos, en uno de sus ensayos, OBSERVACIONES SOBRE LOS MEDIOS QUE JULIO CÉSAR USABA PARA HACER LA GUERRA, dice a este propósito:
Y Dios sabe además con qué gracia y con qué belleza adornó esta rica materia [el arte militar] gracias a una forma de decir tan pura, tan delicada, tan perfecta que, en mi opinión, no hay en el mundo otros escritos que puedan compararse con los suyos en este aspecto.
Gracias, Natalia, por la alusión a las tallas: mi padre está en disposición de no querer defraudar a nadie y ya anda metido en madera con una nueva obra.
Saludos muy afectuosos.
Estimado profesor, espero que cuando acabe de leer los motivos por los que amo esa frase, no me tenga por un rijoso, sino que comprenda los desvelos que debería producirme a la tierna edad de 12 años.
Por aquel entonces comenzaba mi vida de interno y cualquier cosa que oliese a mujer, era desterrada de nuestra mente con estropajo y lejía. Por eso a veces nos recluíamos en los libros latinos y en sus estatuas de duros e inmarchitables senos (Comprendo que estoy a punto de caer en la ridiculez).
Lo que quería decirle es que por aquel entonces, mi buen profesor D. Antonio del que ya le hablé en otras ocasiones, nos estaba inculcando una pronunciación que había traído de Roma o de no sé donde. De tal modo que la C sonaba como K: Veni, vidi,viki. No vea usted los pecaminosos pensamientos que acudían a mi mente al oir ese nombre de mujer. Ya sé que usted, hombre probo y poco dado a zarandajas no lo entenderá, pero qué quiere, a mi traía olores femeninos...
Espero ese encargo que le hice en mi correo, a ver si podemos hacer algo..
Saludos.
Amigo Don Cesar,
Por su comentario en el espacio de Don Alfredo, en el que Vd. dice que dejemos los trueques, tengo que entender que Vd. está dispuesto a enviarme no una, sino dos docenas de buenos tintos, así por la cara, gratis et amore. Yo se lo agradezco mucho, de verdad, pero también entiendo que su economía no debe ser tan holgada, como para poderse permitir esos lujazos. Le sugiero que esperemos un poco a ver si nos toca el Gordo de la Lotería, y entonces Vd. podría enviarme, no dos docenas, sino incluso tres, y yo podría corresponder adecuadamente con papeles verdes, o del color que fuese.
En cuanto a lo que comenta en mi blog sobre la frase Veni, uidi, uici, tengo que decirle que Vd. ha tenido la suerte de tener buenos profesores de Latín, pues la pronunciación que con toda seguridad tuvo Iulius Caesar, su tocayo, fue ueni, uidi, uiki. Si Vd. pronuncia así, pues mantenga esa pronunciación, que es muestra de sólidos conocimientos en Latín. En cuanto a lo que le sugería la última palabra, pues, eso, que a Vd. le sugería lo mismo que a todos los demás, el nombre de una fémina bien totada con un una buena perspectiva de hacer algo por ella.
Reciba Vd. mi admiración por su sentido del humor y la ironía, y un amistoso abrazo.
Antonio
Me encantan tus preciones, querido amigo, y la gracia con que las haces. El caso es que no le veo yo mucho tono chulesco a las frases de referencia - en contra de la impresión de mi amiga Natalia - sino concisión, en una para relatar la brevedad de la guerra, en la otra para dejar constancia de que, cruzado el Rubicón, ya no había vuelta atrás posible y con esa acción se había jugado todo. Respecto a la posibilidad de que César hubiera sido "sometido" por un varón me parece altamente improbable, por no decir imposible: no cuadra en absoluto con la personalidad de César. Y si de algo podemos vanagloriarnos los amantes de la escritura, es de meternos en el interior de los personajes y tratar de comprenderlos y explicarlos. César no hubiera hecho eso nunca, en mi opinión. Otra cosa es que a sus enemigos les conviniera dar esa versión o que sus soldados cantaran esas canciones. Es sabido que entonaban siempre canciones burlescas en los triunfos para que los dioses no cogieran envidia de su general. Al fin y al cabo, sus vidas dependían de él, de su fortuna y de su pericia en el campo de batalla.
