Autor: Perottus, Nicolaus
Autor: Martialis, Marcus Valerius
Erschienen: [Straßburg] 1506
BSB-Signatur: 2 L.lat. 122 a
M. Valerius Martialis, poeta epigrammaticus, natus Bilbili in Hispania circa annum 40 p. Chr. n., transiit Romam circa annum 64. Ibi amicus fuit Silio Italico, Frontino, Plinio Secundo, Quintiliano, Iuvenali. Circa annum 98 Bilbilim revertit. Ibi obiit circa annum 104.
Spectaculorum liber (Epigrammaton liber)
Libro de los Espectáculos (Libro de Epigramas)
XII Libros de Epigramas
Datos tomados, al igual que los textos Latinos, de la BIBLIOTHECA AVGVSTANA, con algunos cambios de grafía en el caso de los textos.
En total, quince libros de Epigramas. Todos ellos son epigramas en verso, composiciones mordaces, ligeras, con mucha hilaridad, atrevidas y procaces muchas de ellas, graciosas todas, obscenas incluso algunas.
Os presento hoy las dedicadas a Príapo, un dios rural y primitivo Romano, que tenía más que ver con la Fecundidad y los cuidados y protección de los campos de labranza, que con la pura lascivia, como pueda parecer a primera vista. Sería, en Masculino, lo que era en Femenino la Gran Diosa Madre, con sus bien dotadas y enormes mamas, símbolo de la Fecundidad Femenina.
Moralidad de Marcial
El culpar a la vida de aquellos tiempos importa, que al espejo que la reproduce no hay por qué. Este reflejo de la vida real de Roma, captado en el ambiente humilde y de cliente en que vivió Marcial, y esta naturalidad con que él habla, según dice en Latín, es decir, con claridad y propiedad ha llenado sus versos de expresiones muchas veces demasiado fuertes para nuestro gusto. La causa fundamental es la sociedad en que vive, que toleraba los mimos y las representaciones en el teatro, que reproducían realmente las escenas que presentaban adulterios, asesinatos y otras monstruosidades. Si eso se contempla públicamente en el teatro y en el circo, y en las mismas cenas, durante las fiestas Florales y Saturnales, no es mucho que un epigramista lo describiera en sus pequeños poemas destinados a la lectura privada. Él tiene conocimiento de ello y de cuando en cuando avisa que no sigan leyendo los Catones, porque “no olvides que estos versos son Saturnalicios y Apolinares, y este librito no es el reflejo de mis costumbres” (XI, XV: 11-13). Su alma se refleja muchas veces cándida e inocente: Tengo páginas, dice él, que podrían leer la esposa de Catón y las horribles sabinas (XI, XV: 1-2), y un poco más. El género epigramático exige de por sí un lenguaje retozón. Ésta es la norma que se les ha dado a los versos jocosos: que no pueden gustar si no son picantes (I, XXXV: 10-11).
José Guillén, La moralidad de Marcial: en Actas del simposio sobre Marco Valerio Marcial, Zaragoza (UNED), 1987.
Lasciuam uerborum ueritatem, id est epigrammaton linguam, excussarem, si meum esset exemplum. [Pediría excusas por el verismo lascivo de mis palabras, esto es, de la lengua propia de los epigramas, si mi obra fuera el prototipo] (Martialis, I, Prólogo).
Recomendando la lectura de unos epigramas para solaz del alma, dice el Lic. Francisco Cascales al maestro Jiménez Patón: Busque vuestra merced ocasiones de desenfado y divierta el pensamiento de cosas graves; dése a las más menudas y aun nugatorias que tienen a veces no sé qué de ruibarbo bastante a purgar de melancolías al más saturnino. Con este fin envío a vmd. esos epigramas cuya materia es por la mayor parte jocosa, si bien tal vez se levantan a mayores. En ellas he procurado marcializar, si no con su agudeza, con menos lascivia; que aunque ésta es propia de los epigramatorios, no se nos concede tanto a los que profesamos musas cristianas.
Lic. Francisco Cascales, Cartas Filológicas, Murcia, 1634, 2ª década, Epist. 10, dedicatoria.
Los Epigramas Priapeos de Marcial
La forma cómica y poco delicada de Príapo obliga al autor a una descripción distanciada e irónica. Los Priapeos de Marcial se distinguen por una estructura metódica a través de la ambigüedad y el trasfondo irónico en la variación de motivos. Se podrían reunir seis poemas de los libros VI, VIII y XIV en el sentido de un ciclo o serie abierta. Esta lascivia es la razón por la que se expurgan las ediciones, sobre todo en la traducción. Esto ya viene desde antiguo, los mss. de la familia Aª han sufrido una censura por la cual una serie de palabras del dominio sexual aparecen reemplazadas por términos más anodinos, y versos y poemas enteros se han suprimido, aunque este proceder no se aplicó con todo rigor. La censura partió seguramente de un monasterio de la época Carolingia.
