El estudio que sigue sobre Jenófanes de Colofón es continuación y ampliación de otro que se hizo, hace ya algún tiempo, en este mismo Blog, con el título de
Elena Clásica, que es el pseudónimo de Elena Pascual, es una mujer excepcional, y tiene, entre otras múltiples cualidades, una inteligencia superior: no hay tema que se le resista, y, cuanto más profundo y sublime es el tema tratado, más se luce ella en su comentario.
Sus comentarios son siempre como joyas que adornan con soberbia y elegancia todo lo que uno pueda decir u opinar. Es la manifestación de la grandeza del Espíritu y de la Inteligencia, así, con mayúscula. Ha hecho un comentario al texto sobre Jenófanes que es una joya y que yo, en un gesto de merecida reciprocidad, voy a colocar al principio del escrito original, para que todo el mundo tenga la oportunidad de leerlo, porque es bien seguro que servirá de introducción majestuosa a lo que luego sigue.
Muchas gracias, Querida Elena, Φίλη Ἑλένη. Es un privilegio enriquecedor poder leer lo que tú escribes, poder gozar de tu amistad sincera.
Antonio Martin Ortiz
Mi queridísimo Antonio:
Esta entrada nos invita a una reflexión amplia y profunda como ya han demostrado los amigos comentaristas.
La nietzscheana cuestión del hombre que crea a Dios la apunta nuestra Natàlia Tàrraco. Muchos temas surgen alrededor de este hecho: la necesidad de superar el miedo a la nada, a la falta de respuesta trascendente; la soberbia humana que necesita una imagen antropomórfica de referencia, creada a su imagen y semejanza, aunque quiera hacerse pasar por criatura creada.
Nos encontramos en el punto álgido del paso del mito al logos. Aparece la filosofía y, aunque continúa conviviendo con el mito y la literatura, busca para la vida del hombre y para la fenomenología de la manifestación física de la naturaleza un principio lógico y racional. Buena parte de este estudio filosófico lo encontramos precisamente en este blog en el estudio de los textos de la filosofía presocrática.
Bien, más allá de este paso del mito al logos y una vez superada esta diferencia y este paso evolutivo, la mitología sigue su ritmo impertérrita, valentísima y vestida de belleza. Saca sobre las tablas su disfraz y su máscara y baila caracterizada de magia y de literatura, pero nos habla directa a nuestro subconsciente para explicarnos lo mismo que a través del razonamiento lógico nos hacen llegar los pensadores racionalistas.
Así, el mito, como lo podemos disfrutar, por ejemplo en Ovidio, asume diversas funciones: la etiológica plena de piedad por los dioses, fundamentos de la naturaleza. La escatológica, la necesidad de asumir el significado de la muerte, pues, por más que Orfeo quiera negociar la nueva vida de Eurídice y su subida a la luz, será en vano y siempre girará su cabeza hacia atrás como símbolo de lo irreversible: del Hades no escapa nadie y nadie debe escapar.
La función moral, los valores de los seres humanos los convierten en tales.
Y, claro, cómo no, la poética, pues espiritualmente nos brinda un camino hacia la comprensión del alma.
Jenófanes muestra un talante lúcido y perspicaz en su afirmación. Por mi parte, aunando mitos y logos, vuelo hacia una cita de Virgilio (Eneida, VI, 620), que te debo querido Antonio, y que siempre me ilumina:
"Discite iustitiam, moniti, et non temnere diuos".
"Aprended justicia, ¡oh vosotros advertidos!, y a no despreciar a los dioses".
¡Y los clásicos merecen su respeto!
Lástima que los políticos actuales, que desconocen, a lo que parece, el significado original y etimológico de "política", permanezcan tan ajenos a la "polis" y tan cercanos a ofender a los dioses lucrándose con el botín intocable de los templos, consagrados a deidades que protegen ciudades. Y esos templos, trasladados al román paladino, son los hogares que la dignidad de todos los seres humanos deberían poseer y todos los organismos públicos que deberían respaldarnos y no oprimirnos.
¡Maldita sea esta estirpe de impíos! ¡Que la ira de los dioses caiga sobre ellos y la humanidad inocente se salve protegida del naufragio!
Querido Antonio, gracias por esta entrada. Te envío un gran abrazo.
Tu admiradora Ἑλένη.
Decía el viejo Protágoras (V aC.)
que el hombre es la medida de todas las cosas.
Dice el Génesis (27):
Et creauit Deus hominem ad imaginem suam;
ad imaginem Dei creauit illum;
masculum et feminam creauit eos.
Y creó Dios al hombre a su imagen;
lo creó según la imagen de Dios;
los creó macho y hembra.
Ya antes Homero había hablado de dioses antropomórficos.
