IDVS MARTIAS (IV): Lo que nos cuenta PLUTARCO (Después del Tiranicidio)
yo publiqué los prodigios que se habían sucedido tras el asesinato de Julio César, el año 44 aC. Allí explicaba, entre otras cosas, el suicidio de Marco Junio Bruto, uno de los asesinos, cuando en Filipos se dio cuenta de que iba a ser derrotado por Marco Antonio y Octavio (el futuro Augusto): Ayudado por un amigo, se abalanzó con fuerza sobre su propia espada desenvainada. Lo explica Plutarco en el final absoluto, el Capítulo LXIX, de su “Vida de César”.
Aquí tenéis el enlace, por si queréis echarle un vistazo.
http://antoniomartnortiz.blogspot.com/2009/03/idvs-martias-y-iv-lo-que-nos-cuenta.html
Entonces nuestra amiga, Soledad Sánchez M., que tiene un Blog excelente,
http://soledadsanchezm.blogspot.com/
hizo un comentario certero, como suele hacer ella, y me planteó la cuestión de LA SOLEDAD DE BRUTO, con la pregunta de por qué Bruto prefirió suicidarse a morir luchando, que parecería como más propio de un hombre valiente. Yo le hice un comentario en el que daba alguna idea sobre el tema del suicidio entre los Romanos. A ella el comentario le pareció tan interesante (lo dice ella, no lo digo yo), que me pidió que lo transfiriese a primera página, como una ENTRADA independiente.
Me atengo a sus deseos y os dejo aquí, apenas sin cambios, lo que entonces escribí, añadiendo algún dato que considero necesario, así como algunas imágenes que harán más agradable la lectura del texto.
“LA SOLEDAD DE BRUTO“ es la “soledad” del héroe de la tragedia griega: el héroe siempre está solo, frente al destino. Es precisamente ése su destino: tiene que enfrentarse solo a todo y contra todos.
En relación a su suicidio, planteas un tema muy interesante: el Romano, cuando se ve vencido, como en el caso de Bruto, o cuando por pensamiento filosófico, como en el caso de Séneca, que era estoico y creía en el Destino, piensa que ha llegado su final, prefiere darse muerte a sí mismo, con sus propias herramientas, antes de que lo haga un enemigo o sea ello con una herramienta no apropiada.
He aquí algunos casos:
Bruto, cuando se vio ya vencido por Marco Antonio y Octavio, el futuro Augusto, en Filipos, antes de dejarse matar por un enemigo, se suicidó él, y “con su propia espada”, que era su herramienta de trabajo. Sucedió el 42 aC.
Marco Tulio Cicerón (106-43 aC.), el gran orador, perseguido por los sicarios de Marco Antonio, huyó lo que pudo acompañado de unos esclavos de confianza y su hermano. Fulvia, la perversa y dominante mujer en su ya tercer matrimonio, éste con Marco Antonio, le exigió a éste que, en los pactos del Tercer Triumvirato, se incluyese en la lista de proscritos a Cicerón. Figurar en la lista de proscritos era como una sentencia de muerte. Cicerón huyó de Roma y, en su huida, según nos explica Plutarco (XLVII, 6) en su biografía, tuvo unos momentos de duda y pensó esconderse en una casa para suicidarse, pero no tuvo el suficiente valor, porque les tenía pánico a los tormentos del suicidio.
Cicerón había pronunciado sus Filípicas, previniéndolos a todos contra las aspiraciones de Marco Antonio tras el asesinato de Julio César. Y es que Cicerón, que, en la guerra entre Pompeyo y César, había optado por Pompeyo, cuando Pompeyo fue vencido por Julio César en Farsalia el 48 aC., fue perdonado por César y entonces se pasó al partido de éste.
Luego, no es que lo dijese, pero se sintió complacido con el asesinato, y en consecuencia previno a los Romanos contra los seguidores de Julio César, como lo era Marco Antonio. Y es que Cicerón sospechaba de todos los políticos que aspiraban al poder personal, lo dijesen o no lo dijesen. Era Cicerón un idealista, un defensor de la vieja “Res publica”, que ya estaba muerta.
Agradecimiento:
ésta es como una segunda redacción del arítulo sobre Cicerón. Nuestra amiga Isabel Barceló, que tiene un Blog excelente, "Mujeres Romanas", con el pseudónimo de Isabel Romana, ha tenido la cortesía, cuyo reflejo podéis encontrar en los comentarios, de hacerme una sugerencia sobre unos detalles sutiles relacionados con el final vergonzoso de Cicerón. Gracias, amiga Isabel.
