ANTONIO MARTÍN ORTIZ: MATRIMONIVM VERSVS PATRIMONIVM: MATRIMONIO FRENTE A PATRIMONIO: UNAS ETIMOLOGÍAS CURIOSAS
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
PINCHA EN UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:

1) Spanish Riding School Vienna
2) Spanische Hofreitschule
3) Beliebte Annen-Polka
4) Best Equestrian Art School of Europe 251107.
Ejercicios de doma de caballos

viernes, 26 de febrero de 2010

MATRIMONIVM VERSVS PATRIMONIVM:
MATRIMONIO FRENTE A PATRIMONIO:
UNAS ETIMOLOGÍAS CURIOSAS



Todo el mundo sabe que las palabras matrimonio y patrimonio proceden del Latín matrimonium y patrimonium. También es conocido que ambas, en Latín y en Castellano, significan:

Matrimonium: la unión y cohabitación de dos personas de género diferente;
Patrimonium: el conjunto de propiedades que se tienen, sean del tipo que sean.

Parece que son dos palabras paralelas, y no lo son en nuestra Lengua, pero sí lo eran en la Lengua Latina. En efecto, ambas están formadas de mater-matris (madre) y pater-patris (padre).

Resulta que en la Sociedad Romana el pater familias, el padre, era el propietario de todo lo que había en su casa: mujer, hijos, animales, enseres diversos, tierras, etc.

Es evidente que cada Lengua tiene sus propias Leyes a la hora de formar palabras: ambas palabras tienen en Latín un sufijo en –monium que, desde época muy antigua, dio origen a palabras con el significado de acción o agente y posteriormente dio lugar a nombres de estado jurídico.

En este sentido matrimonium significaría la función o capacidad para ser madre, y patrimonium la situación jurídica del que es el propietario de todo, que, por su etimología y por la Realidad de la Época Romana, es el padre, el pater familias, el padre de la familia.

Evidentemente que las palabras tienen su evolución en la forma y en el significado, pero siempre queda algo de su significado primigenio y eso no se puede obviar.

En este sentido es una contradicción interna llamar matrimonium a la unión de dos personas que per se son incapaces de realizar la función de ser madre, salvo que se recurran a medios no naturales, como puede ser el caso de dos hombres o de dos mujeres, porque, en ese caso, es imprescindible la intervención de un agente externo a ellos.

Si nos queremos atener a todas las consecuencias, se podría optar por llamar matrimonium a la unión de dos mujeres, y patrimonium a la unión de dos hombres, pero, claro, eso sería ridículo.

Si ha aparecido una nueva Realidad, como lo es la unión de dos personas del mismo género, habría que buscar un nombre nuevo, pero no hacer un mal uso de uno ya existente y que, además, tiene un significado bien preciso, y una antigüedad, como mínimo, de tres milenios.

Es que la Sociedad y su concepción de la vida puede variar, pero hay cosas que son inamovibles, porque llevan en sus genes, diríamos, algo de lo que no se pueden desprender.

Es como si nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, quisiéramos, en aras a la evolución, renunciar a nuestros orígenes de homínidos y, si me apuráis mucho, de simios.

Digamos, para finalizar, que el Legislador puede llamar a las diferentes situaciones, a los estados jurídicos, como considere oportuno, pero La Lengua, que es más sabia, se resiste a asumir ciertas contradicciones. Al Legislador le corresponde aplicar los Derechos y los Deberes, mediante las Leyes que promulga, y en esto estamos todos de acuerdo, en que todas las uniones entre humanos, sean las que sean, tienen los mismos Derechos, pero, a la hora de dar nombre a cada tipo de unión, hay que tener en cuenta otros aspectos, más lingüísticos que jurídicos.

Bibliografía utilizada:

Pierre Monteil: Eléments de phonétique et de morphologie du latin, NATHAN, UNIVERSITÉ, INFORMATION, FORMATION, Paris, 1974;
A. Ernout et A. Meillet: Dictionnaire Étymologique de la LANGUE LATINE, LIBRAIRIE C. CLINCKSIECK, Paris, 1967.

Observación: si hacéis click en la correspondiente imagen, podréis leer los textos que confirman lo que acabo de decir.










APÉNDICE

Esta reflexión mía pretendía al inicio exclusivamente explicar la etimología de matrimonium y patrimonium, sin ulteriores connotaciones. Posteriormente a su publicación, recibo, en un comentario, la petición de mi amigo Fernando de que amplíe algunos términos referidos a la actividad sexual y erótica de la Antigua Roma.

Una excelente relación, exhaustiva diría yo, de la terminología referida a la actividad sexual la podéis encontrar en Léxico erótico latino. Tengo que añadir que la mayoría de palabras, exceptuadas las que se refieren a la actividad entre el pater y la mater familias, tienen una dosis despectiva y de vulgarismo. Y no os molestéis en comprobarlas en los diccionarios usuales de Latín: han sido excluidas de ellos y sólo se encuentran en diccionarios especializados.

La mejor forma de conocer esa terminología es recurrir a los Clásicos, como pueden serlo Horacio y Catulo, que hacen un uso abundante y preciso de ella. Yo mismo he publicado aquí dos poemas de Horacio, con su texto Latino y una excelente y exacta traducción, que no es mía:

EL ÉPODO VIII
Y
EL ÉPODO XII.

En ellos podéis encontrar abundancia de términos referidos a la actividad sexual en Latín.

32 comentarios:

Capuchino de Silos dijo...

Antonio me ha parecido magnífico tu post.
Por aquí se podrian pasar muchos para estar bien informados,
Muchas gracias por compartirlo.
Un saludo

Fernando dijo...