Lo hizo después Hesíodo en La Teogonía, y lo repitió
Ovidio en Las Metamorfosis, añadiendo los tres que los hombres son creación de los dioses, de una u otra forma.
Vienen todos a decir que fueron los dioses quienes crearon al hombre a su imagen y semejanza. Pues no: no fue así. Lo que ha venido pasando es que el hombre ha creado a sus propios dioses, y, en un acto de soberbia narcisista, los ha creado a su imagen y semejanza. Es una fórmula muy sutil para convertir en dios al propio hombre. Es como garantizarse la inmortalidad.
Una vez asumido lo que acabo de decir, ya no hay dificultad alguna en erigirse en Rey del Universo y someter al arbitrio humano a todos los demás seres vivientes. Pero, me imagino yo, habría que preguntarle al cerdo qué piensa de esa supuesta superioridad del hombre, cuando es sacrificado para convertirlo en viandas, o al buey, cuando lo convertimos en herramienta de trabajo, o cuando abatimos a cualquier otro animal, por puro placer nuestro. Y también habría que preguntarle al elefante qué piensa de que para el humano sea sólo un depósito de marfil o una fuente de diversión.
Eso ya lo previó Jenófanes (570-475) de Colofón (Colofón, una colonia jónica de Asia Menor próxima a la ciudad de Éfeso y también próxima a Mileto).
Es el primer testimonio que tenemos sobre el postulado de que no fueron los dioses quienes crearon a los hombres, sino que fueron los hombres quienes crearon a los dioses. Aquí os dejo un fragmento suyo bien significativo y que se explica por sí mismo.
XÉNOPHANE
DOXOGRAPHIE - FRAGMENTS
Oeuvre numérisée par Marc Szwajcer
Hermann Diels (Vorsokratiken, I, p. 54-67[15]).
Pero, si los bueyes, o los caballos, o los leones, tuviesen manos,
o <supiesen> esculpir con las manos y hacer las mismas obras que los hombres,
los caballos harían dioses semejantes a los caballos, y los bueyes a los bueyes:
y ellos les darían unos aspectos y unos cuerpos tales
según el aspecto que tuviesen cada uno ellos mismos.
Mais si les bœufs ou les lions avaient des mains, s'ils savaient dessiner et travailler comme les hommes, les bœufs feraient des dieux semblables aux bœufs, les chevaux des dieux semblables aux chevaux; ils leur donneraient des corps tels qu'ils en ont eux-mêmes.
Ἀλλ´ εἰ χεῖρας ἔχον βόες <ἵπποι τ´> ἠὲ λέοντες
ἢ γράψαι χείρεσσι καὶ ἔργα τελεῖν ἅπερ ἄνδρες,
ἵπποι μέν θ´ ἵπποισι, βόες δέ τε βουσὶν ὁμοίας
καί <κε> θεῶν ἰδέας ἔγραφον καὶ σώματ´ ἐποίουν
τοιαῦθ´, οἷόν περ καὐτοὶ δέμας εἶχον <ἕκαστοι>.
169 Fr. 15, Clemente, Strom; ν 109, 3
Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo.
C. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD,
LOS FILOSOFOS PRESOCRATICOS
HISTORIA CRITICA CON SELECCION DE TEXTOS
VERSION ESPANOLA DE JESUS GARCIA FERNANDEZ
ED. GREDOS
http://antropokrisis.files.wordpress.com/2010/10/jenofanes.pdf
Corolario sobre la creación de dioses inconsciente y camuflada.
Se pasa uno la vida divagando sobre conceptos teológicos, antropomorfismos camuflados, teofanías inconscientes y demás adoraciones de ídolos, y no se da uno cuenta de que, en múltiples ocasiones, somos nosotros mismos los que hemos dado forma a dioses que nos mantienen sometidos y esclavizados, con una ausencia total de crítica por parte nuestra.
Vamos a ver: ahora todo el mundo se pasa la vida hablando de la crisis y siendo víctima de los más variopintos recortes que nos imponen aquellos a los que supuestamente nosotros hemos elegido –yo no- para que nos gobiernen, facultándolos a ellos de unas reglas –Las Leyes- que ellos, impunemente y sin el menor sonrojo, aplican a todos menos a sí mismos. No nos damos cuenta de que somos excesivamente complacientes con quienes despilfarran el erario público a costa nuestra, que no a la suya, porque a ellos, los potentados, los que detentan el Poder y son propietarios del dinero, no les afecta la crisis lo más mínimo.
¿Qué le importa a un banquero o a un Político que se hagan recortes a diestra y siniestra, si a ellos les sobran recursos para ser atendidos, y sin esperas, por una Sanidad o Enseñanza privadas que, en resumidas cuentas, pagan con el dinero que se han embolsado, de una forma inconfesable muchas veces, en el ejercicio del Poder, porque los tribunales ya no dan abasto? Y esto no es que sea nuevo en su esencia, pero sí lo es en la abundancia y frecuencia.
