La traducción, tras algunos cambios hechos también por mí mismo, procede de:
domingo, 26 de febrero de 2012
UN EJEMPLO DE EROTISMO FINO Y SENSUAL:
EL ANILLO [ANVLVS] QUE
OVIDIO REGALA A SU JOVEN AMANTE CORINNA
Manios med fhefhaked Numasioi
Manios me fecit Numasio
[Manius me fecit Numerio]
[Manio me hizo para Numerio]
D.M.
Pater materque socerque mei
R.I.P.
Ana med fhefhaked Antonio
Publio Ovidio Nasón (Publius Ouidius Naso) (Sulmona, 20 de Marzo de 43 aC. – Tomis, actual Constanza (Rumanía, junto al Ponto Euxino [El Mar Negro]), 17 dC.), poeta romano, famoso sobretodo por sus obras Las Metamorfosis (Metamorphoseon libri XV), obra en verso en la que recoge relatos mitológicos procedentes sobretodo del mundo griego y adoptados por la cultura latina de su época, por El Arte de Amar (Ars Amatoria), una especie de guía didáctica para practicar el Arte de seducir a mujeres libres o liberadas, no comprometidas, también lo es por sus poemas juveniles, Los Amores (Amores), poemas en los que destaca el ímpetu juvenil del erotismo más desenfrenado, pero sutilmente decoroso y refinado. Podemos comprobar cómo Ovidio lo insinúa todo, pero sin recurrir al vocabulario procaz o soez, que sería más propio de un Catulo o un Horacio.
Os ofrezco aquí uno de ellos, una preciosidad, en el que Ovidio se recrea, eróticamente, en un anillo que le ha regalado a su amada, real o supuesta, que es Corinna.
¡Anillo que has de ceñir el dedo de una hermosa muchacha, en el que nada se debe valorar sino el amor de quien lo regala, ve y resúltale un obsequio agradable! Que te reciba ella con alegría y que enseguida te ponga en sus dedos. ¡Que te ajustes a ella tan bien como ella se ajusta conmigo, y que rodees convenientemente su dedo con un círculo a su medida! Feliz tú, anillo, porque te va a usar mi dueña: tengo yo mismo envidia ya de mis propio regalos, ¡pobre de mí! (1-8).
Anule, formosae digitum uincture puellae,
in quo censendum nil nisi dantis amor,
munus eas gratum! Te laeta mente receptum
protinus articulis induat illa suis;
tam bene conuenias, quam mecum conuenit illi,
et digitum iusto commodus orbe teras!
Felix, a domina tractaberis, anule, nostra;
inuideo donis iam miser ipse meis.
¡Ojalá que con la artes de la mujer de Eea o del viejo de Cárpatos pudiese yo convertirme de repente en mis propios obsequios! Entonces yo, cuando desee que tú, mi dueña, te toques los pezones y que te introduzcas entre la túnica la mano izquierda, aunque bien ajustado y pegado a tu dedo, me iré deslizando por él y caeré, ensanchado por arte de magia, sobre tu regazo. Del mismo modo, yo mismo, con el fin de poder sellar los secretos mensajes escritos sobre tablillas, y de que mi piedra seca y adherente no se lleve consigo la cera, tocaré antes los labios húmedos de mi hermosa muchacha, con tal de no tener que sellar mensajes dolorosos para mí (9-18).
O utinam fieri subito mea munera possem
artibus Aeaeae Carpathiiue senis!
Tunc ego, cum cupiam dominae tetigisse papillas
et laeuam tunicis inseruisse manum,
elabar digito quamuis angustus et haerens,
inque sinum mira laxus ab arte cadam.
Idem ego, ut arcanas possim signare tabellas,
neue tenax ceram siccaque gemma trahat,
umida formosae tangam prius ora puellae,
tantum ne signem scripta dolenda mihi.
En caso de que me vayas a dar para que me guarden en el joyero, me negaré a salir, constriñendo tus dedos con un círculo más estrecho. No voy a ser yo para ti, vida mía, objeto de vergüenza o una carga que tu delicado dedo rehúse llevar. Llévame puesto cuando bañes tu cuerpo con aguas calientes, y que no te importe que mi engarce se estropee al contacto con el agua. Pero, creo yo, al verte desnuda, se erguirán de pasión mis miembros y cumpliré, siendo aquel anillo, el cometido de un hombre (19-26).