Lucrecia, una noble dama Romana, que había sido violada por uno de los hijos del rey Tarquinio el Soberbio, el séptimo y último rey de Roma, llamó a su padre y a su marido, y les explicó lo que había sucedido. Entonces se suicidó ella misma, en este caso con un cuchillo de cocina. Es que Lucrecia, al ser violada, se sintió “sucia”, como si el delito lo hubiese cometido ella. Sucedió allá por el 509 aC.
Como consecuencia de esto, los Romanos hicieron una revolución, echaron a los Reyes de Roma y nunca más los toleraron. La revolución fue protagonizada por Lucio Junio Bruto, un sobrino del Rey Tarquinio, y Collatinus, su padre. Otro Bruto, Marco Junio Bruto fue el que quitó de en medio a Julio César. Es curioso: un Bruto acabó con el último rey de Roma y otro Bruto con el que parecía un rey.
“Odi regium genus: periculosum libertati esse” [Odio la estirpe de los reyes: es peligrosa para la libertad], dice en el libro primero de su obra “Ab Vrbe condita” [Desde la fundación de Roma], que se suele traducir por "Historia de Roma”.
Por eso apuñalaron a César, porque, creían, se comportaba con si fuese un rey. Por eso al magnicidio a veces se le llama el tiranicidio, porque en Griego “τύραννος” [týrannos] significa “rey”. (Los Romanos pronunciaban la palabra como llana, de acuerdo con las normas de acentuación del Latín, diferentes de las del Griego. De ahí que en Castellano digamos "tirano").
Yo mismo he comprobado que en La Alpujarra Granadina, en los pueblos que son zonas totalmente rurales, el que se suicida lo hace siempre con herramientas que le son cercanas: suele ser colgándose de un árbol, en pleno campo, con una soga no comprada, o en la propia casa, de la misma forma y con los mismos utensilios.
Como la mujer estaba confinada en casa, las que se suicidan lo hacen siempre con herramientas caseras, preferentemente de cocina, y los hombres, que practicaban la guerra, con una espada, a ser posible, la propia.
Y es que tú, querida Soledad, cuando planteas algún tema, ese tema da para hablar largo y tendido.
Te envío un beso y un abrazo, en espera de tu próxima sugerencia,
Antonio”
"A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno"
"Solo bajó del tren,
atravesó solo la ciudad desierta,
solo entró en el hotel vacío,
abrió su solitaria habitación
y escuchó con asombro el silencio.
Dicen que descolgó el teléfono
para llamar a alguien,
pero es falso, completamente falso.
No había nadie a quien llamar,
nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.
Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,
y esperó la llegada del sueño.
Con cierto miedo a su valor
-por vez primera había afirmado su existencia-
tal vez curioso, con cansado gesto,
sintió el peso de sus párpados caer.
Horas después -una extraña sonrisa dibujaba sus labios-
se anunció a sí mismo, tercamente,
la única certidumbre que al fin había adquirido:
jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel".
28 comentarios:
Este tu blog me intriga, solo lo he sondeado y busco tener más tiempo para degustarlo.
A simple vista me llama mucho la atención. Y es algo que yo había perdido. Asombrarme sería la palabra.
Gracias por el aporte.
Un abrazo,
SB
Antonio:
No por conocido deja de ser interesante el resumen que haces sobre el suicidio en Roma. A mis alumnos les llama la atención la 'afición' de los romanos a acabar su vida por la vía rápida.
Gracias por ese -y otros- escritos de tu blog.
Como siempre interesantísimo.
Muchas gracias, Antonio.
Amigo SB:
He entrado en tus dos Blogs y veo que tienes dos segmentos bien diferenciados: uno para meditar y otro para emitir opiniones. Es como una cosa con dos partes: una para el recogimiento y otra para el libre pensamiento. Como has comprobado, en mi Blog está todo mezclado. Aquí conviven todas las ideas. Puedo leer y leo la Biblia por la mañana, La Crítica de la Razón Pura por la tarde, y El Capital, o Las Obras Completas de Lenin por la noche. Yo soy así.
Me eduqué entre los clásicos Greco-Romanos y tengo una mente abierta.
Un abrazo y gracias por visitarme.
Antonio
Amigo Luís,
Gracias por visitar mi Blog. La verdad es que no sabría contestarte a la preocupación de tus alumnos sobre esa facilidad para suicidarse de los Romanos. Quizá sea porque no estaban tan apegados a la vida como nosoros y lo vivían todo con más naturalidad. O que vivían peor que nosotros.