Entretenidísima tertulia, como siempre. Un abrazo.
Esta es mi primera visita i tiempo aquí. He encontrado cosas interesantes para muchos en su blog sobre todo el debate. De las toneladas de comentarios sobre sus artículos, creo que no soy el único que tiene toda la diversión aquí! mantener el buen trabajo.
Todo un placer encontrarte, poder leerte, pero ningún placer el darme cuenta de que todo el latín estudiado en mi bachillerato de letras, se me ha esfumado.
Besos
Nela
Hi, i just want to say hello to the community
Amiga Natàlia,
Tu valoración de las frases para definir el carácter de Julio César tienen sentido, aunque no todo el mundo esté de acuerdo en la interpretación. A mí mismo nunca se me habría ocurrido pensar en esa interpretación, pero ahora me parece sensata. Pasa que Julio César era un buen General y, como tal, no podía andarse por las ramas. Los militares no se andan con componendas: si lo hacen, en lugar de militares, se convierten en payasos. Fíjate en cómo han cambiado las cosas entre los Controladores aéreos desde que dependen del Ministerio de Defensa: ya nadie se anda con palabras, sino que todo son hechos y decisiones férreas.
Sobre el tema de Nicomedes, veo que estás muy informada. ¡Vaya Vd. a saber hasta dónde llega la Verdad y la Realidad sobre la supuesta homosexualidad y bisexualidad de Julio César! Tampoco podemos fiarnos excesivamente de Suetonio, que escribió bastantes años después y de todos es conocido el poco rigor histórico de Suetonio. Otro gallo cantaría si lo hubiese escrito Cornelio Tácito o el propio Salustio. Los que hemos hecho el Servicio Militar obligatorio sabemos que los soldados, de sus Jefes dicen de todo, mezclando hechos, deseos, falsedades, un totum reuolutum sin sentido crítico.
Te envío un gran abrazo.
Antonio
Amigo y colega Don Paco Hidalgo,
Sobre las frases de Julio César, le digo lo mismo que le he dicho a nuestra amiga Natàlia. En cuanto a las fotografías de Picasa, no sea Vd. modesto, porque la Galería de imágenes es una preciosidad, y es el producto de un trabajo muy elaborado, y el resultado es muy bueno. Le he pasado la información y el enlace a una amiga mía, Profesora también de Arte, y puedo asegurarle que ha quedado encantada de su trabajo.
Reciba un abrazo, Don Paco.
Antonio
Amiga Carmensabes, Carmen Pascual,
Tienes toda la razón del mundo, en lo que dices sobre Julio César. De todos es conocido que esa Alea iacta est, aunque inicialmente le supusiese la victoria en la Guerra Civil contra Pompeyo y los suyos, al final le costaría su propia vida, con el apuñalamiento, unos cuantos años después, por los Senadores, dirigidos por Bruto y Casio.
Te envío, amiga Carmen, un gran abrazo,
Antonio
Amigo Don Carlos Hernández, Chacien,
Yo no me lo imagino a Vd. cometiendo un error de bulto o citando mal a un Clásico. Sé que es Vd. un hombre riguroso y concienzudo y que todo lo que escribe ha pasado el filtro de la revisión más exigente. Me parece muy acertada la cita que nos trae de Montaigne. En efecto, la mayoría de Gramáticas Latinas se han hecho a partir de la forma de escribir de Julio César, y todos los que ya han traspasado la cuarentena lo saben por experiencia propia, porque antes las clases de Latín consistían traducir y traducir textos de César, fundamentalmente La Guerra de las Galias, cosa que últimamente ha cambiado algo, porque hay en Latín otros textos que nos interesan más y que están más cercanos a nuestra vida.
Opino, al igual que Vd., y Montaigne, que el Latín más puro es el de Julio César: ningún escritor Romano se presta tan bien como Julio César para explicar la Gramática Latina.
