Me comunica mi amiga Mayte Dalianegra en su comentario que la imagen que he puesto no es de unas bragas, sino de un tanga. Como todo está más que previsto en la Literatura Clásica, ahí va ese precioso Epigrama de Marcial.
Narrat te, Chione, rumor numquam esse fututam
atque nihil cunno purius esse tuo.
Tecta tamen non hac, qua debes, parte lauaris:
Si pudor est, transfer subligar in faciem.
(Martialis, Epigrammata, III, 87)
Dice el rumor, Quíone, que a tí nunca te han jodido
y que no hay nada más puro que tu coño.
Pero te bañas tapándote en la parte que no debes:
si tienes vergüenza, ponte el tanga en la cara.
Este mosaico, precioso, ha sido puesto a sugerencia de mi amiga, la
Profesora de Griego, conocedora del mundo femenino Clásico como nadie, y experta en Arte, en su blog
SE NON È VERO, È BEN TROVATO, El blog de la profe de griego. Al mismo tiempo me insta a que hable de la
fascia pectoralis, el
sostén que utilizaban las Romanas, y del
subligar, una especie de
sujetador masculino que utilizaban los hombres, para evitar que sus
atributos se balanceasen, y que también era usado, como
braccae, por las campesinas Romanas, si hemos de creer a
Marcial (III, 87, 4). En su momento serán atendidos sus deseos, y hablaré de ello, pero necesito tomarme mi tiempo para investigar. Muchas gracias, amiga mía.
Querida Amada mía, tengo diez minutos de descanso, y me dispongo a hacer unos comentarios improvisados sobre el tema candente que me preocupa últimamente. ¿Qué son unas bragas?
Antecedentes históricos: Ya los antiguos Galos, los de la Guerra de las Galias, utilizaban unas braccae, es decir, unas bragas, una pieza que sostenía lo que no puede ir, o no debe ir, colgando en un hombre. Eran los hombres los que las utilizaban. De las mujeres, como es lógico, en esa época se hablaba poco. Posteriormente la pieza binaria pasó a las mujeres, es decir, al especimen femenino. Las bragas es un plural que encubre un singular. Oséase, que utilizamos el plural (varios objetos), cuando en realidad nos referimos a una sola pieza. ¿Cómo podríamos partir unas bragas por dos y quedarnos con una sola? Es una misión imposible. Entonces estamos ante un plural ficticio, pues es un conjunto único.
Lo más importante de unas bragas no es lo que dejan ver, sino lo que hacen imaginar. Es la imaginación la que hace que las bragas sean una pieza de alto valor erótico. Claro, las bragas se pueden poner y, lógicamente, también se pueden quitar. ¿Se puede ir por la vida sin bragas? Es un poco peligroso, pues las zonas más sensibles de la mujer estarían expuestas a múltiples agresiones: mosquitos, polvo aéreo, humedades imprecisas, etc.
Lo normal es que una mujer vaya con las bragas puestas; y puestas significa bien puestas. Quiere ello decir que una no se puede poner las bragas en las tetas, por ejemplo. Ello sin tener en cuenta el hecho de que hay tetas que no necesitan, éstas sí, nada que las sostengan: se sostienen a sí mismas. Las bragas deben ponerse donde debe ser: entre muslo y muslo y rozando el llamado Monte de Venus, es decir, el Monte Erótico.
Lo fundamental de unas bragas es que se adapten perfectamente al contorno que cubren: no deben dejar salir ni uno solo de los arbolitos que se difuminan por el triángulo sensible. Las bragas deben ser serias: deben ser capaces de soportar una sonrisa (vertical, claro), sin inmutarse y sin moverse. Deben permanecer en su sitio. Lo más importante de unas bragas que se presten es que sean transparentes a la vista e inexistentes al tacto. Quiere ello decir que deben tener la cualidad de que, una vez tocadas, deben dejar que la sensibilidad las traspase como si no existiesen. Entonces las bragas son un elemento inexistente: daría lo mismo acariciar la zona con ellas puestas que con ellas quitadas. Un factor de suma relevancia en unas bragas de categoría es que no se resistan al movimiento deslizante que las traslada hacia abajo, al intento de que cambien de residencia, a la realidad de que dejen de ser bragas, para convertirse en un objeto que asimila el movimiento que recibe de una mano, por ejemplo, o de unos dedos artísticamente movidos.
Es fundamental que las bragas dejen de estar presentes en el momento adecuado. No se puede prescindir de ellas en cualquier momento. Hace falta toda una teoría de la seducción para saber cuándo unas bragas ya no son necesarias y son más bien un obstáculo. Para los que no tengan la necesaria práctica y la intuición correspondiente, puede ser suficiente, en una primera etapa, distinguir el estado de humedad de unas bragas: unas bragas impregnadas de fluido húmedo, de humor salado, están pidiendo a gritos que se las traslade de lugar, que se las deslice por el muslo y, en los casos más urgentes, que se tiren al suelo.
