Ὡς αἰεὶ τὸν ὁμοῖον ἄγει θεὸς ὡς τὸν ὁμοῖον.
Empédocles nació en Agrigentum (Ἀκράγας, Agrigento), Sicilia. Fue discípulo de Pitágoras y Parménides. Empédocles será uno de los humanistas más importantes de la antigüedad. Es autor en particular de una teoría sobre el origen del mundo material llamada teoría de los cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra). Además postula que los mismos están relacionados a través del Amor (Ἔρως) y el Odio-Guerra (Πόλεμος), que serían los principios de atracción y repulsión que dominan alternativamente el curso del Universo, en un ciclo siempre repetido. Asignaba propiedades distintas a las sustancias fundamentales dependiendo de que se encontraran juntas o separadas. Sus concepciones desempeñaron un papel importante en las ideas químicas de épocas posteriores. Según afirma la tradición, Empédocles rechazó aceptar la corona ofrecida por el pueblo de Agrigentum después de haber colaborado a librarle de la oligarquía gobernante. En su lugar instituyó una democracia. Una leyenda explica que, cansado de la vida y de que la gente no creyera en su carácter divino, Empédocles se suicidó, saltando al cráter del volcán Etna.
Diógenes Laercio (III dC.) nos ha dejado una biografía suya. Es famoso Diógenes Laercio por los diez tomos de sus Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, obra que se conserva prácticamente completa. Las Vidas son un documento invalorable acerca de la filosofía de la Época Clásica, conteniendo biografías, doctrinas sumarias y fragmentos de la filosofía griega desde los Presocráticos hasta Sexto Empírico (II/III dC.). La meticulosidad de Diógenes Laercio le llevó a incluir incluso informaciones inciertas, poco contrastadas o simples chismes, que, sin embargo, resultan reveladores en muchos casos para la datación de versiones e interpretaciones de los antiguos.
DIÓGENES LAERCIO
Las noticias que nos han quedado de Diógenes Laercio son pocas y no muy seguras. Mr. Fougerolles, que tradujo al Francés a Laercio, pretende hacerlo natural de Nicea, patria de Apolonides: Ἀπολλωνίδης ὁ Νιχαεύς, ὁ παρ΄ ἡμῶν, las cuales traduce Fougerolles: «Apolonides Niceo, nuestro paisano, nuestro patriota.» Es lógico pensar que, si Laercio no quiso significar con esa expresión nuestro paisano, por lo menos quiere decir nuestro, ya sea en familia, sangre, amistad, estudios, secta filosófica, patria, etc. Así que ni la opinión de Fougerolles es despreciable, ni más probable que las otras. Además, aún cuando Laercio fuese de Nicea, quedaríamos en la duda de qué Nicea es ésta, habiendo habido muchas, aunque la más célebre fue la de Bitinia en Asia Menor.
Tampoco sabemos con claridad el tiempo en que vivió Laercio; pero, por cuanto en su obra cita a varios filósofos que florecieron en el siglo II dC., como son Plutarco, Favorino, Epicteto, Sexto Empírico y Saturnino Citenas, no podemos dudar de que Laercio escribió después de todos éstos en el mismo siglo II, y seguramente al final del II, bajo el Imperio de Septimio Severo (193-211).
Que del siglo de Augusto hasta Diógenes no había pasado mucho tiempo, lo indica él mismo en el proemio de su obra, diciendo que Potamón Alejandrino había introducido poco antes la Secta Ecléctica, o sea Electiva [ἐτι δὲ πρὸ ὀλίγου καὶ Ἐχλεχτική τις αἵρεσις εἰσήχθη ἀπὸ Ποτάμωνος τοῦ Ἀλεξανδρέως]. Potamón floreció viviendo Augusto, según afirma Suidas, y aún después de su muerte: luego bien pudo decir Laercio en el siglo II que aquella secta se había inventado poco antes de su tiempo.
De qué secta filosófica fue Laercio, no se sabe. La mayor parte de los autores se inclinan a que fue Epicúreo, movidos por las alabanzas que da a Epicuro y a su doctrina.
De sus escritos no nos ha quedado sino Las Vidas de los más ilustres filósofos, aunque consta en él mismo que escribió un libro de epigramas que tituló Πάμμετρον, y lo cita frecuentemente, tomando varios versos y epigramas, que son los únicos fragmentos que de él nos restan; no hay que lamentar excesivamente su pérdida, dada su escasa calidad.