Un abrazo,
Antonio
TierraLandia,
Gracias por visitarme.
Con esos suelos que dejas en tu Blog me entran ganas de cambiar todo el suelo de mi casa.
Un cordial saludo,
Antonio
Cuando cursaba la secundaria a un grupo de estudiantes siempre nos llamó la atención la diferencia en los programas de educación que recibíamos, cuando estudiábamos la historia de Grecia se enfatizaba sus filósofos, pero con Roma se resaltaba sus emperadores y generales. En las celebraciones de Semana Santa y Navidad los guiones de las películas trasmiten mas el espíritu espartano de los militares romanos que el de Jesús,tanto así que a uno le cuesta no entender las facultades del amor y la paz sino es desde la guerra, primero puedes ser un guerrero y luego amoroso o primero puedes ser amoroso y luego un guerrero, "con cara gano yo, con sello o cruz pierde ud". Cuando le preguntamos a un profesor sobre esto dijo, tal vez porque después de Aristóteles y Alejandro Magno así ha sido la historia. El suicidio dentro de la guerra es un recurso más de ella desde siempre, los ejemplos abundan hoy, lo que si es común a todos los suicidios es la inmensa soledad que los precede...
pero es algo que el espíritu espartano de los cuarteles no puede responder.
Amigo Dilman,
Estoy meditando y meditando lo que te voy a escribir en contestación al excelente y profundo comentario que has hecho sobre "La Soledad de Bruto" en mi Blog. Es un comentario, el tuyo, muy inteligente y muy profundo, y en él planteas temas que no se pueden resolver de un plumazo. Me tomaré un día para redactar un comentario que pueda estar a la altura del tuyo. Y es que tú, cuando escribes, escribes muy bien, y vas derecho a las Esencias. Tú, tranquilo, que yo tendré sumo placer en contestarte, pero quiero hacerlo bien, y las cosas bien hechas nunca son producto de la improvisación ni de la prisa.
Un abrazo desde Barcelona,
Antonio
Antonio:
Te agradezco enormemente este post, pues responde a mi interés por la Soledad de Bruto.
Desde mis palabras, me intrigan los instantes previos al suicidio y dejando de lado las causas, he tratado de plasmar muchas veces el sentimiento último del suicida... y sé que me dirán que ése quedará para él.
Quiero complementar (si eso es posible) tu magnífico post, y como ya te explico en mi correo, he publicado un poema, con el mismo título que tu post, pero II, que hace referencia a la misma soledad, en este caso, la de Van Gogh.
Si Klimt es uno de mis pintores favoritos, Van Gogh me fascina, tanto en su faceta artística como por su personalidad. Hoy tal vez no hubiera sufrido de ese modo y su enfermedad se hubiera podido tratar.
Como siempre, un beso, maestro y feliz domingo.
Sole.
(Por si no te lo había dicho, tus respuestas a los comentarios que te hacemos merecen publicarse como entradas).
Muy interesante el pots, Antonio.´
Me deja sin palabras tanta sapiencia y me empapo de todo lo que aquí enseñas de manera tan amena. Gracias
Un abrazo
Amiga Soledad, amiga Sole,
Es una delicia leer lo que tú escribes, como comentario en mi espacio, y como entrada en tu “locus amoenus”. Me ha encantado esa idea tuya de continuar en tu rincón con el tema de “La Soledad de Bruto”, poniendo un poema tuyo, exquisito y sublime, como lo son todos los tuyos, con el mismo título, como un segundo capítulo de lo mismo. Es una forma de entrelazar los dos espacios que me seduce, que me gusta, que me complace enormemente. Cada lazo de unión contigo es como una caricia, que recibo gustosamente. Es la esencia de la amistad, es la delicadeza del espíritu, es la esencia del cariño. Es la ausencia de interferencias.
Yo deseo que nos vayas alegrando la vida a todos con tus poemas, cada vez más deliciosos, si cabe, porque cada vez te superas a ti misma. Es que lo sublime y la perfección son seres vivos, no tienen límites, y, como están vivos, no son estáticos, sino en continua evolución. Es lo que decía Ovidio en ”Las Metamorfosis”, refiriéndose a Adonis (que tendrá su tratamiento, cuando proceda, en mi historia sobre “La Mirra”), cuando dice: “Ya es Adonis más hermoso que sí mismo”). Igualmente puedo yo decir: “Ya es Soledad mejor que sí misma”.