Amada mía, te envío este mensaje desenfadado. No es una obra de arte porque lo he hecho muy rápido y no he tenido tiempo de corregirlo. Otro día te enviaré otro más logrado. Besitos, Antonio.
27 comentarios:
Querido Antonio, ¡qué ilusión llegar a tu blog esta mañana de las Kalendas de enero que despide aromas de nuevo y recién estrenado y encontrar una entrada tan interesante y reveladora! Y hablo desde mi perspectiva femenina, porque no hay nada más atrayente a los ojos de una mujer que un escaparate con "lingerie" fina. Mucha tela, o poca (según se mire), ha corrido desde el "subligar" o "campestre" de las romanas; porque el atractivo de esta prenda interior, mejor dicho, íntima, intimísima, está en sugerir, sin enseñar del todo, dando rienda suelta a la imaginación: erotismo en estado puro. Y tienes razón, amigo, nada más horroroso que unas "bragas de cuello alto", pero igualmente horrible ese tanga que más recuerda un tirachinas que una prenda de alto voltaje erótico, y no te cuento esa moda entre las adolescentes de ir enseñando el susodicho bajo los pantalones de talle bajo cada vez que se agachan.
¡Cuán más atractivas las mujeres en bikini de ese mosaico de la villa romana del Casale di Piazza Armerina, en Sicilia, que siempre me ha hecho exclamar "Nihil novum sub sole"!
Sólo me queda hacerte una petición, amigo; que hagas una loa a la prenda complementaria, la "fascia pectoralis", el "cruzado mágico", digno desde siempre de devoción tanto masculina como femenina.
Te envío mil saludos y mil bicos, amigo mío.
Amiga mía, Profe de Griego,
Muchísimas gracias por tu femenino comentario en mi espacio. La verdad es que demuestras un conocimiento más que solemne de todo lo relacionado con la vestimenta femenina, y masculina, del Mundo Clásico. He aprendido cantidad de cosas al leer tu comentario, y he tenido que recurrir a Bibliografía para informarme adecuadamente, de forma que pueda contestar dignamente a tu comentario. Tomo buena nota de lo que me dices, para una ulterior exposición de las prendas íntimas femeninas, que suelen ser de un erotismo sublime. Es verdad que tiene más importancia en ellas lo que sugieren que lo que ocultan, o lo que dejan entrever.
En relación al precioso mosaico que citas, si compruebas mi exposición, verás que lo he puesto al principio del texto, con una breve explicación de lo que he hecho. Ha sido mi forma de mostrarte mi agradecimiento por el interés que has mostrado. Espero y deseo que mis palabras sean de tu agrado, y que lo que digo no tenga contradicción alguna con la Realidad del tema, que tú conoces mucho mejor que yo. Si ése fuese el caso, me lo dices, y yo corrijo lo que haya que corregir.
Te envío un gran abrazo y un beso, que espero y deseo que sea recibido de forma auténticamente femenina.
Antonio
Amiga mía, Profe de Griego,
Muchísimas gracias por tu femenino comentario en mi espacio. La verdad es que demuestras un conocimiento más que solemne de todo lo relacionado con la vestimenta femenina, y masculina, del Mundo Clásico. He aprendido cantidad de cosas al leer tu comentario, y he tenido que recurrir a Bibliografía para informarme adecuadamente, de forma que pueda contestar dignamente a tu comentario. Tomo buena nota de lo que me dices, para una ulterior exposición de las prendas íntimas femeninas, que suelen ser de un erotismo sublime. Es verdad que tiene más importancia en ellas lo que sugieren que lo que ocultan, o lo que dejan entrever.
En relación al precioso mosaico que citas, si compruebas mi exposición, verás que lo he puesto al principio del texto, con una breve explicación de lo que he hecho. Ha sido mi forma de mostrarte mi agradecimiento por el interés que has mostrado. Espero y deseo que mis palabras sean de tu agrado, y que lo que digo no tenga contradicción alguna con la Realidad del tema, que tú conoces mucho mejor que yo. Si ése fuese el caso, me lo dices, y yo corrijo lo que haya que corregir.
Te envío un gran abrazo y un beso, que espero y deseo que sea recibido de forma auténticamente femenina.
Antonio
Gracias, amigo Antonio, por tus gentiles palabras, por haber encabezado con este precioso mosaico tu magnífica entrada de hoy y por haber aceptado, con velocidad supina, el guante de mi sugerencia: "Bis dat qui cito dat", Publio Siro dixit.
No imaginas la fascinación, fascinación en el sentido más etimológico del término, de mi alumnado cuando en las clases abordamos la vida cotidiana en el mundo antiguo y llegamos al capítulo de la ropa interior; entre risas disimuladas, evidente vergüenza en muchos casos y, por supuesto, malsana curiosidad me abordan con preguntas sobre la ropa interior de las griegas y romanas; y es que con frecuencia los manuales pasan de puntillas sobre el tema, esquivándolo con un par de frases, que consiguen lo contrario de lo que pretenden, es decir, dar pábulo al morbo.
