Admira sus brazos en la danza, su voz cuando cante, y, así que termine, duélete de que haya acabado tan pronto. Admitido en su tálamo, podrás venerar lo que constituye tu dicha y expresar a voces las sensaciones que te embargan, y, aunque sea más fiera que la espantosa Medusa, se convertirá en dulce y tierna para su amante. Ten exquisita cautela en que tus palabras no le parezcan fingidas y el semblante contradiga tus razones; aprovecha ocultar el artificio, que, una vez descubierto, llena de rubor, y con justicia destruye por siempre la confianza.
Al declinar de un año abundantísimo, cuando los maduros racimos se pintan con un jugo de púrpura y el tiempo inconstante ya nos encoge con el frío, ya nos sofoca de calor, y sus bruscas transiciones rinden los cuerpos a la languidez, ella puede rebosar de salud; mas, si cae enferma en el lecho y siente la maligna influencia de la estación, entonces has de patentizar tu amor y solicitud; siembra entonces para recoger después una abundante cosecha; no te enoje el fastidio que produce una larga enfermedad, rindan tus manos los servicios que ella consienta, vea las lágrimas suspensas en tus ojos y no advierta que la repugnancia te impide besar sus yertos labios y humedecerlos con tu llanto. Haz votos por su salud en alta voz, y, si se ofrece la ocasión, cuéntale el sueño de feliz augurio que has tenido y ordena que una vieja purifique el dormitorio y el lecho, llevando en las trémulas manos el azufre y los huevos de la expiación.
Ella conservará grato recuerdo de tus servicios, y con tal conducta muchos se abrieron camino para conquistar una herencia; pero evita provocar el odio de la enferma por tu excesiva oficiosidad, y guarda la justa medida en tu solícito celo.
TRADUCIDO POR DON GERMÁN SALINAS, Pág.31 ss
295
Sed te, cuicumque est retinendae cura puellae,
attonitum forma fac putet esse sua.
Siue erit in Tyriis, Tyrios laudabis amictus:
siue erit in Cois, Coa decere puta.
Aurata est? Ipso tibi sit pretiosior auro;
300
gausapa si sumpsit, gausapa sumpta proba.
Astiterit tunicata, 'moues incendia' clama,
sed timida, caueat frigora, uoce roga.
Conpositum discrimen erit, discrimina lauda:
torserit igne comam, torte capille, place.
305
Brachia saltantis, uocem mirare canentis,
et, quod desierit, uerba querentis habe.
Ipsos concubitus, ipsum uenerere licebit
quod iuuat, et quae dat gaudia uoce notes.
Vt fuerit torua uiolentior illa Medusa,
310
fiet amatori lenis et aequa suo.
Tantum, ne pateas uerbis simulator in illis,
effice, nec uultu destrue dicta tuo.
Si latet, ars prodest: adfert deprensa pudorem,
atque adimit merito tempus in omne fidem.
315
Saepe sub autumnum, cum formosissimus annus,
plenaque purpureo subrubet uua mero,
cum modo frigoribus premimur, modo soluimur aestu,
aëre non certo, corpora languor habet.
Illa quidem ualeat; sed si male firma cubarit,
320
et uitium caeli senserit aegra sui,
tunc amor et pietas tua sit manifesta puellae,
tum sere, quod plena postmodo falce metas.
Nec tibi morosi ueniant fastidia morbi,
perque tuas fiant, quae sinet ipsa, manus.
325
Et uideat flentem, nec taedeat oscula ferre,
et sicco lacrimas conbibat ore tuas.
Multa uoue, sed cuncta palam; quotiesque libebit,
quae referas illi, somnia laeta uide.
Et ueniat, quae lustret anus lectumque locumque,
330
praeferat et tremula sulpur et oua manu.
Omnibus his inerunt gratae uestigia curae:
in tabulas multis haec uia fecit iter.
Nec tamen officiis odium quaeratur ab aegra:
sit suus in blanda sedulitate modus.
Texto Latino de la Bibliotheca Augustana, con algunos cambios de grafía
Ouidius, Ars Amandi, II, 395-334
Mi amigo Carlos Hernández es un hombre muy riguroso, y no hay ningún detalle que se le escape. Ha comprobado concienzudamente el texto Latino y lo ha cotejado con la traducción castellana que yo ofrecí que, dicho sea de paso, no es mía, ni ha sido comprobada por mí. Yo me he limitado a copiarla, eso sí, añadiendo algunos signos de puntuación que, a mi entender, faltaban. En su comentario Carlos Hernández ha detectado un error de traducción, que ya ha sido anotado por mí en la página principal. Para que él y quien quiera pueda cotejar otras traducciones, aquí dejo una francesa. Un día de éstos, cuando disponga de más ganas y tiempo, les ofreceré mi propia traducción.