Su estilo no es elegante: sus descuidos y falta de memoria frecuentes: su exactitud no mucha, ni grande su crítica; pero su libro siempre será precioso por el tesoro de noticias antiguas que encierra, fruto de una lectura de muchos años. Por esta razón decía Miguel Montaña que «debíamos tener muchos Laercios, o el que tenemos más largo.» Por la misma razón, José Escalígero lo llama escritor eruditísimo. Daniel Morhof, en su Polyhistor, siue de auctorum notitia et rerum commentarii [Sic] [Polihistoria, o noticia de autores y comentarios de las cosas], dice que «si careciésemos de Laercio, sería muy poco lo que sabríamos de los filósofos antiguos, y los que quieren saber sus opiniones no pueden carecer de Laercio.» Claudio Salmasio llama a este libro Historia del espíritu humano; y Mr. de Maupertuis, en su discurso acerca del modo de escribir y leer las Vidas de los hombres grandes, dice que «las Vidas de los antiguos filósofos que nos ha dejado Diógenes Laercio no sólo son uno de los libros más agradables, sino también uno de los más útiles.» Otros muchos son los que hacen elogio de nuestro Laercio, que sería largo traer aquí.
Tomado de:
Como es frecuente entre los Filósofos Presocráticos, tampoco podemos fijar con exactitud la fecha del nacimiento de Empédocles, aunque, por testimonios indirectos, podemos aceptar el año 495 aC., pero sí que era ciudadano de Ἀκράγας [Akragas] (Agrigento), en Sicilia. Su personalidad está envuelta en la leyenda, ya que, además de filósofo, fue conocido por sus habilidades como médico y sus actividades relacionadas con la magia o con el chamanismo. Se dice que fue discípulo de Pitágoras o, cuando menos, Pitagórico y maestro del sofista Gorgias de Leontini, atribuyéndosele también la creación de la retórica.
Sobre su muerte se cuentan varias anécdotas, siendo una de las más conocidas la de su desaparición arrojándose a las entrañas del Etna, («"Hipoboto asegura que cuando se levantó se encaminó al Etna, y que, habiendo llegado, se arrojó al volcán y desapareció, queriendo dejar fama de sí de haber sido hecho dios; pero después fue descubierto, arrojando fuera la fuerza de las llamas una de sus sandalias, que eran de bronce, de cuyo metal solía llevar el calzado."») O la de haberse arrojado al fuego tras realizar una curación milagrosa habiendo sido adorado por sus conciudadanos, recogidas ambas por Diógenes Laercio.
Se le atribuye la escritura de dos obras: una que contiene su interpretación de la naturaleza y a la que se le ha dado el nombre de "Sobre la naturaleza"; y otra, las "Purificaciones", que contiene un conjunto de instrucciones para el cuidado del hombre, concordes con sus creencias en la transmigración de las almas, en relación con sus tendencias religiosas relacionadas, al parecer, con el Pitagorismo.
Por lo que respecta a la Naturaleza, Empédocles aceptó el postulado Parmenídeo de la permanencia del ser; pero tratará de dar una explicación del cambio, negándose a aceptar el carácter ilusorio la realidad sensible. Para solucionar las aporías en las que habían caído los anteriores filósofos, Empédocles postula la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire, agua), cada uno de ellos con las características de permanencia e inmutabilidad del ser, y la existencia de dos fuerzas cósmicas (Amor, Odio) que actuarán como causa de la combinación o disociación de los elementos.
De este modo, para Empédocles la Realidad es el resultado de la combinación de esos cuatro elementos originarios: la Realidad que nosotros captamos es el resultado de la mezcla de dichos elementos. Propiamente hablando no hay generación; lo que llamamos "generación" es propiamente "agregación", "mezcla" de elementos. Y lo que llamamos corrupción no supone la destrucción del ser, sino solamente su "separación", "disgregación". Esa mezcla y separación de los elementos originarios tiene lugar por las fuerzas del Amor y del Odio. La Realidad está sometida a un ciclo en el que predominan alternativamente cada una de esas dos fuerzas, de tal modo que el predominio de una supone la disminución de la otra y viceversa. Dichas fuerzas son concebidas por Empédocles, por supuesto, como fuerzas físicas y materiales. Por efecto del Amor se reúnen las partículas de los cuatro elementos, y por efecto del Odio se separan las partículas provocando la extinción de los objetos.
El mundo, tal como nosotros lo conocemos, está a medio camino entre la Realidad primitiva, fase en la que predomina el Amor, y la fase de total separación de los elementos en la que predomina el Odio.