Amigo Antonio: acceder como tu alumno oyente a este blog es algo que no tiene precio. Los temas son muy interesantes y merecen la pena de ser analizados, siguiendo tus indicaciones. Por ejemplo, me he detenido en la lectura de los libros que citas y he quedado impresionado por la categoría de sus textos. Respecto a las observaciones que haces sobre cómo deberían llamarse la relaciones entre dos personas del mismo sexo, me gustaría saber si existía alguna palabra específica en Roma para algo que, parece ser, era muy usual en aquella civilización. Gracias y un abrazo.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Por lo bien que explicas la lección, amigo Antonio, no me hubiese importado nada ser tu alummo. Como esto no ha podido ser, aquí me tendrás, como bien dice mi amigo Fernando, como oyente, aunque posiblemente sea más oportuno decir como vidente.
Un abrazo.

Carmen López dijo...

Me aparece una duda, don Antonio. Oyente es el que oye, pero vidente no es el que ve, sino el que tiene capacidad de videncia, que no es lo mismo que la acción de ver. La videncia es la capacidad de ver más allá de lo que sucede en espacio y tiempo. En tal caso, ¿estamos haciando mal uso de la palabra invidente en lugar de ciego? Por ejemplo, sería también incorrecto el término televidentes, cada vez más usado sustituyendo a el de telespectador.(Todo esto al hilo de las últimas palabras de Terly, que no sería seguidor vidente, sino lector o espectador. Aunque los hay que ciertamente "evidencian" más allá de lo leído).
En cuanto a su post, interesantísimo. No obstante, aunque las sociedades cambian, la similitud o analogía de ciertas situaciones, el vacío jurídico y la dificultad de inventar nuevas palabras o términos (exceptuando a Jesús Vázquez, experto en terminologías vacías megaguays y al que casi le debemos el que la RAE aceptase la palabra "subidón"), hace que esas nuevas situaciones adopten términos ya existentes. En tal caso, ¿qué problema hay en que la unión de dos personas de igual sexo se denomine matrimonio? Hoy en día ni tan siquiera el matrimonio convencional cumple los requisitos del verdadero significado de la palabra. Qué más da llamarlo matrimonio que contubernio o que barraganería. Inventar un nuevo término sería tan absurdo como el de eliminar patrimonio, puesto que hoy en día éste pertenece tanto a la mujer como al hombre. Sin lugar a duda, la Lengua nos ayuda a conocer el mundo que nos rodea, pero sin lugar a dudas, conocer la realidad del mundo que nos rodea también nos ayuda a hacer un buen uso de la Lengua, hoy más que nunca.
Reciba usted un afectuoso saludo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga El Patio,

Interesantísima su aportación a mi espacio, en forma de comentario a mi reflexión sobre matrimonio y patrimonio. Así, tras una atenta lectura de su texto, creo que tiene Vd. razón en todo lo que dice, pues Vd. muestra una clarividencia que no suele abundar en este mundo en el que estamos.


Sus argumentos son prácticamente irrefutables. La sensatez la adorna a Vd. de forma natural. Me quito el sombrero ante su comentario y, si quiere, me pongo a sus pies. Tras una larga, porque no puede ser breve, reflexión por mi parte, recibirá Vd. una contestación más extensa y más precisa, pero esa contestación será sólo una explicación del por qué se hace ese uso de las palabras, y tenga por seguro que en ningún momento intentaré refutar ni una letra de lo que Vd. ha escrito, porque sería estúpida por parte mía la tal pretensión.

Ha sido, y es, un placer grande, encontrarla por aquí, por mi humilde espacio.

Reciba un cordial saludo, y que tenga un descansado y feliz fin de semana.

Antonio

Fernando dijo...

Amigo Antonio: tiene razón, efectivamente,"El Patio" al hablar del término alumno oyente. Quizás no es lo correcto. Yo lo he utilizado recordando el término usual que empleábamos en la Universidad cuando asistíamos a las lecciones de algún profesor interesante, sin correspondernos en virtud de nuestros derechos de matrícula. Como aquí tengo incluso tu autorización para leerte y escuchar la música que acompañas a lo escrito, me quedo simplemente con la palabra "alumno". Un cordial saludo.

elena clásica dijo...

Mi queridísimo Antonio:

Asumes en esta entrada la reflexión sobre una de las ramas de la lingüística, que se emparenta en realidad con la Filosofía, la Sociología y la Psicología: la Etimología, seguramente una de las disciplinas lingüísticas más interesantes a la hora de comprender al hombre.
Y ahora yo recurro, en cambio, al griego, me refiero al hombre: άνθρωπος y no Άνδρος, y es que desde el momento que uno utiliza palabras, éstas delimitan ya una parte de la realidad y quizás limitan o amplían su mundo; las palabras parece que toman vida propia, la lengua es la responsable de nuestra forma de estructurar la realidad, la "realidad" que, como tal, entendemos porque la nombramos, como expone Coseriu, el gigante de la Filología Románica.
Siendo así que, como nos explica Humboldt, el sabio, erudito, gran lingüista alemán, las relaciones humanas están sobremanera mediatizadas por la lengua, hasta el punto de que incluso nuestros enfados y malentendidos provienen de un desencuentro lingüístico. Así, plantea Humboldt que dos personas pueden discutir defendiendo opiniones distintas sin darse cuenta de que en realidad están haciendo un mal uso del lenguaje, y ese desencuentro puede deberse ¡a que no le están dando un mismo significado al mismo significante que ambos utilizan!
Sin duda, Humboldt nos aporta una reflexión lingüística de primer orden, antes que alterarnos unos con otros, y de exteriorizar nuestro enfado deberíamos tomarnos un momento y consultar un diccionario para saber lo que estamos diciendo, no vaya ser que, en realidad, las palabras están jugando con nosotros como duendecillos traviesos.

En esta mirada hacia la lingüística, creo que la etimología nos aporta un conocimiento más profundo de nuestra sociedad y del origen de la misma. Y aquí, la aportación, como nos brindas, Maestro Antonio, como extraordinario filólogo, es la de: la Lengua es la parte más sabia y más lúcida y coherente de nuestra sociedad y se resiste a asumir ciertas contradicciones.