También es sabido que Julio César era un habíl manipulador de la información de forma que engañaba al lector sin decir ninguna mentira: simplemente omitía los datos que le eran desfavorables, y destacaba los que le eran favorables. Es lo que dice
Michel Rambaud, L'art de la déformation historique dans les commentaires de César (Les Belles Lettres, Paris, 1963).
Reciba Vd., Don Carlos, un afectuoso saludo,
Antonio
Amigo Don Cesar,
Ya que Vd. explica anécdotas de sus tiempos de estudiante, yo le voy a explicar también una. En el Internado en el que yo estudiaba, había una sección de libros prohibidos para el resto de los mortales, libros, a los que quienes eran estudiantes de corta edad no tenían acceso, porque estaban en Latín. Sólo los adultos podían leerlos. Como mi nivel de Latín era –modestia aparte- bastante sólido, yo, a escondidas, me hacía con esos libros, y los leía. Imagínese Vd. en los detalles en los que entraban los manuales de Confessiones para dilucidar lo que era pecado o no lo era, referente al sexo. Para poner un ejemplo, le diré que las piernas femeninas eran segmentadas: hasta aquí, pecado venial; hasta aquí, pecado mortal; más arriba, pues imagínese Vd. Eran auténticos libros que yo, a estas alturas, calificaría de más que libidinosos, libros que estaban escritos por ilustres clérigos que, por lo leído, sabían de sexo mucho más de lo que uno se imagina.
Le envío un abrazo, Don Cesar,
Antonio
Amiga Isabel,
Muy interesante tu comentario sobre las supuestas perversiones de Julio César. Como eres una gran entendida en el Mundo Clásico, creo que has dado en el clavo al sacar a relucir la posible envidia de los dioses, ante la excesiva felicidad o los triunfos de los mortales. Podría ser ése el motivo de lo que los soldados le cantaban a Julio César. No obstante, yo me inclino por otra opción: siempre ha sido normal que los subordinados digan todo y más que todo sobre sus superiores, trátese de trabajadores al mando de un Jefe, o de soldados bajo la disciplina de un General. Todo ello es un juego y no creo que moleste demasiado a los que están arriba que sean criticados, muchas veces en tono de broma, por los que están bajo sus órdenes.
Me ha encantado tu comentario y te lo agradezco de verdad.
Te envío un abrazo,
Antonio
Señor Anónimo o Señora Anónima,
Siempre será bienvenida tu visita a este espacio. Si nos dijese algo sobre Vd., igual resulta que nos percatamos de que es Vd. una persona con muchos méritos y muchos valores.
Le agradezco su visita, y le envío un cordial saludo,
Antonio
Amiga Señora Nela,
Muchas gracias por visitar este espacio. Tiene que saber que también es un placer para mí comprobar que se lo pasa Vd. bien aquí, porque de eso es de lo que se trata, de divertirse un poco y, si al mismo tiempo se aprtende algo, pues todavía mejor. Y no se preocupe Vd. demasiado de que se le haya olvidado el Latín del Bachillerato: seguro que, si se lo propone, en muy poco tiempo podrá recuperar todo lo que en su momento supo.
Le envío un abrazo, Amiga Señora Nela.
Antonio
Leo con agrado, amigo Antonio, sus puntualizaciones, y me felicito de que estemos de acuerdo, aunque quisiera destacar que usted habla con mayor conocimiento de causa porque, lamentablemente, yo nunca he leído a Julio Cesar, ni en latín ni en romance: este es el motivo por el cual me pareció oportuna la cita de Montaigne, fiado del prestigio y conocimiento del concienzudo filósofo francés. En cuanto a lo que dice Rambaud ¿no se trataría, en todo caso, de un rasgo de inteligencia que en modo alguno desvirtúa sino que refuerza la incomparable elocuencia del gran hombre de estado, origen de este debate?
Saludos nuevamente, y todos mis respetos.