Si dabor ut condar loculis, exire negabo,
adstringens digitos orbe minore tuos.
Non ego dedecori tibi sum, mea uita, futurus,
quodue tener digitus ferre recuset, onus.
Me gere, cum calidis perfundes imbribus artus,
damnaque sub gemmam fer pereuntis aquae,
sed, puto, te nuda mea membra libidine surgent,
et peragam partes anulus ille uiri.
Mas, ¿por qué deseo fantasías? Ve, diminuto regalo: ¡que ella se dé cuenta de que contigo te envío mi lealtad! (27-28).
Inrita quid uoueo? Paruum proficiscere munus;
illa datam tecum sentiat esse fidem!
(Ouidius, Amores, II, XV)
El texto Latino, con algunas modificaciones de grafía que he introducido, procede de la Bibliotheca Augustana y de The Latin Library
La traducción, tras algunos cambios hechos también por mí mismo, procede de:
Vicente Cristóbal López
OVIDIO: AMORES; ARTE DE AMAR; SOBRE LA COSMÉTICA DEL ROSTRO FEMENINO; REMEDIOS CONTRA EL AMOR
Biblioteca Clásica GREDOS, GREDOS, Madrid, 1989
ISBN 84-249-1392-2
El poema ya fue publicado, en traducción, por Carmensabes, Poesía y Arte, el 1 de Octubre de 2008 y también, de forma fragmentaria, por Isabel Barceló, Mujeres de Roma, el 5 de Enero de 2011.
Wegen ihrer zarten Gestalt dauert der Vorgang nicht lange, meint Ovid.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
18 comentarios:
Escrito que da cuenta de como la poesía llena ese espacio de ansiedad amatoria mientras los amantes hacen contacto.
El regalo como objeto cobra y se impregna de esa energía y fuerza de amor que pasa a ser un protagonista más que comunica y perpetúa deseo y pasión. Simboliza la presencia del amante en esos momentos de ausencia de espacio y tiempo que es imprescindible mantener llenos.
El anillo es así eslabón entre dos corazones y pensamientos que se prendan el uno del otro y no se dan tregua en el fuego de la pasión.
Gracias por traer estas bellas estrategias del amor de maestros que sabían y bien sentían lo que hoy todavía nos enseñan.
Un abrazo amigo Antonio!!!
He sonreido nada más leer el título de tu post, pensando en cuánto coincidimos al seleccionar textos de Ovidio, aunque´tú has elegido un fragmento más completo que yo, en su día. Gracias por citarlo generosamente en tu post. ¡Se ve que nos fascina el querido Ovidio! Un abrazo muy fuerte.
Delega el sublime Ovidio en el anillo su presencia constante, su sensual divagar tras los pasos de la amada Corinna. Delicadeza en cada verso que no enmascara la pasión y la persistencia, tal vez el miedo a perder aquello que adora. Anillo que ciñe el dedo y acompaña la mano en cada instante y cada gesto, en el baño, en la soledad del lecho, a cada hora del día y de la noche.
Hermoso sentimiento del poeta, regalo y a la vez símbolo. Hermoso anillo con la dedicatoria que nos enseñas.
Amigo, me acuerdo ahora de aquellos otros versos de Catulo a la siempre inestable Lesbia, porque no siempre es ordinario Catulo:
"Pajarito, delicia de mi amada,
con quien suele jugar y tener en su regazo,
y a quien, inquieto, ofrece la yema de sus dedos
para incitarle a agudos picotazos..." Poesías 2- Traducción Antonio Ramírez de Verger- Alianza Editorial.
Existe un Catulo exquisito, delicado, sufriente, que en este poema nos deleita con segundas intenciones, veladas, sensuales.
Ya sabes, querido amigo Antonio, aquello de:
"Odi et amo, quare id faciam, fortasse requeris? nescio, sed fieri sentio et excrucior"
Catulo (Poesía 85)
De los clásicos bebemos todos los sentimientos que hoy y siempre nos visitan, lo mismo que a ellos.
Un besito cariñoso, disculpas, he estado algo retirada escribiendo lo que tengo entre manos, relajándome al unísono ante mares gallegos.
La pasión amorosa implica siempre un deseo de unión con la persona amada, es un deseo que trasciende toda lógica, toda sensatez y a menudo va más allá de la razón. En su particular obsesión, ¿qué amante no ha imaginado alguna vez una transformación semejante a la descrita por Ovidio en su poema?