Être en admiration perpétuelle [2,295-314]
Mais, si tu as à coeur de conserver l'amour de ta maîtresse, fais en sorte qu'elle te croie émerveillé de ses charmes. Est-elle revêtue de la pourpre de Tyr : vante la pourpre de Tyr. Sa robe est-elle d'un tissu de Cos : dis que les robes de Cos lui vont à ravir. Est-elle brillante d'or : dis-lui qu'à tes yeux l'or a moins d'éclat que ses charmes. [2,300] Si elle endosse les fourrures d'hiver, approuve ces fourrures; si elle s'offre à tes yeux vêtue d'une légère tunique : "Vous m'enflammez," crieras-tu; mais prie-la, d'une voix timide, de prendre garde au froid. Si ses cheveux sont séparés avec art sur son front, loue ce genre de coiffure; s'ils sont frisés avec le fer : "La charmante frisure !" diras-tu. Admire ses bras quand elle danse, sa voix quand elle chante, et quand elle cesse, plains-toi qu'elle ait fini si tôt. Admis à partager sa couche, tu pourras adorer ce qui fait ton bonheur, et, d'une voix tremblante de plaisir, exprimer ton ravissement. Oui, fût-elle plus farouche que l'effrayante Méduse, [2,310] elle deviendra douce et traitable pour son amant. Surtout sache dissimuler avec adresse et sans qu'elle puisse s'en apercevoir, et que ton visage ne démente point tes paroles. L'artifice est utile lorsqu'il se cache; s'il se montre, la honte en est le prix; et, par un juste châtiment, il détruit pour toujours la confiance.
Donner des preuves de dévouement [2,315-334]
Souvent, vers l'automne, lorsque l'année se montre parée de tous ses charmes, lorsque la grappe vermeille se gonfle d'un jus pourpré, lorsque nous éprouvons tour à tour un froid piquant ou une chaleur accablante, cette inconstance de la température nous jette dans la langueur. Puisse alors ta maîtresse se bien porter ! mais, si quelque indisposition la retenait au lit, [2,320] si elle ressentait la maligne influence de la saison, c'est alors que doivent éclater ton amour et ton dévouement; c'est alors qu'il faut semer pour recueillir plus tard une ample moisson. Ne te laisse point rebuter par les soins que réclame sa triste maladie; que tes mains lui rendent tous les services qu'elle voudra bien accepter; qu'elle te voie pleurer; qu'aucune répugnance n'arrête tes baisers, et que ses lèvres desséchées s'humectent de tes larmes. Fais des voeux pour sa santé; surtout fais-les à haute voix; et, au besoin, sois toujours prêt à lui raconter des rêves d'un heureux présage. Fais venir, pour purifier son lit et sa chambre, [2,330] quelque vieille femme dont les mains tremblantes porteront le soufre et les oeufs expiatoires : son âme gardera le souvenir de toutes ces attentions. Que de gens obtiennent par de pareils moyens place dans un testament! Mais prends garde, par des complaisances trop empressées, de te rendre importun à la malade : ta tendre sollicitude doit avoir des bornes.
Cette traduction française est celle de M. Heguin de Guerle - M. F. Lemaistre, Ovide. L'Art d'aimer,Paris, Classiques Garnier, 1927. Le texte a été saisi optiquement par Jean Schumacher, qui a également introduit les divisions de dix en dix vers. Les sous-titres ont généralement été repris à l'édition H. Bornecque, Paris, 1960 (Collection des Universités de France).
La présente traduction s'intègre dans le vaste projet louvaniste des Itinera Electronica, et en particulier dans la rubrique Hypertextes, où ce livre de l'Art d'aimer d'Ovide a sa place propre. Les possibilités de cette réalisation "Hypertextes" sont multiples; non seulement elle permet une lecture de l'oeuvre avec le texte latin et la traduction française en regard, mais elle donne également accès à un riche ensemble d'outils lexicographiques et statistiques très performants.
11 comentarios:
Hola Antonio, sí vivo en Río Cuarto por motivos de trabajo, pero regresaré a mi España, la añoro mucho.