Qué profundo análisis lingüístico el que has llevado a cabo desde el uso de las palabras en la sociedad. Los préstamos lingüísticos son una parte fundamental de nuestra lengua, al igual que los neologismos, a ellos tenemos que recurrir, y no puede ser de otra manera, cuando necesitamos nombrar nuevas realidad sociales o tecnológicas que no existirán ¡hasta que no les demos su nombre!

Estructuremos nuestra sociedad y nuestras vivencias desde la claridad que nos aporta la Lengua para que, tomando el ejemplo que has sacado a la palestra, todas las personas tengan derecho a convivir en la pareja que les dé la real gana, independientemente del género de las personas que integren esta pareja: si nos dejamos ayudar por la Lengua, dejarla que nombre una nueva realidad con una nueva palabra, ella nos permitirá aprender el significado del significante" tolerancia".
Me permito, por último, recordar a Humboldt en su exposición sobre la lingüística y el conocimiento antes de rechazar algo en nombre de la tolerancia, no vaya a ser que caigamos en la intolerancia. Perdón por el aparente juego de palabras pero no he pretendido que fuera tal.

(Continúa)

elena clásica dijo...

(Continuación)

Esta entrada es un homenaje a los lingüistas y filólogos extraordinarios que han alumbrado nuestra vida: el suizo Saussure, que diferencia las dos caras del signo, a saber, significante y significado.
El gran Coseriu, nacido en Mihaileni, Rumanía (hoy Moldavia), que aportó la comparación entre lenguaje científico y lenguaje estructurado.

El sabio Humboldt, que vislumbró la complejidad del pensamiento a partir de la complejidad de la lengua, y le dio a la Lingüística, la importancia que merecía como ciencia, insuflando toda su pasión en el estudio de la lengua alemana, pero también de la latina y griega, al tiempo que analizaba la lengua china, pues en ella, a pesar de la diferencia que muestra con las lenguas indoeuropeas, encontramos un sistema gramatical de la misma profundidad que éstas. A su labor de dignificar el estudio de la lengua china dedicó su vida y su obra.

En esta entrada, resumes con tu mágica inspiración, Maestro, el estudio filológico de los grandes, porque tú también eres un gigante de la Filología, y por eso disfrutamos tanto de tus explicaciones, de tus análisis profundos a la par que didácticos, y ¡maravilla de la maravillas! repletos de sentido del humor.

Has tocado en esta ocasión mi otra pasión: la Lengua, y ¡cómo he disfrutado de tu exposición!

Como vuelas, querido Antonio, como vuelas por los diccionarios etimológicos y nos abres sus páginas.

Con todo mi cariño, mi beso gigante, querido Maestro.
Tu admiradora Ἑλένη.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Fernando,

Preciosa es la poesía que dedicas en tu espacio a Juan Ramón Jiménez. Cuando la leo, casi tengo la sensación de estar reviviendo la compañía y la presencia del autor de Platero y yo. Utilizas un lenguaje sencillo y coloquial, lo mismo que Juan Ramón, con palabras tiernas y llenas de cariño hacia el homenajeado. Unos versos que pueden ser igualmente leídos, y disfrutados, por una persona adulta, con sensibilidad, que por un adolescente, o un niño. Eso es un mérito, mérito tuyo, amigo Fernando.

Sobre los dos comentarios que has hecho en mi espacio, te digo que, si revisas nuevamente la primera página, podrás comprobar que al final he incluido unos párrafos y unos enlaces que solucionan, por lo menos en parte, la cuestión que me planteabas en tu primer comentario.

Te envío un abrazo de amistad,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Capuchino de Silos,

Vengo de tu espacio y allí me he deleitado un buen rato leyéndote y dejándote mi opinión al respecto. Muchas gracias por el breve y conciso, pero elogioso, comentario que has dejado aquí.

Un beso,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Fernando,

Contesto, en la medida de mis conocimientos, a lo que me planteas, en tu primer comentario, a mi reflexión sobre matrimonium y patrimonium. En la Antigua Roma y en la Grecia Antigua, las relaciones homosexuales estaban bien toleradas inter homines, pero, inter mulieres, aunque existían, como en todas partes, estaban mal vistas y debían mantenerse en la clandestinidad, aunque tampoco eran penalizadas bajo ningún concepto: simplemente no estaban bien vistas.

En la homosexualidad inter homines hay que considerar que, aún siendo dos hombres los agentes, el que ejercía la función pasiva estaba mal visto y, para los demás, era un acto humillante que degradaba al hombre. Por el contrario el que hacía la función activa estaba bien visto y no era nada degradante, todo lo contrario, era un acto muy masculino.

Como el ejercicio de la homosexualidad era una práctica individual, sin ulteriores consecuencias, no tenía ningún status jurídico en la Sociedad, es decir, que se practicaba individualmente, pero jurídicamente no existían parejas homosexuales, lo mismo que tampoco existía la cohabitación permanente inter homines o inter mulieres. Es éste el motivo por el que no existe en Latín ni en Griego una palabra para designar la convivencia o cohabitación entre dos personas del mismo género, simplemente porque ese status no existía a efectos de ninguna clase.

Respecto al nombre que se daba a cada acción en particular, a resultas de tu comentario, podrás comprobar que añadido en la página principal unos enlaces que pueden satisfacer cualquier curiosidad.

Creo que con esto he satisfecho tus inquietudes de conocimientos.

Te envío un abrazo, Y muchas gracias por seguir mi blog cvon tanto interés.

Antonio

Fernando dijo...

Amigo Antonio: gracias una vez más por tu explicación, que responde exactamente a mi pregunta. Y gracias también por tu comentario sobre mi poesía, que me anima a seguir adelante. Un cordial abrazo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo TERLY,

Preciosa es esta oración de Gerardo Diego que nos ofreces en tu espacio para hoy. Yo, en mi condición de no creyente al uso corriente, aunque tengo mis propias creencias, la percibo como una Oda al dolor de las mujeres en particular, y del género humano en general, al dolor innecesario y gratuito que, sin motivo alguno, muchas veces nos viene dado.