Respecto a sus enseñanzas religiosas, podríamos relacionarlas directamente con el Orfismo y con el Pitagorismo; en su libro de las Purificaciones encontramos algunos fragmentos en esta dirección, centrados en buena medida en la doctrina de la transmigración de las almas que, por lo demás, no se compagina fácilmente con las afirmaciones de su teoría física, en cuanto la disgregación de los elementos supone necesariamente la desaparición del objeto y, por lo tanto, la muerte difícilmente podrá dar paso a la inmortalidad de un alma que es concebida como una materia muy sutil, pero como materia, al fin y al cabo.
Tomado de:
ANÉCDOTAS SOBRE EMPÉDOCLES EN LAS FUENTES DE DIÓGENES LAERCIO
13. Que no se vea su sepulcro no es cosa extraña, pues tampoco se ven los de otros muchos. Después de haber alegado Timeo otras razones como éstas, añade: «Pero siempre Heráclides es paradójico en sus cosas, y escritor que afirma haber caído un hombre de la luna.» Hipoboto dice que la estatua de Empédocles estuvo al cubierto primero en Agrigento, y después descubierta delante de la Curia de los Romanos, adonde éstos la trasladaron. De pincel todavía quedan algunas imágenes suyas. Neantes Ciziceno, uno de los que tratan de los Pitagóricos, dice que, muerto Metón, comenzó a germinar la Tiranía, y que entonces Empédocles indujo a los Agrigentinos a que, dejadas las sediciones, usasen la igualdad de gobierno. Además, que a muchas hijas de los ciudadanos, las cuales carecían de dote, las dotó de propio, como era rico. Y aún por eso vestía púrpura y se ceñía con cíngulo de oro, como dice Favorino en el primero de sus Comentarios. Que llevaba también sandalias de bronce y corona délfica. Que tenía el pelo muy largo, llevaba detrás muchachos de servicio, y siempre se dejó ver severo de aspecto y en un estado mismo. Que de esta forma salía siempre que los ciudadanos iban a buscarlo, y aún veneran esto en él como a insignia regia. Que después, yendo en coche a Mesina por causa de cierta festividad, cayó y se quebró un muslo, y enfermando de resultas, murió, siendo de setenta y siete años. Y, finalmente, que su sepulcro está en Megara. En orden a los años que vivió, Aristóteles difiere de los otros, pues dice que murió de sesenta; los demás, que vivió ciento nueve. Floreció hacia la Olimpíada LXXXIV.
14. Demetrio de Trezene, en el libro Contra los sofistas, dice por estos versos de Homero que
Cogió una soga, atósela al gaznate,
Y en la carta que dijimos de Telauges se refiere que, siendo ya viejo, cayó en el mar y murió. Esto por lo tocante a su muerte. En mi Pammetro hay unos epigramas jocosos de él, que son los siguientes:
Tú también, tú, Empédocles, otro tiempo,
Otro:
Es fama que Empédocles
15. Sus dogmas son éstos: «Los elementos son cuatro: fuego, agua, tierra y aire; la Concordia con que se unen, y Discordia con que se separan», pues habla así:
Brillante Zeus, Nutricia Hera, Hades y Nestis, que en llanto anega sus humanos ojos.
Entiende por Zeus el fuego, por Hera la tierra, por Hades el aire, y por Nestis el agua; y dice que estos elementos alternan con perpetua vicisitud, nunca se aquietan, y este orden es eterno. Infiere, finalmente, que
La Concordia unas veces
Dice que el Sol es una gran masa de fuego y mayor que la Luna. Que ésta es semejante a un disco; el cielo al cristal, y que el alma se viste de toda especie de animales y plantas; pues dice:
Muchacho fui, y muchacha en otro tiempo;
Lo que escribió de Física y De las lustraciones asciende a 5.000 versos; lo de Medicina a 6.000. De sus tragedias ya hablamos arriba.
Texto Griego de Diógenes Laercio
Ἱππόβοτος δέ φησιν ὅτι ἀνδριὰς ἐγκεκαλυμμένος Ἐμπεδοκλέους ἔκειτο πρότερον μὲν ἐν Ἀκράγαντι, ὕστερον δὲ πρὸ τοῦ Ῥωμαίων βουλευτηρίου ἀκάλυφος δηλονότι μεταθέντων αὐτὸν ἐκεῖ Ῥωμαίων· γραπταὶ μὲν γὰρ εἰκόνες καὶ νῦν περιφέρονται.