Espero con avidez tu comentario, eso sí, sin excesiva premura, que las cosas importantes deben hacerse, como decía Celso, "cito, tuto et iucunde".
Mil bicos ártabros, amice.
Seguir el hilo de su erudicción, profesor, y la de sus sabios comentaristas, me encaminaría sin remedio a la constatación de mi estulticia, por lo que, como siempre, saldré por la tangente; tengo para mí que el motivo principal de la disminución de los bichitos encargados de la procreación o de su pereza, radica en parte en la prisión constante a que se someten sus cuencas. Los bragae de los romanos y los slips actuales, así como esos ajustados vaqueros consiguen tal presión sobre los vasos sanguíneos y los conductos seminales que maldita sea la hora en que desean acercarse a la horca. En contra de su opinión, soy más partidario de conceder libertad y comodidad a las partes pudendas, para de ese modo, balanceandose libremente, consigan al cabo de los años esos centímetros de más que desean quienes carecen de ellos. Entre los que no cuento ni con usted ni conmigo. Estoy de acuerdo en cambio con la profedegriego (señora, por dios, qué nombre!)en cuanto a la escasa calidad de la braga de hoy en día, sobre todo de ese "tirachinas", en afortunada expresión de la mencionada, que más que excitar, desquicia.
Por todo lo demás, muy de acuerdo en todo, especialmente en el pasaje aquel, rozando lo escatológico, en que menciona usted sin vergüenza alguna, el color adecuado del flujo, momento idóneo para el tirón final y comienzo de la santa coyunda.
Don Antonio, lo primero feliz año nuevo, este es nuestro primer contacto en el nuevo año. En segundo lugar, siempre me gustó ese mosaico del encabecimiento de la entrada. No sabía que las bragas era una prenda en origen masculino. Lo que si estoy de acuerdo es en que le sientan mejor a las mujeres que a los hombres y, estoy con la profe de griego, en que lo más importante es sugerir sin mostrar, incluso es mucho más morboso y libidinoso que los tangas brasileños o la desnudez al completo. Ese plural falso que usted cita es igual que en el término gafas, algo totalmente indisoluble.
Bueno, excelente y cálida entrada para días tan fríos como hoy. Espero que tenga bien atender la petición del sujetador para cuando tenga tiempo.
Un cordialísimo saludo.
Amigo Antonio empieza usted con buen pié el año y como es debido, sacando el as de corazones y ganando la partida.
La prenda que usted perfila de acuerdo a la función, substancia y forma a través de la historia y del erotismo en última instancia llega a colgar en los ganchos del amor. Pues al pasar a ser símbolo se convierte en objeto espiritual del deseo que maneja y une las pasiones del lado masculino y del lado femenino.
Contrastar su uso de manera formal o desfachatada, conservadora o libertina puede trastocar esa lógica de ceñirse solo donde se acostumbra y terminar en loca algarabía en la misma cabeza del amante desaforado.
Uno de los factores que inspira y desborda a la imaginación, cuando de su uso normal nos apartamos, es la forma de quitarlas o quitarlos una vez puestos. Pues allí estriba la esencia de la estrategia del amante para bajarlas o bajarlos y no ocuparse de volverlos a colocar en su lugar.
Le felicito amigo Antonio por recrear tema tan esencial, histórico y a la vez cotidiano que nos seguirá dando argumentos suficientes para engrosar ese arte y tratado universal que los amantes sin haber leído ni estudiado podemos desarrollar y practicar sin saltarnos una coma.
Reciba mi admiración amigo Antonio!!!
Hola, Antonio, he aprendido mucho y a la vez me he reído mucho también con este artículo tuyo, que combina la docencia sobre los orígenes de la lencería, masculina y femenina, en las culturas clasicas y la actual.
Desde luego que no sabía que las bragas, en principio, las llevaban los hombres. Sí había visto con anterioridad ese mosaico romano con esas bailarinas ataviadas con un ancestro del bikini o de nuestro socorrido conjuntito de sujetador y braguitas.
Tan sólo añadir una mera puntualización: la foto de la prenda actual, la de blonda blanca, no es exactamente una braga, al menos no una normal, es un "tanga", aunque se la puede confundir con la braguita brasileña, que es parecida, pero que cubre los glúteos hasta su mitad superior. Ambas son la expresión más actual de la moda erótica femenina y han hecho cambiar bastante las colecciones de lencería, incluso las de la que se usa de modo cotidiano, hasta el punto que resulta ya impensable, para una mujer moderna, ponerse una prenda que deje marcas visibles de bordes en las nalgas, bajo unos pantalones ajustados. Y es que todo cambia, aunque todo prevalezca.