Aquí el poeta no se conforma con ser un simple anillo para estar unido a su amada; no le vale sólo con ser un objeto inerte, como todos los anillos, con el privilegio de estar rodeando el dedo amado, sino que aún pide más y se lo imagina como ser dotado de vida y autonomía propias, no sólo con capacidad para percibir a través de los sentidos, también para expandirse y contraerse, esto es, para actuar según le convenga a su deseo, así para escabullirse, intencionada y voluptuosamente, en el adorable regazo o para impedir ser apartado y relegado en el joyero; llegando al extremo de afirmar que sería capaz de cumplir con "el cometido de un hombre". No hay proposición desatinada ni sueño descabellado que no acaricie con ilusión la trastornada mente del verdadero amante.
Un placer siempre leer a Ovidio. Gracias.
Un cordial abrazo.
Mi querido Antonio:
Muy admirado es este poema por mí, así como por mi hermana Carmensabes, a la que amablemente citas. Digamos uno de nuestros favoritos, pues ese fino erotismo, la elegancia hecha sensualidad y deseo proclaman su derecho a asumir vida propia de la mano de Ovidio. Y es que leyendo este poema un velo de refinada concupiscencia nos invade.
Sin duda, esta es la grandeza de Ovidio, una vez más crea escuela y consigue componer con sus palabras un universo anímico de versos, donde incluso los objetos aman pues se ven imbuidos de la pasión de quien los regala, los recibe, los posee, más allá incluso... los observa, ahora que ya somos iniciados en los secretos de Venus.
Ovidio, el poeta total, más allá de la anécdota amorosa nos hace contemplar un cosmos vivo en sentimientos, pues los seres humanos lo ensanchamos a nuestro gusto y originamos vida en los objetos que nos rodean a través de nuestros sentimientos.
Ibn Hazm, el gran poeta hispanoárabe nacido en el 994 d.C. en "El collar de la paloma" nos regala los siguientes versos:
"Cuando mis ojos ven a alguien vestido de rojo,
mi corazón se rompe y desgarra de pena.
¡Es que ella con su mirada hiere y desangra a los hombres
y pienso que el vestido está empapado y empurpurado con esa sangre!"
La poesía árabe, una tradición tan distante de la literatura clásica grecolatina, ¿o no? Me inclino por la segunda opción, todos los poetas, todos los artistas tienen un nexo de unión en su manera de concebir el mundo, y esta traspasa fronteras en el espacio y en el tiempo.
Así como Ovidio nos habla de un anillo vivo, que no escatima fuerza viril: "creo yo, al verte desnuda, se erguirán de pasión mis miembros y cumpliré, siendo aquel anillo, el cometido de un hombre". ¿Se puede decir más con menos? Hay que ser muy grande. ¡Viva Ovidio mil veces!
Así Ibn Hazm siente que el color rojo que desangra su corazón está presente en cualquier objeto, prenda, que goce de su cualidad.
En este otro poema, el poeta hispanoárabe nos hace recordar de nuevo a Ovidio:
"Mis ojos no se paran sino donde estás tú.
Debes de tener las propiedades que dicen del imán.
Los llevo adonde tú vas y conforme te mueves,
como en gramática el atributo sigue al nombre."
Acercándonos a las letras más actuales que nos acompañan al ritmo de la música, Ovidio me hizo recordar el precioso bolero "Envidia", que interpretaba magistralmente Antonio Machín:
"Envidia.
Tengo envidia de tus rosas,
tus paredes y baldosas,
de tu casa y de tus cosas
porque están cerca de ti.
Y mira si es grande mi amor,
que cuando digo tu nombre
tengo envidia de mi voz.
Envidia.
Tengo envidia del pañuelo
que una vez secó tu llanto.
Y es que yo te quiero tanto
que mi envidia es tan solo amor.
Envidia...envidia...
En palabras de Ovidio: "
Feliz tú, anillo, porque te va a usar mi dueña: tengo yo mismo envidia ya de mis propio regalos, ¡pobre de mí!"
"Las dulces prendas" que anegarán de llanto los ojos de Garcilaso estarían en el mismo universo lleno de vida, de erotismo o de muerte, que goza la propia figura de la amada.
Un viaje por la literatura a ritmo ovidiano, el que podemos hacer, recordando también a Catulo, como nos indica nuestra Natalí Tàrraco.