Estimado D. Antonio:
Es un verdadero placer aprender con usted.
Es curioso que una frase tan "manida", en realidad se basa en un error, cosa por otro lado tan frecuente en la Historia.
Un descubrimiento que habrá que difundir, cuando venga al caso y que indudablemente contribuirá a elevar la cultura de los que así la quieran.
Por cierto en la anterior entrada coincidimos en su apreciación acerca de la pintura de Klimt.
¡Vive la libido!
Un afectuoso saludo
Hola, Antonio, disculpa mi demora en responder a tus gratos comentarios, se debe a que estos días estoy ya con una mudanza en ciernes y dispongo de muy poco tiempo. Y sí, el sábado al final hube de trabajar, colgué un poema que ya tenía hecho en un word y me fui para llegar a las 11 de la noche.
Y respecto a tu didáctica e interesantísima entrada, te diré, que efectivamente, la mayoría de las personas incurrimos en el error de escribir vinci en lugar de vici o uici, al menos yo lo hacía, quizás porque lo había visto mal escrito en algún lugar y lo creía correcto, (pues, a estas alturas, apenas recuerdo nada de latín ), pero ahora y gracias a ti, empezaré a escribirlo bien.
Me ha encantado que nos narrases las vicisitudes acontecidas para que César acuñase esa célebre frase, su victoria en las lindes del reino del Ponto y cómo se jactó de ello ante el Senado.
También me han gustado mucho las fotos con que ilustras tu docto texto, sobre todo ésa de la estatua de César ante el foro de Trajano de Roma.
Te dejo un beso enorme y unos "dulces sueños", que ya imagino que estarás en ello, querido amigo.
Al César lo que es del César...personaje fuera de lo común que se hizo célebre por sus decisiones poco comunes dignas de quien dirige el ejército de un imperio. Alguien que hace de su vida un duelo a muerte constante no puede menos que hacer una proeza de cada una de sus determinaciones.
Pero como bien cuenta la historia no era únicamente la rama militar que podía manejar con maestría, era un vencedor sobresaliente en muchas de las disciplinas que se exigen a un gobernante.
Llegar, ver y vencer suena fácil para un emperador que lo hace ver fácil.
Ojalá usted nos siga regalando muchas más páginas de este ser humano que fué más que un César.
Saludos amigo Antonio.
PD: Estoy muy agradecido con la dirección que me dejó acerca de las partituras de compositores clásicos, ya la distribuí dentro amigos músicos que no la tenían y sé que les será de gran ayuda, muchas gracias!!!
Amigo Don Carlos, Chacien,
Nada tengo que añadir ni contradecir a lo que Vd., muy sensata y documentadamente, dice. Yo creo que tampoco es cuestión de leer los textos en Latín: si uno lee buenos autores, que nos dan referencias de otros, y además tiene uno un sentido crítico perspicaz, como con seguridad lo tiene Vd., Don Carlos, no hay problema alguno. Vd. está bien informado sobre Julio César. Creo que Montaigne tiene razón, y también la tiene Ramboud. Este último es un Galo y, ya se sabe, en La Guerra de las Galias, los Galos salen como los malos y los casi bárbaros. Era la visión de un Romano vencedor que escribió sobre ellos. Ello no le puede sentar bien a un Galo actual, es decir, a un Francés. Y aquí tenemos a Ramboud defendiendo a los Galos de los Romanos. Mire Vd.: pasa en todo. Para los Romanos, el sometimiento militar a la fuerza de los territorios era considerado como una pacificación. Y no es eso: era una conquista pura y simple, exactamente lo mismo que pasa con el llamado Descubrimiento de América por parte nuestra. Eso es lo que me decían de pequeño. Ahora sé que lo que hizo España con América fue someterla por la fuerza y robar todas sus riquezas, aniquilando su Cultura. Así es como lo ven los propios interesados actualmente.
Le envío un afectuoso saludo,
Antonio
Pues sí, amigos de RITMO RANCIO,
Vds. y yo coincidimos en muchas cosas: ¡Viva la libido y a disfrutar de la vida!, que para eso hemos venido a este mundo. Y ¡viva también la buena música!, como la de Vds.