K. Willenberg, Die Priapeen Martials: Hermes 101 (1973), 320-351, cf. E. Montero Cartelle, Censura y transmisión textual en Marcial: EClás 20 (1976), 343-352.
Datos Tomados de José Guillén, Epigramas de Marco Valerio Marcial, de quien están tomadas también las traducciones al Castellano.
Spectaculorum liber [Libro de los Espectáculos] y Libros I-VII
Libros VIII-XIV
Venice: “Ex Sirenis Officina” Petri Rauani & Socios, 1552.
Te lamentas, Cornelio, de que escribo unos versos poco serios y que no puede comentar el maestro en la escuela. Pero estos libritos, como los maridos a sus mujeres, no pueden deleitar si están capados. ¿Qué, si me mandas que entone un epitalamio sin las palabras del epitalamio? ¿Quién pone vestidos a los juegos Florales o permite a las meretrices el pudor de la estola? Tal es la norma que se les ha dado a los versos jocosos: que no pueden agradar si no son picantes. Por ello, abandonada tu severidad, te ruego que tengas consideración con mis retozos y juegos y no te empeñes en castrar mis libritos. No hay cosa más torpe que un Príapo capón.
Versus scribere me parum seueros
Nec quos praelegat in schola magister,
Corneli, quereris: sed hi libelli,
Tamquam coniugibus suis mariti,
Non possunt sine mentula placere.
Quid si me iubeas talassionem
Verbis dicere non talassionis?
Quis Floralia uestit et stolatum
Permittit meretricibus pudorem?
Lex haec carminibus data est iocosis,
Ne possint, nisi pruriant, iuuare.
Quare deposita seueritate
Parcas lusibus et iocis rogamus,
Nec castrare uelis meos libellos.
Gallo turpius est nihil Priapo.
2) ¿Qué eres, entonces?
Duermes con jóvenes que la tienen como Príapo, y a ti no se te empina, Febo, lo que se les empina a ellos. Por favor, Febo, ¿qué quieres que yo me imagine? Me inclinaría a pensar que eres un afeminado; pero los rumores dicen que no eres maricón.
Dormis cum pueris mutuniatis,
Et non stat tibi, Galle, quod stat illis.
Quid uis me, rogo, Phoebe, suspicari?
Mollem credere te uirum uolebam,
Sed rumor negat esse te cinaedum.
3) Un buen Príapo
No he sido labrado a golpes de doladera de un frágil olmo ni la columna que está empinada con su vena rígida es de una madera cualquiera, sino que ha sido hecha de incorruptible ciprés, que no teme ni los siglos cumplidos a cientos ni la quera de una prolongada ancianidad. A ésta tú, quienquiera que seas, malvado, témela, porque si, con mano rapaz, dañas aún el más mínimo racimo de estas cepas, te nacerá, por más que pretendas negarlo, una higuera del ciprés que se te injerte.
Non sum de fragili dolatus ulmo,
Nec quae stat rigida supina uena,
De ligno mihi quolibet columna est,
Sed uiua generata de cupressu:
Quae nec saecula centiens peracta
Nec longae cariem timet senectae.
Hanc tu, quisquis es, o malus, timeto.
Nam si uel minimos manu rapaci
Hoc de palmite laeseris racemos,
Nascetur, licet hoc uelis negare,
Inserta tibi ficus a cupressu.
4) El guardián robado
Ladrón de rapacidad muy conocida, un Cilicio quería saquear un huerto; pero en el huerto inmenso no había, Fabulo, nada más que un Príapo de mármol. Al no querer volverse con las manos vacías, el Cilicio se llevó al mismísimo Príapo.
(VI, LXXII)
Fur notae nimium rapacitatis
Conpilare Cilix uolebat hortum,
Ingenti sed erat, Fabulle, in horto
Praeter marmoreum nihil Priapum.
Dum non uult uacua manu redire,
Ipsum subripuit Cilix Priapum.
5) Proclama de Príapo
No me fabricó un rudo colono con su rústica hoz; estás viendo la obra acabada de un intendente. Pues, siendo el agricultor más rico del campo Ceretano, Hílaro es dueño de estos collados y de estas fértiles sierras. Mira cómo con mis rasgos bien definidos no parezco de madera y cómo llevo unas armas inguinales no consagradas al fuego, sino que se me endereza un falo de ciprés imperecedero, que nunca morirá, digno de la mano de Fidias. Vecinos, os lo advierto, venerad al santo Príapo y respetad sus catorce yugadas.
(VI, LXXIII)
Non rudis indocta fecit me falce colonus:
Dispensatoris nobile cernis opus.
Nam Caeretani cultor ditissimus agri
Hos Hilarus colles et iuga laeta tenet.
Aspice, quam certo uidear non ligneus ore
Nec deuota focis inguinis arma geram,
Sed mihi perpetua numquam moritura cupresso
Phidiaca rigeat mentula digna manu.