En cuanto al comentario que has dejado en mi espacio, pues eso, que es tu casa y puedes venir cuando quieras. Se te encuentras bien en él, pues mucho mejor.

Un cordial saludo, y que tengas un buen Domingo,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga El Patio,

Unas cuantas anotaciones al sabroso y enriquecedor comentario que hace Vd. en mi espacio a propósito del uso de matrimonio y patrimonio. Mire Vd.: resulta que, actualmente, estamos en un mundo tan revuelto que ya nada es lo que era, ni lo que debiera ser. Aquí todo el mundo se atribuye la facultad de opinar sobre todo y de ejercer de todo, sin tener en cuenta las propias limitaciones, que las tenemos todos, y las propias competencias.

Si se tuviese un poco de Cultura, más de uno debería saber que la palabra invidente procede del Latín invidentem, que exactamente significa el que te mira mal, el que te echa el mal de ojo, el envidioso en definitiva, porque aquí el prefijo in- no significa privación, sino dirección.

Lo que yo no entiendo es por qué a uno que no ve no se le puede llamar ciego, y a uno que es de raza negra no se le puede llamar negro. Es que queremos, o quieren algunos, para ser más exacto, ser más papistas que el papa, y entonces manipulan las situaciones y las Realidades utilizando palabras que ellos creen de más nivel. Si uno ha consumido más alcohol de lo que debería, el Habla distingue dos casos:

Si es una persona de alto standing, se le llama ebrio, o que tiene una crisis enológica, que aún suena más fino, y, si es una persona normal que trabaja y vive de su trabajo, se le llama borracho; si uno tiene sus facultades mentales distorsionadas, en el primero de los casos, se le llama enfermo mental, y, en el segundo, loco. A un individuo que nos tima pretendiendo adivinar nuestro futuro, si nos cobra una buena cantidad de dinero, se le llama vidente, y, si no nos cobra nada, se le llama adivino. Es que hay gente que cree que, cambiando las palabras, se puede cambiar la Realidad.

Y no hablemos ya de la palabra matrimonio, porque, en numerosas ocasiones, ante la unión y cohabitación de dos personas, uno ya no sabe si es matrimonio, contubernio, barraganería, como bien dice Vd., promiscuidad, amistad, coleguismo, amancebamiento, o qué se yo; porque, tal como están las cosas ahora, hay gente que se divorcia y se separa prácticamente antes de casarse.

Bueno, que si alguien quiere arreglar este mundo, tal como está ahora, no va a sufrir los efectos de la manoseada crisis, porque le va a sobrar trabajo.

Reciba Vd. todos mis respetos y un cordial saludo,

Antonio

Natàlia Tàrraco dijo...

Sapiente e inquisitivo Antonio: esta entrada, a mi modo de ver, no incumbe únicamente a la etimología latina, nooo, lleva aparejada una exquisita reflexión sobre lo que la palabra encierra al describir su significado. Como todas y cada una, desde luego.
En MATRIMONIO, la mujer reproductora, matri, mater...o el matrimonio entendido como reproducción, finalidad: hacer hijos al imperio. PATRIMONIO, pater, el que detenta los bienes, los cuales le pertenecen en exclusica, paterfamilias, dios en la casa romana. Las palabras amigo, dicen muchas cosas, es fascinante lo que encierran y lo que transmiten hasta hoy mismo, porque padre de los idiomas es el latín, el otro padre, el griego. Así, sin advertirlo perpetuamos una ideología que en según qué medios, sobrevive, aunque sea en el inconsciente. Nunca me canso de descubrir lo que encierran las palabras, algunas pervertidas por el uso, otras adquiridas recientemente, las otras mal asumidas, fuera de contexto, pronunciadas sin que respondan a su verdadero sentido...todas dignas de meditación. A través del lenguaje nos comunicamos, por escrito, verbalmente, los seres humanos, patrimonio infinito, vivo, transmutable, ancestral y creativo.

Volviendo a la institución del matrimonio romano, ¿qué me dices? amable amigo, de la dote? "Dos dotis" del latín, entrega de dones que le hacia el padre de la novia a su yerno ¿voy errada? Más tarde, aquellos bienes que pertenecía a la mujer romana si la fórmula matrimonial lo admitía, un pequeño logro como el divorcio a petición de cualquiera de los conyugues.

No sé si la respuesta a la pregunta de Fernando sería: homosexualidad, que viene del griego homo; mismo y sexo,apetencia hacia el mismo sexo. O tendríamos que llegarnos a Plínio que al parecer cita como "phallus est" a la inclinación por el pene, lo cual es un término despectivo, los romanos no eran como los griegos en eso, creo o me equivoco.

Como siempre me ilustras y despiertas mi curiosidad con tus maravillosas entradas. No dejas de sorprenderme y enseñarme sin cesar cosas interesantísimas. Gracias infinitas amigo Antonio, te sean dadas desde el Quinto pino andorrano, y un bsito muy cariñoso.

P.D: Leo de paso a la ilustre poeta o poetisa (de nuevo las palabras) Elena, y me quedo pasmada, anonadada. Lo que aquí se aprende no tiene límites, gracias amiga, un bsito.

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Querido Antonio,
intersantísimo el tema que tratas sobre la etimología de la palabra "matrimonio".
La lengua nos pone sobre la pista de la realidad humana, por eso es importante conocer su origen para hablar con propiedad.
A propósito de tu reflexión me viene a la cabeza el origen de la palabra "cónyuge" que si no me equivoco procede del latín "coniux".
Ni qué decir tiene que esta palabra latina ha derivado en otra por todos conocida.

Ambas palabras proceden pues en su origen del término "yugo", esto ya nos explica mucho sobre la concepción matrimonial de nuestros predecesores en la lengua.

Estoy disfrutando mucho con los comentarios que se han suscitado en esta magnífica entrada.