Muy simpático tu post, Antonio, te dejo besitos y mis mejores deseos para el 2012, que sea un año venturoso donde los haya y que se callen los que no dejan de dar la vara con la dichosa profecía maya, jajaja.
Amiga mía, Mayte Dalianegra,
Puedo comprobar constantemente que tu sentido del humor y la ironía son exquisitos, y que eres sensible a todas las bromas que se hacen estos días. Como puedes imaginarte, mis conocimientos sobre la lencería femenina no es que sean sólidos, porque nosotros, los hombres, de eso entendemos poco: sabemos distinguir a una mujer desnuda de una mujer con bragas, con tanga o lo que sea. También sabemos distinguir unas tetas con sostén, o sujetador, de unas que se mantienen solas, sin sostén ni sujetador, erectas y mirando de frente, altivas, como tiene que ser.
Lo demás corresponde ya a la intimidad femenina. Que sepas que me ha hecho mucha gracia tu comentario, por lo que tiene de femenino y gracioso. Añado lo que dices a mis conocimientos sobre el tema.
Si vuelves a revisar el texto que publiqué, podrás comprobar que, como consecuencia de tu precioso comentario, he añadido, al principio, un exquisito Epigrama de Marcial, que se explica por sí mismo.
Te envío mis más sinceras Felicitaciones y un gran abrazo.
Antonio,
Caríssimo Antonio!!!
Obrigado pelo comentário que escreveste no meu blog. De fato, Georgicon é extraordinário. Vou defender tese de doutorado na Universidade Autônoma de Madri, sobre agricultura em patios urbanos, e encerro a tese com aquele trecho que publiquei.
Continuo aprendendo e me divertindo muito com teu blog.
Saludos de Brasil,
Clavdivs
Mi queridísimo Antonio:
Me he encontrado con el placer de una entrada feliz y triunfante para celebrar al Año Nuevo, ¡así da gusto!
Y es que hay en este estudio, a la par de un regalo del epigrama de Marcial y de la aportación sociológica en lo que al uso histórico de ropa íntima de se refiere, algunas observaciones geniales.
Número uno y totalmente de acuerdo con ella: "las bragas deben ser serias". Es claro, las bragas están haciendo su trabajo y deben saber que si bien anticipan momentos memorables, algunas veces hilarantes, ellas deben permanecer impasibles. Se me ocurre algo así como un empleado de un sex-shop cuando el cliente compra algún objeto bien gracioso y divertido, pues bien, el empleado atiende al cliente como si estuviera vendiendo un mueble funcional y moderno. No hay nada más emocionante que el saber estar de estos trabajadores... así como el del que nuestra prenda íntima nos reclama. Vamos, que las bragas están trabajando mientras otros se divierten, hay que saber estar, "profesionalidad" se llama este buen hacer.
Número dos: "Hace falta toda una teoría de la seducción para saber cuándo unas bragas ya no son necesarias y son más bien un obstáculo." Momento álgido de la profesionalidad aludida, como un mayordomo de confianza, de los de película inglesa, el momento en el que deben desfilar los hace aun más grandes, si tienen el don de la discreción e intuición unidos para saber elegirlo. En palabras de Benedetti, el buen hacer de las bragas permitirían el resplandor a oscuras en la habitación:
"entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan."
Otra punto fundamental en el estudio es el tejido de nuestras amigas. Aquí, entiendo yo, que se pueden encontrar diferentes circunstancias según el talante de la portadora de las mismas y del portador de las manos que palpan. Porque en este caso, las bragas aún están presentes, todavía trabajando, antes de la retirada a tiempo, y ahora hablan:
"soy como un muro, ¿no notas mi tejido? ¡soy de algodón! quiero que seas Aquiles conquistando Troya.
O bien: "déjate llevar, y acaricia primero el caballo, querido troyano, ¿no ves que soy de lycra?
Otra cosa, es cuando el portador no ha de sentirse guerrero, sino emperador, ah, y eso solo ocurre en ocasiones únicas, impagables, históricas, cuando sus ojos pueden hasta humedecersde de emoción, pues las bragas han gritado: ¡soy de seda, soy de seda!, este imperio lo has conquistado tú, mi rey.
Momentos...
¿Hay un mejor comienzo de año? Es mi deseo que estas sean las batallas, las conquistas y los asedios, los combates, los asaltos, y que no haya más esclavos en el mundo que los de la piel y la carne, cuando esa íntima lencería se ha retirado a descansar.
Querido antonio, me ha encantado el humor y el eros que rezuma esta entrada, pues como dice la encantadora profedegriego no hay nada más atractivo a los ojos de una mujer que un escaparate de lencería final. Gracias por brindármoslo.
Un abrazo gigante, querido amigo.
tu admiradora Ἑλένη.