Tengo pendiente la publicación de mi libro y es más oportuno hacerlo desde España.
Me ha encantado su entrada y los lienzos son preciosos.
Una bella y equilibrada manera de seducción,las mujeres nos pondremos en alerta de nuestro galán, por si se le ocurre seguir esas bellas pautas,
Muy agradecida por su visita.
Con ternura
Sor.Cecilia
Amiga mía, Sor Cecilia,
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario, que es precioso. Es muy tierno ver cómo una mujer que ha hecho entrega de su cuerpo y alma a Dios es capaz de comprender un texto pagano como el de Ovidio. Ese detalle engrandece tu alma. No hay que perder de vista que, bajo la aparente ligereza de ideas, Ovidio siente un gran respeto y admiración por la mujer en general. En realidad es uno de los autores que mejor conoce el alma femenina, y ello se comprueba leyendo sus obras, especialmente Las Metamorfosis, porque el Ars Amandi era también para él una obra menor.
Ya estoy deseando yo que se publique ese libro tuyo, para tener la oportunidad de comprarlo y leerlo. Espero que nos tengas informados en tu Blog.
Te envío un gran abrazo.
Antonio
Todo un arte el de seducir a la mujer y, como en todo arte, no puede faltar el artificio, el engaño, como nos propone Ovidio. Por un lado la pulsión erótica, el deseo más o menos lascivo que mueve al hombre, y, del otro, el agudo instinto y la penetración psicológica de la mujer. Así las cosas, suponiendo que el hombre acuse fingimiento ¿cómo es que con frecuencia logra superar estos obstáculos y consigue sus propósitos? Probablemente tiene todo ganado cuando es la propia mujer la que quiere dejarse seducir, quizá por aquello de que el amor es ciego, o, dicho de otro modo, que en muchos casos no es que la mujer se haya vuelto obtusa de repente, sino que no hay ciego más ciego que el que no quiere ver. No obstante, tanto en el caso el anterior, en el que la plaza ya está prácticamente ganada, como en cualquier otro caso, yo opino que lo mejor es no fingir, y es más, opino que por lo general los hombres, en cuanto a sus demostraciones y el ardor de sus sentimientos, no fingen, aunque a la postre demuestren doblez o falta de firmeza: lo que ocurre es que sus palabras, dichos y juramentos, dictados en un momento de gran excitación y entusiasmo, como simple argumento para conseguir un fin, si no hay verdadero afecto, enseguida que es satisfecho el deseo se esfuman con la misma rapidez que el propio entusiasmo.
Una duda me ha surgido al leer el texto de la traducción: cuando supuestamente Ovidio dice: "Si se defiende... con una túnica ligera, dile que encienda tus deseos...", en este pasaje, a mí me parece, por puro sentido común que debiera decir "dile que enciende tus deseos", es decir, entiendo que Ovidio lo que nos sugiere es que le hagamos saber a la hermosa que con esa túnica tan ligera provoca nuestros deseos, que nuestro deseo se enciende por lo que alcanzamos a vislumbrar de la hermosura del cuerpo que la túnica apenas tapa o, al menos, deja entrever. Luego, mirando el texto en latín, veo que pone: 'moues incendia' clama, donde el complemento de "clama" está entrecomillado como si Ovidio nos indicara, en estilo directo, las palabras exactas que tenemos que pronunciar. Ahora llega mi pregunta: ¿no es "moues" la segunda persona del singular del presente de indicativo de moueo moui motum? ¿No es "incendia" acusativo plural de incendium -ii? Respetando la elección de los términos utilizados en la traducción, donde dice "Si se defiende... con una túnica ligera, dile que encienda tus deseos" ¿no debería decir "Si se defiende... con una túnica ligera, dile: 'enciendes mis deseos'"?
Como experto, te agradecería que me dijeses cuál es tu opinión, dando por supuesto, en cualquier caso, que el responsable de la traducción (la misma, por cierto, de la edición que tengo en casa) es el señor Salinas y que, si bien el cambio de estilo directo a indirecto me parece aceptable, el uso del tiempo verbal ya no tanto, puesto que, a mi entender, no se trataría de una petición de cara al futuro (dile que encienda), sino la constatación de un hecho presente (dile que enciende), en cuyo caso, de estar yo en lo cierto, bien pudiera tratarse de una errata de imprenta, con lo cual el propio traductor quedaría escusado.
Siempre es un placer leer a Ovidio. Bien lo sabes tú, y es por eso quizá que nos tientas.