Un placer siempre, Maestro.

--

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio
¡Qué extraordinaria es la calidad de los comentarios de tus entradas!
Y cómo los comentaristas aún mostrando una fe ciega en sus
convicciones éstas nunca parecen inquebrantables. Lo cual aviva la participación, pues las opiniones de otros,
pueden modificar, cambiándola o atemperándola, cualquier convicción.
Y ello se desprende de la disposición de los propios comentarios, bien argumentados y
construidos, abiertos. Cualquiera que se tome tales molestias, confía en las
reglas de la inteligencia, no en los dogmas.
Yo voy a hacer mi comentario y como voy a transitar por un terreno lleno de
arenas movedizas y del cual no tengo mapa, me voy a dedicar a la "salsa", porque
la "perdiz", ya la has guisado tu. La etimología de patrimonio y matrimonio ya ha quedado clarísima,
y el mal uso que se hace de la palabra, también. Ello, gracias a tu explicación, que ha previsto el asalto de cualquier duda y ha provisto del antídoto correspondiente, para el lector lego, como yo. Excelente la documentación aportada (aunque me repito pues ya ha sido elogiada por todos).Y ahora entramos en la "salsa". El matrimonio entre
personas del mísmo sexo, aunque etimológicamente es incorrecto, la impresión que tengo
es que el legislador ha acertado, dejándolo tal cual y al menos esta vez, el refrán alemán (ignoro si su grafía sigue siendo correcta):"WARUM DENN EINFACH ES AUCH KOMPLIZIERT GEHT?", "¿Para qué hacerlo sencillo, pudiéndolo hacer complicado?", no ha servido de guía al legislador. La lengua, como muy bien señala Elena Clásica, no manda aquí. Un motivo de ello, es que un mismo contrato con dos nombres distintos no es lógico, otro puede ser que es el patrimonio quien "obliga" a mantener el nombre de matrimonio. La convivencia y las relaciones sexuales entre personas de igual o distinto sexo en los grupos humanos "sin aparente patrimonio", puede llegar a ser de lo más enrevesada y en caso de disputar sobre "bienes", caso de tenerlos, se armaría la de troya. Es el contrato matrimonial, como matrimonio, quién aclara estas cuestiones, a las personas que desean tener estas cuestiones aclaradas.
Y la amiga El patio da en la diana, como bien señalas amigo Antonio, es la "pura sensatez".
Hay una cuestión avanzada en el comentario de Elena Clásica, que la relación entre significante y significado, para dos hablantes, no siempre coincide, de aquí podría decirse que: el lenguaje puede definir no ya la realidad, sino "nuestra" realidad, la que podamos aprehender, el resto está fuera de nuestro alcance, si es que existe o aunque exista. Y los esfuerzos a lo largo de la historia han sido constantes en ese sentido,el de acercar el lenguaje a la realidad,
pero infructuosos, los alfabetos del pensamiento humano, son proezas intelectuales, aunque de escasa aplicación.
Es posible que el teorema de incompletitud de Gödel, se aplique a las palabras con las que tratamos de definir la
realidad social, si ello es así, siempre habrá algo que no podremos nombrar siguiendo unas reglas, dentro de un
sistema entrelazado de reglas, pues implicará saltarse otras.
Un abrazo, querido amigo Antonio

Carla Tormenta dijo...

Estimado hombre de letras y erudito a quien admiro:
Me complace siempre llegar a tu espacio tan ilustrativo y didáctico, aprendemos con tu elegancia para explicar amigo Antonio.
Leo todo lo referente al origen de la palabra matrimonio y disfruto sabiendo su procedencia etimológica.
Los comentarios son de una altura grande y me encanta leerlos.

Yo humildemente, te dejo esta frase de San Agustín y me quedo escuchando la hermosa música.

"Dilige et quod vis fac".
Ama y haz lo que quieras.



Un abrazo Maestro.

Chacien dijo...

Le quedo muy agradecido, amigo Antonio, por el rigor y la precisión con que ha desentrañado la etimología de las palabras matrimonio y patrimonio. Su exposición ha sido impecable. Destacaría, además, el modo en que ha contrarrestado la argumentación de El Patio, pues, evidentemente, como tuvo a bien de señalar en un primer momento, dicha argumentación tenía muy buenos mimbres: era una reflexión inteligente y no podía negársele su parte de verdad. Así pues, ha acertado usted, en mi opinión, al reducirlo todo a una cuestión de gusto: o preferimos llamar a las cosas por su nombre o utilizamos eufemismos. Yo, como usted, prefiero llamar a las cosas por su nombre.

Felicitaciones y muy cordiales saludos.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena Clásica, Φίλη Ἑλένη, Elena Pascual, Querida Elena,

Tu amplio y bien documentado comentario es un discurso soberbio sobre las Esencias de lo que tenemos más próximo, el uso de La Lengua. Es verdad que las palabras conforman nuestra concepción del mundo, las palabras recrean, o crean, la Realidad, como muy bien apuntas citando a Coseriu.

Aludes a un Gigante, a Humboldt: qué verdad es lo que expresas tú y pones en boca de él: que, si nos aplicásemos al uso correcto del Lenguaje, si nos pusiéramos de acuerdo en lo que estamos discutiendo, más de una vez, no entraríamos en discusión, porque en realidad estamos hablando de cosas diferentes.

Me encanta la distinción tan sutil que haces entre ἅνθρωπος (ser humano) y ἁνήρ-ἁνδρός (varón). Si la gente hiciese estas distinciones, seguramente que nos evitaríamos muchas discusiones, y se hablaría con más propiedad.

Totalmente de acuerdo contigo en esa exaltación que haces de la Etimología: las palabras tienen su historia y su pasado, como lo tenemos nosotros, porque somos lo que somos, en buena parte, porque fuimos lo que fuimos. A este respecto te sugiero que leas, cuando lo publique, el comentario que haré a tu consanguínea Carmensabes, Carmen Pascual, que plantea el problema de la relación existente entre cónyuge, y yugo, y la idea de sometimiento que, al parecer, reflejan esas palabras. Te anticipo, y le anticipo, que no es lo que parece, por lo menos en un plano diacrónico.

