




(Ovidio, Metamorfosis, IX, 349-393) Traducción de Antonio Ruiz de Elvira).



ire et adoratis uellet discedere nymphis, 350
haeserunt radice pedes. conuellere pugnat,
nec quicquam, nisi summa mouet. subcrescit ab imo,
totaque paulatim lentus premit inguina cortex.
Vt uidit, conata manu laniare capillos,
fronde manum impleuit: frondes caput omne tenebant. 355
At puer Amphissos (namque hoc auus Eurytus illi
addiderat nomen) materna rigescere sentit
ubera; nec sequitur ducentem lacteus umor.
Spectatrix aderam fati crudelis, opemque
non poteram tibi ferre, soror, quantumque ualebam, 360
crescentem truncum ramosque amplexa morabar,
et, fateor, uolui sub eodem cortice condi.
Ecce uir Andraemon genitorque miserrimus adsunt,
et quaerunt Dryopen: Dryopen quaerentibus illis
ostendi loton. tepido dant oscula ligno, 365
adfusique suae radicibus arboris haerent.
nil nisi iam faciem, quod non foret arbor, habebat,
cara soror: lacrimae misero de corpore factis
inrorant foliis, ac, dum licet, oraque praestant
uocis iter, tales effundit in ae+ra questus: 370
"siqua fides miseris, hoc me per numina iuro
non meruisse nefas. patior sine crimine poenam.
Viximus innocuae. si mentior, arida perdam
quas habeo frondes, et caesa securibus urar.
hunc tamen infantem maternis demite ramis, 375
et date nutrici, nostraque sub arbore saepe
lac facitote bibat, nostraque sub arbore ludat.
Cumque loqui poterit, matrem facitote salutet,
et tristis dicat 'latet hoc in stipite mater.'
Stagna tamen timeat, nec carpat ab arbore flores, 380
et frutices omnis corpus putet esse dearum.
care uale coniunx, et tu, germana, paterque!
Qui, siqua est pietas, ab acutae uulnere falcis,
a pecoris morsu frondes defendite nostras.
Et quoniam mihi fas ad uos incumbere non est, 385
erigite huc artus, et ad oscula nostra uenite,
dum tangi possum, paruumque attollite natum!
Plura loqui nequeo. nam iam per candida mollis
colla liber serpit, summoque cacumine condor.
Ex oculis remouete manus. sine munere uestro 390
contegat inductus morientia lumina cortex!"
Desierant simul ora loqui, simul esse. diuque
corpore mutato rami caluere recentes.

irse hacia atrás, y retirarse ya adoradas de las ninfas, 350
prendidos quedaron de una raíz sus pies; por arrancarlos pugna
y no otra cosa sino su parte más alta mueve. Le crece desde abajo
y poco a poco le aprieta todas las ingles una flexible corteza.
Cuando lo vio, intentando con la mano mesarse los cabellos,
de fronda su mano llenó: frondas su cabeza toda ocupaban. 355
Mas el niño Anfiso -pues tal nombre su abuelo Éurito a él
le había añadido- siente que se endurecen los pechos
de su madre y no obedece al que lo saca el lácteo humor.
Espectadora asistía yo de ese hado cruel, y ayuda
no podía a ti ofrecerte, hermana, y cuanto podían mis fuerzas, 360
creciente el tronco y sus ramas, los detenía estrechándolos y,
lo confieso, bajo la misma corteza quise esconderme.
He aquí que su marido Andremon y su padre desgraciadísimo llegan
y buscan a Dríope: a Dríope, a los que la buscaban,
se la mostré de loto. A su tibio leño dan besos 365
y derramándose por las raíces de su querido árbol a él quedan prendidos.
Nada sino ya su rostro, que no fuera árbol, tenía
mi qurida hermana: sus lágrimas entre las hojas formadas de su desgraciado
cuerpo roran, y mientras puede y su boca ofrece
de voz un camino, tales derrama al aire sus lamentos: 370
«Si alguna fe se da a los desgraciados, por las divinidades juro
que yo no he merecido esta impiedad; sufro sin culpa un castigo.
Vivimos inocente; si miento, que árida pierda
las frondas que tengo y cortada a segures se me queme.
Mas quitad a este niño de las maternas ramas 375
y dadlo a una nodriza, y bajo mi árbol muchas veces
su leche haced que beba, y que bajo nuestro árbol juegue,
y cuando pueda hablar, a su madre haced que salude
y triste diga: 'Se oculta en este tronco mi madre'.
Pero que los estanques tema y no coja del árbol sus flores, 380
de los retoños todos piense que el cuerpo son de dioses.
Querido esposo, adiós, y tú, germana, y padre:
si es que tenéis piedad, de la herida de la aguda hoz,
del mordisco del rebaño defended mis frondas,
y puesto que a mí lícito inclinarme a vosotros no me es, 385
erigid aquí los brazos y a mis besos venid,
mientras ser tocados pueden, y levantad a mi pequeño nacido.
Más cosas decir no puedo. Pues ya por mi blanco cuello una blanda
corteza serpea y en lo alto de una copa me escondo.
Quitad de mis ojos las manos. Sin la ofrenda vuestra 390
tape la corteza que los va cubriendo mis moribundos ojos».
Dejó a la vez su boca de hablar, a la vez de existir, y mucho tiempo
en su cuerpo mutado sus ramas recientes se mantuvieron tibias».
(Traducción de Ana Pérez Vega
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12257292019032617210213/index.htm)