Bienvenida y celebrada por siempre la poesía de Ovidio, pues ella nos hace vibrar en la magia del amor.
Preciosa entrada, querido amigo, que celebro gozosamente.
Te envío un abrazo gigante. Tu admiradora Ἑλένη.
No sé porqué, Don Antonio, creo que coincidimos en el amor por el erotismo y por la literatura erótica clásica. Y nadie mejor que Ovidio para expresar esa pasión contenida, esos deseos que son eso, deseos, insinuaciones, delicadeza carnal, pero fina, elegante, sensual y exquisitas, con ese verbo fácil pero directo; tal es el caso del poema que nos trae usted del anillo, magníficamente ornamentado con esas bellas pinturas. Que tenga un excelente día de Andalucía.
¡Qué hermoso poema de Ovidio has escogido, querido Antonio, para esta entrada! Siempre he considerado el anillo, como en la Antigüedad lo fue sin duda, uno de los objetos con mayor carga simbólica; no en vano a Zeus se le atribuye la invención del primero cuando, liberado Prometeo por Heracles del águila que día día le atormentaba, le obligó a llevar un anillo fabricado con el acero de sus cadenas y un trozo de la roca a la había estado encadenado, en recuerdo a su desobediencia.
Usados a veces como simples adornos, también les conferimos un valor añadido: símbolos de amor, de compromiso, de poder, de fidelidad... grabados con nombres, delicadas dedicatorias, hasta con versos (como los "Posy-rings" del Ashmolean Museum de Oxford); objetos eternos transmisores de eternidad, de perpetuidad nos han de acompañar siempre en el contacto, en el roce: « Gutta cavat lapidem, consumitur anulus usu », de "Epistulae ex Ponto", libro IV, 10.5.
Bellísima entrada, amigo Antonio, acompañada de una hermosa galería de imágenes para ilustrarla, para esta incipiente primavera que ya se respira en el aire.
Mil bicos.
No puedo enganarle, D. Antonio, no he podido leer el texto, lo que tal vez agradezca mi alma pecadora. Sin embargo si he podido pararme en los dibujos. No me tache usted de vago, desde mi flamante tablet ( la que le regale a mi senora para mi propio beneficio) no me fue posible disfrutar del texto oculto entre tanto color. Insisto, me he recreado en los dibujos.
No obstante, imagino la belleza erotica y la redondez de las ....letras.
Amigo Aristos Veyrud,
Gracias por su comentario, al que respondo con cierta tardanza, porque quehaceres varios me han limitado el tiempo. Efectivamente, coincido con Vd. en que el regalo es el eslabón que une a los dos amantes en tiempos de ausencia, representado generalmente por un anillo o una joya que, más que el valor material, por alto que sea, suele tener un valor sentimental y simbólico por encima de todo. Buena y apropiada observación la suya. Observará Vd. que la imagen que preside esta edición es una fíbula, la Fíbula Praenestina, del 600 a C., uno de los documentos más antiguos que se conservan en Latín, y el texto de la misma incluye el autor, o el que la regala, y el destinatario, lo que significa que ya en esos tiempos pretéritos el regalo en forma de joya era fundamental.
Le envío un gran abrazo, amigo mío.
Antonio
Amiga Isabel Barceló Chico,
Respondo a tu comentario diciéndote que no hay mérito alguno por mi parte en esa preferencia que tengo por algunos autores, que es la misma que tienes tú, porque tú siempre te mueves entre los mejores, y yo, como se puede suponer, procuro también escoger a los que considero los mejores. Me enorgullece tener los mismos gustos que tú, amiga mía, porque tú tienes un gusto y unos conocimientos exquisitos en este aspecto.
En la certeza de que seguiremos coincidiendo más veces, te envío un gran abrazo.
Antonio
Amiga mía, Natàlia Tàrraco,
Nos enriqueces a todos con esa recreación tuya del ir y venir del anillo erótico, ese que Ovidio regala a Corinna. Tu comentario es como una nueva redacción del texto de Ovidio, más breve, sí, pero igualmente cálida.