Expresas la evidencia de que las nuevas Realidades deben ser nombradas con nuevos nombres: también aquí has dado en la diana, y tu línea de argumentación sigue la misma línea que la mía, lo que es un orgullo para mí, porque tus conocimientos son enormes y bien sólidos en todo lo que tratas.

Tú y yo, y los demás también, sabemos a qué nos estamos refiriendo: y es verdad que hay mucha intolerancia por parte de un sector de la Sociedad, que se quiere apropiar de lo que no les corresponde, que se quiere apropiar de unos términos que no les corresponden.

Tú, querida Elena, te manejas siempre entre los grandes: citas a Saussure, a Coseriu, a Humboldt. Por eso eres tan grande, porque siempre te codeas con los Grandes, y lo haces, a mi entender, de frente, de tú a tú. Eres, si me lo permites, como una mujer Renacentista: tus conocimientos no se limitan a una parcela determinada, tú lo abarcas todo.

¡Ojalá sirva este encomio que haces de la Lingüística para que más de uno, y más de una, considere que estas Ciencias también pueden ser interesantes, y también útiles, pero que muy útiles!

Siempre es un enorme placer leerte a ti, amiga Elena, en mi espacio, en el tuyo, y en de otros, que son muchos, porque también me deleito altamente, cuando, vistando otros espacios cibernéticos, me encuentro con tus comentarios. Siempre estás en tu lugar, y lo haces con la mayor precisión y elegancia.

Quiero terminar esta reflexión sobre lo que tú has escrito diciéndote que no me creo merecedor de las cualidades que me atribuyes, pero, bueno, tampoco es cuestión de rechazar nada que venga de ti, y, por supuesto, también me veo en la obligación de reconocer que lo que hago, lo hago lo mejor que puedo y sé, y siempre con la voluntad de ser útil y no demasiado aburrido para quienes tengan la cortesía de leerme.

En definitiva, sigo a otro Gigante, bien conocido y valorado por ti:

Aut prodesse uolunt aut delectare poetae
aut simul et iucunda et idonea dicere uitae.
(Horacio, Ars poetica, 333-4)

Los poetas desean o ser útiles o deleitar,
o decir cosas agradables y también, al mismo tiempo, apropiadas para la vida.

Junto a un beso de amistad y admiración, te dejo aquí todo mi cariño, por la voluntad y Sabiduría que dejas reflejadas en los comentarios que haces en éste, mi espacio.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Carmensabes, Carmen Pascual,


Paso a comentarte la cuestión que planteas sobre la relación que hay entre cónyuge y yugo.

Existe en Latín:

iungere: unir
coniungere: unir con
coniunx /coniux-coniugis: cónyuge
iugum: yugo

En Latín, en algunos casos, aparece el infijo nasal -n-.Todas las palabras tienen la raíz –iug-, que da la idea de unión. Inicialmente coniux / coniunx significaba el/la que está unida a, y iugum, lo que une (a los bueyes, por ejemplo, en el trabajo agrícola). No existía en los orígenes ninguna idea de sometimiento relacionada con iugum. Fue tardíamente, en el mismo Latín, que la palabra iugum enlazó con la idea de sometimiento.

Siendo así las cosas, inicialmente, en los orígenes del Latín, en la palabra coniux / coniunx no había ninguna señal de sometimiento de la mujer al hombre, ni del hombre a la mujer, sino simplemente la idea de unión.

Los propios Romanos tampoco eran avanzados en sus estudios de Etimología. Me imagino yo que, en la Época Clásica, los propios Romanos no relacionaban la palabra coniux / coniunx con iugum. Esto lo detectaron los Filólogos del siglo XIX, cuando se inciaron en serio los Estudios de Lingüística, abarcando hasta el Indo-Europeo.

Concluyendo, que somos nosotros quienes relacionamos coniux / coniunx con iugum, porque, aunque etimológicamente están relacionados, ese detalle no era visible para los Romanos de la Roma Antigua.

Siempre es un placer y un enriquecimiento verte por mi espacio, y disfrutar de tus aportaciones.

Te envío un abrazo cariñoso, en la esperanza de haber satisfecho tu curiosidad.

Antonio

García Francés dijo...

D. Antonio, le agradezco infinitamente la molestia que se ha tomado para corregir mis abultados errores al usar con faltas una frase latina.

Le admiro a usted y me encantaría saber latín pero le ruego que disculpe éste u otros errores que podrían darse en el futuro.

En cuanto a nuestras diferencias de opinión, con usted, nunca serán un problema. Seguiremos en desacuerdo en muchos asuntos pero usted es un hombre tolerante y dialogante y sabrá disculpar mi tozudez.

Acabo de colgar una entrada agradeciéndole la corrección.

Un abrazo, amigo mío.

carmen dijo...

Mis felicitaciones. A todos-as. Es un auténtico gozo pasearse entre los comentarios a tu texto, Antonio.
Yo sólo voy a hacer una pequeña reflexión, ya que poco sé de lengua, y poco sé de historia.

Mi reflexión es la siguiente: hoy la revolución se hace con las palabras. La lengua es el medio por el que la realidad se transforma. Y como resultado, una nueva moral, la que con meditada intención se busca.

Un abrazo, Antonio.

Aristos Veyrud dijo...