Precioso y profundo tu comentario.
Te envío un beso de cariño y toda mi amistad.
Antonio
TriniReina,
Reina, ya he visto que te has tasladado al "locus amoenus" de Soledad Sánchez M. Como ves, esta historia la estamos compartiendo ambos. Gracias por visitarnos. ¿A qué ha resultado interesante ese viaje tuyo de un Blog a otro?.
Un beso desde Barcelona,
Antonio
Contigo siempre se aprende algo nuevo cada dia...eres sabio.
Gracias,Antonio
Besitos.
Amiga Luisa,
Gracias por el comentario elogioso que has dejado aquí. No es que yo sea un sabio, es qe me gusta aprender de los demás, y todo lo que sé, lo he aprendido de ellos.
Te envío un beso cariñoso,
Antonio
Creo que has hecho muy bien en hacer tuya la petición de soledad y transformar el comentario en una entrada, tan interesante como lo son todas las tuyas. En este caso tengo una objeción que hacer: y es que Cicerón no se suicidó. Desafortunadamente para él, cuando huía, como dices, de sus enemigos, fue alcanzado por ellos. Tendió su cuello, sí, pero al hombre que venía con el propósito y la orden de matarlo. Quizá te hayas podido confundir con Cayo Graco, quien efectivamente, mientras huía de sus perseguidores, llegando al bosque de Furrina (en el monte Gianicolo) le pidió a su leal esclavo que le diera muerte, y eso hizo el esclavo, para, a continuación, quitarse su propia vida. Ni en este caso, ni en el de Cicerón, los enemigos renunciaron a exhibir su trofeo: un soldado llevó la cabeza de Cayo Graco golpeándola como si fuera una pelota, y la cabeza de Cicerón y su mano derecha fueron clavadas en el foro.
Por lo demás, estoy contigo en que el suicidio era una alternativa honorable en la sociedad romana, y desde luego, no se hubiera comprendido que permaneciera con vida un general después de haber perdido a todo su ejército. Era una cuestión de honor.
He pasado un rato estupendo leyéndote, querido antonio. Y también he disfrutado del poema maravilloso de Soledad. ¡Qué nombre tan adecuado para el tema...! Un abrazo y hasta pronto.
Antonio no sabría responderte sobre que pasó con tu mensaje del día de ayer, apenas veo el que dejaste hoy, será culpar a los duendes de la red. En cuanto a la respuesta que prometiste tómate todo el tiempo, como dices las cosas hechas con paciencia y cuidado quedan bien, me siento muy honrado con la dedicación que muestras en tus ediciones y respuestas comedidas que dispensas a tus seguidores. Muy interesante la tarea emprendida al Alimón con la poeta Soledad sobre el suicidio. Aunque a veces no participe en los comentarios siempre estoy leyendo sus entradas. Muchas gracias a los dos y un abrazo desde este Caribe ardiente.
Querida Isabel,
Tienes toda la razón del mundo.Son exactos todos los detalles que das en tu comentario. Efectivamente Cicerón fue asesinado por el legionario Popilio, de acuerdo con la orden de proscripción que habían emitido los Triumviros, entre ellos por Marco Antonio, con la discreta oposición de Octavio (Augusto) que quería salvarlo. Ya haré mañana las modificaciones correspondientes en ese retazo de biografía de Cicerón. No obstante, creo que tiene cabida en el mismo “post”, porque trata de la soledad y también Cicerón tuvo que sentir una enorme soledad cuando, al verse vencido, después de tantos triunfos en su vida, no tuvo ni fuerzas para resistir, aunque estuviese seguro de que sería inútilmente. Además, según explica Plutarco (XLVII, 6) en su huida le pasó por la mente la idea del suicidio, pero no lo hizo por miedo a los tormentos.
Yo me aplico lo que dijo precisamente Cicerón en una de sus Filípicas (XII,5), esos discusos tan virulentos contra Marco Antonio:
“Cuiusuis hominis est errare: nullius nisi insipientis in errore perseuerare”
[De cualquier hombre es propio equivocarse; de ninguno, a no ser del necio, perseverar en el error].
Nuevamente, querida Isabel, te doy las gracias y te manifiesto toda mi admiración por esos conocimientos tan ricos que tienes de la Sociedad Romana. Es todo un honor para mí que andes por mi espacio.
Un beso y un abrazo, hoy más cariñosos, si cabe, que nunca.