Y todo ello adornado con esas referencias a Catulo y a Lesbia, con ese “Odi et amo”, lo que representa la ambivalencia de los sentimientos del amor; y luego la acertada alusión al “pajarito” con el que jugaba Lesbia. ¿Te has planteado tú pensar si el pícaro de Catalu se refiere en ese famoso poema a un “pajarito” volador, con alas, o a alguna parte de la anatomía masculina, que, por momentos, se ha quedado sin alas, vamos, sin fuerzas. Ahí queda la pregunta sobre si el tal “gorrión” lo era o no lo era sensu stricto.
Siempre son muy juiciosos y lúdicos al mismo tiempo todos tus comentarios, amiga mía Natàlia, porque rezuman inspiración y lozanía, y también cierta picardía mezclada con una buena dosis de lectura más allá de lo que textualmente se dice.
Te envío un gran abrazo, amiga mía.
Antonio
Amigo mío, Don Carlos Hernández,
Me encanta su comentario, porque Vd., como ya nos tiene acostumbrados, apunta siempre alto. Ya no es el anillo inanimado lo que se describe en el poema de Ovidio: el anillo toma vida, en el poema de Ovidio, y también en su comentario, y es un puente de unión entre el amante y la amada. De ahí se deduce el valor sentimental y simbólico que tienen para todos nosotros muchas veces los objetos, cuando son producto de un intercambio en el que el sentimiento ha dejado su huella, huella que los convierte en algo mágico, en algo vivo.
Nunca un anillo como el que tratamos aquí podrá ser substituido por otro, aunque sea igual, porque la aureola de sentimiento y afecto que incluye es única, y no puede ser reemplazada por nada más.
Juicioso y bien afinado comentario es el suyo, amigo mío, Don Carlos.
Le envío un gran abrazo, y mi admiración por la profundidad y el rigor exquisito de sus comentarios todos.
Antonio
Amiga mía del alma, Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,
Poco puedo añadir yo a lo que magistralmente exhibes en tu comentario, extenso, amplio, profundo, bien documentado con citas y autores varios, sin limitarte sólo a los de habla hispana, sino incluyendo también a los de otras procedencias, como es el caso de Ibn Hazm.
Como siempre, tus comentarios son una demostración de la capacidad que tienes para desengranar un poema que lo merezca, y éste es caso del poema de Ovidio, que he traído a colación.
Te imagino yo en Clase de Segundo de Bachillerato explicando a tus alumnos y alumnas cualquiera de las obras de nuestra Literatura Castellana con el mismo entusiasmo, y la comprensión total, que demuestras cuando escribes en este espacio, que es casi más tuyo que mío, porque, cuando te pones tú a escribir, lo haces de una forma tan magistral que incluso el poema original corre el riesgo de perder algo de protagonismo y brillo, ante el brillo de tus palabras.
Podríamos decir que tus palabras, tus acertados y sólidos comentarios, se convierten en una nueva obra de arte, y, como decía Italo Calvino –Cito de memoria: Italo Calvino (1992): Por qué leer los clásicos. Traducción de Aurora Bernárdez. Tusquets, Barcelona- , “un Clásico es aquel que se puede leer varias veces, y cada vez que lo lee uno, puede uno encontrar cosas nuevas”. Más o menos, porque cito de memoria.
En cuanto a tu hermana Carmen, tengo que confesar que, después de dedicar muchos y muchos años a Ovidio, el poema en cuestión me había pasado desapercibido en su exquisitez, y fue la lectura que hice en su momento en el Blog de tu hermana la que atrajo mi atención, para dedicarle unas líneas en un tiempo posterior, cosa que he hecho ahora. Reconozcamos todos, una vez más, la exquisita sensibilidad de Carmen.
Te envío, amiga mía Elena, mi admiración más que sincera, y un gran abrazo, embriagado como estoy de admiración por la grandeza de tu persona en todos los sentidos.
Antonio
Amigo Don Paco,
Creo que uno tiende siempre a regresar a sus orígenes, de la misma forma que “la cabra tira al monte”, y andaluces como somos los dos, tiene que existir entre nosotros alguna tendencia que sea paralela. Desde luego que a mí me honra mucho coincidir con Vd. en algo, porque es muy grande la admiración que tengo por Vd.; y me parece a mí también, como ya apunta Vd., que ambos tenemos una visión muy semejante a la hora de tratar del Erotismo en la Literatura, en el Arte: yo, exhibiendo los poemas eróticos de Ovidio, y de otros Clásicos, y Vd., explicándonos en TEMPVS FVGIT IRREPARABILE los amoríos de Zeus / Júpiter.