Amigo Antonio interesante tema contiene esta edición, siempre me llama la atención ese desplazamiento que tienen las lenguas del mundo entre el significante y el significado. El libro "La genealogía de la moral" de F. Nietzsche es un buen ejemplo de estudio y seguimiento de las transformaciones de las palabras "bueno" y "malo" y como esas transformaciones son reflejo directo de transformaciones morales. Siguiendo en esa línea M. Foucault escribe su famosa obra "Arqueología del saber" donde el poder, el saber y la moral se mueven en el epicentro de las palabras y viceversa.
Estos movimientos son a veces vertiginosos, tanto que cuando voy a una tienda de computadoras me cuesta comunicarme con el vendedor porque prácticamente me habla en inglés. También se da el caso que por los cambios rápidos de la tecnología a veces existen palabras exclusivamente para una generación, por ejemplo, yo concocí la palabra diskette, pero ya mi hija no sabe que es, lo mismo que walkman, discman, monitor ahora pantalla plana o sus siglas en inglés, memoria era una facultad puramente humana, ahora la memoria está más relacionada con las máquinas digitales. La lista es interminable, y no hablemos de geografía. La palabra diablo no era la misma después de la película "El exorcista" lo que dió un desplazamiento importante en el número de adeptos entre los credos de origen protestante y católico. Y lo que era diablo para los hebreos no era lo mismo para griegos, romanos o "barbaros" ni para los africanos o los nativos de América sin tener en cuenta que hubo culturas que jamás contaron con el ó los demonios en sus mitologías. Las relaciones humanas para la reproducción o de placer sexual no escapan a estos cambios de aprobación directa o soterrada o sanción abierta. Hace poco dentro de la forma particular de apreciar la vida de los famosos en EUA a un golfista lo enviaron a terapia de codependientes, no pasó igual con un presidente africano que celebró su quinta boda con todas sus demás consortes presentes. La función de la palabra matrimonio para extenderla a enlaces homosexuales recibe con tu ponencia un aporte que sería buen tema para estudios y análisis jurídicos, la filología ya habló ahora las leyes tienen la palabra.
Interesante tema amigo Antonio!!!

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Ar Lor,

Vd. me perdonará la tardanza en contestar a su comentario en mi espacio sobre matrimonium y patrimonium, porque una argumentación tan impecable como la suya merece un comentario digno.

Me inicio con el comentario a su Teorema de Thomas: una verdad como una catedral. Ya lo dijo el Griego Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas. Lo suelo repetir yo en mis conversaciones: las cosas no son lo que son, sino lo que son para nosotros, en la medida en que nos afectan como son para nosotros. Si yo voy por la calle por la noche, solo, y, encontrándome con la sombra de un árbol frente a una farola, la interpreto como la de alguien que me pueda asaltar, yo, efectivamente, me pongo a temblar y sudar, porque ésa es mi Realidad.

Ahora voy al comentario que ha tenido Vd.. a bien hacer en mi espacio. Tiene Vd. toda la razón del mundo, y la verdad es que es Vd. prácticamente el único que me ha convencido sobre el uso que conviene dar a la palabra matrimonium, por mucho que esté en contra de la etimología y las razones diacrónicas de evolución de la Lengua. Vd. ha sido capaz, no de rebatir los argumentos de los comentaristas ilustres de este espacio, y los míos propios, pero sí de poner un punto de sensatez y de equilibrio en todo lo dicho.

Y, si aplicamos el Teorema de Thomas, si dos personas del mismo género creen que lo suyo es un matrimonium, pues eso, que los demás debemos considerarlo matrimonium a todos los efectos.

Reciba Vd. mi agradecimiento por su docta colaboración, y mi admiración por tanta sensatez.

Le dejo aquí un cordial saludo,

Antonio

Chacien dijo...

Tenga la seguridad, amigo Antonio, que, si una noche fuéramos juntos por la calle y ante una farola se pusiera a temblar y a sudar de puro miedo creyendo que es un rufián acechando para asaltarnos, yo, si tuviera alguna mayor agudeza en mi visión, le diría la pura verdad: "Antonio, no tiembles: no es más que una farola".

Si insistiera usted y afirmara: "Pero, qué dices, ¡no ves un hombre agazapado y cómo brilla el filo de la navaja!" y, acto seguido, echara a correr presa del pánico, podría decirse, en efecto, que "su realidad" era que había un ladrón o un asesino acechándonos, pero eso no cambiaría la auténtica realidad. La realidad sería que usted habría utilizado el concepto de "asesino" o "ladrón" para designar a una farola. Habría, por consiguiente, que añadir (al igual que para las infinitas realidades que el objeto "farola" pueda suscitar en situaciones diferentes y para diferentes personas) una nueva acepción al diccionario:

Asesino. m (obviamente, no puede ser adjetivo porque una farola no actúa como tal). Dícese de una farola cuando, por efecto del miedo y de las sombras de la noche, se confunde con un sujeto capaz de cometer asesinato.

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio
Muchísimas gracias por la generosidad con la que has alabado mi comentario, que no tocaba el fondo de la cuestión, que ya había sido resuelta por ti, amigo Antonio.
Y la frase de Protágoras con respecto al teorema de Thomas, está estupendísimamente bien traída:
«El hombre es la medida de todas las cosas, de las que lo son en cuanto que lo son, de las que no lo son en cuanto que no lo son». Bastaría sustituir en la frase «El hombre», por «La percepción (del hombre)», para tener un remedo del teorema de Thomas.
El Sr. que hace una bellísima y literaria descripción del término "asesino", afirma que percibir a una farola como a un asesino, no "cambiaría la auténtica realidad" (la de la farola no, desde luego,pero no es el caso del teorema), eso es así en un primer instante, necesaria (la auténtica realidad) por otra parte para que el teorema tenga sustancia. El teorema en una traducción más extendida sería y quizás así es más fácil ver sus implicaciones :«Si las personas definen las situaciones como reales, aunque no lo sean, éstas son reales en sus consecuencias». Es decir, que puede llegar a cambiarse la realidad, aunque en un primer instante ha de haber una "realidad real" que de conocida, hubiera dado lugar a otro tipo de comportamiento, pues de no ser así, si ùnicamente percibiríamos lo "real", el teorema estaría de más (insisto), ya que nuestro comportamiento se atendría siempre a lo real. Y hablamos de comportamiento basado en una "percepción errónea"(sabiendo que todas las percepciones son subjetivas), que si puede dar lugar a cambiar la realidad. El cuento de Pedro y el lobo, es un ejemplo, a la tercera vez que gritó: "Socorro! El lobo! Que viene el lobo!", los aldeanos no acudieron en su ayuda y ¡efectivamente! vino el lobo y se comió las ovejas (los aldeanos no "percibieron" esta vez que era real la llegada del lobo). El teorema de Thomas nos dice y cuando uno lo piensa filosóficamente, es increíble que actuemos igual da, por percepciones falsas que verdaderas y dice: actuamos en y sobre la realidad, por medio de nuestras percepciones, sean correctas o erróneas.
No hace falta insistir en que "cambiar las percepciónes" de los seres humanos, es un arte muy elaborado y cuyo origen se remonta al tiempo de los faraones, al menos.
Un saludo afectuoso al Sr. Chacien y a ti querido amigo Antonio