Νεάνθης δ' ὁ Κυζικηνὸς (FGrH 84 F 28) ὁ καὶ περὶ τῶν Πυθαγορικῶν εἰπών φησι Μέτωνος τελευτήσαντος τυραννίδος ἀρχὴν ὑποφύεσθαι· εἶτα τὸν Ἐμπεδοκλέα πεῖσαι τοὺς Ἀκραγαντίνους παύσασθαι μὲν τῶν στάσεων, ἰσότητα δὲ πολιτικὴν ἀσκεῖν.
Ἔτι τε πολλὰς τῶν πολιτίδων ἀπροίκους ὑπαρχούσας αὐτὸν προικίσαι διὰ τὸν παρόντα πλοῦτον· διὸ δὴ πορφύραν τε ἀναλαβεῖν αὐτὸν καὶ στρόφιον ἐπιθέσθαι χρυσοῦν, ὡς Φαβωρῖνος ἐν Ἀπομνημονεύμασιν (FHG iii. 577 sq.)· ἔτι τ' ἐμβάτας χαλκᾶς καὶ στέμμα Δελφικόν. κόμη τε ἦν αὐτῷ βαθεῖα· καὶ παῖδες ἀκόλουθοι· καὶ αὐτὸς ἀεὶ σκυθρωπὸς ἐφ' ἑνὸς σχήματος ἦν. τοιοῦτος δὴ προῄει, τῶν πολιτῶν ἐντυχόντων καὶ τοῦτ' ἀξιωσάντων οἱονεὶ βασιλείας τινὸς παράσημον. ὕστερον δὲ διά τινα πανήγυριν πορευόμενον ἐπ' ἀμάξης ὡς εἰς Μεσσήνην πεσεῖν καὶ τὸν μηρὸν κλάσαι· νοσήσαντα δ' ἐκ τούτου τελευτῆσαι ἐτῶν ἑπτὰ καὶ ἑβδομήκοντα. εἶναι δ' αὐτοῦ καὶ τάφον ἐν Μεγάροις.
Περὶ δὲ τῶν ἐτῶν Ἀριστοτέλης (Rose 71) διαφέρεται· φησὶ γὰρ ἐκεῖνος ἑξήκοντ' ἐτῶν αὐτὸν τελευτῆσαι· οἱ δὲ ἐννέα καὶ ἑκατόν.
ἤκμαζε δὲ κατὰ τὴν τετάρτην καὶ ὀγδοηκοστὴν Ὀλυμπιάδα. Δημήτριος δ' ὁ Τροιζήνιος (FHG iv. 383) ἐν τῷ Κατὰ σοφιστῶν βιβλίῳ φησὶν αὐτὸν καθ' Ὅμηρον
ἁψάμενον βρόχον αἰπὺν ἀφ' ὑψηλοῖο κρανείης
Ἐν δὲ τῷ προειρημένῳ Τηλαύγους ἐπιστολίῳ λέγεται αὐτὸν εἰς θάλατταν ὑπὸ γήρως ὀλισθόντα τελευτῆσαι. καὶ ταῦτα μὲν περὶ τοῦ θανάτου καὶ τοσαῦτα.