Fíjense Vds. hasta dónde llegan los errores en la cita de frases Latinas, y cómo se arrastran que, si Vd. pincha donde pone Traducción al Castellano, con algunas modificaciones,
se encontrarán con la traducción entera de la obra de Suetonio y, si se van Vds. al capítulo XXXVII, podrán comprobar que junto a la traducción al Castellano de Veni, uidi, uici, se cita también este texto latino, pero se cita mal.
Me congratula coincidir con Vds. en la valoración del pintor Klimt.
Me encanta ver que estas pequeñas correcciones que hago a lo que vulgarmente se dice tiene buena acogida entre los lectores del blog.
Reciban Vds. un afectuoso saludo,
Antonio
Amiga Mayte,
Muchas gracias por tus palabras. Ya veo que eres una experta en el Mundo Clásico al identificar el Foro de Trajano en Roma. Aquí cada uno da lo que tiene: yo, de cuando en cuando, alguna frasecita en Latín, y tú escribiendo tiernos y profundos poemas. Veo que coincidimos en muchas cosas, y en nuestra forma de pensar. Yo también te deseo dulces sueños y que no tengas que dedicar las horas de la noche a trabajar, porque eso es muy duro. Luego me paso por tu blog, a ver qué poema nuevo encuentro.
Te envío un gran abrazo y un beso cariñoso,
Antonio
Amigo Dilman,
Creo que el análisis que haces de la figura de César es de lo más congruente. Efectivamente, era un gran hombre, aunque muy ambicioso, pero ¿quién ha dicho que la ambición sea un defecto en los hombres grandes? Hay que dejar constancia de que César, durante toda su vida política, estuvo al lado del pueblo, defendiendo Leyes que protegían al pueblo y que quitaban privilegios a los Optimates, a los Nobles que eran en realidad los que detentaban el poder, por mucha democracia aparente que existiera de iure, pero no de facto.
También hay que recordar que su prosa Latina es la más pura y purista que tenemos en Latín, de forma que la Gramática Latina ha tomado lo que se llaman reglas gramaticales de la forma de escribir de Julio César.
Es un valor que no hay que olvidar el hecho de ser un gran General y un exquisito escritor.
Me enorgullece que esas partituras de música te hayan sido de utilidad, a ti y a tus amigos.
Te envío un abrazo desde esta España, en la que ahora hace un frío de miedo.
Antonio
Atinadísima la réplica a mi último comentario, lo cual prueba que usted sí que tiene un sentido crítico perspicaz.
Es un placer leerlo, maestro y amigo.
Un fuerte abrazo; y abrigarse.
Amigo Don Carlos Hernández, Chacien,
Es para mí un enorme placer comprobar que, en general, coincido en mis opiniones con una persona de tanta inteligencia y tanta sensatez, como es Vd. De verdad.
Le envío un afectuoso abrazo.
Antonio
Mi querido Antonio:
*De motu propio, a grosso modo, maravillosa es la sentencia:
veni, vidi, vinci.*
Creo que me sobra ironía, pero no puedo evitar apoyar tu comentario y continua preocupación y cuidado por la lengua, en este caso a través de la aclaración de "vici".
Y digo yo, si alguien quiere echar mano de una expresión latina pues que lo haga con conciencia de la importancia de los siglos, de la Historia, de la vida.
Porque a nadie le obligan a utilizar latinismos, así que ante la duda del uso correcto pues que se abstenga de hacerlo, ¿no?
En cuanto a la famosa cita de "veni, vidi, vici", primeramente tengo que decir que me ha apasionado la exactitud y el rigor en la explicación histórica y literaria. Bien, y conocido el contexto, pues también me han encantado las intervenciones de todos los amigos; y aunque parezca paradójico estoy de acuerdo con nuestras queridas amigas Natalì Senmartí e Isabel Romana.