Un abrazo, amigo Antonio.
Amigo Carlos,
Más adelante contestaré con detalle a tu comentario. Ahora así, con urgencia, te digo que tienes toda la razón del mundo cuando dices:
Ahora llega mi pregunta: ¿no es "moues" la segunda persona del singular del presente de indicativo de moueo moui motum? ¿No es "incendia" acusativo plural de incendium -ii? Respetando la elección de los términos utilizados en la traducción, donde dice "Si se defiende... con una túnica ligera, dile que encienda tus deseos" ¿no debería decir "Si se defiende... con una túnica ligera, dile: 'enciendes mis deseos'"?.
Revisaré con calma toda la traducción, cosa que no he hecho, y te contestaré en concordancia. Por ahora recibe mi felicitación por tu excelente comprensión de los textos latinos. Se nota a la legua que fuiste un buen estudiante y que tuviste muy buenos profesores.
Mi felicitación y un abrazo, amigo mío.
Antonio
Antes que nada, admirado amigo !salve! y gracias por tus visitas a mi blog, siempre reflexivas y estimulantes.
Tengo ante mis ojos "Amores. Arte de amar" en edición Cátedra. Nunca me despierta pereza volver a nuestro Ovidio Nasón cognomen narigudo, amador de la bella Corina. ¿Obra menor? En él, ninguna letra era pequeña.
Desde mi limitadísimo criterio en letras clásicas y en latín, me atrevo, atrevida, a opinar como lo harían los inocentes y manipulables jóvenes y muchachas a las que dedicó esta poética didáctico amatoria, de la cual me considero lectora a través de los siglos, en ocasiones siento que le tengo delante.
Sin embargo me deleito jocosa, divertida, fascinada, únicamente por su maestría innegable de escritor en cada apartado de la obra, ya que en otro sentido, no puedo abstraerme del mensaje que envía a mis ojos de hoy con todas mis cargas asumidas.
No es lícito leer a un clásico desde nuestro contexto, no es justo o es equivocado. No obstante, disiento, al ser universal su valía indiscutible, en ese sentido se le supone transmisor de conceptos eternos que de alguna manera aún se perciben y, no de forma escondida, directa, nos sacuden, nos implican, repito, por algo son clásicos.
En "Amores" utiliza excelsas citas referentes a la mítica y a los dioses para reforzar sus argumentos. Se vale de excusas comparativas con hechos y cosas, triquiñuelas hábiles, en definitiva nos quiere convencer, nos instruye, no a nosotros, a la juventud de su época, pero hoy nosotros y nosotras le leemos. Al hacerlo me pregunto: ¿existe en su discurso algo que perdure más allá de su tiempo? ¿Seguiríamos sus consejos para alcanzar sabiduría amatoria? En muchos aspectos, como sucede en toda su obra, Ovidio está vivo (más quisiera en planes de estudio, sobre los que prefiero no abundar por no hacerme mala sangre).
Está vivo Ovidio, !ave!, pero su excelsa poética me suena a "machista" (!) ya salió la palabreja feminista...Lo era entonces en su contexto pero entonces era normal y asumido. Dado que hoy le leemos y puesto que continua, en subconscientes y mentes esa forma de ver la seducción como trampa posesiva, juego del macho sobre la hembra, más tontuela, voluble, et, et. por el contrario más hábil él, pues me rebelo y quiero señalar sus anzuelos que nos tiende y que veo latentes, por no decir, vigentes.
Ellas afeites, depilaciones, peinados, gestos, miradas, ellos miradas, gestos y a por la pieza dando consejos muy pueriles para conseguirla. Ella no podía salir sin acompañamiento masculino al mercado, sin su stola matrinalis, lo mismo en culturas actuales. Llega, mi querido Ovidio en su empeño de preceptor, a describir con detalle sublime en el estilo, reacciones femeninas, y prescribe las fórmulas mediante las cuales el varón las capee y consiga su fin. Óptica masculina la suya, admirable por la letra, dudosa en cuanto no era mujer y en ello se equivocaba, ya entonces.
Expresa Lía Gallán en su libro titulado La romana (1998:7): la historia de las mujeres, el despliegue de su condición femenina y sus formas de ser, pertenecen al discurso masculino. Han sido los hombres casi con completa exclusividad en la Antigüedad, los caracterizadores de lo femenino y quienes se han reservado el discurso autorizado a cerca de lo que es o debe ser una mujer.