Φέρεται δὲ καὶ ἡμῶν εἰς αὐτὸν ἐν τῇ Παμμέτρῳ σκωπτικὸν μέν, τοῦτον δ' ἔχον τὸν τρόπον (A. Pal. vii. 123)·
καὶ σύ ποτ', Ἐμπεδόκλεις, διερῇ φλογὶ σῶμα καθήρας
καὶ ἄλλο (A. Pal. vii. 124)·
ναὶ μὴν Ἐμπεδοκλῆα θανεῖν λόγος ὥς ποτ' ἀμάξης
Ἐδόκει δ' αὐτῷ τάδε· στοιχεῖα μὲν εἶναι τέτταρα, πῦρ, ὕδωρ,
Ζεὺς ἀργὴς Ἥρη τε φερέσβιος ἠδ' Ἀϊδωνεὺς Νῆστίς θ', ἣ δακρύοις τέγγει κρούνωμα βρότειον· Δία μὲν τὸ πῦρ λέγων, Ἥρην δὲ τὴν γῆν, Ἀϊδωνέα δὲ τὸν ἀέρα, Νῆστιν δὲ τὸ ὕδωρ. "Καὶ ταῦτα," φησίν (DK 31 B 17. 6), "ἀλλάττοντα διαμπερὲς οὐδαμὰ λήγει," ὡς ἂν ἀιδίου τῆς τοιαύτης διακοσμήσεως οὔσης· ἐπιφέρει γοῦν (DK 31 B 17. 7 sq.)·
ἄλλοτε μὲν Φιλότητι συνερχόμεν· εἰς ἓν ἅπαντα, ἄλλοτε δ' αὖ δίχ' ἕκαστα φορεύμενα Νείκεος ἔχθει. Καὶ τὸν μὲν ἥλιόν φησι πυρὸς ἄθροισμα μέγα καὶ τῆς σελήνης μείζω· τὴν δὲ σελήνην δισκοειδῆ, αὐτὸν δὲ τὸν οὐρανὸν κρυσταλλοειδῆ. καὶ τὴν ψυχὴν παντοῖα εἴδη ζῴων καὶ φυτῶν ἐνδύεσθαι·
φησὶ γοῦν (DK 31 B 117)·
ἤδη γάρ ποτ' ἐγὼ γενόμην κοῦρός τε κόρη τε
Τὰ μὲν οὖν Περὶ φύσεως αὐτῷ καὶ οἱ Καθαρμοὶ εἰς ἔπη τείνουσι πεντακισχίλια, ὁ δὲ Ἰατρικὸς λόγος εἰς ἔπη ἑξακόσια. περὶ δὲ τῶν τραγῳδιῶν προειρήκαμεν.
6 comentarios:
Mi querido Antonio:
Un homenaje a los filósofos presocráticos se asoma de vez en cuando por estos Lares del respeto y del recuerdo a los que fueron los padres del conocimiento, con grandes hallazgos científicos o filosóficos, saberes unidos en la disciplina de la Física. Nos sorprende conocer en ocasiones las reflexiones de estos filósofos, tendiéndoles una mano desde la Grecia antigua a los actuales físicos cuánticos. Su saber, por otra parte sobre astronomía era sobrecogedor, cuántos siglos de oscurantismo vendrían después de sus libres y certeras sospechas con respecto a la forma esférica de los planetas.
En el caso de Empédocles nos aportas, querido Antonio, los puntos fundamentales de su estudio, así como las anécdotas que aporta sobre su vida y su muerte el gran Diógenes Laercio, sin cuyo afán y empeño mucha historia se habría perdido.
Desde luego la figura de Empédocles se nos presenta majestuosa, pues me parece ante todo un hombre sabio que supo recoger el conocimiento de los otros estudiosos presocráticos, escogiendo lo mejor de cada uno de ellos, de modo que crea un modelo de pensamiento equilibrado, racional, sensato en "Sobre la naturaleza", y fantástica y fundamentalmente espiritual en las "Purificaciones".
Así, Empédocles parece ser que consideraba ya a la Tierra como una esfera, es más, astrónomo visionario sospechaba que la luz de la luna era reflejada. Pero el postulado más extraordinario, desde mi punto de vista, de Empédocles es su percepción de los cuatro elementos unidos en el hombre y su visión de este como un microcosmos. ¿Hay un mayor humanismo que este estudio?
La proporción de cada uno de los elementos según el amor o el odio manifestado en los seres vivos, en el hombre, en el universo llevará a la armonía o al caos. En este momento, Empédocles se aproxima a las teorías más actuales de la física. David M. Jinks, científico estadounidense, expone en "El mono y el tetraedro" la importancia del amor como energía universal, de modo que según el amor o el odio manifestado el ecosistema que lo recibe se beneficiaría prosperando o se agotaría en la involución.
En las "Purificaciones" se muestra tan espiritual, en su creencia de que todos formamos parte de la misma materia, la misma energía, diferentes encarnaciones, muy cercano al pitagorismo.
El bueno de Empédocles me ha llevado a una reflexión espiritual muy profunda que me hace refugiarme en uno de mis poetas más queridos, cuasi místico a través del amor terrenal y mundano: físicos, poetas y filósofos se dan la mano una vez más.
He aquí a Pedro Salinas en estado iluminado de gracia como los estuvieron los filósofos griegos de los que nos hablas, querido Antonio.
Espero que te guste, así como a los amigos de tu espacio:
"Si alguna vez me miras
como preso encerrado,
detrás de puertas,
entre cosas ajenas,
piensa en las torres altas,
en las trémulas cimas
del árbol, arraigado.
las almas de las piedras
que abajo están sirviendo
aguardan en la punta
última de la torre.