Amiga mía, Profesora de Griego,
No tengo palabras para agradecerte el elogioso y al mismo tiempo afectivo y emocionado comentario que haces, tanto en tu espacio como en el mío, en lo referente a mi espacio y mi persona. Veo, por lo que dices, que eres una Profesora apasionada, y estoy seguro de que tus alumnos y alumnas disfrutan a lo lindo de tus clases. Conozco esa experiencia, porque la experimento en carne propia. No es que sean muchos, pero los que son valen la pena.
Me dices en tu comentario lo siguiente:
No imaginas la fascinación, fascinación en el sentido más etimológico del término, de mi alumnado.
Comparto ese sentimiento, y me alegra que sea así. Si hablamos de etimología, puedes indicarles que fascinación procede del Latín fascinatio-onis, que, a su vez, tiene la misma raíz que fascinum-i que, además de significar encanto, en Varrón y Horacio significa también membrum uirile.
Y es que la cosa tiene su gracia. Habría que ver unos de esos Príapos enormes que había en Roma y en Pompeya, y no habría dificultad alguna en reconocer que hay una relación directa entre el membrum uirile y la fascinación o encanto.
Seguiremos intimando sobre nuestras cosas, Querida amiga, Profesora de Griego.
Te envío un gran abrazo,
Antonio
Mi querido amigo Antonio, gracias por tus palabras, siempre tan amables y elogiosas; efectivamente, he usado el término "fascinación" en su auténtico sentido etimológico, porque cuando al tema de las prendas interiores me remito, siempre me abordan sobre preguntas obvias sobre el "continente" y sobre...el "contenido".
Y no imaginarías los momentos divertidísimos que el curso pasado vivimos mis alumnos, mi magnífica amiga y colega, la profe de Arte de mi instituto, que me secunda y me acompaña en los viajes a Roma, y yo misma vivimos en Pompeya, empezando, lógicamente, en la visita al lupanar, a la vista de los explícitos frescos que ilustran el lugar y terminando por la salida del recinto, en uno de los tenderetes de venta de recuerdos y réplicas arqueológicas, donde entre las risitas no disimuladas de mis alumnas se exhibía una reproducción de un "ave-pene"; en ese momento, el vendedor, un joven chuleta italiano con ganas de cachondeo, en un alarde de orgullo-fantasmada patrio, animado por el extraordinario atractivo del auditorio femenino, exclamó señalando el susodicho:"Tamaño español"; al punto, se retiró al interior de la tienda para volver portando en la mano otro, de grandiosas, desmesuradas dimensiones, afirmando:"Tamaño italiano". Y ante tal alarde de chulería yo exclamé, con gallardía patria, "Menos lobos, Caperucita", con el consiguiente jolgorio y risotadas de mi alumnado.
Entenderás, querido Antonio, que muchísimo de la ilusión que le pongo a mi labor docente se debe a mis estupendos alumnos y a la extraordinaria colaboración de mi colega de Arte para que este proyecto llegue a buen puerto y desde hace tres años el éxito acompaña nuestros viajes culturales a Roma. Volvemos con la sensación de que todos, ellos y nosotras, hemos disfrutado y aprendido mucho, y con las maletas repletas de buenos recuerdos y divertidísimas anécdotas, como esta que he mencionado.
Quiero también dar las gracias a dos de tus amables lectores por incluirme en sus comentarios, en concreto a "Elena clásica, por su gentil mención a mi persona en su magnífico y lleno de sabia erudición comentario, y a "Cesar", aunque no sé muy bien como tomarme su exclamación "señora, por dios, qué nombre!"; me recuerda aquel anuncio tan sugerente "Señorita enseña el búlgaro" y resultó que era... un idioma. Pues lo mismo con el griego, sólo ático de los s. V-IV a. C.; siento defraudarte, Cesar.
Te reitero las gracias, amigo Antonio, y te envío desde este noroeste peninsular mil bicos.
Amiga mía, Profesora de Griego,
Como lo primero es lo primero, y los urgentes pasan antes que los crónicos –eso dicen los médicos-, paso a comentar algo tu siguiente párrafo:
Quiero también dar las gracias a dos de tus amables lectores por incluirme en sus comentarios, en concreto a "Elena clásica", por su gentil mención a mi persona en su magnífico y lleno de sabia erudición comentario, y a "Cesar", aunque no sé muy bien cómo tomarme su exclamación "señora, por dios, qué nombre!"; me recuerda aquel anuncio tan sugerente "Señorita enseña el búlgaro" y resultó que era... un idioma. Pues lo mismo con el griego, sólo ático de los s. V-IV a. C.; siento defraudarte, Cesar.
Amiga mía, tómate tú con sentido del humor, humor Gallego, porque Gallego es Don Cesar, al igual que tú, las palabras de nuestro comentarista y amigo Don César, porque de todos es conocido que se trata de un hombre muy culto, asiduo a este espacio, y con un sentido del humor que es una delicia. Lo que ha querido él es darle un toque de humor, algo picante, eso sí, a tu pseudónimo y profesión.