Antonio
Gracias, Antonio, por ampliar este tema. Como siempre, un aprendizaje continuo leerte.
Besos.
Siguiendo el título de tu entrada "La soledad de Bruto" y siguiendo a Dilman "lo que si es común a todos los suicidios es la inmensa soledad que los precede...", Copio de poema de Juan Luis Panero:
A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno
Solo bajó del tren,
atravesó solo la ciudad desierta,
solo entró en el hotel vacío,
abrió su solitaria habitación
y escuchó con asombro el silencio.
Dicen que descolgó el teléfono
para llamar a alguien,
pero es falso, completamente falso.
No había nadie a quien llamar,
nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.
Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,
y esperó la llegada del sueño.
Con cierto miedo a su valor
-por vez primera había afirmado su existencia-
tal vez curioso, con cansado gesto,
sintió el peso de sus párpados caer.
Horas después -una extraña sonrisa dibujaba sus labios-
se anunció a sí mismo, tercamente,
la única certidumbre que al fin había adquirido:
jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel.
Te han quedado muy bien los apuntes biográficos de Cicerón en lo concerniente a su muerte. Con todo, creo que eres un poco severo con él. Cierto que el suicidio era un final digno, pero no deja de ser humano el temor a la muerte y el tratar de huir de ella: cuando no es posible la huida sin perder el honor es cuando se recurre al suicidio. Cicerón seguramente pensó que aún podía tener la oportunidad de huir. Al ser alcanzado por sus perseguidores, no opuso resistencia, ni imploró ni tuvo una actitud temerosa o indigna, sino que, a pesar de su miedo, ofreció su cuello al verdugo. Desde mi punto de vista, no fue una muerte ejemplar al estilo romano, pero tampoco vergonzosa. Más vergonzoso fue el modo en que fue tratado su cadáver, como has relatado. No deja de ser una ironía, porque él se alegró del asesinato de César, aun sabiendo que César no había dictado proscripciones ni jamás habría hecho con él lo que hicieron Octavio y Marco Antonio. He de confesar que Cicerón no es mi favorito: tiene muchas luces y sombras y a mí me pesan en general más sus sombras, en tanto que hombre y político. Pero con todo, no se merecía ese final.
Respecto a tu propuesta de hablar del suicidio de Catón, es muy tentadora, pero déjame pensarlo. Es un personaje por el que no siento la menor simpatía, es más, me parece uno de los personajes más nefastos del final de la república, y, además, con una personalidad que difícilmente podría reflejarse en una entrada breve. De todos modos, con un poco de tiempo puedo pensar en el suicidio de alguna mujer (ya sabes que ellas son mi tema favorito). En ese caso, creo que podría poner al final del post el enlace a tu artículo sobre estos suicidios y los poemas de soledad, pues es factible hacerlo aunque haya pasado algún tiempo. Es un tema que para mí, por razones personales, me resulta duro. Un abrazo muy fuerte y gracias por todo.
Hola, Antonio:
Solo paso a desearte un buen día. En mi columna lateral te dejo (y a Ana, por lo que le toca) un regalo.
Un beso, maestro.
Sole.
Antonio, me alegra que te gustara el poema de Juan Luis Panero.
:)
Besos.
Estimado profesor, abusando de la confianza y si ello fuere factible, me agradaría tuvieses a bien documentarme un poco sobre la frase “Tempus fugit”. Ya no en cuanto a su significado, sino en cuanto al origen de la misma y su transcendencia en su época y contexto. Qué relación tiene con la otra frase: “Carpe diem”, vivir el momento?
Vivimos en un mundo demasiado globalizado y egoísta, un presente donde los jóvenes lanzan sus proclamas: “El tiempo es fugaz, pasajero, vivamos el momento, mañana quien sabe… tal vez ya no estemos”.
Resulta curioso e interesante el comprobar una realidad actual en una etapa de siglos pasados.
Te dejo mi dirección de correo por si puedes aclararme esta duda o reflexión. Un saludo, Manoel Xosé (Brétema)
Pido disculpas a todos los lectores y a ti, Antonio, por exponer un comentario que nada tiene que ver con tu magistral tema.
manoelxose@gmail.com
Amigo Manoel Xosé,
en breve recibirás aquí, y en tu espacio del GRUPO BRÉTEMA, al mismo tiempo, la contestación detallada a tu pregunta. Ahora te puedo anticipar que el tópico "Tempus fugit" se encuentra por vez primera en "Las Geórgicas" de Virgilio y significa que "El tiempo huye"
y,como consecuencia de ello, hay que "Carpe diem" (Vive el día, aprovecha el momento) que se encuentra en una "Oda de Horacio".