Vicini, moneo, sanctum celebrate Priapum
Et bis septenis parcite iugeribus.
Príapo, guardián no de un huerto ni de una viña lozana, sino de un bosque poco espeso, del que has nacido tú y puedes volver a nacer, las manos rapaces, te lo advierto, recházalas y reserva la leña para el hogar de su dueño; como ésta falte, hasta tú mismo eres leña.
(VIII, XL)
Non horti neque palmitis beati,
Sed rari nemoris, Priape, custos,
Ex quo natus es et potes renasci,
Furaces, moneo, manus repellas
Et siluam domini focis reserues:
Si defecerit haec, et ipse lignum es.
7) Ten cuidado, curioso
Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos, y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo. Contestaré sin rodeos a tu pregunta: Les dan por culo a los curiosos, Filomuso.
(XI, LXIII)
Spectas nos, Philomuse, cum lauamur,
Et quare mihi tam mutuniati
Sint leues pueri, subinde quaeris.
Dicam simpliciter tibi roganti:
Pedicant, Philomuse, curiosos
8) ¡Ya quisiera Príapo!
Nata llama minina a la de su amante; comparado con él, Príapo está capado.
(XI, LXXII)
Drauci Natta sui uocat pipinnam,
Collatus cuï Gallus est Priapus.
Si quieres quedar saciado, puedes comerte a mi Príapo; aunque rosigues sus mismos genitales (*), serás puro.
(XIV Apophoreta, LXX [LXIX])
LXX Priapus siligineus
Si uis esse satur, nostrum potes esse Priapum:
Ipsa licet rodas inguina, purus eris.
(*) José Guillén, que es un exquisito traductor de Los Epigramas, cae, a mi entender, en un eufemismo innecesario al traducir ipsa … inguina por sus mismas partes [entiéndase, partes pudendae, partes pudendas], porque inguina en Latín significa las ingles, lo que hay entre las ingles. Es éste el motivo por el que me ha parecido mejor la traducción por sus mismos genitales, que tampoco suena tan mal en nuestra Lengua.
Observación:
Si queréis un buen estudio del vocabulario erótico de Marcial, lo podéis leer en:
Filomena Fortuny Previ, MYRTIA.
Rev. de Filologia Clásica de la Univ. de Murcia. 1988:
Primera Parte
Segunda Parte
PRIAPEIA
sive diversorum poetarum in Priapum lusus
or
SPORTIVE EPIGRAMS ON PRIAPUS
by divers poets in English verse and prose
translation by Leonard C. Smithers and Sir Richard Burton
[1890]
Scanned at
December, 2000.
16 comentarios:
Ya sabes cuánto admiro a Marcial y cómo la vida se escapa de sus epigramas. Gracias por este regalo primaveral, querido amigo. Un abrazo.
Marcial y sus jocosas ironías, procaces, directas, que fueron espurgadas cual se caparía al Priapo de abundantes fertilidades,
en aquellos tiempos mojigatos y temerosos de la vida y las alegrías. !Salve! a Marcial epigramas picantes, Roma sin manías, así de cara a Flora en primavera, en honor a Venus y a Eros. Marcial inquisitivo, criticón, mordaz, deslenguado, ocurrente, hasta que tuvo que volverse a casa en busca de tranquilidad, huyendo de la ruidosa Roma, en su últimos años, contemplando la fértil Bilbidis, allí, antes de morir, sintió de nuevo añoranza hacia la Urbe.
Gracias amigo Antonio por recordarnos estos epigramas libres, hedonistas, lascivos, en las palabras del poeta que vivió intensamente su tiempo. Un abrazo cariñoo, hasta siempre.
Cómo incendia la primavera la sangre con estos escritos tan audaces y crudos, deliciosos, pura vida, carne somos.
Un abrazo querido Antonio.
Gracias por tu labor.
Estimado, amigo,
Evitando en lo posible la línea, un tanto procaz, al borde de la cual nos estuvimos bandeando, sin ánimo de ofender ni escandalizar a nadie, el amigo Ar Lor y yo, a costa de los orígenes y atributos del dios Príapo, en su anterior entrada, debo decir que esta inclusión de los epigramas de Marcial me parece muy adecuada y oportuna para abundar en el corpus Priapeo que nos han legado los clásicos, ayudándonos a situar la figura de este dios en su original contexto y a comprender la auténtica visión que tenían de él los antiguos romanos.
Muy instructivo, de veras, ameno y bien presentado lo que acabo de leer. No sé como serán la versiones light, adulteradas o censuradas de los epigramas (y no tengo el menor interés por conocerlas), pero, si ya una traducción por derecho, con el mayor respeto y fidelidad es difícil, sobre todo en poesía, pues muchos aspectos del ritmo, la musicalidad y aun del propio sentido de la expresión se pierden irremisiblemente, ¿qué puede quedar del espíritu y la intención de Marco Valerio Marcial en estas obras expurgadas? Si cabe decir que traductor es sinónimo de traidor, en estos casos yo diría que el traductor ha sido siempre, en nombre de una moral mal entendida, un traidor al arte, un verdadero criminal, ya sea que obrara pérfidamente o con ingenuidad, de buena fe o con alevosía.