Catulo-Lesbia- Tibulo-Sulpicia (algo escribió)- Ovidio-Corina...en mucho sigue hoy la didáctica de Ovidio vigente, sin citar temas más violentos del día a día.
Con mis saludos más cariñosos, este escrito, escrito hoy mirando al ayer sin ira pero con espíritu crítico, del todo personal.
En su honor, por ser justa, por rendida a sus letras, este fragmento:
"Que la mujer y el hombre experimenten el placer por igual (ex aequo)..." 685- Es la mujer madura buena amante- Arte de amar I. La seducción, un arte a medias.
Amigo Carlos,
Atendiendo a tu comentario, he subsanado el error de traducción que tú habías detectado en el verso 301:
'moues incendia' clama.
Si le echas un vistazo a la Entrada, lo podrás comprobar. También he añadido una traducción francesa que me parece buena.
Sólo me queda elogiar tu rigor y admirar tus conocimientos en esa Lengua que todos estudiamos en su momento y que es el Latín.
Te envío un gran abrazo y un afectuoso saludo para tu padre.
Antonio
Amiga Natàlia,
Un torrente de expresiones y pensamientos es tu comentario, en el que se refleja una buena admiración por Ovidio, sin cesiones, no obstante, a su óptica y su forma de pensar que, por necesidad, eran concordantes con la época en que le tocó vivir. Claro, en la época actual estamos inmersos en esa corriente de pensamiento que aboga por la liberación de la mujer, y también por su equiparación al hombre en esencia y Derechos. Lo malo es que muchas veces, demasiadas, el intento de ciertos sectores inadecuadamente llamados feministas, no aboga por la igualdad, sino por la superioridad de la mujer con relación al hombre. Y luego pasa lo que pasa: que en nuestra legislación un delito de violencia doméstica cometido por un hombre recibe más pena que uno perpetrado por una mujer. Y eso no es justo ni es de recibo.
Podemos admirar a Ovidio, a pesar de su indiscutible inclinación por establecer el dominio y la preponderancia del hombre sobre la mujer, porque ésos eran los valores vigentes en su época, de los que era imposible prescindir. A saber cómo nos juzgarán a nosotros nuestros descendientes dentro de dos mil años. Seguro que estamos cometiendo una serie de injusticias que ni siquiera percibimos. A cada cosa hay que situarla en su contexto y hay que tener bien presente que no se pueden juzgar las conductas pretéritas con los valores actuales.
Para poner unos cuantos ejemplos, ¿quién te crees tú que construyó el Coliseo, el Panteón, los acueductos que tanto admiramos y todo lo que nos ha queda de la Roma Antigua? Pues bien seguro que fueron manadas de esclavos y gente sometida que no tenía derechos de ninguna clase. Y así todo.
Que sepas que tu presencia en este espacio es siempre enriquecedora, por el entusiasmo que pones en tus comentarios y por el alarde de conocimientos que haces en todo momento.
Desde esta maltrecha España, abatida por la crisis, te envío un gran abrazo a esa Andorra que, a mi entender, flota en el bienestar y la riqueza.
Antonio
Amigo Antonio,
Tu amistad tiene la condición (lo cual no sé si catalogarlo como un vicio o una virtud: depende de según se mire) de amplificar, como si de una lente se tratara, cualquier mérito, por pequeño que sea, que yo tenga. Así pues, tengo que agradecerte en primer término el entusiasmo y todos los pasos que has dado atendiendo a la cuestión planteada por mí sobre la traducción de Salinas, aunque, en honor a la verdad, debo señalar que ni he tenido nunca buenos profesores de latín ni poseo en absoluto esos grandes conocimientos que me atribuyes, qué más quisiera. Tampoco es verdad, como alguien podría deducir de tus palabras, que haya cotejado todo el texto latino que presentas (podría hacerlo, pero me llevaría demasiado tiempo, dadas mis limitaciones, esto es, la necesidad de ir consultando casi palabra por palabra), sino exclusivamente el fragmento que había levantado mis sospechas durante la lectura de la traducción, ya que, eso sí, me considero una persona rigurosa en la lectura, único medio, a mi entender, para alcanzar una óptima comprensión.