En su momento, muy pronto, te pasaré los textos completos, en Latín y en Castellano, y tú nos los podrías devolver traducidos al Gallego. Así vamos aprendiendo lenguas.
Un abrazo,
Antonio
winsta,
Pues claro que me gustó el poema y, además, era muy apropiado para el tema tratado. Tú me puedes enviar todo lo que consideres conveniente y ya ves cómo actúo yo. Creo que era más urgente que lo vieras en primera página que contestarte. Con tus aportaciones todos nos enriquecemos enormemente.
Un beso y un abrazo,
Antonio
Amiga Sole,
Una nota para desearte buenas noches y agradecerte de todo corazón el delicioso detalle que has tenido conmigo con el regalo tan exquisito que me has hecho. En tu "locus amoenus" he ampliado detalles de mi agradecimiento.
Un beso y un abrazo,
Antonio
PS.: Los regalos, si vienen de ti, tienen mucho más valor, mucha más magia, porque vienen de una Musa, la que hace el número diez junto a las nueve restantes, hijas de Zeus.
Amiga Isbel Romana,
Unas líneas para agradecerte tus palabras y decirte que estoy de acuerdo en todo lo que dices, incluso en lo que dices que soy demasiado severo con Cierón. Valga como excusa decirte que es el autor que más he leído y con el que más he disfrutado en la Lengua Latina, y, por supuesto, del que más he aprendido.
Piénsate en serio esa nueva ENTRADA que te he propuesto. Sería maravilloso: formaríamos un trío perfecto: la sabiduría (tú), la creatividad sonora y la poesía (Soledad) y algunos conocimientos de Lengua Latina (yo).
Un abrazo,
Antonio
Amiga Soledad,
Delicioso y precioso, además de preciso, es el poema que me has regalado en tu columna lateral. Veo en él, como en “Las Hilanderas” de Velázquez, que tú conoces mejor que yo, dos planos.
Uno corresponde a mis escritos, coloreados y adornados, eso que tú llamas “mutantes corolas”:
“se transforma
en un bello paisaje
de mutantes
corolas,
de retoñadas ramas”.
y luego el otro, que es una descripción exquisita de mi alma y mis sentimientos, cuando, tras el día laborioso, me encuentro conmigo mismo, y me voy a descansar, y me quedo dormido pensando en tantas y tantas cosas bonitas, en esa complicidad mutua que tenemos tú y yo. Así se duerme bien, sin pesadillas, oyendo la luz “glauca” que envuelve toda mi persona. Porque tú también eres Sol(edad) y todo lo que hay a tu alrededor recibe tu brillo:
“otro tapiz más grande
que trasciende
palabras
y ahonda el sentimiento
y vuelve cálida
y amiga
la fría luz
-ésa, Antonio, tan glauca-
que nos devuelve
cada noche
el espejo- rectángulo
del alma”.
Puesto a quedarme con algo, me quedo con el poema entero, porque todo me gusta en él, todo me emociona; pero, puesto a quedarme con una sola palabra, me quedo con “glauca”. Y es que Homero, en la “Ilíada” y en la “Odisea” (por ejemplo Odisea I, 44) llama prácticamente siempre a Atenea
γλαυκῶπις Ἀθήνη
[glaukópis Athéne]
(Atenea, la de ojos de lechuza).
Y luego, como colofón, el milagro de la técnica: haciendo “click” en mi imagen, se abre mi espacio, como si hubieras llamado a mi casa y yo te abriese la puerta, que abierta está y estará siempre para ti.
Tus palabras, que son música, suenan a divinas, cosa que no me extraña viniendo como vienen de una Musa, como yo muy acertadamente te suelo llamar.
Y, aunque sea inmodestia por mi parte, te añado que me has descrito tal como yo creo que soy. Es una gozada.
Muchas gracias, Soledad, o Sole, amiga mía.
Que las Musas y también los dioses y diosas todas te acompañen. Entre ellos y ellas te tienes que sentir como una igual.
Antonio
Por si alguien no lo conoce todavía, aquí os dejo la dirección del "locus amoenus" que es el Blog de Soledad, mencionado en mi comentarrio anterior. Es una Musa que se llama Soledad Sánchez M.
Pasearse por él todo un placer.
http://soledadsanchezm.blogspot.com/
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