Agradecerle, asimismo, los enlaces a las obras de Marcial, singularmente a los dos volúmenes de epigramas en versión de José Guillén.
Un abrazo y un saludo afectuosos.
Amigo Antonio
Lo primero, dar las gracias al amigo Chacien, por su generosidad, al repartir los excesos míos reales, junto con los imaginarios suyos, que se dieron en el cruce de comentarios de la entrada anterior: «El dios Príapo y las brujas Canidia y Sagana».
Qué maravillosos «Priapeos», amigo Antonio, «grandes como la del dios al que hacen alusión» y aderezados por tu parte, de todo lo que hace falta para situarlos en su contexto y hacernos una idea, en la medida de nuestras posibilidades, sobre los mismos.
Yo creo que a «nadie» ofenden los Epigramas de Marcial, él mismo lo dice, a sabiendas de que si ofendiesen
no causarían hilaridad. Ese indicado «nadie» es la persona como tal o cosa, objeto del epigrama y la «burla» es siempre al vicio o a la ridiculez, tanto de las personas, como de las costumbres o de las cosas.
Su procacidad, su obscenidad, cuando se precisa, es totalmente necesaria, para conseguir el fin estético que se persigue, pues lo cómico, el ridículo, la risa, es una categoría
estética, al igual que lo pueda ser la belleza y las reglas de composición son idénticas para ambas.
Los epigramas, amigo Antonio que nos muestras, son preciosos, en particular me he fijado en este:
«Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos, y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo. Contestaré sin rodeos a tu pregunta: Les dan por culo a los curiosos, Filomuso».
«Métete en tus asuntos» o atente a las consecuencias, ésta podría ser una primera lectura de este epigrama. Pero hay más, se le dice de forma implícita a Filomuso que es un «voyeur», por medio de ese «Nos miras fijamente» y se resalta, por si quedan dudas, en lo que se fija, «la tienen como Príapo», para acabar casi explícitamente, llamándole curioso, una sobreabundancia sobre lo mismo. Y es que Filomuso, como personaje literario, viene a representar a un cotilla.
¡Un epigrama bordado!
Un saludo, amigo Antonio
Celebro, maestro, que se haya decidido a señalar en nota aparte la corrección que ha efectuado sobre la traducción de José Guillén a uno de los epigramas. Con la salvedad que usted añade (nadie duda de la excelencia del Sr. Guillén), me parece perfectamente lícito que aporte su propia versión del texto traducido. De este modo está haciendo lo que es justo (si realizara la corrección sin más estaría siendo poco honesto con el Sr. Guillén e injusto consigo mismo) y así nosotros, sus lectores, podemos comparar y decidirnos por lo que más nos convence.
Particularmente, me quedo con su expresión "genitales", por las razones que usted mismo aduce y porque sirve muy bien a la intención del poeta que, según mi propia interpretación, juega todo el tiempo, irónicamente, con el deseo sexual de uno de los amantes (en el supuesto de que ambos lo sean), sustituyendo el verdadero objeto de ese deseo por la imagen "pura" de un pan moldeado con forma de Príapo para que dicho amante sacie su apetito y se coma, incluso, "lo que hay entre las ingles" sin manchar por ello su integridad y su pureza. ¡Insuperable burla y sarcasmo, y elegante forma, al mismo tiempo, de rechazar (aunque sea fingidamente) a un amante no deseado o importuno! No se puede pedir mayor eficacia, sencillez y concisión. Verdaderamente hay que descubrirse ante el talento de este poeta romano.
Sólo me cabe preguntarme por qué el propio Marcial no eligió otra palabra más directa para referirse al órgano sexual masculino. Con inguina ¿no estaría utilizando deliberadamente, por motivos artísticos, una suerte de eufemismo? Genitalis -e ¿no significaba lo mismo para los romanos que para nosotros? En cualquier caso, ¿no había otra palabra más explicita que el poeta pudiera haber utilizado?
Se me ocurre que también pudiera ser que para los propios romanos inguina poseyera unas connotaciones muy precisas que se pierden irremediablemente en cualquier intento de traducción. En tal caso ¿qué puede hacer el moderno traductor más que elegir, honestamente, los términos que mejor reflejen lo que él cree que el autor quiso decir?
Sinceramente, he de decir que a mí no se me ocurre una expresión mas adecuada que el termino que usted propone. Por lo tanto, por si tiene alguna duda, sepa que no considero en modo alguno la corrección que usted ha hecho (sin que ello vaya en detrimento de otras posibles o hipotéticas soluciones) un inoportuno y vano alarde de erudición, sino algo muy a propósito, correcto y oportuno. Mis felicitaciones.