Ar Lor dijo...

"El Sr. que hace una bellísima y literaria", es el Sr. Chacien, suprimido del escrito por escribir mal un código de la negrita.
Un saludo

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Carlos, Chacien,

Comento su primera reflexión en mi MATRIMONIVM VERSVS PATRIMONIVM. Totalmente de acuerdo en que, para entendernos bien, hay que llamar a las cosas por su nombre. Y, para consolidar nuestras preferencias, la de Vd. y la mía, ahí tenemos el comentario de Elena Clásica que, con un rigor habitual en ella, saca a luz el problema de de la incomunicación cuando hablamos con la misma palabra, pero con significados diferentes.

Respecto a su segundo comentario, el de la farola, tengo que decirle que lo encuentro muy pedagógico y muy bien estructurado, y no tengo nada que objetar: por supuesto que la farola seguiría siendo una farola, sin necesidad de añadir nuevas acepciones al Diccionario, pero lo que yo quería decir es que a mí me afectaría como si fuese un asesino: sudores, taquicardias, etc.

Paso ahora a comentar la reciente talla de su padre, la de Anteo, inspirada en la ilustración de Gustave Doré al Infierno de Dante. ¿Qué quiere que le diga? Pues eso, que es una maravilla, como lo son todas las suyas. Hay algunas diferencias con la fuente original, pero son diferencias deseadas, no errores, ni mucho menos. Es el fondo el que no es el mismo. Me parece una buena opción la que ha hecho su padre, Don Serapio, porque la imagen original está en un contexto de imágenes, y la talla de su padre está hecha para admirarla sola, sin necesidad de ulteriores recursos.

Es impresionante la descripción que nos hace Vd. del Infierno de la Divina Comedia. Tengo que decirle que, siendo éste un libro que yo había leído hace ya bastantes años, había pasado a la trastienda de mi imaginación, y ahora, con su excelsa explicación, ha recuperado su lugar de privilegio en mis conocimientos.

En el supuesto de que Vd. se hubiera dedicado a la Enseñanza, es bien seguro que los posibles alumnos que hubiera tenido estarían más que encantados con escuchar sus siempre atinadas y claras, por pedagógicas, explicaciones.

Aprovecho la circunstancia para adelantarle un poco mi reflexión al comentario tan bien construido que hace Vd. a mi exposición sobre el furor eroticus de las yeguas. Quiero decirle que en su momento recibirá Vd. un comentario más amplio, pero así, de entrada, Vd. sabe perfectamente que ese respeto y esa admiración que Vd. siente, y demuestra, por el trabajo y el arte de su padre, Don Serapio, es también una manifgestación de ese otro amor que la Civilización y la Cultura han infiltrado en los humanos, a diferencia de los otros seres vivientes, como muy bien argumenta Vd.

Reciba Vd. todos mis respetos, mi admiración y un cordial saludo, que hago extensivos al Genio de su padre, Don Serapio.

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Dilman,

Paso a decir algunas palabras sobre el atinado comentario que has hecho en mi espacio sobre Matrimonium versus patrimonium.

Como siempre, tus aportaciones dan un punto de vista nuevo y enriquecedor a lo que uno expone o dice. Me han gustado mucho esas referencias que das sobre el desplazamiento del significado de las palabras, desde el punto de vista filosófico, aportando autores y argumentos sólidos y reconocidos por todos.

Paso ahora a comentar el Dios ha muerto de Nietzsche, que publicas en tu espacio. Pues es muy cierto que, muchas veces, creyéndonos que conocemos a los demás y a lo demás, nos olvidamos del principio délfico del Conócete a ti mismo, y nos olvidamos de que somos extraños en nuestra propia casa, y desconocidos para nosotros mismos. Y eso pasa porque estamos rodeados de Zaratustras que predican y hablan –son todos los demás-, sin que nadie les haga caso ni los escuche. Y esos sordos a las palabras que nos vienen de fuera somos muchas veces nosotros mismos, porque en este mundo en el que vivimos actualmente, casi nadie escucha a nadie, por mucho que sean numerosos los que hablan.

En este sentido yo añoro la Sociedad Antigua, la de los Griegos, que se pasaban el día en la calle, conversando con los demás, y también escuchándolos. Y viene a cuento aquí ahora un frase de Sócrates, que aparece en un Diálogo de Platón (cito de memoria): a mí no me importan los campos, a mi me importa la Ciudad, porque en la ciudad hay hombres.

Como siempre, amigo Dilman, es un placer grande leerte.

Te envío un cordial saludo desde esta lejana, y próxima al mismo tiempo, España.

Antonio

Cristina dijo...

Interesante su Blog, Antonio. Me pasaré a menudo; interesante también este post que acabo de leer.
Un saludo.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Muchas gracias, amiga Cristina, por tus elogios al blog. En concreto me gustaría conocer tu opinión sobre el tema que planteo: ¿se percibe una idea más profunda en lo que es la superficie y la apariencia de mi texto?

Un cordial saludo,

Antonio