Y es que lo del griego, lo mismo que lo del búlgaro que citas tú. tiene su gracia. Te explico, os explico, ahora lo que me pasó a mí:
Como todo el mundo sabe, yo soy Profesor de Latín, aunque, como todos los de mi especialidad, también doy clases de Griego. Estaba yo un día dando una clase de Griego y entró en el aula una Profesora nueva, inexperta ella, y con poca visión de realidad. Le extrañó que yo, siendo Profesor de Latín, estuviese dando una clase de Griego, y me preguntó:
- Anda, Antonio, ¿tú también haces griego?
- No, Señora Profesora. Yo no hago ni griego ni francés. Yo soy Profesor de Latín y doy clases de Latín, y también doy clases de Griego, pero griego, lo que se dice un griego, eso no lo hago yo.
Supongo que entendió la broma. Lo que es cierto es que los alumnos y alumnas, más avispados de lo que uno piensa, se pegaron un hartón de reir.
Amiga mía, tómate con humor lo de Profedegriego, y ya me explicarás qué es eso del búlgaro.
Te envío un gran abrazo, y mis saludos y respetos para Don Cesar.
Antonio
Gracias, amigo Antonio, como siempre por tus palabras; paso a continuación a explicarme. ¿Cómo habría de molestarme el jocoso comentario de don Cesar sobre mi oficio y profesión a estas alturas de la película? Es lo que tiene dedicarse a las "lenguas", que estimulan la imaginación hasta límites insospechados; sólo lamento decepcionar a don Cesar si en algún momento imaginó más de lo imaginable. Y viniendo como viene el asunto de un otro gallego, por lo que deduzco de Ourense, "a terra da chispa", no dudo que detrás de todo ello se sirve la retranca gallega, y nadie mejor que un gallego para entender a otro, sobre todo si se encuentran en una escalera.
Y en cuanto a lo del "búlgaro", querido Antonio, lo dicho, tan sólo un idioma, indoeuropeo por más señas y de la familia eslava, como tú muy bien sabes.
Mil bicos para ti y "unha forte aperta" para don Cesar.
Descarto por completo que el proceso gripal que me tiene encamado, con sudores y otros efluvios, sea a causa de su entrada ni de los extensos conocimientos que sin duda posee la profe de griego; lo achaco mas bien a mi descuido y falta de abrigo. Agradezco, D. Antonio, sus inmerecidos elogios y confieso avergonzado la desviación inicial de mis pecaminosos pensamientos, que enseguida trocaron en pensamientos juiciosos a la vista de la seriedad y buen juicio de la profe de griego; en absoluto estoy decepcionado, antes al contrario me llena de orgullo y satisfacción saber que puedo contar en su erudito espacio con alguien mas que me recuerde que Agamenon no tenía porquero y si lo tuviese, no salió en las crónicas mundanas. Disculpas por algún acento que no encuentro en este diminuto artefacto y saludos para todos sus comentarstas parandome especialmente en el noroeste.
Amigo Aristos Veyrud,
Muchas gracias por su comentario. Es Vd. un hombre inteligente y bien preparado, porque sabe captar el sentido de lo que uno dice, y la forma como lo dice. Es verdad que se puede jugar con el lenguaje, y las palabras adquieren su entidad en el uso concreto que se les da. Efectivamente, el texto que he publicado es un texto desenfadado, pero serio, porque la una cosa no está en contradicción con la otra, y la vida hay que saber tomársela con sentido del humor, sentido profundo y serio, que buena falta nos hace, sobretodo en estos tiempos de crisis.
Y es que hay cosas que no cambian nunca, y hay que estar contentos de ello, porque lo fundamental y lo esencial en la existencia humana es bien poco lo que ha variado en los últimos milenios. Puede ser que el pensamiento haya evolucionado algo, pero la verdad es que los pilares de los instintos, genéticamente incrustados, siguen siendo los mismos de siempre.
Como dicen en mi pueblo y en otros muchos: es que la jodienda no tiene enmienda, y, añado yo, un hombre que se considere normal pasa más horas pensando en lo que encubren unas bragas que en lo que Platón pensaba sobre el Mito de la Caverna.
Le envío un abrazo, y mis mejores deseos para 2012.
Antonio
Amigo Don Cesar,
Una vez solucionado el malentendido, a mi entender (redundancia), que no lo era tal, porque era una lid entre Gallego y Gallega, y, ya se sabe, Vds. ,los Gallegos, tienen un sentido del humor tan fino que los que no lo somos tenemos cierta dificultad en interpretar, digo yo, una vez solucionado eso, paso ahora a anotar algunas observaciones a lo escrito por Vd.