Un cordial abrazo.
Querido Antonio, ya tenía yo ganas de disfrutar de tus magníficas entradas.
Qué mejor manera de volver a saludarte que través de esta bella exaltación de la primavera que nos presentas, simbolizada en los viriles atributos del simpático dios menor Príapo.
Interesantes son los epigramas de Marcial, pues ellos nos revelan el mundo social de la Roma antigua y las curiosidades de la intimidades relativas a la masculinidad.
El epigrama que más me ha emocionado es el primero sobre la necesidad de la libertad de expresión.
Salve Marcial y salve Antonio por regalarnos estas joyas.
Abrazos fuertes, querido amigo.
--
Amigo Carlos Hernández, Chacien,
Muchas gracias por tus exquisitos y bien afinados comentarios. Ya iré contestando, con calma, porque quiero hacerlo bien, a tus comentarios, y a los de los demás lectores, elegantes y muy bien redactados todos. Voy ahora a contestar a un punto concreto de tu segundo comentario, el referido a la distinción entre inguina (inguen-inguinis): las ingles, lo que hay entre las ingles, y genitalia (genitalis-e): los genitales.
Si te fijas, al final de mi exposición, he incluido el siguiente apartado:
Si queréis un buen estudio del vocabulario erótico de Marcial, lo podéis leer en:
Filomena Fortuna Previ, MYRTIA.
Rev. de Filologia Clásica de la Univ. de Murcia. 1988:
Primera Parte
Segunda Parte
Transcribo ahora parte de la página 88:
INGUEN.-El origen de esta palabra es dudoso. Vendrá probablemente de ngwen ingueri. El verdadero significado de inguen "ingle" es muy poco usado en latín (23). Virgilio es el primer autor latino que da un giro a la significación de esta palabra al aplicar inguen a la vulva de la yegua, (Georg.III, 281). Horacio carga a esta palabra de un fuerte valor obsceno usándola por mentula [polla], (Sat. 1, 8, 5; Epod 12, 19; Sat. 1, 26; XII, 116). Pero donde este término tiene su culminación erótica es en Marcial. Encontramos inguen aplicado a los genitales femeninos en III, 72 :
VV. 1-6:
Vis futui, nec vis mecum, Sauleia, lavari :
nescio quod magnum suspicor esse nefas.
Aut tibi pannosae dependent pectore mammae
aut sulcos uteri prodere nuda times
aut infinito lacerum patet inguen hiatu
aut aliquid cunni prominet ore tui.
El porcentaje de este vocablo referido a mentula en Marcial es elevado
dado que de las quince veces en que aparece este término en su epigramatorio, doce veces va aplicado al miembro viril : 11, 61, 7 ; 111, 81 ; 111, 88, 1; V, 73, 6; VI, 73, 6; VII, 35, 1; VII, 18, 6; VII, 58, 4; XI, 33, 3; XI, 70, 5; XIII, 63 y XII, 77.
Juvenal y Petronio utilizan inguen con el mismo valor que Marcial (24).
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Añado yo;
Traducción del Epigrama entero, por José Guillén:
Guapa, pero tonta
Quieres que te joda, Saufeya, y no quieres bañarte conmigo: sospecho que hay no sé qué cosa muy rara. O bien los senos te cuelgan flácidos del pecho, o temes que desnuda se te vean las arrugas de tu vientre, o tu entrepierna se abre desgarrada por una raja infinita, o algo sobresale en los labios de tu coño. Pero creo que no hay nada de eso: desnuda eres hermosísima. Si es verdad, tienes un defecto peor: eres tonta.
Texto Latino completo:
Vis futui, nec vis mecum, Saufeia, lavari.
Nescio quod magnum suspicor esse nefas.
Aut tibi pannosae dependent pectore mammae,
Aut sulcos uteri prodere nuda times,
Aut infinito lacerum patet inguen hiatu,
Aut aliquid cunni prominet ore tui.
Sed nihil est horum, credo, pulcherrima nuda es.
Si verum est, vitium peius habes: fatua es.
Se ve que Marcial no utiliza nunca la palabra genitalia.
Recibe mi agradecimiento y un cordial saludo,
Antonio
Deduzco de su bien documentada aclaración, amigo Antonio, que mentula sería el término más directo y obsceno para la gente de aquella época (el equivalente a polla o cipote), que genitalia no se usaba con la significación que le damos ahora y que inguen o inguina era una forma muy corriente, aunque un poco menos vulgar, para referirse a los órganos sexuales masculino o femenino. ¿Estamos en lo cierto?
Mi queridísimo Antonio:
Bella continuación sobre el dios Príapo la que nos ofreces de la mano de Marcial, que a su vez toca otra asuntos, siempre desde su palabra descarnada y directa. Un buen ejemplo, y siempre me viene a la mente esta idea que expusiste, de la valentía en la literatura latina, del rechazo a la censura, y es que la libertad de expresión en una sociedad es seguramente la muestr de su grandeza, de su importancia. El primer epigrama que nos ofreces trata este tema, y la expresión que adopta Marcial "castar libritos" es tan elocuente como la grandeza de la libertad de expresión que es la libertad de la vida: sociedad que censura, pensamiento censurado, sociedad en decadencia moral que conllevará la crisis inevitable en los todos y cada uno de los aspectos que la conforman.