Y ellos, pájaros, nubes,
no se engañan: dejando
que por abajo pisen
los hombres y los días,
se van arriba,
a la cima del árbol
al tope de la torre,
seguros de que allí,
en las fronteras últimas
de su ser terrenal
es donde se consuman
los amores alegres,
las solitarias citas
de la carne y las alas."
Ya ves que he viajado unos cuantos siglos gracias a tu entrada, y es que así reza una cita de Empédocles:
"Yo he sido ya, anteriormente, muchacho y muchacha, arbusto, pájaro y pez habitante del mar".
Mi querido Antonio, te envío un abrazo gigante en medio de toda la sabiduría que nos regalas.
Tu admiradora Ἑλένη.
Don Antonio: que gran comentario ha dejado Elena Pascual. Tras leerle, uno sno sabe que poner. Me ha gustado leer sobre estos sabios antiguos, tanto Empédocles, como Laercio. Estoy de acuerdo con que, a pesar de los muchos fallos e inconcreciones que pueda aportar Diógenes Laercio, gracias a él y a su investigación podemos saber la vida de Empédocles y otros grandes hombres de la antigüedad clásica. Ocurre lo mismo con Vasari, con los grandes artistas del Renacimiento.
Sobre la muerte de Empédocles, no está claro si murió quemado (en el Etna o en una hoguera), o con la pata quebrada por una caída, pero si sabemos que no fue de muerte natural. Para enriquicer mi pobre comentario, le dejo un extraordinario poema de Rilke. Que tenga un excelente fin de semana.
"Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.
Yo en cambio quiero comprenderte
como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.
No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre.
Sé que el tiempo
no se llama como tú.
No hagas por mí milagros.
Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles".
Rainer Maria Rilke.
Estimado profesor; cada uno de sus post son para mí tesis "cum laude". Los comentarios, inalcanzables.
Es por ello, que no pudiendo acercarme, juego a la ironía, al humor; es a lo más que puedo aspirar. Porque no voy a tomarme la molestia de afirmar que recordaba al tal Empédocles (Empedocléees?). Y no es porque no lo haya conocido, sino simplemente porque no he vuelto a tener trato alguno con él desde el bachillerato.Mis padres han cumplido su parte enviándome a buenos colegios; es la parte que me incumbe la que ha fallado. Por eso me he embebido su escrito, a pesar de que mañana tal vez nada de él recuerde. Sic transit gloria mundi (Esto aún lo recuerdo).
Le agradezco que me desasne en dosis pequeñas, las que buenamente pueda soportar.
Agradecerle también públicamente la atención con qué trata mis pobres escritos, hasta el punto de descubrir en ellos erratas que a mí se me pasan inadvertidas.
Saludos cordiales.
Querido Antonio, excelente figura la que has elegido,Empédocles de Agrigento, una de las más ricas que nos ha legado Grecia; reúne en sí mismo dones y talentos diversos: médico y taumaturgo; místico y racionalista; observador atento de la Naturaleza; hombre político y predicador; excelente orador y, si acaso, hasta verdadero inventor de la elocuencia. Y Poeta, porque fue, después de Parménides, el único filósofo griego que en verso expuso sus doctrinas filosóficas; tan sólo le siguió en la Antigüedad Lucrecio, quien le dedicó un magnífico elogio en su "De rerum naturam", I, 716 sigs.
Magnífico homenaje a su figura y con ella a la de todos los que postularon por primera vez el "Lógos".
Mil bicos, querido amigo.
Esté ajustado a la realidad o no resalto el gesto de lanzarse al volcán al no ser reconocido su carácter divino por sus congéneres de entonces. Fundamental reivindicación humana pues al elevar la existencia de lo humano a lo divino se expresa el más alto valor de amor hacia la humanidad, reivindicación en la que insistió igualmente El Crucificado, Hörderlin y Nietzsche entre otros muchos célebres personajes de la historia.
La prueba principal está cuando se es poseso del amor, ya sea el filial, familiar o el erótico, la persona amada adquiere esa aureola de divinidad.
Contrasta tal apreciación con la infravaloración del ser humano de hoy convertido nada más que un objeto más del mercado sujeto a las fluctuaciones de la bolsa.
Gracias amigo Antonio por mantener vivo desde su sapiensa ese vínculo de los grandes y más importantes alcances en la historia de la cultura.
Sin esa memoria se oscurece nuestro carácter divino y nos dejan listos para saltar al volcán ja ja ja.
Un abrazo!!!
http://www.youtube.com/watch?v=FJKavhgORro
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