Será aquello que dijo Empédocles de que “El semejante busca a su semejante”, lo que nos ha llegado a través del Latín como “Similis similem quaerit”.
Le envío un gran abrazo, amigo mío, colega y paisano.
Antonio
Amiga y Colega, Profesora de Grieogo,
Siempre es una delicia leer tus comentarios, porque siempre se aprende algo nuevo de ti, y uno queda enriquecido con tus aportaciones. La verdad: desconocía yo esa anécdota de Zeus, Prometeo y el anillo, y mira que es una leyenda preciosa.
Muy apropiada y exquisita también la cita de Ovidio mismo, (Epistulae ex Ponto, IV, X5)
Gutta cauat lapidem, consumitur anulus usu.
[Una gota perfora una piedra, un anillo se desgasta con el uso)
que he traducido porque no todos los lectores del Blog tienen por qué que saber Latín, aunque, evidentemente, también los hay, como es tu caso, quienes no tienen necesidad de traducción alguna.
Sigue enriqueciéndonos con tus preciosos comentarios, amiga mía, amiga nuestra, Querida Profesora de Griego.
Te envío un gran abrazo,
Antonio
Amigo Don Cesar,
El humor que tiene Vd. es un valor en alza, que bien podría cotizar en Bolsa y liberarnos de la crisis. Creo entender que le ha regalado Vd. a su digna esposa un artilugio electrónico, pero no para que lo use ella, sino para usarlo Vd. mismo. Amigo mío, eso no es hacer un regalo a la persona a la que uno ama: eso es comprarse algo para uno mismo.
Si Vd. no ha podido leer el texto que presenté yo, no me voy a enfadar por ello, porque Vd. ha olido el erotismo del texto, que es lo que se pretendía. Le voy a hacer un par de sugerencias:
Olvídese Vd. de esos artilugios tan modernos y regrese Vd. al ordenador de siempre, el de torre, con un buen teclado y una buena pantalla:
Deje Vd. de lado esos artilugios demasiado modernos ya para nosotros, porque con esos artilugios que lo hacen casi todo, corre uno el peligro de degenerarse y de que se le oxide la inteligencia, por su falta de uso.
Aunque, claro, si Vd. no ha leído el poema de Ovidio, yo veo un poco crudo que pueda Vd. leer este comentario, que es mío, porque, si Vd. no se ha comido una langosta o un centollo, difícilmente se va a comer unos boquerones.
Bueno, amigo mío, Don Cesar, yo le envío un abrazo de amistad, un abrazo vinero.
Antonio
Vera, D. Antonio; a usted no puedo engagnarle; estaba un poco harto de que me usurpase el portatil para distraerse componiendo rutas y viajes futuros que sin duda comprometerian el equilibrio debido entre ingresos y gastos; aquel que preconiza nuestro bienamado presidente y su aventajado discipulo Montoro. Por eso, con todo el amor, le obsequie para su cumpleagnos con esta hermosa ipad que como puede apreciar, en su modestia carece de egne y desconoce los acentos o tildes. De poco ha servido mi esfuerzo ya que el portatil sigue en su poder mientras yo me peleo con este invento del averno. ( Oservese mi amplio acervo cultural, si no pongo acentos es por ignorancia coyuntural, jamas intrinseca, hago notar)
Y si he podido leer su comentario y prometo que en cuanto me permitan usar MI personal compiuter, leere el poema integro, lo que tal vez me agradezca mi querida esposa..
Saludos cordiales.
Amigo Don Cesar,
Ya que Vd. ha leído mi comentario, no se prive de leer el poema de Ovidio, que vale mil veces más que mi pobre comentario. Eso sí: aproveche Vd. el día de hoy, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y aprovéchelo para regalarle a su digna esposa un buen anillo, uno como ese que figura en la cabecera del poema de Ovidio, y léale Vd. el poema enterito, con la sugerencia de que haga ella con el anillo lo que Ovidio dice que desea que se haga con el que él le regaló a su amada Corinna.
Es totalmente seguro que Vd. triunfará de lo más lindo con ese gesto.
Y dése prisa, porque mañana será otro día y tendrá Vd. que buscar una buena excusa para hacerle a su amada un regalo tan precioso.
Que Vd. descanse y duerma bien.
Le envío un abrazo, vinero, por supuesto.
Antonio
Publicar un comentario