¡Ah! un Príapo capón, por ejemplo la Inquisición en nuestra propia sociedad, el Índice de libros prohibidos (el primero en 1559) ¿quién le corta, le saja cruelmente las alas a un creador? ¿Qué Torquemada perseguidor con saña de ideas y libertad? Los libros como amenaza, libros quemados, expurgados, talados...
Precisamente este próximo 10 de mayo temblará Alemania ante el 75 aniversario de la quema de libros de la Bebelplatz de Berlín.
Libros amenazadores, páginas por las que circula la tinta como sangre en su organismo, ya la circulación de la sangre descubierta por Miguel Servet lo llevó a la hoguera tres veces, me vuelvo a retrotraer al siglo XVI.
"Fahrenheit 451" la temperatura a la que arde el papel, ese gran libro de Ray Bradbury, llevado al cine por Francois Truffaut, expone desde la ficción la saña que el autoritarismo ha empleado contra los libros y el libre pensamiento, y de la misma manera, la imposibilidad de atar la libertad, el verdadero espíritu libre, así nacieron los "hombres libro", como siempre vencerán los escritores ingeniosos la censura.
Buena elección, a mi juicio, la de este epigrama como declaración de principios.
Los siguientes epigramas nos presentan la capacidad y virilidad de Príapo, bien personificado en otros jóvenes, bien destacado a su favor en comparación con otros, por ejemplo el desdichado Febo, bien representado en la fortaleza metafórica del material vegetal del que está fabricado y que lo sustenta: el rudo ciprés imperecedero, digno de la mano de un Fidias. La advertencia en todo estos casos es clara: la defensa del principio creador en su lado masculino, de la fiesta de la Germinación, de la Fecundidad, del respeto a la Naturaleza, a la Creación, al sabio Cosmos alentado por el espíritu vital.
Me llamó mucho la atención también el epigrama que comenta el querido Ar Lor respecto al "voyeurismo" y es que en pocas palabras, Marcial pinta un cuadro en movimiento de esa escena en la que Filomuso parece quedarse boquiabierto ante los atributos de estos muchachos, esclavos para su desgracia, pero sin duda alguna bien dotados; bien contundente resulta Marcial en su respuesta sobre los curiosos, que no han sido invitados a ningún festín ajeno, es momento de decir las cosas por su nombre: ¡la opinión de Marcial sobre los curiosos es bien clara! Bravo por Marcial, qué pena que no disfrutemos de él en esta sociedad maracada por la curiosidad de un a absurda "crónica social" que ha nacido de la misérrima condición espiritual del hombre que a ella se dedica y que tanto disfruta contemplándola.
Una entrada maravillosa, como siempre llena de valentía y sabiduría, desde la profunda empatía hacia el ser humano y la literatura prodigiosa.
Mi beso gigante de deleite y cariño de tu admiradora Ἑλένη
Soberbia entrada nos deja usted Maestro: Los Epigramas Priapeos de Marcial!
Es evidente que cuando se leen traducciones siempre se corre el riesgo de leer apuntes aproximados del traductor que pueden diferir en mayor o menor grado de lo que el autor ha escrito; pero, qué goce leer Los Epigramas de Marcial. Con ese lenguaje picaresco propio de este género literario, Marcial, nos pasea por ese entorno romano de su época; nos deja la posibilidad de podernos enfrentar a su obra, pero, eso si, dejando de lado aquéllos arrebatos moralistas que tanto nos han limitado. No está de más señalar que es el mismo ser humano, a lo largo de su historia, quien ha creado diferentes categorías de palabras; es decir, hemos creado palabras para el bien y para el mal, aquéllas afines a los nobles y esas otras más terrenales propias de los plebeyos. Me parece, Maestro Antonio, que Marcial nos transmite vida, ironía, felicidad. Es deliciosamente irreverente, probablemente, contra un orden establecido en su época en donde al parecer, como hoy, había mucho de hipocresía en aras de observar el debido recato ante la sociedad.
Mis respetos Maestro!!!
Arte y sueños provienen de las mismas fuentes y los dos procesos discurren cuando los mecanismos psíquicos de autocensura e inhibitorios se relajan y aletargan.
Tanto las composiciones artísticas como los sueños tienen un contenido latente y otro manifiesto. Es en el acto de dormir que los impulsos primarios y los deseos fluyen con menor tensión sancionatoria y donde todo ser humano asume en pleno lo que los antiguos griegos alcanzaron como afirmación y que para desgracia de nuestra salud espiritual y física olvidamos: el destino trágico.