4 comentarios:
Muchas gracias Antonio, este texto es impresionante. La tranformación, el castigo sin culpa, las palabras sobre su hijo, sobre la podadora... es terrorífico! si algún día me propongo escribir un guión de género de terror ya sé qué historia contar.
Existe una película coreana que tiene una aparente relación con esta metamorfosis. Este es el enlace de su ficha: http://www.filmaffinity.com/es/film197446.html
Curioso, verdad?
Un abrazo
Tierralandia,
Un "pleno" por haber encontrado la película "Acacia". Son sorprendentes, deduzco, tus conocimientos de cine. Yo le he preguntado a mi parte femenina, que se llama Ana, que es una entendida en cine, y no la conocía. Yo creo que ella ha visto más películas que libros he leído yo, que ya es un decir. Enhorabuena a ti. He mirado la ficha y los comentarios y se ve que los que la comentan no han acertado, porque aluden a que el espectador ya conoce el final. Bueno, eso pasaba con las Metamorfosis de Ovidio; cualquier Romano o Griego culto conocía las historias que explicaba Ovidio, pero disfrutaba igualmente de ellas al leerlas, o escucharlas cuando un esclavo buen lector las recitaba.
Creo que la historia de Acacia se asemeja mucho, pero que mucho, a la metamorfosis de Dríope. Le encuentro, al igual que tú, un parecido enorme.
Si escribes un guión, espero poder disfrutar de su lectura, y, si tienes otros escritos, pues también me gustaría poder leerlos. Si es así, ¿dónde los puedo encontrar?
Alabo tu olfato fino para encontrar lo que buscas.
Un abrazo, y ENHORABUENA otra vez,
Antonio
Antonio, como dice Tierralandia es un texto terrorífico.
Lo que más me impresionan son estas palabras de la madre:
"quitad a este niño de las ramas de su madre, y dadlo a una nodriza, y ocupaos de que debajo de mi árbol juegue."
"Y cuando pueda hablar, ocupaos de que salude a su madre y diga entristecido: “Mi madre está oculta en este tronco”."
Muere, pero no quiere que su hijo la olvide y quiere morir con el último consuelo de saber que su hijo acudirá a jugar a su lado.
Gracias de nuevo por dejar estos textos.
Saludos muy cordiales.
winsta,
Según veo, por los comentarios que hacéis las mujeres en esta ENTRADA y en la anterior, que trata del mismo tema, vosotras tenéis una sensibilidad diferente a la que tenemos los hombres: maternidad, ternura, hijos. Eso os honra. La verdad, yo, después de leer y releer la historia, no había caído en la cuenta de que son precisamente ésos los puntos más tiernos.
Gracias por tus comentarios, interesantes siempre. Seguiré escribiendo.
Un beso y un abrazo,
Antonio
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