Por mucho que yo haya escrito y opinado al respecto, pura teoría y ganas de jugar, coincido con Vd. en que sería mucho mejor que las partes pudendae, tanto femeninas como masculinas, tuviesen una buena oxigenación, permaneciendo a la vista y mirada de quien quisiese, porque, vistas las cosas en su realidad, no son partes pudendae [partes vergonzantes], sino partes nobiles [partes nobles], las que nos identifican en lo más íntimo y esencial que tenemos, porque, dejémonos de historias y posiciones políticamente correctas, todos sabemos qué es lo primero que un hombre quiere ver, o palpar, en una mujer, y lo primero en lo que se fija una mujer, cuando se tropieza con un hombre. No hace falta saber Latín para estar de acuerdo con ello. Por lo menos, en eso, coincidimos la mayoría de los que llevamos pantalones, y también la mayoría de quienes llevan, o debieran llevar, faldas.
Y, ya que estamos en época de crisis, no está de más que haya alguien que mantenga indemne el buen sentido del humor y la ironía, cual es su caso, y pretendo que sea el mismo también para mí.
Por otra parte, tendrá Vd., que convenir conmigo en que he sido un buen intermediario para establecer una sólida amistad entre una Gallega, la Profesora de Griego, y un Gallego entendido en vinos como nadie, que es Vd. No le paso factura por esta gestión, pero no se me acostumbre Vd., Don Cesar, porque la próxima vez le indicaré cuáles son mis honorarios por hacer de agente de amistades sanas.
Le envío un gran abrazo, amigo mío.
Antonio
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
D. Antonio, usted me saca los colores. No puede decirme esas cosas y tratar de que no cambie de talla de ego. Reconozco su labor indispensable para limar asperezas, pero no crea que por eso le voy a quitar años! La profe de griego ha reconocido la burda irnonía en mis frases y me ha perdonado. Su gran corazón de ella y su buena casta de persona íntegra y gallega, valga la redundancia, son el cemento ideal para ligar la masa; claro que falta el agua y de eso se ha encargado usted, lo que le agradezco de corazón (Repito, sin quitarle un año..). Como siempre, pensaba expresar una cosa y he acabado en otra; en fin, que no me enrollo más. Alea jacta est, o como se diga.
P.D. Entendido en vinos, sin duda mi amigo Ramiro Dedospechos, que
"...es gran entendido en vinos, con sólo mirar el vaso, sabe si es blanco o es tinto..."
Saludos cordiales!
Amigo Don Cesar,
Sus palabras me engrandecen a mí, que soy el que va a tener que cambiar de talla. Entre Vd. y la Profesora de Griego ya me están acostumbrando a entender y disfrutar más del humor Gallego. La verdad, no acabo de entender eso de que no me va a quitar años. ¿Me está Vd. llamando viejo, o se refiere a que soy un zorro? En cualquiera de los casos, acierta Vd., porque soy ambas cosas, aunque eso sí, con un espíritu muy joven, una especie de joven zorruno.
Me dice Vd. que el auténtico entendido en vinos es su amigo Ramiro Dedospechos, que distingue perfectamente un blanco de un tinto, con sólo mirarlo. Tengo que decirle que para ese viaje no hacían falta alforjas, porque, si nos ponemos en ese plan, también soy entendido yo: a mí me pone Vd. una botella de tinto y una de agua fresca, y sólo con el olfato o el tacto las distingo. ¿No me dirá Vd. que eso no tiene mérito?
En cuanto al Latinazo que utiliza Vd., le dejo aquí el comentario que le solté a nuestro común amigo Don Alfredo, a propósito de la misma locución, el 28 de Diciembre pasado, día de los Santos Inocentes. Le digo a Vd., Don Cesar, lo mismo que le dije a Don Alfredo, que su categoría intelectual no le permite tener el menor lapsus, y mucho menos teniéndome a mí como Profesor actual de Latín.
Le envío un gran abrazo, amigo mío.
Antonio
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Vamos a ver, Don Alfredo. A mí, la figura del Rey en concreto me cae bien, aunque no soy Monárquico. Los que me caen mal son los otros, los que se aposentan en los escaños, sean del color que sean, y el otro, el que está en Washington, vamos, el pelotaire, porque acumulan tanto que se pueden atragantar. En cuanto al latinazo, Vd., con su categoría y sus conocimientos, debería tener en cuenta que, aunque sus profesores le hayan enseñado a usar la jJ, no debería Vd. usarla, porque ni la utilizaron los Romanos de la época, ni los buenos Latinistas de ahora, por mucho que la utilicen los escritos Vaticanistas.
Y, puestos a rectificar, aquí todo el mundo está equivocado, porque uno que sabía mucho Latín, Suetonius Tranquillus, en su Vita Diui Iulii (33) dice exactamente:
Iacta alea est
y no
Alea iacta est
Como dice todo el mundo, menos un servidor y, a partir de ahora, Vd. mismo.
Resumiendo: ALEA IACTA EST / alea iacta est
o mejor
IACTA ALEA EST / iacta alea est.