Y es que, sin darnos cuenta y de forma muchas veces inconsciente, nos hemos creado también nosotros nuestros propios dioses, a los que adoramos y a los que estamos sometidos con una inconsciencia total, porque la idea de que todos somos iguales es un hecho que ya nos queda demasiado lejos.
Resumiendo: Si al sistema Político que tenemos lo llamamos Democracia, que teóricamente sería el Gobierno de todos, del pueblo, ¿a qué vienen esas diferencias tan desvergonzadas a la hora de aplicar los sacrificios a realizar?
9 comentarios:
Yo soy de la opinión, ya lo hemos comentado con anterioridad, de que Dios admite muchos nombres y muchas formas, no siempre a su semejanza (para los musulmanes, por ejemplo, Alá no tiene forma, no existen imágenes de Alá, sino únicamente de sus "santos" o profetas). Así pues, no se puede otorgar carácter de ley al hecho de que el hombre haga a sus dioses a su imagen y semejanza, pues esto es algo que no ocurre en todas las ocasiones, incluso puede darse el caso de que un determinado pueblo adore a dioses no antropomorfos como el sol o la lluvia , pongamos por caso.
Pero es que yo diría más: la forma que le queramos dar a Dios es algo fútil y secundario en comparación con aquello que representa; lo de menos es si Dios tiene la forma de un hombre, de un cerdo o de un buey, lo principal no es eso, sino el modo en que ésta idea, la de la divinidad, influye en nuestras vidas y en nuestro espíritu, y en el grado de de paz y bienestar que pueda proporcionarnos; a nosotros particularmente y al resto de la humanidad.
Si en nombre de Dios un pueblo, unos dirigentes o una persona en concreto cometen atrocidades, injusticias, abusos, etc., habría que pedir cuentas a esa persona, a esos dirigentes o a ese pueblo y no a Dios. La divinidad también puede ser un arma en manos de los inicuos, independientemente de que el dios que adoren esté hecho o no a su imagen y semejanza. Por eso se dice que sólo los limpios de corazón verán a Dios.
Perdón amigo, se me fundió la entrada completa???????????
Estoy turulata, dejé comentario y ahora creo que fue donde no debía, perdón, los Hados me confunden.
Besito.
Siendo religiones ambas, que lo son tanto la que tiene al ser superior enteléquico como dios como la que tiene al dinero por tal, mucho menos intangible, por cierto, acaba uno prefiriendo, aun ateo y todo, a aquélla, pues a más de no exigirte -en términos concretos- mayor sacrificio que la fe, puede reconfortarte al pensar que te aguarda una vida eterna de dicha y felicidad (en otro mundo, claro).
En cambio, en esta religión materialista que nos toca más de lleno, todos somos oficiantes, que no sacerdotes, y a todos nos llueven hostias poco o nada consagradas que nos sumergen en la más completa incomprensión hacia tan ingrata divinidad, pues entregándole todo, nada nos da salvo disgustos. ¡Pobres de nosotros que sólo adoramos al dinero y a sus enviados, políticos y financieros, para obtener la redención!
Ítem más, podríamos hacer un referendo universal de semejante guisa: ¿usted, en su sano o insano juicio, renunciaría a ese mismo poder si la ocasión se presentara? Si la respuesta es negativa, somos iguales o peores que los de la chistera pero más pobres; si, por el contrario, se ha contestado afirmativamente, entonces sólo puedo concluir que somos medio tontos o ni siquiera somos nada, que ya es decir.
En fin, Antonio, atribulado estoy, que no consigo decidirme ante tan tremenda cuestión.
Un abrazo.
!Salve! amigo Antonio. Otra sabrosa entrada la tuya, siempre para aprender, nunca se acaba pero, siempre, aprendo contigo.
Digo, ¿cabe mayor gloria que inventar a los dioses a nuestra imagen?
El diluvio lo citan mitos más ancestrales que la Bíblia, Gilgamesh el mito sumerio lo cita mucho antes, tú lo dices amigo, poco importa si Júpiter también, por méritos de la inventiva humana, como los otros, se levanta hacedor de esa leyenda. Repetición de cuentos, todos creados del y por invento humano.
No es soberbia, es cubrir necesidades y miedos a base de modelar dioses y diosas, en el caso griego, a nuestra imagen.
El ser humano centro del universo, y los dioses como seres humanos. Medida de proporciones y desproporciones, imperfecciones y belleza, así el ser humano y los dioses. Ellos consolaban con sus decrepitudes, sus apetitos, sus placeres y miserias, de las que el ser humano era victima, por eso así los inventaron. En ellos no se rastrea el pecado, laca venida de un solo dios, sin competencias con otros, sin humanas apetencias.