Esta capacidad de comprensión que poseo también tiene sus pros y sus contras, por ejemplo, por el lado positivo y cambiando de tema, no me resisto a comentar la gracia y simpatía que me produce contemplar a Sor Cecilia alabando las virtudes cristianas de un ateo convencido en tu anterior post (porque en su irónico planteamiento era un perfecto modelo de abnegación cristiana) y a ti, confeso ateo y bolchevique, alabar las veleidades mundanas (si es que se puede calificar así el gusto por Ovidio y la pintura de desnudos femeninos) de "una mujer que ha hecho entrega de su cuerpo y alma a Dios". Una delicia, como digo, para mi capacidad cognoscitiva.
Gracias por todo y recibe un cordial abrazo.
Chacien.
Amigo Carlos,
Decía Horacio que a cada uno lo suyo. Si tú has tenido el olfato de detectar un error de traducción, nadie te puede negar el mérito. Da igual el camino que hayas seguido. Decía Karl Jaspers en su libro sobre Nietzsche (cito de memoria) que la forma como se produce algo no añade ni quita nada al valor de lo producido y el hecho de que un orador se haya bebido una botella de vino antes de pronunciar un buen discurso no le quita mérito alguno al discurso. Pues aquí igual: da lo mismo que te hubieras pasado largas horas para detectar el error de traducción, que lo es, que que lo hayas hecho de forma intuitiva, al chocarte la falta de coherencia interna de la traducción.
Para dejar las cosas en su sitio, aquí habría que dejar claro que el demérito es mío, porque yo, a quien se le suponen algunos conocimientos de Latín, no me di cuenta del error. Pero no me voy a culpar por ello, porque esto de hacer lo que hago y escribir textos que envío a los espacios es una diversión y un entretenimiento, sin que yo perciba emolumento alguno por hacerlo, lo que conlleva que tampoco me veo en la necesidad ni la obligación de tomármelo en serio, ni quitarme horas de sueño para evitar lapsus y meteduras de pata. Además, contando con amigos como tú, de quien sé que me va a alertar sobre cualquier error cometido, mi Espíritu se relaja y no pretende la perfección, que me exigiría demasiado esfuerzo y conocimientos, de los que seguramente carezco.
Te voy a contradecir en una cosa: esa costumbre mía de alabar los méritos de quien los tiene no es un vicio, sino una cualidad, porque entiendo que en un mundo tan egoísta como el que nos ha tocado vivir no está demás que, de cuando en cuando, reconozcamos los méritos de quien los tiene, y tú, por supuesto, tienes unos méritos que yo me resisto a ignorar.
Te envío, amigo mío, un gran abrazo.
Antonio
PS.:No estoy de cuerdo en que fueras un mal alumno de Latín y me entristece que tuvieras malos profesores. Eso me lo creo, porque yo también tuve algunos que no eran de todo buenos. Desde luego que otro gallo hubiera cantado si me hubieras tenido a mí de Profesor de Latín. (¡Coño! ¡Qué osadía la mía y qué falta de modestia!)
Yo sólo he tenido un profesor de latín, en segundo de bachillerato (fue precisamente un año antes de abandonar los estudios), y, si algo tengo que reprocharle a dicho individuo no es su grado de conocimientos del idioma (cosa que, por otro lado, ignoro) sino su absoluta falta de rigor y entusiasmo a la hora de dar las clases. Baste decir que consideraba la asignatura algo así como un anacronismo, una materia de relleno en el plan de estudios, como la educación física o diseño y manualidades. Prácticamente garantizaba el aprobado poco menos que con asistir regularmente a clase. Así pues, dejando a un lado el saber y la experiencia que tú puedas atesorar, sólo por el compromiso y el entusiasmo que sin duda pondrías, ya le darías mil vueltas al sujeto en cuestión. No sé si me quedaría con la boca abierta, como los alumnos a los que aludes en la anterior entrada, pero estoy seguro de que sería una experiencia de lo más amena e instructiva. Otro gallo hubiera cantado, no me cabe la menor duda.
Querido amigo y dilecto profesor, ambas cosas las siento sinceras...
Siempre cuento con su amable y atentísima lectura a mis letras de ficción, lo cual me estimula muchísimo, precisamente acabo de subir una entrada que tal vez le despierte interés, Plauto, dado que el tema sobre el que teníamos que escribir este jueves es el teatro.
Yo, humilde admiradora de la cultura clásica, pues he querido rendir modesto homenaje al autor de la Umbría.
Si puede, si tiene tiempo, le pediría que lo leyera, su opinión la valoro como un brillante verdadero, tenga en cuenta, pero...que se trata de ficcionar sobre el asunto no de traer a colación textos del autor.
Un abrazo cariñoso a la espera de otra entrada suya con la que aprender y disfrutar.
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