"Gottingen Circle": circa 1911 (left to right): Reinach, Neumann, Lipps, Scheler, Koyre, Hering, Ms. Martius, Hamburger, Conrad, Huebener, v. Sybel, Clemens. La etimología de simpatía está en el Latín sympathĭa, que a su vez procede del Griego συμπάθεια [<σύν-πάθεια] (comunidad de sentimientos), de la misma forma que empatía procede de un no documentado, al menos a mí no me consta que lo esté en la Época Clásica, empathĭa, [<ἐμπάθεια <ἐν-πάθεια] (sentir con/en [el otro]). Anotemos que la palabra simpatía y empatía en Max Scheler remiten a una comunidad de sentimientos, bastante diferente significado del que comúnmente se le suele dar a la palabra simpatía, en el sentido de simpático o simpática.
Manuel Suances Marcos hace un estudio profundo y atinado sobre Max Scheler en:
Veamos lo que dice, entre otras cosas. Los textos en cursiva y negrita son literales de Max Scheler; los restantes lo son de Manuel Suances Marcos.
El tema del amor en la filosofía de Scheler es capital; quizá sea el que dé la última clave sobre la vida emocional, la ética y el personalismo. Dupuy la califica de filosofía del amor personal (1). Lo primero que hace Scheler a este respecto es distinguirlo de la simpatía, pues el error de identificar ambos está en la base de las éticas de la simpatía, sobre todo la inglesa. En primer lugar, la simpatía es una tendencia que, como todas, se calma con la posesión de su objeto, mientras que el amor es algo esencialmente dinámico que se dirige a los objetos en cuanto valiosos y que no se calma nunca, sino que se despliega nuevamente con cada paso conquistado en busca de nuevos horizontes de valor cada vez más altos. El amor, pues, está referido a un objeto en cuanto valioso, la simpatía no. Pero lo fundamental es que el amor es espontáneo, mientas la simpatía es reactiva:
«Pero ante todo es el amor un acto espontáneo y lo es incluso en "el amor recíproco", como quiera que éste se halle fundado. Por el contrario, es todo simpatizar una conducta reactiva. Sólo se puede, por ejemplo, tener simpatía por seres sim-patizantes; mas el amor está totalmente libre de esta limitación»'' (2).
El amor es, por tanto, como relación esencial, cualitativamente superior a la simpatía, por lo cual ésta es más amplia y menos valiosa que aquél. Visto en sí mismo, el amor es la más alta forma de intencionalidad emocional; y, aunque tratar de definirlo con exactitud, es una empresa baldía. Scheler lo describe, más que lo define:
«El amor es el movimiento en el que todo objeto concretamente individual que porta valores llega a los valores más altos posibles para él con arreglo a su destino ideal; o en el que alcanza su esencia axiológica ideal, la que le es peculiar» (3).
Por el amor, el objeto amado llega a los valores más altos conforme a su destino ideal. El amante quiere que el ser amado llegue a su plenitud y contribuye a ello en cuanto puede. Y en este movimiento no hay reposo, pues el mundo de los valores que se quiere para el ser amado es inagotable. El amor se dirige a cualquier objeto individual concreto, es decir, está abierto a todos los seres y no sólo al hombre; aunque es cierto que a éste se dirige de manera primaria, pues el hombre es individuo por excelencia portador de valores o sea, es persona. Pero el amor se dirige propiamente a seres individuales concretos, porque no tiene sentido el amor, propiamente dicho, a ideales o valores generales. El amor pide la realización del valor en un objeto concreto.
Manuel Suances Marcos:
RELACIÓN ENTRE VIDA Y ESPÍRITU EN LA ANTROPOLOGÍA DE MAX SCHELER, pp.48-50
Notas:
(1) DUPUY, M.: La philosophie de Max Scheler. Son évolution et son unité, París, PUF, 1959, p. 719.
(2) SCHELER, M.: Esencia y formas de la simpatía, Buenos Aires, Losada, 1943, p. 181.
(3) Ihidem, p. 218.
Reverso de la portada de Esencia y formas de la Simpatía
Hay circunstancias en la vida muy gratificantes, a las que uno se acostumbra con facilidad. Es lo que me pasa a mí con mi exquisita amiga Elena Pascual, Elena Clásica. Simpatizo y empatizo con ella al mejor estilo Scheleriano, porque ella es una mujer deliciosa. Como no podía ser de otra forma, con su comentario ha puesto broche de oro a este texto, regalándonos un poema de Pedro Salinas, que yo pongo aquí, en primera página, para goce y disfrute de todos.
Antonio
"Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en lo alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eres."
Don Carlos Hernández, Chacien, amigo entre los amigos, entre los mejores, allí donde los haya, nos hace a todos un buen regalo: nos trae un fragmento delicioso, también de Pedro Salinas. Aquí lo tenéis, para disfrute de todos.
Muchas gracias, Amigo Carlos,
Antonio
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.