¡Coño! Que Vd. no puede permitirse el lujo de cometer un lapsus, por mínimo que sea.
Un abrazo.
Antonio.
me gusta el nombre bragas es de otra era de oto mundo Bragas una palabra sensual para un escrito erotico
Las panties o la bikini suena mas plano sin nada
aunque yo prefiero
nada
es mas facil de llevar
Amigo Don Paco,
Muchas gracias por su comentario, y también mis mejores deseos para Vd., para este año que ya se ha instalado entre nosotros. Totalmente de acuerdo con Vd. en el sentido de que es mucho más libidinoso y sensual el sugerir que el mostrar, y, en este sentido, las partes pudendae de la mujer, entiéndase cunnus [coño] y mammae, mamillae [senos, mamas] o papillae [pezones], tienen mucho más interés con los correspondientes soportes, llámense bragas o sostenes o sujetadores.
En cuanto al origen masculino de las bragas, le indico que bragas en Catalán son calces, que, evidentemente, se relaciona con calzón o calzoncillos.
Aprovecho para enviarle un afectuoso saludo, y un abrazo,
Antonio
Amiga mía del Alma, Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,
Me perdonarás que haya tardado tanto tiempo en contestar a tu precioso comentario, pero es que, como siempre, quiero hacerlo bien, y tras una profunda meditación.
Me encanta la hilaridad del mismo y ese humor con el que tratas al vendedor de lencería íntima femenina. Pues eso, que no me imagino yo a dos mujeres, o a un hombre y una mujer, hablando de las cualidades y características de unas u otras bragas o sujetadores. Seguro que lo que dicen podría bien pertenecer a un buen relato erótico.
Muy jocosa la confirmación, dicha ahora por ti, de que las bragas deben ser serias, y un buen profesional debe saber cuándo ya no son necesarias. Claro, eso es una buena habilidad, porque una mujer sin bragas, me imagino yo, puede convertirse en una mujer indefensa, sin protección.
Muy oportunos y muy significativos los versos de Benedetti que nos regalas.
Muy graciosa la comparación con un guerrero, más o menos aguerrido -permíteme la redundancia- , y esa mezcolanza remitiéndonos a la misma Mitología Épica: claro, no es lo mismo proponerse la Conquista de Troya que la de una ciudad de menor importancia, como no es lo mismo todo un Aquiles o Héctor que el más insignificante remero de las naves Aqueas.
Y luego ya, cuando uno pasa de ser guerrero a ser todo un Emperador. Yo, si te he de decir la verdad, preferiría ser guerrero antes que Emperador, porque a este último le viene todo dado, y al guerrero se le exige que se lo gane todo a pulso, o a puñetazos, si hace falta.
No puedo resistirme, para finalizar, a repetir un párrafo tuyo, que, como era de esperar, subscribo en su totalidad:
Es mi deseo que éstas sean las batallas, las conquistas y los asedios, los combates, los asaltos, y que no haya más esclavos en el mundo que los de la piel y la carne, cuando esa íntima lencería se ha retirado a descansar.
Elena Pascual dixit, pero también puede ser: Publius Ouidius Naso dixit.
Son una especie de Oda al Erotismo más delicado y sensual esas palabras tuyas.
Pues sí, amiga mí del alma: Amen [Así sea].
Me he pasado un rato muy agradable leyendo una y otra vez el escrito que nos has regalado a todos.
Que los dioses y las diosas todas te bendigan y te protejan, amiga mía, Querida Elena.
Te envío un abrazo auténtico y, por supuesto, gigante.
Antonio
Amigo David del Bass,
Que sepas que siempre serás bienvenido a este espacio, y espero que no te lo pases del todo mal leyendo lo que aquí se escribe, sobretodo, los comentarios de quienes tienen a bien visitar este lugar.
Igualmente te deseo lo mejor para el 2012.
Te envío un cordial saludo,
Antonio
Amiga RECOMENZAR,
Estoy yo también totalmente de acuerdo contigo en que la palabra más preñada de Erotismo son las bragas, frente a panties, bikini, tanga.
En cuanto a lo de nada, ¿qué quieres que te diga? ¿A quién no le gusta deslizar unas bragas muslo abajo, dejánndolas caer al suelo?
Te envío un afectuoso saludo, y paso a visitarte en tus dos espacios.
Antonio
Opino profesor, de igual modo que usted, que es preferible que la mujer luzca esa prenda que entre otras misiones tiene la de ser fortaleza última de las dulces acometidas, que comienzan siendo verbales para devenir en locura calenturienta; son las bragas la prueba final de la confirmación de la conquista, la aquiescencia definitiva de la mujer en ese movimiento sensual y coqueto, elevando ligeramente el pubis para facilitar el delicado arrastre que resulta eterno ante la hipnosis que ocasiona la visión deseada.
Bragas siempre!
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