En la vigilia con las manifestaciones artísticas se eluden la reglas morales, y en las dimensiones del humor como en la sátira, la comedia o la picaresca se adquiere legitimidad para muchas expresiones que de otra forma no serían aceptadas. Por esto se da el difícil arte de universalizar los códigos de humor, lo que para unos puede resultar sumamente divertido para otros puede ser anodino o hasta ofensivo.
Lo cierto es que tanto el arte, el humor y los sueños son procesos catárticos donde se derraman las cargas de tensión anímica.
El garrote, el palo, la vara, la regla, el báculo, el cetro, el bastón de apoyo o de mando, el cayado del pastor han sido herramientas fundamentales en el desarrollo de las civilizaciones tanto material como espiritualmente, lo mismo que su alusión y relación en la función fálica patriarcal. El garrote funge como una extremidad poli funcional. Un tronco que sobrepase al menos dos veces la altura del más alto en la tribu puesto en el centro de la aldea, sirve para marcar y simbolizar el centro de la familia o la comunidad, el centro y fuente donde emanan las reglas de comportamiento, de los rituales y de la cultura y donde se castiga las faltas, al mismo tiempo que une el cielo, lo divino con lo terrenal. La característica de la verticalidad, quietud, firmeza, durabilidad, punto de referencia para partir y regresar, de centro de territorialidad, y punto donde llegan los dioses (tótem) hacen de este artilugio más que necesario para la sobre vivencia y desarrollo humanos en todos los sentidos.
El poder del patriarca y del dios se simboliza en la mayoría de las mitologías con un palo o una vara, es el mismo monumento del centro de la tribu puesto en manos del jefe terrenal y divino. Desde aquí emana la continuidad de la vida social, la reproducción, el orden y el castigo (la regla). Uno de los castigos y torturas más atroces era empalar a los infractores o enemigos capturados en las guerras, sin duda alguna esta es una alusión del dios Príapo como castigo a los traseros de los infractores, recordemos igualmente que el garrote se utiliza para aporrear las nalgas como castigo. Robar es en parte birlar y burlarse de la ley, es tener además tener el placer de cagarse en los mandatos aceptados a voluntad o en contra de ellos y simbólicamente el palo puesto con violencia justo allí donde fluye lo repugnante es una sanción subliminal o advertencia (poner un tapón) a quienes han decidido saltarse las normas. “No me fabricó un rudo colono con su rústica hoz; estás viendo la obra acabada de un intendente. Pues, siendo el agricultor más rico del campo Ceretano, Hílaro es dueño de estos collados y de estas fértiles sierras. Mira cómo con mis rasgos bien definidos no parezco de madera y cómo llevo unas armas inguinales no consagradas al fuego, sino que se me endereza un falo de ciprés imperecedero, que nunca morirá, digno de la mano de Fidias. Vecinos, os lo advierto, venerad al santo Príapo y respetad sus catorce yugadas.”
Toda hagiografía es una colección de anécdotas donde prima la exageración que es la cualidad de los dioses y de los héroes, nadie repararía en un dios que no actúe de manera anormal o extraordinaria, nadie repararía en un dios que “no sobrepase al menos dos veces la altura del más alto de la tribu” . Príapo está llamado a poner orden igualmente en cuanto a normas morales “ Duermes con jóvenes que la tienen como Príapo, y a ti no se te empina, Febo, lo que se les empina a ellos. Por favor, Febo, ¿qué quieres que yo me imagine? Me inclinaría a pensar que eres un afeminado; pero los rumores dicen que no eres maricón.” y “Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos, y luego preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo. Contestaré sin rodeos a tu pregunta: Les dan por culo a los curiosos, Filomuso.”
Se colige que estas sanciones morales en la época del poeta fueron distintas a las posteriores donde se mutilaron los textos como lo hace notar bien el amigo Antonio en este trabajo donde indaga por lo genuino de este tipo de estilo poético y que da cuenta también de un estilo de vida y de pensamiento y de ser diferentes al post carolingio que tanto ha teñido (para mal según mi entender) nuestra herencia y presente cultural.
Mis felicitaciones a los contertulios por sus profundos comentarios.
Mis saludos amigo Antonio!!!
D.Antonio, ¡qué más quisiera yo que tener la mitad de su cultura! Lo mío sólo es desparpajo.
Respecto al distingo que usted hace entre puta y prostituta vayamos al DRAE:
prostituto, ta.
(Del lat. prostitūtus).
1. m. y f. Persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero.
puta.
(De or. inc.).
1. f. prostituta.
No creo necesario agarrármela con tanto papel de fumar, amigo, sobre el uso de puta o prostituta.
También puede usarse ramera, suripanta, coima, hetaira, cortesana, meretriz, buscona, fulana, furcia, pupila, iza, rabiza, colipoterra...y mil más. Todo depende del arte o la mala baba con que uno emplee el término.
Por supuesto, como seres humanos merecen todo respeto. Ya lo digo en la entrada.