Antonio, no soy docta en latines ni en griegos, y lo lamento, doy mi opinión a riesgo de quedar en ridículo.
Pero ya lo dijeron los clásicos opinando humanamente sobre el tema:
"¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo llamamos dios?" Traducción libre de Epicuro.
Petronio:
"La invención de los dioses se debe fundamentalmente al miedo."
Y el nihilismo de Nietzsche:
“La única diferencia entre Dios y yo es que yo existo.”
“El Hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza.”
Mi jactancia se atreve a añadir:
"De allí nacieron los hombres, una raza dura...capaz de inventar dioses sometidos a su naturaleza, dura y blanda"
Perdón por el atrevimiento, es siempre una lección y un placer inmenso leerte y luego, humildemente, opinar dentro de mi inmesa duda.
Un besito.
¡Qué solos nos encontramos los hombres,que necesitamos que nos acompañen los dioses!.
Entre todos los comentaristas,me quedo con Natàlia Tàrraco.
Mi queridísimo Antonio:
Esta entrada nos invita a una reflexión amplia y profunda como ya han demostrado los amigos comentaristas.
La nietzscheana cuestión del hombre que crea a Dios la apunta nuestra Natàlia Tàrraco. Muchos temas surgen alrededor de este hecho: la necesidad de superar el miedo a la nada, a la falta de respuesta trascendente; la soberbia humana que necesita una imagen antropomórfica de referencia, creada a su imagen y semejanza aunque quiera hacerse pasar por criatura creada.
Nos encontramos en el punto álgido del paso del mito al logos. Aparece la filosofía y aunque continúa conviviendo con el mito y la literatura, busca para la vida del hombre y para la fenomenología de la manifestación física de la naturaleza un principio lógico y racional. Buena parte de este estudio filosófico lo encontramos precisamente en este blog en el estudio de los textos de la filosofía presocrática.
Bien, más allá de este paso del mito al logos y una vez superada esta diferencia y este paso evolutivo, la mitología sigue su ritmo impertérrita, valentísima y vestida de belleza. Saca sobre las tablas su disfraz y su máscara y baila caracterizada de magia y de literatura pero nos habla directa a nuestro subconsciente para explicarnos lo mismo que a través del razonamiento lógico nos hacen llegan los pensadores racionalistas.
Así, el mito, como lo podemos disfrutar, por ejemplo en Ovidio, asume diversas funciones: la etiológica plena de piedad por los dioses, fundamentos de la naturaleza. La escatológica, la necesidad de asumir el significado de la muerte, pues por más que Orfeo quiera negociar la nueva vida de Eurídice y su subida a la luz, será en vano y siempre girará su cabeza hacia atrás como símbolo de lo irreversible, del Hades no escapa nadie y nadie debe escapar.
La función moral, los valores de los seres humanos los convierten en tales.
Y, claro, cómo no, la poética, pues espiritualmente nos brinda un camino hacia la comprensión del alma.
Jenófanes muestra un talante lúcido y perspicaz en su afirmación. Por mi parte aunando mitos y logos, vuelo hacia una cita de Virgilio, que te debo querido Antonio, y que siempre me ilumina:
"Discite iustitiam, moniti, et non temnere divos. "Aprended justicia, ¡oh vosotros advertidos!, y a no despreciar a los dioses". ¡Y los clásicos merecen su respeto!
Lástima que los políticos actuales que desconocen, a lo que parece, el significado original y etimológico de "política" permanezcan tan ajenos a la "polis" y tan cercanos a ofender a los dioses lucrándose con el botín intocable de los templos, consagrados a deidades que protegen ciudades. Y esos templos, trasladados al roman paladino, son los hogares que la dignidad de todos los seres humanos deberían poseer y todos los organismos públicos que deberían respaldarnos y no oprimirnos.
¡Maldita sea esta estirpe de impíos! ¡Que la ira de los dioses caiga sobre ellos y la humanidad inocente se salve protegida del naufragio!
Querido Antonio, gracias por esta entrada. Te envío un gran abrazo.
Tu admiradora Ἑλένη.
Queridísimo Antonio:
Muchísimas gracias por tus palabras, por tu cariño. Gracias, mi querido amigo. Te envío un abrazo gigante.
Tiene que disculparme, profesor, por el ataque de enajenación mental (transitoria, espero) que me sobrevino el otro día. Me puse a hacer números en la esperanza de que cuadrasen. Es que tengo un proyecto entre manos que me absorbe todas las horas del día. Si diese por resultar positivo para mis intereses, cuente usted con unas botellitas de mencía y por supuesto con mi afamado licor de café.
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