Si alguna sensación recuerdo sobre la lectura de "La guerra de las Galias" y sobre "La guerra civil" de Julio César es la claridad de la lectura, la búsqueda de la rapidez de un historiador apasionado, que deja mostrar sus cualidades literarias, y son estas sobrias, concisas, casi lacónicas.
Busca la inmediatez, encontramos a Julio César como un reportero del siglo I a.C. Un comprometido peridista con la causa, que sigue una línea editorial clara, ¡pues sí, la suya! Por eso en determinadas sentencias, el escritor, el militar, el historiador, se permite entre tan directas frases, un toque, una aureola de grandeza, de placidez en la victoria que estará siempre de su lado, pretende decirnos. Sabemos que no es así, ya habéis hecho referencia al cruel fin que le tenían destinado, imposible que un hombre con tanto poder saliera finalmente victorioso.
Me encantó leer a Julio César, su prosa es tan, tan actual.
En fin, querido Antonio, me ha gustado mucho disfrutar de esta entrada que tenía leída hace días, y que la tristeza por la desaparición de tu paisano el cantaor me había impedido contestar. Me encontraba sin palabras, y cuando la voz se muestra muda, es prudente dejarla tomar fuerzas antes de que el toque del teclado sea rutinario y no hacedor de apasionado encuentro de
almas.
Discúlpame por la tardanza, querido amigo.
Un abrazo gigante, mi queridísimo Antonio de tu admiradora Ἑλένη.
Amiga Elena Pascual, Elena Clásica, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,
Como siempre, me rindo ante tus comentarios, que rozan siempre los límites de la perfección y, además, son muy enriquecedores para todos, incluidos los que de Latín entendemos alguna cosa. Tu opinión sobre La Guerra de las Galias y La Guerra Civil es un comentario literario de la mejor calidad. Se nota a la legua que tú dominas el tema de La Lengua, la que sea, a la perfección. Para ver la construcción formal de un texto, sea el que sea, no hay quien te pueda emular. En todo momento dejas traslucir tu interés y, tu Amor, por La Lengua. Te lo he dicho varias veces, y te lo repeio ahora una vez más: es muy difícil encontrar a alguien que muestre tanta empatía y tanto interés por el buen uso de La Lengua. Seguro que no hay en España alumnos que tengan una Profesora de Lengua Castellana que se pueda igualar a ti. En todas tus formas de expresión dejas salir raudales de emoción y de sensatez, al tiempo que dejas traslucir esa comprensión integral de los textos.
Lo decía Catón el Viejo: Rem tene, uerba sequentur [Domina el tema, que las palabras seguirán]. Es exactamente tu caso: dominas el tema de La Lengua como nadie, y eso se ve a la que uno lee un renglón de lo que tú has escrito. Me imagino yo la maravilla que deberá ser poderte oír in uivo (in vivo). Seguro que tus alumnas y alumnos están más que encantados de tener a tal profesora como eres tú.
Te envío un abrazo muy fuerte, y te deseo Felices Fiestas, mi Querida Elena.
Antonio
Me imagino yo, Mi querida Elena que, cuando escribes
*De motu propio, a grosso modo, maravillosa es la sentencia:
veni, vidi, vinci.*
lo haces a conciencia, con ironía y humor, para dejar constancia de la forma en que suele hacerse generalmente, a sabiendas de que no es la forma correcta, porque lo pones entre asteriscos (*), que es la fórmula que se usa en Lingüística para escribir algo que no existe, o que no está testimoniado.
Estoy más que convencido de que tú sabes perfectamente que es
motu proprio, grosso modo, veni, vidi, vici.
Tema marginal es que absolutamente casi todo el mundo dice motu propio, en lugar de la forma correcta, que es motu proprio.
.
En efecto, en las dos primeras expresiones, al tratase de ablativos latinos, ya de por sí funcionan como complemento circunstancial, sin necesidad de añadirles ninguna preposición.
Siempre es un placer comentar estas cosas contigo, Mi querida Elena.
Te envío un fuerte abrazo,
Antonio
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