Cosa diferente es admirar, así en general, su trabajo. ¿Que deja usted entonces para Madame Curie?
A mí la prostitución como trabajo, lo siento, pero NO me parece digno.
Es más, me asquea bastante esa cursilada progre de afirmar que "la prostitución es un trabajo tan digno como cualquier otro". Pero ese es otro debate.
Un saludo muy cordial, amigo mío.
Amigo don Alfredo,
Creo que Vd. y yo, en la cuestión tratada, que es la de las putas o prostitutas, tenemos la misma opinión, y, en este caso no ha lugar a discusión alguna. Me refiero a eso del respeto en general hacia la mujer (y hacia los hombres), incluidas también ellas, las putas o prostitutas. Lo que pasa es que no hay dos palabras que signifiquen lo mismo. Vd. mismo puede comprobar que no es lo mismo decirle a una que es una puta, una prostituta, una hetaira, una fulana, una cortesana, o cualquiera otro de esos nombres que Vd. sabiamente cita, algunos de los cuales, tengo que decírselo, yo desconocía.
Como todas las palabras llevan una carga etimológica o por el uso o abuso que se haga de ellas, no hay ninguna que sea igual a otra. A mí, la verdad, lo de puta me suena a más despectivo y menos profesional que lo de prostituta, que es como de más categoría, como más profesional, vamos que parece un Título Universitario. Y yo, me temo (como Vd. comprenderá, no es por experiencia ni por práctica que sé de estas cosas, sino por haberlo leído en los libros), pues eso, me temo que una prostituta actúa en barrios y hoteles de más prestigio que una puta, que, por lo visto, actúa en las calles o en los Barrios Bajos (que no sé por qué ahora les llaman Bario Chino, como el de Barcelona).
Resumiendo, que me repugna tanto el oficio como la práctica, y esas pobres mujeres lo que más merecen, en general, es nuestra compasión. Luego habría que distinguir entre las que ejercen por puro vicio y afán de dinero y las que ejercen obligadas por la miseria en la que se encuentran. En el primer caso la responsabilidad y el desprecio habría que echarlo encima de ellas; en el segundo hay que pensar que es esta maldita Sociedad nuestra la responsable de que seres humanos tengan que alimentarse de la mierda y los escombros que dejan (¿o dejamos?) los que, por lo menos aparentemente, estamos en mejor situación económica.
Vd. me atribuye mucho saber y no poca ciencia. Vamos a poner las cosas en su sitio. Aquí cada uno sabe de lo suyo. Yo por supuesto que me reconozco muy inferior a Vd. en conocimientos sobre muchas cosas. Eso me da una ventaja sobre Vd.: yo puedo aprender de Vd. mucho más que Vd. de mí.
Reciba don Alfredo, como siempre, mi admiración y todos mis respetos,
Antonio
Amigo Dilman,
Profundo es el análisis antropológico que haces sobre el dios Príapo citado en los Epigramas de Marcial que yo he publicado. No voy a extenderme en todos los detalles que aportas, porque tus conocimientos en estas cuestiones son difícilmente superables, y es muy poco lo que puedo aportar yo desde mis conocimientos lingüísticos, y porque mi especialización no es la Antropología, aunque entiendo perfectamente, y comparto, todo lo que dices.
Voy a fijarme en un detalle que tú anotas y que da cabida explicación a algo que yo sabía, pero cuyos motivos o motivaciones desconocía. De todos es conocido que la práctica de la homosexualidad masculina era una cosa admitida en la Sociedad Griega Antigua. Se da el caso de que, en todas las manifestaciones serias que tenemos de tal práctica, los hombres en cuestión siempre se relacionan cara a cara. También entre los Romanos, en la práctica homosexual masculina, el que asumía el papel activo estaba bien visto y no era motivo de censura ni de humillación alguna, cosa que sí ocurría con el receptor, vamos, con el que era sodomizado. Era ésta una cuestión que, hasta ahora, yo no tenía resuelta, porque desconocía los motivos de la diferente valoración de un acto a dos.
Ahora, con tu explicación, lo entiendo perfectamente: el hecho de introducir algo por el trasero, sea el atributo de un Príapo o cualquier otro elemento que se le pueda asimilar, como puede serlo un palo, es el signo del sometimiento de uno por parte de otro. Aquí ya enlazamos la manifestación de la Superioridad del uno sobre el otro, y, si esa Superioridad llega a su máximo límite, nos encontramos con la máxima humillación y sometimiento del sujeto que es sometido a la fuerza de Príapo o sus múltiples manifestaciones.
Desde luego que, con aportaciones como la tuya, amigo Dilman, los conocimientos de uno, por lo menos los míos, quedan ampliamente enriquecidos.
Muchas gracias por tus profundos comentarios y por el interés que pones en dejar constancia de tus siempre bien documentados conocimientos.
Te envío un cordial abrazo,
Antonio
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